1/06/2022, 17:23
(Última modificación: 1/06/2022, 17:24 por Tsukiyama Daigo.)
A lo lejos, Toshio no pudo hacer más que observar lo que sucedía mientras se acercaban a toda velocidad. A medida que se acortaba la distancia, el herrero empezó a distinguir con más claridad lo que estaba sucediendo: tres ninjas de la alianza, con distintos grados de heridas, se enfrentaban a dos ninjas de Kurama. Todos ellos eran realmente poderosos, mucho más poderosos de lo que Toshio realmente había llegado a ser incluso en su mejor momento.
«Tenemos la ventaja numérica... creo que incluso nosotros deberíamos poder aportar algo en esto».
Poco a poco, con cuidado, empezaría a moverse a la parte frontal del pájaro con esperanzas de poder controlarlo desde allí. El animal de tinta no solo era un buen transporte, sino que también debía ser una poderosa arma que podrían estrellarle al enemigo.
— Ya casi llegamos. —Le dijo a Jun—. Cuando te avise, saltamos ¿okay?
Tragó saliva, preparándose. Desde donde estaba, pudo ver a Lyndis, una temeraria ninja junto a la que ya había trabajado, recibir el golpetazo de una especie de taladro de agua. A su lado, Ranko gritó. ¿Acaso habían llegado tarde?
Antes de que empezase a hacer presión en la cabeza del pájaro para intentar hacerlo descender contra Ruhara, el animal empezó a descender por sí solo a toda velocidad con exactamente el mismo objetivo.
«¿Acaso lo está controlando ese chico?» Se preguntó «¡El bastardo está tan loco como yo!»
Sonrió, preparado para saltar en el último momento, pero entonces Ranko se lanzó a por Ruhara, buscando venganza. Él único problema con eso era...
— ¡OSTIA, RANKO, APARTAAPARTAAPARTA!
... Que se acabarían estrellando contra ella en su lugar.
Jun notaría un tirón mientras el chico agarraba al pájaro de los costados de la cabeza y empezaba a estirar hacia arriba con todas sus fuerzas, intentando desviar al ave hacia arriba para evitar el impacto.
Pasase lo que pasase, se mantendría intentándolo hasta el final, pero no tenía intención alguna de estrellarse directamente contra el suelo, así que cogería a Jun en el último momento y saltaría a un lado, cayendo él debajo.
«Tenemos la ventaja numérica... creo que incluso nosotros deberíamos poder aportar algo en esto».
Poco a poco, con cuidado, empezaría a moverse a la parte frontal del pájaro con esperanzas de poder controlarlo desde allí. El animal de tinta no solo era un buen transporte, sino que también debía ser una poderosa arma que podrían estrellarle al enemigo.
— Ya casi llegamos. —Le dijo a Jun—. Cuando te avise, saltamos ¿okay?
Tragó saliva, preparándose. Desde donde estaba, pudo ver a Lyndis, una temeraria ninja junto a la que ya había trabajado, recibir el golpetazo de una especie de taladro de agua. A su lado, Ranko gritó. ¿Acaso habían llegado tarde?
Antes de que empezase a hacer presión en la cabeza del pájaro para intentar hacerlo descender contra Ruhara, el animal empezó a descender por sí solo a toda velocidad con exactamente el mismo objetivo.
«¿Acaso lo está controlando ese chico?» Se preguntó «¡El bastardo está tan loco como yo!»
Sonrió, preparado para saltar en el último momento, pero entonces Ranko se lanzó a por Ruhara, buscando venganza. Él único problema con eso era...
— ¡OSTIA, RANKO, APARTAAPARTAAPARTA!
... Que se acabarían estrellando contra ella en su lugar.
Jun notaría un tirón mientras el chico agarraba al pájaro de los costados de la cabeza y empezaba a estirar hacia arriba con todas sus fuerzas, intentando desviar al ave hacia arriba para evitar el impacto.
Pasase lo que pasase, se mantendría intentándolo hasta el final, pero no tenía intención alguna de estrellarse directamente contra el suelo, así que cogería a Jun en el último momento y saltaría a un lado, cayendo él debajo.