12/12/2022, 21:39
Tras recibir instrucciones precisas de cómo proceder en la limpieza del liquido negruzco, Hana y su nueva mejor amiga se pusieron manos a la obra. Mientras tanto, la kunoichi seguía atenta a cualquier hombre al que pudiese vislumbrar. Si eso era obra de Hayato, ¿dónde estaba? ¿Había sido una distracción y ya estaba fuera? ¿Estaría todavía transformado? El único plan que le quedaba era esperarse al momento de zarpar y simplemente saltar por la borda. No darían media vuelta a buscarla, ¿no?
Parecía que la busqueda de sospechosos había ralentizado el proceso de zarpaje, aún así, Hana fregaba con esmero.
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Jun se acercó a la puerta de la celda, tanteando en la oscuridad. Estaban solos en la oscuridad, como antes, si era su nueva normalidad o si les pondrían un guardia cuando todo estuviese calmado no lo sabía.
En cuanto comprobase, notaría que la puerta estaba bien cerrada y no había forma siquiera de alcanzar la cerradura desde su lado. La pared donde estaba la puerta de la celda tenía un buen marco solido de la misma madera, sin los huecos que tenían el resto de las paredes para que no pudiesen sacar los brazos.
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Shukaku no tendría problema en seguir sigilosamente a los últimos ninjas de Kurama que se dirigían al barco. Por su camino podría ver rastros de que habían montado un campamento, marcas en el suelo y restos de hogueras, pero ni una tienda montada. Ya lo habían recogido todo y ahora estaban pendientes de subir al barco y zarpar.
No andaban especialmente rápido, pues estaban bastante atentos a sus alrededores. Tal vez a la espera de ver algún indicio de la criatura que habían sentido antes o de algún fugitivo intentando escapar a última hora. Fuese como fuese, tarde o temprano llegarían a la costa y todos podrían ver el barco y la pequeña rampa que conducía desde tierra hasta él.
Parecía que la busqueda de sospechosos había ralentizado el proceso de zarpaje, aún así, Hana fregaba con esmero.
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Jun se acercó a la puerta de la celda, tanteando en la oscuridad. Estaban solos en la oscuridad, como antes, si era su nueva normalidad o si les pondrían un guardia cuando todo estuviese calmado no lo sabía.
En cuanto comprobase, notaría que la puerta estaba bien cerrada y no había forma siquiera de alcanzar la cerradura desde su lado. La pared donde estaba la puerta de la celda tenía un buen marco solido de la misma madera, sin los huecos que tenían el resto de las paredes para que no pudiesen sacar los brazos.
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Shukaku no tendría problema en seguir sigilosamente a los últimos ninjas de Kurama que se dirigían al barco. Por su camino podría ver rastros de que habían montado un campamento, marcas en el suelo y restos de hogueras, pero ni una tienda montada. Ya lo habían recogido todo y ahora estaban pendientes de subir al barco y zarpar.
No andaban especialmente rápido, pues estaban bastante atentos a sus alrededores. Tal vez a la espera de ver algún indicio de la criatura que habían sentido antes o de algún fugitivo intentando escapar a última hora. Fuese como fuese, tarde o temprano llegarían a la costa y todos podrían ver el barco y la pequeña rampa que conducía desde tierra hasta él.