25/05/2022, 19:30
Ruhara no era Marrow. Ruhara era una chica complicada y sencilla al mismo tiempo. Inteligente de un modo que era dificil de verlo como algo bueno. Sabía cómo hacer daño a la gente y le gustaba hacerlo. No tenía esa ligera capa de bondad con la que Marrow intentaba arropar incluso a sus enemigos. Ese ansía por llegar a una solución simple y rápida.
Ruhara quería sangre.
Cuando vio a Lyndis hacer el sello del carnero, supo lo que se venía, la imitó y un segundo más tarde habían intercambiado posiciones. Entonces vio la luz. Ahora Lyndis estaba donde ella había rodado para esquivarla, apenas a unos tres metros de Marrow, y ella estaba donde Lyndis había aterrizado, a unos cuatro metros de ambos. Entre Marrow y Lyndis había una persona: Sagiso Ranko, de espaldas a Lyndis y haciendo sellos, dolorida.
Ruhara volvió a sonreir mientras hacía un único sello. A espaldas de la kunoichi que estaba lanzando patadas cargadas de Doton hacia Marrow apareció un potente torbellino de uno de los charcos, directo a atravesarla sin ningún tipo de piedad ni amedrentamiento (90 PV). Ruhara no había sido sutil con Lyndis, había mirado a Ranko, había hecho el sello y después la había vuelto a mirar a ella, sonriente.
Todo sucedería en un instante. El instante más importante de sus vidas.
Ruhara quería sangre.
Cuando vio a Lyndis hacer el sello del carnero, supo lo que se venía, la imitó y un segundo más tarde habían intercambiado posiciones. Entonces vio la luz. Ahora Lyndis estaba donde ella había rodado para esquivarla, apenas a unos tres metros de Marrow, y ella estaba donde Lyndis había aterrizado, a unos cuatro metros de ambos. Entre Marrow y Lyndis había una persona: Sagiso Ranko, de espaldas a Lyndis y haciendo sellos, dolorida.
Ruhara volvió a sonreir mientras hacía un único sello. A espaldas de la kunoichi que estaba lanzando patadas cargadas de Doton hacia Marrow apareció un potente torbellino de uno de los charcos, directo a atravesarla sin ningún tipo de piedad ni amedrentamiento (90 PV). Ruhara no había sido sutil con Lyndis, había mirado a Ranko, había hecho el sello y después la había vuelto a mirar a ella, sonriente.
Todo sucedería en un instante. El instante más importante de sus vidas.