1/11/2022, 14:10
Con extremo cuidado, Ruhara acabaría por desatarlos. Tendrían los brazos libres por primera vez en horas. Sin embargo, no se detendría a desatarle las piernas a Ranko, si quería hacerlo, era libre de hacerlo. También podía revisarse las heridas y los tratamientos, igual que el resto. Las vendas ya estaban más sucias y ensangrentadas que ellos mismos, pero seguro que cambiarlas no iba a ser prioritario para sus captores.
La única luz que tenían provenía del farolillo que Ruhara había dejado en el pasillo, justo delante de las escaleras, al subir.
En otro lado, y puede que otro tiempo, Hana había cedido ante la premisa de Hayato. No es que realmente pensase que ver dos animales en vez de dos personas fuese menos sospechoso. De hecho, puede que lo hiciese aún más sospechoso. Las personas podían ser de las suyas, pero ¿perros callejeros? Dificilmente estaran entre las tropas de Kurama. Sin embargo, Hana no tenía el cuerpo para ponerse a debatir y, quien sabe, igual les salía bien. Repitió los sellos y se transformó en un zorro, acostumbrada a estar más por el bosque que por las calles.
Lentamente, bordeando el camino, Hana seguiría el camino. Pronto verían al final del mismo, bañado por la luz del amanecer, un puñado de tiendas y gente yendo y viniendo de ellas mientras otras las desmontaban. Habían llegado muy justos, parecía que empezaban a irse. ¿Hacía donde? ¿Con qué intenciones? ¿Era aquello suficiente? ¿Cuanta más información podrían sacar? Miró a Hayato a la espera de ver si la estaba siguiendo o de qué quería hacer él.
La única luz que tenían provenía del farolillo que Ruhara había dejado en el pasillo, justo delante de las escaleras, al subir.
En otro lado, y puede que otro tiempo, Hana había cedido ante la premisa de Hayato. No es que realmente pensase que ver dos animales en vez de dos personas fuese menos sospechoso. De hecho, puede que lo hiciese aún más sospechoso. Las personas podían ser de las suyas, pero ¿perros callejeros? Dificilmente estaran entre las tropas de Kurama. Sin embargo, Hana no tenía el cuerpo para ponerse a debatir y, quien sabe, igual les salía bien. Repitió los sellos y se transformó en un zorro, acostumbrada a estar más por el bosque que por las calles.
Lentamente, bordeando el camino, Hana seguiría el camino. Pronto verían al final del mismo, bañado por la luz del amanecer, un puñado de tiendas y gente yendo y viniendo de ellas mientras otras las desmontaban. Habían llegado muy justos, parecía que empezaban a irse. ¿Hacía donde? ¿Con qué intenciones? ¿Era aquello suficiente? ¿Cuanta más información podrían sacar? Miró a Hayato a la espera de ver si la estaba siguiendo o de qué quería hacer él.