10/06/2022, 04:10
(Última modificación: 10/06/2022, 11:02 por Nara Jun. Editado 1 vez en total.
Razón: De nuevo me olvidé poner lo de la bandana en la frente y no en el cuello XD
)
Por si las cosas no iban muy mal en ese momento, lo que había inmovilizado era tan solo un clon, tal cual había predicho el pelirrojo. Bufó con fuerza cuando oyó el sonido del agua caer, pero solo lo miró un segundo de reojo. Miró para varios lados buscando a Ruhara pero no la encontró. Sin saber donde podía salir la mujer, su atención la dirigió de nuevo hacia Marrow.
«Pero la puta madre. MUÉVETE POR FAVOR, SAL DE AHÍ.»
No era solo que Nao no respondía ni reaccionaba, sino que el peliblanco le tiró una patada para deshacerse momentáneamente de él y dirigirse para el dúo que más libre se encontraba. Jun ya andaba preparada para tener que defenderse de lo que viniera, con su mano en el mango de su arma y, con los dos shurikens que se dirigieron a ella, tuvo que desenvainar, sujetar la kodachi con las dos manos y bloquear ambos proyectiles.
«Hay que ir ya a por él, pero tenemos a la otra perra escondida, esperando que vayamos hacia allá para atacarnos.» Ya ambos habían lidiado contra esa técnica tan solo momentos atrás, en la retaguardia, y sabía que podía ser totalmente letal que salga una persona de la nada a atacarles. «Bueno, de una forma u otra tenemos que movernos. Somos blancos fácil para ambos si nos quedamos quietos.»
Su plan era simple y quería ejecutarlo rápido, antes de que haya más desgracias. Pero, cuando volteó a ver a su compañero, parecía que este había visto a la mismísima muerte. Tenía un temblor en el cuerpo e iba retrocediendo tímidamente. Lo peor de esa escena no era su actuar, sino sus palabras que mostraban una rendición absoluta.
«Por favor no. Los necesito juntos conmigo. Sé que podemos con esto.» La impotencia que sentía era casi palpable. Su enojo también, pues sentía que podían hacer algo. «No sé si puedo sola y le prometí algo al viejo.» Apretó con fuerza la empuñadura. «Por favor, no me dejen sola.»
—¡TOSHIO! ¡Te necesito aquí! ¡Céntrate! — Exclamó impotente. Si el kusajin le miraba, notaría que una lágrima estaba cayendo de su ojo. Miró al frente y empezó a avanzar lentamente en dirección al huesudo con su arma en mano (esta vez en una sola mano, en la izquierda). —Cúbreme, por favor. — Esto último lo soltó algo más calmada, con un tono de voz algo triste.
Empezó a correr hacia Marrow, esperando que su compañero le cubra y, de todos modos, estando atenta a que una mujer le salga de la nada. En carrera, lanzó su último shuriken con la diestra a la sombra del peliblanco, intentando inmovilizarlo.
«Pero la puta madre. MUÉVETE POR FAVOR, SAL DE AHÍ.»
No era solo que Nao no respondía ni reaccionaba, sino que el peliblanco le tiró una patada para deshacerse momentáneamente de él y dirigirse para el dúo que más libre se encontraba. Jun ya andaba preparada para tener que defenderse de lo que viniera, con su mano en el mango de su arma y, con los dos shurikens que se dirigieron a ella, tuvo que desenvainar, sujetar la kodachi con las dos manos y bloquear ambos proyectiles.
«Hay que ir ya a por él, pero tenemos a la otra perra escondida, esperando que vayamos hacia allá para atacarnos.» Ya ambos habían lidiado contra esa técnica tan solo momentos atrás, en la retaguardia, y sabía que podía ser totalmente letal que salga una persona de la nada a atacarles. «Bueno, de una forma u otra tenemos que movernos. Somos blancos fácil para ambos si nos quedamos quietos.»
Su plan era simple y quería ejecutarlo rápido, antes de que haya más desgracias. Pero, cuando volteó a ver a su compañero, parecía que este había visto a la mismísima muerte. Tenía un temblor en el cuerpo e iba retrocediendo tímidamente. Lo peor de esa escena no era su actuar, sino sus palabras que mostraban una rendición absoluta.
«Por favor no. Los necesito juntos conmigo. Sé que podemos con esto.» La impotencia que sentía era casi palpable. Su enojo también, pues sentía que podían hacer algo. «No sé si puedo sola y le prometí algo al viejo.» Apretó con fuerza la empuñadura. «Por favor, no me dejen sola.»
—¡TOSHIO! ¡Te necesito aquí! ¡Céntrate! — Exclamó impotente. Si el kusajin le miraba, notaría que una lágrima estaba cayendo de su ojo. Miró al frente y empezó a avanzar lentamente en dirección al huesudo con su arma en mano (esta vez en una sola mano, en la izquierda). —Cúbreme, por favor. — Esto último lo soltó algo más calmada, con un tono de voz algo triste.
Empezó a correr hacia Marrow, esperando que su compañero le cubra y, de todos modos, estando atenta a que una mujer le salga de la nada. En carrera, lanzó su último shuriken con la diestra a la sombra del peliblanco, intentando inmovilizarlo.