23/09/2022, 03:43
No sabía si fue por su insistencia o simplemente la lista era así, pero la tercera interrogada no era ni más ni menos que Sagiso Ranko. No tenía ni la más mínima idea de lo que había pasado en esa batalla antes de llegar volando junto a Toshio, pero tenía muy claro dos cosas. La primera era que esa chica debía de ser realmente fuerte. Si Ruhara la estaba felicitando por su desempeño, tenía claro que era alguien realmente valiosa en batalla. Más teniendo en cuenta que Jun tenía en mente que había dado todo de ella y con suerte le había hecho algún rasguño a Marrow. Quizá ni eso. Lo segundo que podía deducir de todo lo que vivió, era que esa tal Lyndis fue una persona extremadamente importante en su vida. Le partió el alma escuchar la petición que le hizo a la interrogadora, también sabiendo y recordando que Ranko estuvo al lado del cuerpo de esa chica durante los últimos momentos de la batalla.
A pesar de que la decisión de esta era bastante arriesgada, la respetaba ampliamente.
El cuarto, y al parecer último, interrogado era su compañero de ave de tinta, Kurogane Toshio. Fue increíble enterarse recién en ese momento que sus armas eran irrompibles ¿Acaso era posible eso? No pudo ver la prueba que hizo la mujer, pero parecía que había sido suficiente como para creerle y salvarle el pellejo. Al igual que la médica, no podía creer que había aceptado ayudarles con tanta facilidad. Pero, era probable que, tarde o temprano, ella también tuviera que hacerlo, por lo que no podía hacer un condenamiento tan temprano. Además, si el trato era respetado, él sería liberado junto a otras dos personas a su elección. Le daba un poco de miedo no estar entre esas dos personas. Le conocía hace demasiado poco y quizás la tierra le tiraba más ¿Por qué salvar a una amejin con la que apenas conversó? ¿Había más personas de Kusa además de Toshio y Ranko para elegirle antes que a ella? ¿Tal vez otra persona que el chico conozca? Si bien eso la inquietaba, tampoco podía hacer mucho para eso fuera diferente. Debía confiar en que todo se dé bien.
La pelirroja había parecido aceptar el trato del herrero, solo faltaba que los rangos superiores a ella den el visto bueno. Por lo que, su tour a prisioneros parecía haber terminado, por lo que no tardó en volver a una de las dos "rebeldes". Con algo de suerte iban a poder llegar a un acuerdo justo para ambas.
Sin embargo, cuando se acercó nuevamente aquella luz, parecía que la primera en hablar iba a tener que ser Jun.
—¿Te gusto o algo que tanto me miras? — Rompió el silencio luego de unos cuantos segundos de solo observarle. —No te voy a negar que dolió un poco lo que me dijiste antes. — Aunque sabía bien que algo de razón tenía. —Bueno, digamos que no tanto como la paliza que me dio el otro chico.
»Ahora, dime, ¿qué hacemos?
A pesar de que la decisión de esta era bastante arriesgada, la respetaba ampliamente.
El cuarto, y al parecer último, interrogado era su compañero de ave de tinta, Kurogane Toshio. Fue increíble enterarse recién en ese momento que sus armas eran irrompibles ¿Acaso era posible eso? No pudo ver la prueba que hizo la mujer, pero parecía que había sido suficiente como para creerle y salvarle el pellejo. Al igual que la médica, no podía creer que había aceptado ayudarles con tanta facilidad. Pero, era probable que, tarde o temprano, ella también tuviera que hacerlo, por lo que no podía hacer un condenamiento tan temprano. Además, si el trato era respetado, él sería liberado junto a otras dos personas a su elección. Le daba un poco de miedo no estar entre esas dos personas. Le conocía hace demasiado poco y quizás la tierra le tiraba más ¿Por qué salvar a una amejin con la que apenas conversó? ¿Había más personas de Kusa además de Toshio y Ranko para elegirle antes que a ella? ¿Tal vez otra persona que el chico conozca? Si bien eso la inquietaba, tampoco podía hacer mucho para eso fuera diferente. Debía confiar en que todo se dé bien.
La pelirroja había parecido aceptar el trato del herrero, solo faltaba que los rangos superiores a ella den el visto bueno. Por lo que, su tour a prisioneros parecía haber terminado, por lo que no tardó en volver a una de las dos "rebeldes". Con algo de suerte iban a poder llegar a un acuerdo justo para ambas.
Sin embargo, cuando se acercó nuevamente aquella luz, parecía que la primera en hablar iba a tener que ser Jun.
—¿Te gusto o algo que tanto me miras? — Rompió el silencio luego de unos cuantos segundos de solo observarle. —No te voy a negar que dolió un poco lo que me dijiste antes. — Aunque sabía bien que algo de razón tenía. —Bueno, digamos que no tanto como la paliza que me dio el otro chico.
»Ahora, dime, ¿qué hacemos?