5/06/2022, 07:18
(Última modificación: 5/06/2022, 07:43 por Akamatsu Nao. Editado 1 vez en total.
Razón: Daños mal puestos
)
Érase una vez, un ninja que no se sentía muy bueno en ese trabajo.
Un joven que no tenía un sueño propio, y que de alguna manera buscaba ver el mundo a través de los ojos de los demás. Pero este chico más pronto que tarde, entendió que quizás vivir una vida de aventuras era irrealista de por sí. Quizá él, no viviría para ver el final de la historia que anhelaba. «No me dan un descanso, ¿eh?» Sus mejores armas, un pincel y una cara bonita. Aunque, bueno, ahora mismo se le podía sumar el ninjatō saqueado de un cadáver, pero decirlo de esa manera suena muy feo. «"Trofeo de una víctima en la guerra", si si, queda mejor.» Aunque quizá, no iba a poder escribir esa ingeniosa frase que se le acababa de ocurrir.
El general de Kurama hizo gala de su verdadero poder, liberando un aura de color naranja, ante lo cual el joven castaño reaccionó llevando sus manos a la espada a sabiendas de que su enemigo iba a liberarse, preparando lo que sería quizá su última acción.
«Así, son las cosas...»
Sin las criaturas de tinta de las que se enorgullecía tanto, no era muy distinto de una persona normal. Por el otro lado, Marrow siempre demostró ser alguien frío, calculador, cuasi perfecto en su actuar. «Ojalá tener siquiera la mitad de esas confianza...» Un pensamiento de resignación de alguien que era más de hablar y poco morder.
No prestaba ya atención a nada a su alrededor. No escuchó el llanto de Ranko, las palabras valientes del pelirrojo que nunca le dijo su nombre, ni las indicaciones de Jun.
Marrow se abalanzó en su contra como una bestia, mientras él no era mejor que la presa de una.
Desenvainó el arma sujetándola con ambas manos, aún cuando sus probabilidades de siquiera bloquear el ataque, eran muy bajas. Ya Marrow se lo había dejado claro: Esos huesos eran peores que cualquier espada, y era práctico y certero en querer acabar con su enemigo sin marometas innecesarias. Incluso aunque bloqueara el primer ataque, aquella danza terminaría por despedazarlo. Nao lo sabía también.
Por eso no se movió de su sitio, aunque seguramente no hubiera podido superarlo en velocidad de todas formas. Los ojos rojos del general eran de un rojo distinto al del joven de la lluvia. Los de Marrow estaban llenos de ira, los del amejin se sentían fríos.
—Sí...— Respondió de forma afirmativa y seca ante las palabras de Marrow, pues estaba bastante de acuerdo con él.
Cuando Marrow estuviese ya literalmente frente a él, haría un ademán de querer intentar ponerse en guardia para bloquear una de las dagas, sólo para que un destello de pronto cegase a aquel chico del aura endemoniada cuando ya estuviese a escasos centímetros de él durante unos segundos.
Sería en ese instante que la ninjatō de Nao cambiaría a estar en ristre.
Nao no bloquearía nada, sino que recibiría el corte, además de la quemadura de ese chakra ardiente proveniente del zorro de las nueve colas. Y al mismo tiempo, ya sea que el general cambiase su trayecto o no, buscó devolver el favor y atravesar el corazón de Marrow directamente no importando nada más para él.
¿Sería el golpe de esa daga el último? ¿O el general giraría las tornas una vez más?
Miedo. Incertidumbre. Con esos sentimientos no hubiera podido actuar. La "nada", era algo mejor para él. Era ya su resignación, su última carta.
Esa era su pincelada final.
- PV:–
- CK:–
Shunshin: 3/5
HEMORRAGIA
- Daños: 40 PV Al corazón de Marrow
- AO:
Un joven que no tenía un sueño propio, y que de alguna manera buscaba ver el mundo a través de los ojos de los demás. Pero este chico más pronto que tarde, entendió que quizás vivir una vida de aventuras era irrealista de por sí. Quizá él, no viviría para ver el final de la historia que anhelaba. «No me dan un descanso, ¿eh?» Sus mejores armas, un pincel y una cara bonita. Aunque, bueno, ahora mismo se le podía sumar el ninjatō saqueado de un cadáver, pero decirlo de esa manera suena muy feo. «"Trofeo de una víctima en la guerra", si si, queda mejor.» Aunque quizá, no iba a poder escribir esa ingeniosa frase que se le acababa de ocurrir.
El general de Kurama hizo gala de su verdadero poder, liberando un aura de color naranja, ante lo cual el joven castaño reaccionó llevando sus manos a la espada a sabiendas de que su enemigo iba a liberarse, preparando lo que sería quizá su última acción.
«Así, son las cosas...»
Sin las criaturas de tinta de las que se enorgullecía tanto, no era muy distinto de una persona normal. Por el otro lado, Marrow siempre demostró ser alguien frío, calculador, cuasi perfecto en su actuar. «Ojalá tener siquiera la mitad de esas confianza...» Un pensamiento de resignación de alguien que era más de hablar y poco morder.
No prestaba ya atención a nada a su alrededor. No escuchó el llanto de Ranko, las palabras valientes del pelirrojo que nunca le dijo su nombre, ni las indicaciones de Jun.
Marrow se abalanzó en su contra como una bestia, mientras él no era mejor que la presa de una.
Desenvainó el arma sujetándola con ambas manos, aún cuando sus probabilidades de siquiera bloquear el ataque, eran muy bajas. Ya Marrow se lo había dejado claro: Esos huesos eran peores que cualquier espada, y era práctico y certero en querer acabar con su enemigo sin marometas innecesarias. Incluso aunque bloqueara el primer ataque, aquella danza terminaría por despedazarlo. Nao lo sabía también.
Por eso no se movió de su sitio, aunque seguramente no hubiera podido superarlo en velocidad de todas formas. Los ojos rojos del general eran de un rojo distinto al del joven de la lluvia. Los de Marrow estaban llenos de ira, los del amejin se sentían fríos.
—Sí...— Respondió de forma afirmativa y seca ante las palabras de Marrow, pues estaba bastante de acuerdo con él.
Cuando Marrow estuviese ya literalmente frente a él, haría un ademán de querer intentar ponerse en guardia para bloquear una de las dagas, sólo para que un destello de pronto cegase a aquel chico del aura endemoniada cuando ya estuviese a escasos centímetros de él durante unos segundos.
Sería en ese instante que la ninjatō de Nao cambiaría a estar en ristre.
Nao no bloquearía nada, sino que recibiría el corte, además de la quemadura de ese chakra ardiente proveniente del zorro de las nueve colas. Y al mismo tiempo, ya sea que el general cambiase su trayecto o no, buscó devolver el favor y atravesar el corazón de Marrow directamente no importando nada más para él.
¿Sería el golpe de esa daga el último? ¿O el general giraría las tornas una vez más?
Miedo. Incertidumbre. Con esos sentimientos no hubiera podido actuar. La "nada", era algo mejor para él. Era ya su resignación, su última carta.
Esa era su pincelada final.
Estado de Nao
- PV:
58/190
-10
– -12
– -10
–- CK:
1/200
-5
–Shunshin: 3/5
HEMORRAGIA
- Daños: 40 PV Al corazón de Marrow
- AO: