1/12/2022, 13:26
(Última modificación: 1/12/2022, 13:27 por Amedama Daruu.)
Sobraban las palabras. Notaba que Uchiha Datsue estaba nervioso. Si un ninja de su nivel estaba nervioso, es que algo malo estaba pasando. Umi tensó todos los músculos del cuerpo, tragó saliva, y comenzó a caminar con las piernas rígidas y los puños apretados. Los tres recorrieron el andén y salieron de él. De ahí, continuaron en paralelo a las vías. La extraña mujer se detuvo. Suzaku soltó una exclamación que Umi trató de ahogar con un golpecito con el codo. No. Sobraban las palabras.
Y aunque no hubieran sobrado, pronto Umi se quedó sin ellas.
Estaba muy desmejorado, pero Umi lo reconoció: los había visto por la aldea, hablando, en numerosas ocasiones. Lo había visto junto a los demás integrantes de Dragón Rojo, en la masacre del Torneo de los Dojos. Más claro aún estaba el recuerdo de los días después de que Zoku muriese, cuando por unos días todavía estaba en duelo por sus padres mientras Hanabi y el Señor Feudal de aquél entonces los exhibían como héroes. Reconoció también la característica nariz torcida y su voz, desgastada por el hábito del tabaco. Era él. El otro Hermano del Desierto. Uchiha Akame.
Tragó saiva y se sobresaltó cuando Datsue activó un jutsu de Raiton de aspecto bastante peligroso en su brazo derecho. El mismo, sin saberlo Umi, que había utilizado para salvarles la vida en el campo de batalla.
Aferró el brazo de su hermana y dio un paso hacia atrás cuando esta quiso desenvainar su espada. No tenían nada que aportar en la escena. Sólo el riesgo de morir.
—Quieta. —Sonó como una orden, pero en realidad estaba aterrada—. Somos un estorbo para él.
¿Qué hacía Uchiha Akame allí, en el peor de los momentos? Y peor aún... ¿con qué intención?
Y aunque no hubieran sobrado, pronto Umi se quedó sin ellas.
Estaba muy desmejorado, pero Umi lo reconoció: los había visto por la aldea, hablando, en numerosas ocasiones. Lo había visto junto a los demás integrantes de Dragón Rojo, en la masacre del Torneo de los Dojos. Más claro aún estaba el recuerdo de los días después de que Zoku muriese, cuando por unos días todavía estaba en duelo por sus padres mientras Hanabi y el Señor Feudal de aquél entonces los exhibían como héroes. Reconoció también la característica nariz torcida y su voz, desgastada por el hábito del tabaco. Era él. El otro Hermano del Desierto. Uchiha Akame.
Tragó saiva y se sobresaltó cuando Datsue activó un jutsu de Raiton de aspecto bastante peligroso en su brazo derecho. El mismo, sin saberlo Umi, que había utilizado para salvarles la vida en el campo de batalla.
Aferró el brazo de su hermana y dio un paso hacia atrás cuando esta quiso desenvainar su espada. No tenían nada que aportar en la escena. Sólo el riesgo de morir.
—Quieta. —Sonó como una orden, pero en realidad estaba aterrada—. Somos un estorbo para él.
¿Qué hacía Uchiha Akame allí, en el peor de los momentos? Y peor aún... ¿con qué intención?