17/06/2022, 23:18
"¿Por qué es peligroso, madre?"
Había logrado desarmar a Marrow, aunque Toshio no había huido. Claro. Nadie le hacía caso, como siempre. No importaba ya. No tenía ni la fuerza ni el chakra para moverse. Y si así fuera ¿Qué pasaría? ¿Acaso sería más rápida estando herida que Marrow, lo suficiente para escapar? Sintió el golpe de la cola de fuego del general, y su mundo dio vueltas.
Ranko cayó una vez más. Sus últimos rastros de voluntad le hicieron asir la espada con fuerza y enterrarla en el suelo, como si fuera a impulsarse en ella para levantarse y usarla de nuevo. Pero sus dedos perdieron fuerza y la soltaron.
"Hemos estudiado el Hanakotoba, ¿No?"
"Sí, madre. Los lirios araña rojo, higanbana, la flor del equinoccio... Es una flor preciosa..."
"La flor del infierno. Crece en cementerios."
Cuando su cabeza y espalda cayeron contra el lodo de nuevo, quiso alzar la vista. Ya no sentía el cuerpo, y solamente veía el brillo de la hoja sucia de su espada enterrada. No podía ver ya dónde estaba Marrow, ni Toshio. Sin embargo, sí podía ver a Lyndis, a unos metros. Ranko suspiró. Sólo pudo escuchar la voz de su madre, aquella explicación que le había dado hacía tanto tiempo.
"Se dice que una higanbana florece..."
Ranko intentó inútilmente alcanzar a Lyndis con su mano, pero se rindió después de dos segundos. Todo se oscureció una vez más, con más intensidad y frío que la anterior.
"En el sitio donde dos personas se ven por última vez."
Había logrado desarmar a Marrow, aunque Toshio no había huido. Claro. Nadie le hacía caso, como siempre. No importaba ya. No tenía ni la fuerza ni el chakra para moverse. Y si así fuera ¿Qué pasaría? ¿Acaso sería más rápida estando herida que Marrow, lo suficiente para escapar? Sintió el golpe de la cola de fuego del general, y su mundo dio vueltas.
Ranko cayó una vez más. Sus últimos rastros de voluntad le hicieron asir la espada con fuerza y enterrarla en el suelo, como si fuera a impulsarse en ella para levantarse y usarla de nuevo. Pero sus dedos perdieron fuerza y la soltaron.
"Hemos estudiado el Hanakotoba, ¿No?"
"Sí, madre. Los lirios araña rojo, higanbana, la flor del equinoccio... Es una flor preciosa..."
"La flor del infierno. Crece en cementerios."
Cuando su cabeza y espalda cayeron contra el lodo de nuevo, quiso alzar la vista. Ya no sentía el cuerpo, y solamente veía el brillo de la hoja sucia de su espada enterrada. No podía ver ya dónde estaba Marrow, ni Toshio. Sin embargo, sí podía ver a Lyndis, a unos metros. Ranko suspiró. Sólo pudo escuchar la voz de su madre, aquella explicación que le había dado hacía tanto tiempo.
"Se dice que una higanbana florece..."
Ranko intentó inútilmente alcanzar a Lyndis con su mano, pero se rindió después de dos segundos. Todo se oscureció una vez más, con más intensidad y frío que la anterior.
"En el sitio donde dos personas se ven por última vez."
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