26/12/2022, 22:21
Y ahí estaba, la mujer a la que todos parecían acudir cuando las cosas se ponían feas: Ruhara. Le observaba desde las alturas, una tirilla escuálida y blandengue con aires de grandeza. Shukaku no pudo hacer más que sonreír ante una amenaza tan burda. ¿Matar a los supervivientes? ¿De verdad creía que podía frenarle con algo tan…?
¡Al fin, algo de acción! Una bala gigantesca salió disparada hacia su posición, y no tuvo casi tiempo a reaccionar. De forma instintiva, con una manera de pelear que ya había interiorizado de Datsue, formó un sello de mano justo antes de ser impactado y…
La bala de hueso impactó de lleno contra un cuerpo humano, llevándoselo por delante. No el de Shukaku. Claro que no. Él ya estaba subido a la barandilla del balcón. No, el cuerpo que se había llevado era el de la capitana de todos ellos. La que había osado alzarle la voz. La que se había creído con la potestad de amenazarle. Ruhara.
Shukaku había ejecutado un simple sello, y gracias al Kawarimi no Jutsu, había intercambiado posiciones con la muchacha. Como un Dios jugando con un simple mortal. Y él lo era: el Dios del Sadismo.
—Tú debes de ser el General —dijo, mirando por el boquete, con una sonrisa voraz dibujada en su rostro. Si hubiese llegado a tener un poquito más de chakra, hubiese podido acabar con General y Capitana en un solo segundo. Lástima—. Dime, Marrow: ¿cómo te gustaría morir?
¡¡¡BAMMM!!!
¡Al fin, algo de acción! Una bala gigantesca salió disparada hacia su posición, y no tuvo casi tiempo a reaccionar. De forma instintiva, con una manera de pelear que ya había interiorizado de Datsue, formó un sello de mano justo antes de ser impactado y…
¡¡¡PRRAAMMMM!!!
La bala de hueso impactó de lleno contra un cuerpo humano, llevándoselo por delante. No el de Shukaku. Claro que no. Él ya estaba subido a la barandilla del balcón. No, el cuerpo que se había llevado era el de la capitana de todos ellos. La que había osado alzarle la voz. La que se había creído con la potestad de amenazarle. Ruhara.
Shukaku había ejecutado un simple sello, y gracias al Kawarimi no Jutsu, había intercambiado posiciones con la muchacha. Como un Dios jugando con un simple mortal. Y él lo era: el Dios del Sadismo.
—Tú debes de ser el General —dijo, mirando por el boquete, con una sonrisa voraz dibujada en su rostro. Si hubiese llegado a tener un poquito más de chakra, hubiese podido acabar con General y Capitana en un solo segundo. Lástima—. Dime, Marrow: ¿cómo te gustaría morir?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado