7/12/2022, 04:12
Las chicas que entraron no sé distrajeron con otra cosa que no fuera Ranko. Incluso, hubo algún que otro intercambio de palabras entre una de estas y la kusajin. Realmente, poco le importaba lo que tenían que decirse entre ellas. Más bien le interesó cuando una persona interrumpió nuevamente para llevárselas, sin llegar a curar a Toshio. Había pasado algo fuera de lo común, algo que no estaba bajo el control de los de Kurama.
La amejin dejó de golpear el suelo al escuchar las palabras que intercambiaban dos de sus compañeros de celda. Palabras que parecían cargar una esperanza. La esperanza de escapar, incluso con el pelirrojo en brazos.
Jun sentía que Ranko todavía tenía esa voluntad de seguir adelante, incluso luego de vivir todo lo peor que alguien puede vivir. La entendía, parecía que hasta hace no mucho tenía ese sentimiento de "épica" y "protagonismo" dónde pensaba que podía salvarse de todo y derrotar a cualquier enemigo si se lo proponía. Pero después de todo el desastre, empezó a dudar.
No fue el hecho en sí la que la hicieron entrar en esta duda, sino las horas y horas de pensamiento que tuvo. Se dió cuenta que la vida era más lógica, más fría y más ácida.
Resopló, molesta, y fue caminando hacia la entrada de la celda.
— Primero veamos si podemos salir de esta. — Soltó cuando pasó por al lado de ambos. —En este estado, ninguno puede huir muy lejos.
Sé lamentaba eternamente por no hacerle caso a Nao cuando pudo. Era él el que estaba poniendo la realidad en la mesa y Jun la que estaba intentando empoderarse de una especie de épica que, dese ahora, iba a empezar a desaparecer poco a poco en su vida.
Una vez en la entrada, si ningún guardia la veía, intentaría mover un poco la puerta. No para salir, sino para ver si era posible abrirla sin más.
La amejin dejó de golpear el suelo al escuchar las palabras que intercambiaban dos de sus compañeros de celda. Palabras que parecían cargar una esperanza. La esperanza de escapar, incluso con el pelirrojo en brazos.
Jun sentía que Ranko todavía tenía esa voluntad de seguir adelante, incluso luego de vivir todo lo peor que alguien puede vivir. La entendía, parecía que hasta hace no mucho tenía ese sentimiento de "épica" y "protagonismo" dónde pensaba que podía salvarse de todo y derrotar a cualquier enemigo si se lo proponía. Pero después de todo el desastre, empezó a dudar.
No fue el hecho en sí la que la hicieron entrar en esta duda, sino las horas y horas de pensamiento que tuvo. Se dió cuenta que la vida era más lógica, más fría y más ácida.
Resopló, molesta, y fue caminando hacia la entrada de la celda.
— Primero veamos si podemos salir de esta. — Soltó cuando pasó por al lado de ambos. —En este estado, ninguno puede huir muy lejos.
Sé lamentaba eternamente por no hacerle caso a Nao cuando pudo. Era él el que estaba poniendo la realidad en la mesa y Jun la que estaba intentando empoderarse de una especie de épica que, dese ahora, iba a empezar a desaparecer poco a poco en su vida.
Una vez en la entrada, si ningún guardia la veía, intentaría mover un poco la puerta. No para salir, sino para ver si era posible abrirla sin más.