18/03/2023, 05:23
Ranko pareció reaccionar, y como si se hubiese sobresaltado, alejó a Jun de la trayectoria del cañón de hueso, así como se apartó a sí misma en un extraño y singular movimiento. Pero quizás eso llegó a ser innecesario, pues el ataque que se les venía encima fue totalmente contrarrestado por las técnicas del herrero y el pirómano. La enorme bala de hueso quedó reducida a meras astillas, incapaces de hacer daño alguno al grupo. Por otro lado, Toshio avisó al Uzukage sobre la nueva posición del General. La verdad, para Siete el movimiento había sido totalmente imperceptible. Tan solo había visto como el ataque del Uzukage así como Toshio llegaban al punto donde estaba el enemigo, y de pronto... ya no vio más. También sea dicho, no era su prioridad.
Debían huir. Fuese como fuese.
Sin apremiar a ver donde se encontraba el General, el peliblanco corrió de nuevo a ayudar a su compañera Ranko. Debían continuar la huida, y debía asistir a su compañera si quería que sobreviviesen todos. Corrió a más no poder, y para cuando alcanzase a su compañera, haría por continuar la carrera en la medida de lo posible. El objetivo estaba claro, llegar a la orilla. Evidentemente, alejándose todo lo posible de la posición de la batalla.
«Me cago en la puta... que mal negocio, hermano...»
Aún a sabiendas del trato que tenía con su superior, no podía quitarse de la cabeza esa constante pregunta: ¿Por qué se había metido en semejante jaleo?.
Debían huir. Fuese como fuese.
Sin apremiar a ver donde se encontraba el General, el peliblanco corrió de nuevo a ayudar a su compañera Ranko. Debían continuar la huida, y debía asistir a su compañera si quería que sobreviviesen todos. Corrió a más no poder, y para cuando alcanzase a su compañera, haría por continuar la carrera en la medida de lo posible. El objetivo estaba claro, llegar a la orilla. Evidentemente, alejándose todo lo posible de la posición de la batalla.
«Me cago en la puta... que mal negocio, hermano...»
Aún a sabiendas del trato que tenía con su superior, no podía quitarse de la cabeza esa constante pregunta: ¿Por qué se había metido en semejante jaleo?.