9/11/2022, 18:54
No fue hasta que estuvo literalmente al lado de la tienda en cuestión que se percató de que había alguien dentro de ésta. Entonces se congeló en el sitio.
— Dios, no puedo más. Al menos uno rapidito antes de subir al barco. — apremiaba una voz grave.
— No tenemos ni cinco minutos antes de que nos empiecen a buscar. — le contestó en un tono más neutro otra voz.
— No necesito más tiempo.
Solo habían dos voces. Fuese lo que fuese que iban a hacer los distraeria lo suficiente para que ellos pudiesen hacer algo. Tal vez colarse en algún barril o contenedor para ser transportados junto al resto de materiales y poder oir algo más que las conversaciones calenturientas de dos vagos. Sin embargo, tendrían que ser cajas grandes, pues aunque estuviesen transformados seguían siendo de un tamaño considerable.
Viendo que su compañero la seguía, la zorra empezó a rodear la tienda para asomarse levemente al interior. Aparte de los sonidos del interior de la tienda, no parecía haber nadie en las inmediaciones. Seguramente hubiesen llamado al resto a cargar las cosas al barco. Ahora solo quedaba saber si era un barco de retirada o de refuerzo a la retaguardia.
Dentro de la tienda había un montón de futones y bastantes armeros que aún tenían armas en ellos, por lo que parecía que era algún tipo de guardia improvisada para los encargados de vigilar los alrededores. Sin embargo, parecían más pendientes de otra cosa ahora que estaban en sus últimos minutos de acampada.
Hana se giraría entonces a Hayato. No sabía qué decirle ni cómo decirselo. Obviamente tenía que decidir rápido y la decisión era sencilla. Había que entrar a matar mientras estuviesen despistados y desarmados, matarlos y entonces deshacerse rápido de los cuerpos para transformarse en ellos e intentar colarse. Pero... ¿sería siquiera ella capaz de hacer algo así? Matar...
No tenían tiempo para intentar noquearlos, era arriesgado y estaban en el otro lado de la tienda. Entrar sigilosamente sería dificil y no tenía la fuerza para noquear de un golpe ni técnicas para ello. Todo lo que sabía hacer era quemar y sellar cosas.
Todo ese tumulto de pensamientos contradictorios sería lo que tendría en mente cuando mirase a Hayato. Los dos guardias estaban de pie acariciandose y besandose en lo más profundo de la tienda, al lado contrario de puerta, que no era más que un trozo de tela algo más suelto para poder abrirlo y cerrarlo.
— Dios, no puedo más. Al menos uno rapidito antes de subir al barco. — apremiaba una voz grave.
— No tenemos ni cinco minutos antes de que nos empiecen a buscar. — le contestó en un tono más neutro otra voz.
— No necesito más tiempo.
Solo habían dos voces. Fuese lo que fuese que iban a hacer los distraeria lo suficiente para que ellos pudiesen hacer algo. Tal vez colarse en algún barril o contenedor para ser transportados junto al resto de materiales y poder oir algo más que las conversaciones calenturientas de dos vagos. Sin embargo, tendrían que ser cajas grandes, pues aunque estuviesen transformados seguían siendo de un tamaño considerable.
Viendo que su compañero la seguía, la zorra empezó a rodear la tienda para asomarse levemente al interior. Aparte de los sonidos del interior de la tienda, no parecía haber nadie en las inmediaciones. Seguramente hubiesen llamado al resto a cargar las cosas al barco. Ahora solo quedaba saber si era un barco de retirada o de refuerzo a la retaguardia.
Dentro de la tienda había un montón de futones y bastantes armeros que aún tenían armas en ellos, por lo que parecía que era algún tipo de guardia improvisada para los encargados de vigilar los alrededores. Sin embargo, parecían más pendientes de otra cosa ahora que estaban en sus últimos minutos de acampada.
Hana se giraría entonces a Hayato. No sabía qué decirle ni cómo decirselo. Obviamente tenía que decidir rápido y la decisión era sencilla. Había que entrar a matar mientras estuviesen despistados y desarmados, matarlos y entonces deshacerse rápido de los cuerpos para transformarse en ellos e intentar colarse. Pero... ¿sería siquiera ella capaz de hacer algo así? Matar...
No tenían tiempo para intentar noquearlos, era arriesgado y estaban en el otro lado de la tienda. Entrar sigilosamente sería dificil y no tenía la fuerza para noquear de un golpe ni técnicas para ello. Todo lo que sabía hacer era quemar y sellar cosas.
Todo ese tumulto de pensamientos contradictorios sería lo que tendría en mente cuando mirase a Hayato. Los dos guardias estaban de pie acariciandose y besandose en lo más profundo de la tienda, al lado contrario de puerta, que no era más que un trozo de tela algo más suelto para poder abrirlo y cerrarlo.