19/06/2022, 20:17
Pero cuando Toshio se giró lentamente para mirar a Marrow, no le vio a él. Era su cara, sí. Sus ojos teñidos por el chakra de un bijū. Su pelo. Su carne. Sus huesos. Su cuerpo. Pero no él. No realmente.
Si la mirada de Marrow era tranquila, distante y de un tono serio, la de los ojos que le contemplaban era la misma y al mismo tiempo la opuesta. Tenía la tranquilidad del frío hielo. Distante no por su forma de pensar, sino por algo más literal y tangible, como el águila que contempla las hormigas desde el cielo. Tenía la seriedad de quien autoridad para gobernar. Para gobernarlos a todos.
—Has hecho un buen trabajo, Marrow —dijo, para su General, Kurama.
Se dio cuenta que estaba apuntando con una hoja a una inconsciente, y que en frente había un ninja que le desafiaba. Soltó una carcajada gutural, divertido por la situación, pero no le dio más importancia. Sus órdenes habían sido barrer con el suelo los restos, y dichas órdenes estaban prácticamente cumplidas. El bando contrario necesitaría un milagro para darle la vuelta a la situación, y ya se sabe: los milagros los conceden los dioses.
Y si existía un dios en aquel mundo, ese estaba de su parte.
—¡¡¡MI EJÉRCITO!!! —rugió, su voz imponiéndose sobre los oídos de sus más allegados. Sus oídos, clavados en el ninja rebelde, pues incluso un cervatillo podía convertirse en un animal peligroso cuando se ve acorralado y en peligro de muerte—. ¡¡¡PASAMOS A LA SIGUIENTE FASE!!! ¡¡¡QUIEN SE RINDA, QUIEN SE ARRODILLE; APRESADLOS!!! ¡¡¡YA SABÉIS QUÉ HACER CON EL RESTO!!!
La aniquilación total del ejército enemigo sería, desde luego, una gran victoria en aquel Día del Rayo. Pero, tomar prisioneros… Bueno, eso era ganar hoy, y ganar mañana.
Si la mirada de Marrow era tranquila, distante y de un tono serio, la de los ojos que le contemplaban era la misma y al mismo tiempo la opuesta. Tenía la tranquilidad del frío hielo. Distante no por su forma de pensar, sino por algo más literal y tangible, como el águila que contempla las hormigas desde el cielo. Tenía la seriedad de quien autoridad para gobernar. Para gobernarlos a todos.
—Has hecho un buen trabajo, Marrow —dijo, para su General, Kurama.
Se dio cuenta que estaba apuntando con una hoja a una inconsciente, y que en frente había un ninja que le desafiaba. Soltó una carcajada gutural, divertido por la situación, pero no le dio más importancia. Sus órdenes habían sido barrer con el suelo los restos, y dichas órdenes estaban prácticamente cumplidas. El bando contrario necesitaría un milagro para darle la vuelta a la situación, y ya se sabe: los milagros los conceden los dioses.
Y si existía un dios en aquel mundo, ese estaba de su parte.
—¡¡¡MI EJÉRCITO!!! —rugió, su voz imponiéndose sobre los oídos de sus más allegados. Sus oídos, clavados en el ninja rebelde, pues incluso un cervatillo podía convertirse en un animal peligroso cuando se ve acorralado y en peligro de muerte—. ¡¡¡PASAMOS A LA SIGUIENTE FASE!!! ¡¡¡QUIEN SE RINDA, QUIEN SE ARRODILLE; APRESADLOS!!! ¡¡¡YA SABÉIS QUÉ HACER CON EL RESTO!!!
La aniquilación total del ejército enemigo sería, desde luego, una gran victoria en aquel Día del Rayo. Pero, tomar prisioneros… Bueno, eso era ganar hoy, y ganar mañana.
«Discúlpame por la interrupción, Marrow. Continúa. Tengo asuntos que atender en otro... lugar»
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