24/09/2022, 21:00
De alguna manera, el herrero había conseguido la oportunidad de vivir un poco más, pero eso no lo hacía sentir mejor, pues para vivir tuvo que vender las armas que su padre le enseñó a forjar. Suspirando, Toshio apoyó la cabeza en el pilar en el que estaba atado y dejó que su mirada se perdiese en el techo mientras intentaba vaciar su mente de la culpa, el arrepentimiento y la frustración.
«No pierdas la esperanza. No desesperes...» Se repetía mentalmente como un mantra «Conseguirás salir de esta».
Luego de varios segundos de silencio, Ranko fue la primera en hablar con el resto. Se disculpó y se lamentó, diciendo que no estaba hecha para dirigir.
— Eso no es verdad... nosotros avanzamos por nuestra propia cuenta. —Le respondió a Ranko—. Pero si realmente quieres... disculparte, céntrate en mantenerte con vida. No te perdonaré si... haces algo estúpido y mueres.
Miró en la dirección desde donde había escuchado a Jun antes, pero estaba tan oscuro que no podía verla.
— Tú... ¿Qué tal estás, Jun?
«No pierdas la esperanza. No desesperes...» Se repetía mentalmente como un mantra «Conseguirás salir de esta».
Luego de varios segundos de silencio, Ranko fue la primera en hablar con el resto. Se disculpó y se lamentó, diciendo que no estaba hecha para dirigir.
— Eso no es verdad... nosotros avanzamos por nuestra propia cuenta. —Le respondió a Ranko—. Pero si realmente quieres... disculparte, céntrate en mantenerte con vida. No te perdonaré si... haces algo estúpido y mueres.
Miró en la dirección desde donde había escuchado a Jun antes, pero estaba tan oscuro que no podía verla.
— Tú... ¿Qué tal estás, Jun?