23/06/2022, 20:56
Toshio no hizo siquiera el amago de resistirse cuando le ordenaron a Ruhara ponerle las esposas. Tampoco soltó un comentario de los suyos ni sonrió aparentando confianza ni hizo ninguna de esas cosas que solía hacer para intentar darse confianza. Simplemente no le quedaba el orgullo para hacerlo, pero entonces la muy desgraciada decidió empujarlo contra el barro.
— Hija de puta, te voy a... —Nada. No le iba a hacer nada, porque sabía que como se levantase no dudarían en matarlo.
Por suerte, ahí estaba Marrow para asegurarse de que tratasen a los prisioneros con un mínimo de respeto... justo antes de coger a dichos prisioneros e ir a arrancarles los dedos.
— ¡Oyeoyeoyeoye! ¿¡Qué estás haciendo!? —Pero Marrow no se detuvo, y Toshio no pudo hacer más que cerrar los ojos y apartar la mirada para no ver lo que estaba sucediendo—. Joder...
Ya se lo había dicho Kinumi semanas antes: Solo era un ninja mediocre y en cambio aquí estaba él intentando hacerse el héroe. Sabía que era débil y que ni siquiera en el mejor momento de su vida habría tenido posibilidad alguna de hacer algo. Esa era una lección que la vida nunca había dejado de enseñarle, y en cambio aquí estaba él siguiendo intentando hacerse el héroe.
«Yuki, Tamao, Kinumi... les prometo que volveré, ¡así que manteneos a salvo, por favor!»
Él también lo sabía bien. Lo más lógico habría sido haberse quedado en la aldea siendo herrero después de la primera vez que se estampó de morros con la realidad, y en cambio aquí estaba él...
«Ranko, Jun... saldremos de esta, lo prometo».
... Que no se había cansado de intentar hacerse el héroe, pero ¿cuánto tiempo más aguantaría?
— Hija de puta, te voy a... —Nada. No le iba a hacer nada, porque sabía que como se levantase no dudarían en matarlo.
Por suerte, ahí estaba Marrow para asegurarse de que tratasen a los prisioneros con un mínimo de respeto... justo antes de coger a dichos prisioneros e ir a arrancarles los dedos.
— ¡Oyeoyeoyeoye! ¿¡Qué estás haciendo!? —Pero Marrow no se detuvo, y Toshio no pudo hacer más que cerrar los ojos y apartar la mirada para no ver lo que estaba sucediendo—. Joder...
Ya se lo había dicho Kinumi semanas antes: Solo era un ninja mediocre y en cambio aquí estaba él intentando hacerse el héroe. Sabía que era débil y que ni siquiera en el mejor momento de su vida habría tenido posibilidad alguna de hacer algo. Esa era una lección que la vida nunca había dejado de enseñarle, y en cambio aquí estaba él siguiendo intentando hacerse el héroe.
«Yuki, Tamao, Kinumi... les prometo que volveré, ¡así que manteneos a salvo, por favor!»
Él también lo sabía bien. Lo más lógico habría sido haberse quedado en la aldea siendo herrero después de la primera vez que se estampó de morros con la realidad, y en cambio aquí estaba él...
«Ranko, Jun... saldremos de esta, lo prometo».
... Que no se había cansado de intentar hacerse el héroe, pero ¿cuánto tiempo más aguantaría?