22/01/2023, 11:45
Todo estaba ya a contrarreloj y la situación era totalmente desfavorable. Para mayor colmo, el otro prisionero, que no había soltado palabra desde que le conocieron, fue el primero en huir despavoridamente al ver que Ranko pudo abrir la puerta.
—¡HIJO DE RE MIL PUTA! — Dijo con la voz partida y entre lagrimas.
Casi al son de tan hermosa prosa, casi como un déjà vu, vio y sintió como un solo ataque iba a terminar con la vida de todos allí. Amagó a intentar huir pero se dio cuenta que no llegaba a correr y que, sin su meñique, hacer algún sello manual le era bastante complicado. La sensación que le daba era totalmente devastadora. Durante el anterior combate había vomitado y se había traumado con todo lo que vio ahí, esta vez solo sintió pavor. No pudo reaccionar mucho más, era muy rápido todo. Casi que había aceptado su destino, destino que pensó que le iba a llegar muchas horas antes.
Pero había algo con lo que ella no contaba, algo que le recordaba a dos seres que conoció en algún momento hace bastantes meses. Como si de un ángel se tratara, la persona que actualmente llamaban Uzukage, pudo desviar el láser unos cuantos metros más arriba. Vio esa secuencia como si fuera un video en cámara lenta, como si el tiempo se había deformado totalmente solo para presenciar como tantas personas acababan de salvarse el culo con tan solo un movimiento.
—La que me parió, me va a agarrar algo.
Salió de la celda como pudo con la ayuda de Toshio. Cuando se dio cuenta, se acababa de cruzar con otra cara conocida. No era momento para reencuentros ni mierdas, no iba a mencionarle nada a Siete. Debían salir de allí ya mismo.
—No sé por donde pero salgamos ya.
El kusajin tenía razón con que los podían ver saliendo por el hueco, pero no sabía que otras opciones tenían para escapar. Fuese como fuese, estaba totalmente preparada para seguirle el ritmo a sus compañeros.
—¡HIJO DE RE MIL PUTA! — Dijo con la voz partida y entre lagrimas.
Casi al son de tan hermosa prosa, casi como un déjà vu, vio y sintió como un solo ataque iba a terminar con la vida de todos allí. Amagó a intentar huir pero se dio cuenta que no llegaba a correr y que, sin su meñique, hacer algún sello manual le era bastante complicado. La sensación que le daba era totalmente devastadora. Durante el anterior combate había vomitado y se había traumado con todo lo que vio ahí, esta vez solo sintió pavor. No pudo reaccionar mucho más, era muy rápido todo. Casi que había aceptado su destino, destino que pensó que le iba a llegar muchas horas antes.
Pero había algo con lo que ella no contaba, algo que le recordaba a dos seres que conoció en algún momento hace bastantes meses. Como si de un ángel se tratara, la persona que actualmente llamaban Uzukage, pudo desviar el láser unos cuantos metros más arriba. Vio esa secuencia como si fuera un video en cámara lenta, como si el tiempo se había deformado totalmente solo para presenciar como tantas personas acababan de salvarse el culo con tan solo un movimiento.
—La que me parió, me va a agarrar algo.
Salió de la celda como pudo con la ayuda de Toshio. Cuando se dio cuenta, se acababa de cruzar con otra cara conocida. No era momento para reencuentros ni mierdas, no iba a mencionarle nada a Siete. Debían salir de allí ya mismo.
—No sé por donde pero salgamos ya.
El kusajin tenía razón con que los podían ver saliendo por el hueco, pero no sabía que otras opciones tenían para escapar. Fuese como fuese, estaba totalmente preparada para seguirle el ritmo a sus compañeros.