12/09/2022, 23:43
— ¡ALÉJATE DE ÉL! —Gritó el joven herrero, justo al despertar.
Se había intentado levantar de un bote, pero las cuerdas que lo ataban lo detuvieron en seco, devolviéndolo a la realidad. Había tenido una pesadilla, como cada vez que dormía. Ni siquiera esta vez, que ya tenía su propia dosis de infierno en la tierra, sus demonios lo dejaban descansar en paz. Quizás porque se lo merecía. Quizás porque, de nuevo, él había sido el único que había salido vivo sin consecuencias.
Miró a su alrededor un momento, antes de agachar la cabeza de nuevo. Le dolía cada centímetro de su cuerpo y no tenía energía para ser desafiante ahora. Joder. Probablemente no tenía energía para mantenerse de pie o pensar en cómo salir. Ni siquiera era el momento. Solo quería descansar, así que se mantuvo con la cabeza agachada, sin cerrar los ojos para dormir. No podía pasar nada bueno si se dormía.
Escuchar la voz de Jun le hizo volver a levantar la mirada para verla. Le había prometido que saldrían de aquella situación con vida. Que se protegerían el uno al otro, y ella le había creído.
«Joder...»
Miró a su alrededor, para ver junto a quién estaba atado. Se trataba de Ranko, quien al menos seguía viva. No había rastro alguno de Lyndis. Tampoco de Nao. Y eso hacía que se temiese lo peor.
Se había intentado levantar de un bote, pero las cuerdas que lo ataban lo detuvieron en seco, devolviéndolo a la realidad. Había tenido una pesadilla, como cada vez que dormía. Ni siquiera esta vez, que ya tenía su propia dosis de infierno en la tierra, sus demonios lo dejaban descansar en paz. Quizás porque se lo merecía. Quizás porque, de nuevo, él había sido el único que había salido vivo sin consecuencias.
Miró a su alrededor un momento, antes de agachar la cabeza de nuevo. Le dolía cada centímetro de su cuerpo y no tenía energía para ser desafiante ahora. Joder. Probablemente no tenía energía para mantenerse de pie o pensar en cómo salir. Ni siquiera era el momento. Solo quería descansar, así que se mantuvo con la cabeza agachada, sin cerrar los ojos para dormir. No podía pasar nada bueno si se dormía.
Escuchar la voz de Jun le hizo volver a levantar la mirada para verla. Le había prometido que saldrían de aquella situación con vida. Que se protegerían el uno al otro, y ella le había creído.
«Joder...»
Miró a su alrededor, para ver junto a quién estaba atado. Se trataba de Ranko, quien al menos seguía viva. No había rastro alguno de Lyndis. Tampoco de Nao. Y eso hacía que se temiese lo peor.