2/03/2023, 19:30
Por un instante, Siete pensó que la estrategia era sublime. Clonación e imitar al grupo corriendo, con tal de tener otro señuelo. Al final el general contra el que peleaba el Uzukage tendría tantos blancos a batir, que tendrían alguna posibilidad de escapar airosos. O eso pensó el buen Senju, optimista a más no poder.
La realidad fue bien distinta.
No solo no sirvieron los clones, si no que llamaron más la atención del general. Aunque quizás solo fue cosa del alejamiento del Uzukage, evitando el combate cuerpo a cuerpo con ese shinobi que parecía un costurero de astillas óseas. No podían culparlo, combatir cuerpo a cuerpo contra eso debía ser difícil de sobrellevar...
El general amenazó al Uzukage, señalando al grupo. Y en apenas unos segundos, lanzó algo ligero y fino. Éste lanzamiento incrementó dramáticamente de tamaño conforme avanzó, con la ayuda de un sello de mano. Una enorme bola de hueso, de casi 5 metros de ancho, avanzaba hacia los genins. Para más inri, Ranko pareció desvanecerse, e incluso empezó a hundirse.
«Mierda, mierda, mierda...»
Todo se estaba yendo a la puta. Y ese ataque no parecía precisamente débil, a pesar de la distancia que los separaba parecía perfectamente capaz de arrasar con todos ellos de un solo golpe. Se notaba en la determinación de la mirada del general.
Casi a la par que Toshio realizaba los sellos, Siete apuntó con su diestra hacia la bola de hueso. Una esfera incandescente se formó casi a la punta de su índice, en lo que formaba con su mano una especie de pistola. Toshio lanzó una serie de tejas y restos del barco hacia la bala ósea, y apenas hubo pedido ayuda, un disparo cruzó el trecho hasta la misma. La esfera de fuego concentrado de Siete sería la que impactaría en último lugar contra el enorme proyectil. Pero no por salir la última sería la menos poderosa (60 PV).
Conforme trataron la amenaza, y viendo que el Usukage volvía a acometer contra el general con un violento ataque, Hayato trataría de tomar a Ranko de nuevo para arrastrar de ella junto a Jun. Lo primordial era sobrevivir. Todos.
Conforme estuviesen, saldrían de nuevo corriendo hacia la orilla. Evidentemente, tratando de mantener toda la distancia posible con el enemigo. Una vez en tierra, tendrían mas oportunidades de huir de allí.
La realidad fue bien distinta.
No solo no sirvieron los clones, si no que llamaron más la atención del general. Aunque quizás solo fue cosa del alejamiento del Uzukage, evitando el combate cuerpo a cuerpo con ese shinobi que parecía un costurero de astillas óseas. No podían culparlo, combatir cuerpo a cuerpo contra eso debía ser difícil de sobrellevar...
El general amenazó al Uzukage, señalando al grupo. Y en apenas unos segundos, lanzó algo ligero y fino. Éste lanzamiento incrementó dramáticamente de tamaño conforme avanzó, con la ayuda de un sello de mano. Una enorme bola de hueso, de casi 5 metros de ancho, avanzaba hacia los genins. Para más inri, Ranko pareció desvanecerse, e incluso empezó a hundirse.
«Mierda, mierda, mierda...»
Todo se estaba yendo a la puta. Y ese ataque no parecía precisamente débil, a pesar de la distancia que los separaba parecía perfectamente capaz de arrasar con todos ellos de un solo golpe. Se notaba en la determinación de la mirada del general.
Casi a la par que Toshio realizaba los sellos, Siete apuntó con su diestra hacia la bola de hueso. Una esfera incandescente se formó casi a la punta de su índice, en lo que formaba con su mano una especie de pistola. Toshio lanzó una serie de tejas y restos del barco hacia la bala ósea, y apenas hubo pedido ayuda, un disparo cruzó el trecho hasta la misma. La esfera de fuego concentrado de Siete sería la que impactaría en último lugar contra el enorme proyectil. Pero no por salir la última sería la menos poderosa (60 PV).
Conforme trataron la amenaza, y viendo que el Usukage volvía a acometer contra el general con un violento ataque, Hayato trataría de tomar a Ranko de nuevo para arrastrar de ella junto a Jun. Lo primordial era sobrevivir. Todos.
Conforme estuviesen, saldrían de nuevo corriendo hacia la orilla. Evidentemente, tratando de mantener toda la distancia posible con el enemigo. Una vez en tierra, tendrían mas oportunidades de huir de allí.