13/11/2022, 17:24
Tras adentrarse en territorio inexplorado, el Senju terminó topando con algo que no dio por imposible, pero sí por improbable. Allí había una persona, tras la tienda médica, que andaba agazapada frente a un barreño. Su cabellera parecía rojiza, mas no de color natural, si no más bien manchada en su tarea. Parecía estar enjuagando vendas usadas, una acción más que deplorable... higiénicamente hablando, una de las peores ideas posibles.
Pero lo malo no era lo que estaba haciendo, si no más bien su situación en sí. Estaba justo donde no debía, y para colmo le lanzó la pregunta al chico. No parecía tener ninguna marca que la catalogase como kunoichi, pero no por ello iba a subestimarla. Sus orbes se clavaron en ella, y luego miró hacia las cajas cercanas, y por último a la tienda. Tras ese vistazo general, llevó de nuevo su mirada hasta la "pelirroja".
—Soy Hiroshi. —Respondió frío. —Ruhara me manda por vendas. Uno de los presos tiene una herida infectada, y es valioso.
Con ésto ganaba información, pues si cumplía con lo que pedía, averiguaba ipso facto que en efecto tenían presos por allí. Además, obtendría una información valiosa, saber si los allí presentes dudaban de una orden de esa tal Ruhara. Dos puntos en un lanzamiento. No podía quejarse.
Pero lo malo no era lo que estaba haciendo, si no más bien su situación en sí. Estaba justo donde no debía, y para colmo le lanzó la pregunta al chico. No parecía tener ninguna marca que la catalogase como kunoichi, pero no por ello iba a subestimarla. Sus orbes se clavaron en ella, y luego miró hacia las cajas cercanas, y por último a la tienda. Tras ese vistazo general, llevó de nuevo su mirada hasta la "pelirroja".
—Soy Hiroshi. —Respondió frío. —Ruhara me manda por vendas. Uno de los presos tiene una herida infectada, y es valioso.
Con ésto ganaba información, pues si cumplía con lo que pedía, averiguaba ipso facto que en efecto tenían presos por allí. Además, obtendría una información valiosa, saber si los allí presentes dudaban de una orden de esa tal Ruhara. Dos puntos en un lanzamiento. No podía quejarse.