1/03/2023, 21:36
En una milésima de segundo, lo supo: Marrow iba a atacar a los polluelos de Kusagakure y Uzushiogakure. Lo supo por la palma de su mano, que les apuntaba, y por cómo empezó a arremolinarse chakra en su cuerpo. Shukaku conocía una técnica que quizás podría desviar su ofensiva y salvarles del inminente peligro. Podía abandonar su plan inicial, y echarles una mano salvadora. Si tan solo se frenase, si tan solo dejase de retroceder, entonces…
Entonces…
Pero no, ¡claro que no iba a frenarse! Ni siquiera dio un paso dubitativo. Shukaku no era el canguro de nadie, y aquellos eran ninjas formados. Su Hijo no tenía nada que echarle en cara a partir de aquel momento: ya se habían liberado, como Datsue había pedido, el resto era cosa de ellos. Lo único que a Shukaku le quedaba por hacer en aquellas tierras era una cosa.
Una sola cosa.
—Tendrás el honor de ayudar al Dios del Fūinjutsu… Hana —murmuró, al posarse sobre su cuerpo inconsciente. Le golpeó el pecho con la palma de la mano, colocándole una técnica de sellado que los humanos llamaban Chakura Kyūin.
Ahora sí, avanzó unos pasos hasta la orilla, y ejecutó una tanda de sellos mortíferos. A su frágil cuerpo humano no le quedaba chakra suficiente ni para invocar una voluta de humo, pero no usaría el suyo, sino el de Hana. Se lo robaría, como hacía Datsue en sus mejores tiempos con los bolsillos de los primos. Sus pulmones se llenaron de un fuego incandescente, y lo expulsó por la boca en forma de una pequeña bola que trazó una parábola en el cielo en dirección a Marrow.
En cuanto impactase contra él o el mar, estallaría en una tormenta de llamas que calcinaría todo lo que había a su alrededor.
—¡Subamos el nivel, Marrow! ¡JAAAAAJIAJIAJIAJIAJIÁ!
Entonces…
«¡JAAAAJIAJIAJIAJIÁ!»
Pero no, ¡claro que no iba a frenarse! Ni siquiera dio un paso dubitativo. Shukaku no era el canguro de nadie, y aquellos eran ninjas formados. Su Hijo no tenía nada que echarle en cara a partir de aquel momento: ya se habían liberado, como Datsue había pedido, el resto era cosa de ellos. Lo único que a Shukaku le quedaba por hacer en aquellas tierras era una cosa.
Una sola cosa.
—Tendrás el honor de ayudar al Dios del Fūinjutsu… Hana —murmuró, al posarse sobre su cuerpo inconsciente. Le golpeó el pecho con la palma de la mano, colocándole una técnica de sellado que los humanos llamaban Chakura Kyūin.
Ahora sí, avanzó unos pasos hasta la orilla, y ejecutó una tanda de sellos mortíferos. A su frágil cuerpo humano no le quedaba chakra suficiente ni para invocar una voluta de humo, pero no usaría el suyo, sino el de Hana. Se lo robaría, como hacía Datsue en sus mejores tiempos con los bolsillos de los primos. Sus pulmones se llenaron de un fuego incandescente, y lo expulsó por la boca en forma de una pequeña bola que trazó una parábola en el cielo en dirección a Marrow.
En cuanto impactase contra él o el mar, estallaría en una tormenta de llamas que calcinaría todo lo que había a su alrededor.
—¡Subamos el nivel, Marrow! ¡JAAAAAJIAJIAJIAJIAJIÁ!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado