8/04/2023, 10:56
— Si bueno... No es que fuera muy clara la descripción Entiendo entonces que quien lo ha robado no ha sido un cualquiera ¿no?
El lobo gruñó, molesto por las palabras de Ren.
— ¡¿Cómo que no era clara?! ¡Era cristalina! — carraspeó como un viejo cascarrabias. — ¡Y claro que no era un cualquiera! Estaba todo explicado en la carta. Apareció de la nada y sacó la espada, solo para desaparecer después.
Finalmente, el pasillo se acabó, dando lugar a una estancia que en algún momento fue muy elegante. Se trataba de una enorme habitación de roca pulida de un color gris muy claro que tenía en el centro un altar. El altar no tenía más de medio metro de altura y no parecía tener siquiera escaleras para subirlo. En el centro del altar había una pequeña losa con una inscripcion y un hueco. El hueco dejado por la hoja de la espada robada.
Pero a día de hoy, la mayoría de la habitación estaba llena de musgo y grietas en la roca por el paso del tiempo y del agua, que empezaba a acumularse al lado izquierdo del altar. Había hasta doce agarres en las paredes para colgar antorchas, pero solo había una encendida, que era la más profunda, justo encima del altar.
Varios pasillos se abrían alrededor del que acababa de salir Ren, estos pasillos eran igual que el anterior. Un simple tunel estrecho en la tierra, ni piedra, ni decoraciones de ningún tipo. El lobo se apartó a un lado y se sentó, observando el altar con dolor en su mirada.
El lobo gruñó, molesto por las palabras de Ren.
— ¡¿Cómo que no era clara?! ¡Era cristalina! — carraspeó como un viejo cascarrabias. — ¡Y claro que no era un cualquiera! Estaba todo explicado en la carta. Apareció de la nada y sacó la espada, solo para desaparecer después.
Finalmente, el pasillo se acabó, dando lugar a una estancia que en algún momento fue muy elegante. Se trataba de una enorme habitación de roca pulida de un color gris muy claro que tenía en el centro un altar. El altar no tenía más de medio metro de altura y no parecía tener siquiera escaleras para subirlo. En el centro del altar había una pequeña losa con una inscripcion y un hueco. El hueco dejado por la hoja de la espada robada.
Pero a día de hoy, la mayoría de la habitación estaba llena de musgo y grietas en la roca por el paso del tiempo y del agua, que empezaba a acumularse al lado izquierdo del altar. Había hasta doce agarres en las paredes para colgar antorchas, pero solo había una encendida, que era la más profunda, justo encima del altar.
Varios pasillos se abrían alrededor del que acababa de salir Ren, estos pasillos eran igual que el anterior. Un simple tunel estrecho en la tierra, ni piedra, ni decoraciones de ningún tipo. El lobo se apartó a un lado y se sentó, observando el altar con dolor en su mirada.