1/01/2023, 11:52
Nadie pudo reaccionar a ese ataque sorpresa. Era de sentido común que cualquier forma de amasar chakra, fuese para una técnica o para una bijuudama, tomaba su tiempo. Podía ser poco o podía ser mucho, pero era algo, algo a lo que se podía reaccionar en cierta medida. Al parecer, esas normas no se aplicaban para el Shukaku. Había soltado una técnica potencialmente mortal en un instante. Ninguno de los ninjas que estaban saltando hacia él pudo reaccionar. Ningún humano hubiese podido reaccionar.
El laser de veintisiete metros de diametro salió de su mano y recortó la distancia con tierra en un instante. Pronto, todo lo que quedaría en el rango del laser era polvos y cuerpos ensangrentados. Ni siquiera la mitad de los que no recibieron el impacto se movieron, todavía afectados por la última bijuudama que habían recibido, no hace ni 24 horas. Los que pudieron pasar ese trauma tendrían que esperar a que el polvo se asentase para ver si quedaba alguien vivo.
En el barco, sin embargo, se habían vivido las consecuencias de la magnitud del laser de otra forma. Al lado del impulso generado por el impacto de las técnicas de los ninjas de Kurama, la bijuudama les había dado el doble o el triple en una decima parte del tiempo. Salió despedido hacia atrás, practicamente volando por encima del agua hasta pararse en seco unas docenas de metros más atrás.
Seguramente Shukaku estuviese acostumbrado a lanzar esas bijuudamas en tierra, donde podía absorber su fuerza contra el suelo con facilidad y la Tierra no se saldría de su orbita por ello. En el mar las cosas eran mucho más susceptibles.
Cuando el barco finalmente se detuvo lo hizo volcandose casi por completo hacia atrás, solo para volver a ponerse erguido con la misma fuerza. Mientras que la parte trasera a donde se había lanzado la bijuudama estaba perfecta, sin una brecha, la delantera era inexistente. El agua empezó a entrar de inmediato y con fuerza, especialmente por la parte donde aquel kenjutsero había rebanado gran parte del culo del barco.
Antes de que el barco pudiera erguirse, el vacio de agua que había dejado el laser se rellenó, generando una enorme ola que impactó la estructura de nuevo. Después de todo ese proceso, todo lo que no estuviese fijado al barco o encerrado en él, habría salido despedido sin remedio. Lo cual incluía el cuerpo inconsciente en cubierta, que ahora estaría en algún lugar del mar. La estructura de madera que con anterioridad había hecho de barco perdió la poca compostura que le quedaba y comenzó a hundirse, inclinandose hacia atrás, donde tenía el agujero más grande.
A veinte metros de ellos, en dirección al acantilado, una luz anaranjada surgió del agua embravecida a toda velocidad y Marrow se puso de pie sobre ella tosiendo y respirando con dificultad. Miró a sus alrededores, viendo las consecuencias de la bijuudama a su izquierda y el barco a la deriva a su derecha. No tuvo que pensarselo un segundo más. Con la capa de chakra simulando la forma de un zorro, Marrow se puso a cuatro patas y empezó a acumular energia en su boca de zorro.
Era una bijuudama. Tenía una promesa que cumplir.
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En la prisión las cosas se habían ido de madre muy rápido.
Los golpes de Toshio habían hecho más daño a su cuerpo que al barco, especialmente fortalecido para que no se pudiese escapar con fuerza bruta. Sin embargo, Ranko había soltado una patada que ningún carpintero hubiese previsto. La puerta empezó a agrietarse. La kusajin había sentido todos los pequeños cortes abrirse a la vez, un dolor molesto pero nada incapacitante para ella. Antes de que pudiese dar una segunda patada, todos fueron lanzados hacia la izquierda de la celda, sintiendo como si hubiesen pegado cien cañonazos de golpe. Sin darles tiempo a pensar en qué estaba pasando, el barco se meció al lado contrario, lanzandolos al otro lado de la celda.
Después de eso, todo se estabilizó meridianamente. Hasta que un segundo más tarde, una enorme ola les bañó y el barco empezó a inclinarse hacia atrás. Aún podían caminar, pero era cuestión de tiempo que el suelo se pusiese completamente vertical. Y todos podrían ver a Marrow, cargando algo en la lejanía.
El laser de veintisiete metros de diametro salió de su mano y recortó la distancia con tierra en un instante. Pronto, todo lo que quedaría en el rango del laser era polvos y cuerpos ensangrentados. Ni siquiera la mitad de los que no recibieron el impacto se movieron, todavía afectados por la última bijuudama que habían recibido, no hace ni 24 horas. Los que pudieron pasar ese trauma tendrían que esperar a que el polvo se asentase para ver si quedaba alguien vivo.
En el barco, sin embargo, se habían vivido las consecuencias de la magnitud del laser de otra forma. Al lado del impulso generado por el impacto de las técnicas de los ninjas de Kurama, la bijuudama les había dado el doble o el triple en una decima parte del tiempo. Salió despedido hacia atrás, practicamente volando por encima del agua hasta pararse en seco unas docenas de metros más atrás.
Seguramente Shukaku estuviese acostumbrado a lanzar esas bijuudamas en tierra, donde podía absorber su fuerza contra el suelo con facilidad y la Tierra no se saldría de su orbita por ello. En el mar las cosas eran mucho más susceptibles.
Cuando el barco finalmente se detuvo lo hizo volcandose casi por completo hacia atrás, solo para volver a ponerse erguido con la misma fuerza. Mientras que la parte trasera a donde se había lanzado la bijuudama estaba perfecta, sin una brecha, la delantera era inexistente. El agua empezó a entrar de inmediato y con fuerza, especialmente por la parte donde aquel kenjutsero había rebanado gran parte del culo del barco.
Antes de que el barco pudiera erguirse, el vacio de agua que había dejado el laser se rellenó, generando una enorme ola que impactó la estructura de nuevo. Después de todo ese proceso, todo lo que no estuviese fijado al barco o encerrado en él, habría salido despedido sin remedio. Lo cual incluía el cuerpo inconsciente en cubierta, que ahora estaría en algún lugar del mar. La estructura de madera que con anterioridad había hecho de barco perdió la poca compostura que le quedaba y comenzó a hundirse, inclinandose hacia atrás, donde tenía el agujero más grande.
A veinte metros de ellos, en dirección al acantilado, una luz anaranjada surgió del agua embravecida a toda velocidad y Marrow se puso de pie sobre ella tosiendo y respirando con dificultad. Miró a sus alrededores, viendo las consecuencias de la bijuudama a su izquierda y el barco a la deriva a su derecha. No tuvo que pensarselo un segundo más. Con la capa de chakra simulando la forma de un zorro, Marrow se puso a cuatro patas y empezó a acumular energia en su boca de zorro.
Era una bijuudama. Tenía una promesa que cumplir.
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En la prisión las cosas se habían ido de madre muy rápido.
Los golpes de Toshio habían hecho más daño a su cuerpo que al barco, especialmente fortalecido para que no se pudiese escapar con fuerza bruta. Sin embargo, Ranko había soltado una patada que ningún carpintero hubiese previsto. La puerta empezó a agrietarse. La kusajin había sentido todos los pequeños cortes abrirse a la vez, un dolor molesto pero nada incapacitante para ella. Antes de que pudiese dar una segunda patada, todos fueron lanzados hacia la izquierda de la celda, sintiendo como si hubiesen pegado cien cañonazos de golpe. Sin darles tiempo a pensar en qué estaba pasando, el barco se meció al lado contrario, lanzandolos al otro lado de la celda.
Después de eso, todo se estabilizó meridianamente. Hasta que un segundo más tarde, una enorme ola les bañó y el barco empezó a inclinarse hacia atrás. Aún podían caminar, pero era cuestión de tiempo que el suelo se pusiese completamente vertical. Y todos podrían ver a Marrow, cargando algo en la lejanía.