—Pues sí, la verdad es que al principio me parecía que no tenía tanto encanto y pensaba que era por los años que había pasado aquí. Pero la veo con otros ojos ahora.

— Desde el momento que me dijeron en la academia que en Amegakure siempre llovía y en Kusagakure tenían una competición de caza anual, la verdad es que es difícil no pensar que Uzushiogakure es mucho mejor que eso. Una villa tranquila, con fiestas bajo los cerezos en flor. Es que es imposible no quererla. — se dejó que tenían a la mejor kage del mundo, porque estaba muerta, sino la villa sería sencillamente insuperable.

—En fin, ya estamos casi en nuestro destino ¿Algo pendiente antes de presentarnos a nuestro cliente?

— Nada por mi parte. Lo mejor será que nos demos prisa, se supone que nos están esperando, ¿no? — esperó la confirmación de Reiji para seguir adelante, tras él.

— Nada por mi parte. Lo mejor será que nos demos prisa, se supone que nos están esperando, ¿no?

—Pues no, la verdad es que ya estoy listo. Y si, deberían estar esperándonos.

Pero a saber. Uno nunca sabía lo que se iba a encontrar cuando llegaba a un sitio. En teoria, los samuráis no tenían que habernos encerrado y aún con lo de Kurama, solo debían habernos mirado mal.

No tardamos mucho mas en alcanzar el destino. En realidad, no teníamos mucho mas que de lo que hablar. Tampoco quería que la conversación llegase a temas íntimos de los que pasaba de contarle nada.

Una vez en el sitio, llamé a la puerta.

Finalmente, el grupo formado por Sasaki Reiji y Himura Hana llegaron al lugar indicado por aquel pergamino que custodiaba el espadachín. Era fácil de distinguir, pues en la fachada se podía ver claramente aquel cartel sobre madera clara y letras carmesíes el nombre que habían estado buscando. El último grito. El chico fue quién hizo sonar la puerta de madera.

En su interior escucharía, de forma ininteligible como un par de personas compartían una conversación pero la puerta no se abriría y tampoco recibiría instrucciones de abrirlas.

Por su parte, Hana había empezado a fijarse en las armas de Reiji, concretamente en la Uchigatana. Se veían tan gran y tan... letal, que la curiosidad empezaba a aflorar, pero por el momento no pasaba de ahí.

—Pues no, la verdad es que ya estoy listo. Y si, deberían estar esperándonos.

Tras asegurar cuan preparado se hallaba para encauzarse en aquella aventura, llamó a la puerta del lugar indicado. Mientras, Hana estaba colocada un poco más atrás, en el lado izquierdo del genin. Reiji tenía un aire de estar más experimentado que ella en las misiones, en la forja y en la vida en general, así que le dejó hacer.

Esperaron unos segundos en silencio, esperando una orden, una invitación o un movimiento de la puerta. No pasó nada de eso, y esperaron otros segundos en los que los ojos de la kunoichi empezaron a divagar. Primero a la melena del herrero, ella misma pensaba dejarse el cabello algo más largo, pero le asustaba que supusiese una desventaja en combate, tal vez debería preguntarle a él. Después a sus espadas, tenía una pequeñita y otra que era un armatoste impresionante.

Obviamente, la atención de Hana fue a la más larga y poderosa. Estaba segura de que con eso podría cortarla por la mitad sin demasiado esfuerzo. Tragó saliva mientras se veía a sí misma empuñandola, con una mano además, sobradamente, conquistando Onindo y viajando por el mar en busca de tesoros con una tripulación pirata y Ren de segunda al mando.

Negó con la cabeza rápidamente. ¿Qué demonios acababa de pasarle por la cabeza? ¿Ren? Ah, claro, le había dicho que quería ser espadachina y estaba mirando una espada. Menos mal que no hacía asociaciones demasiado difíciles. Sin embargo, el sonrojo no se le fue tras devolver su mirada a la puerta de madera, a la espera de alguna señal.

Al otro lado de la puerta se escuchaban voces hablar entre si, pero al parecer no habían escuchado como llamaba a ma puerta, pero nadie respondió.

Miré a Hana. Estaba roja como un tómate. Lo que me recordó algo que me había pasado hace poco una chica de Amegakure, que se había sonrojado al mencionar a Hana, y al preguntarle si eran pareja.

—Oye, el otro día me tope con una "Amiga" tuya en las ruinas abandonadas. Ren, estaba tan roja como tú ahora mismo. Me dijo que te mandase saludos de su parte.

Eso último era mentira, pero por algún motivo me hacía gracia la situación. Quien sabe, quizás el destino volviera a juntarlas y realmente Hana fuese la princesa de la que Ren me habló.

Pero ese no era el tema ahora y me estaba descentrado. Volví a llamar a la puerta, pero esta vez, incluí mi voz, alta y clara.

—¡¿Hola?! Somos los shinobis que habéis contratado. ¿Hay alguien?

El par de gennins estaba empezando a impacientarse y, el hecho de que se percibían ruidos en su interior, como de dos personas charlando no ayudaba, sino todo lo contrario. Hana, por su parte estaba sumergida en sus pensamientos.

Pero Reiji ya se había hartado de esperar, así que golpeó aquella puerta de madera otra vez.

—¡¿Hola?! Somos los shinobis que habéis contratado. ¿Hay alguien?

En el interior los sonidos de la conversación se detuvieron. En su lugar se oyeron pasos y, con el crujir de la puerta, esta se abrió, dando lugar a una silueta entrada en años. Era un señor mayor de pelos largos y canosos que descendían por sus hombros y su espalda. Lucía una camiseta negra en la que se dibujaba una divertida calavera pirata y un chaleco fino de piel marrón. El hombre hizo un breve repaso a los dos muchachos y observó sendas bandanas.

— Pues pasad, ¿qué hacéis allí como pasmarotes?

El hombre abrió por completo la puerta y esperó a que los genins accedieran al interior del local. Era un lugar sencillo, sin muchas extravagancias con una barra al lado izquierdo de la entrada en la que, un hombre estaba limpiando vasos. En el centro no había nada, más allá de algunas columnas propias de la construcción base del edificio a su mano derecha estaba el escenario en el que ya estaban dispuesto los instrumentos para el show de la noche: un microfono inalámbrico, una batería y un bajo eléctrico.

Para Hana todo aquello era extrañamente familiar, como si lo hubiera vivido en otra vida, ¿o quizás fue en esta?

— Así que sois los ninjas que me ha enviado Hanabi-dono. Estoy convencido de que sois del agrado de Shizuka-dono

La kunoichi se quedó helada cuando Reiji le contó lo de Ren, ¿le dijo que le mandase saludos? No pudo evitar exhibir una sonrisa tonta hasta que alguien del interior interrumpió sus pensamientos.

— Pues pasad, ¿qué hacéis allí como pasmarotes?

Hana siguió al hombre al interior, un vistazo rápido le bastó para reconocer el lugar, había estado antes. ¿Para ver algún concierto? No se acordaba para qué exactamente pero la cuestión es que sabía más o menos la pinta que tenía el local. Centró su atención en el hombre que tenía ante ella y que era, probablemente, su cliente.

— Así que sois los ninjas que me ha enviado Hanabi-dono. Estoy convencido de que sois del agrado de Shizuka-dono

— Eso esperamos nosotros también, señor. Yo soy Himura Hana y mi compañero es Sasaki Reiji, somos genins de la villa, a su servicio. — hizo una leve reverencia y esperó a que su acompañante hiciese lo mismo o algo parecido. — ¿Hay alguna información adicional que debamos tener?

Decidió ir tan ágil como pudiese con la misión y todo lo que tenga que ver con su éxito, con la mirada clavada en el cliente.

La sonrisa tonta de Hana cuando escuchó el nombre de Ren fue un puntazo. Quizás que apareciera a pedir una misión justo el mismo día que yo era una señal divina. Una que me indicaba que podía empezar con mi venganza.

— Pues pasad, ¿qué hacéis allí como pasmarotes?

La voz del hombre me sacó de aquellos pensamientos de venganza que tenía contra la muchacha de ame. A ver, era una venganza para nada dolorosa, al menos físicamente, perooo....

— Así que sois los ninjas que me ha enviado Hanabi-dono. Estoy convencido de que sois del agrado de Shizuka-dono

Ah ¿Que teníamos que gustarle para cubrirle las espaldas? ¿No era suficiente con alguien capaz de defenderla del peligro? ¿Que clase de encargo era realmente aquella misión?

— Eso esperamos nosotros también, señor. Yo soy Himura Hana y mi compañero es Sasaki Reiji, somos genins de la villa, a su servicio. — Me hubiera gustado presentarme a mi mismo, pero claro. En fin, seguro que ese hombre ya conocía mi apellido — ¿Hay alguna información adicional que debamos tener?

—Encantado. Ya me ha presentando mi compañera... Bueno, si hay algo importante que tengamos que saber, supongo que es el momento.

Aquel hombre iba alternando su atención entre ambos gennins, aunque se miraba incluso con más atención a Hana. No es que fuera un viejo verde, no era ese tipo de mirada.

Eso esperamos nosotros también, señor. Yo soy Himura Hana y mi compañero es Sasaki Reiji, somos genins de la villa, a su servicio. ¿Hay alguna información adicional que debamos tener?

El tipo estuvo a punto de abrir la boca y responder a la muchacha, pero Reiji se le adelantó.

—Encantado. Ya me ha presentando mi compañera... Bueno, si hay algo importante que tengamos que saber, supongo que es el momento.

— Bueno, como habréis imaginado yo soy Nomura Kazuki y... — abrió los brazos y dio la vuelta sobre si mismo, como mostrando todo aquel lugar — Lo cierto es que no os esperaba tan pronto. Shizuka no ha llegado todavía, pero su barco debe estar al caer, ¿qué os parece si vais a buscarla vosotros mismos? Nosotros aún tenemos trabajo que hacer para prepararlo todo para esta noche, así podéis mostrarle la aldea

— Bueno, como habréis imaginado yo soy Nomura Kazuki y... Lo cierto es que no os esperaba tan pronto. Shizuka no ha llegado todavía, pero su barco debe estar al caer, ¿qué os parece si vais a buscarla vosotros mismos? Nosotros aún tenemos trabajo que hacer para prepararlo todo para esta noche, así podéis mostrarle la aldea

Hana le sonrió.

— Ningún problema, Nomura-san. ¿Nos puede decir en qué puerto atracará o cómo es el barco?

Por no decir, ni siquiera había dicho a qué hora exacta tenía que llegar. Esperó a que el hombre contestara o a que Reiji añadiese algo. Estaba claro que no podían plantarse en el embarcadero de Uzushiogakure, por donde pasan trescientos mil barcos cada día y esperar pacientemente a que, por gracia de Shiona-sama, la chica apareciese ante ellos. Necesitaban por lo menos un par de datos.

— Ningún problema, Nomura-san. ¿Nos puede decir en qué puerto atracará o cómo es el barco?

Pues el único que puerto que había en uzushio... Y que ademas estaba cerrado al publico, por lo que no llegarían mas de uno o dos barcos al día. Yo lo sabía muy bien, pues pasaba bastantes horas en mi barco.

—No hay problema Hana, el único puerto que hay en Uzushio. Yo se como se llega. Y tampoco llegan tantos barcos al día. Quizás uno a lo sumo dos, a veces ninguno.

De hecho, era raro cuando venían dos barcos al día. Quizás lo mejor era preguntar otras cosas. Sobretodo por que yo no conocía a la famosa.

—Yo lo que quisiera saber es la apariencia de la chica. Yo no la conozco aunque sea famosa, lo siento.

Si venían uno o dos barcos, quizás era fácil reconocerla cuando parara el barco y ella bajara. Mucho mejor que reconocer el barco.

Las dudas empezaron a surgir entre los ninjas. Varias de ellas fueron exteriorizadas y formuladas para que Kazuki pudiese saciar su sed de conocimiento y respuestas.

— Oh, no creo que os tengáis que preocupar por el barco, dudo mucho de que haya muchos en el puerto ahora mismo

La realidad es que al tratarse de una aldea oculta, el flujo de barcos mercantes iba en cuentagotas y los barcos que transportaban gente era básicamente los que se autorizaba a través del Uzukage, los cuales eran pocos. digamos que a Uzushio uno no iba a hacer turismo y menos después de lo ocurrido en el último examen de chūnin de las Tres Grandes.

Pero los muchachos también querían saber cómo diantres iban a reconocer aquella diva.

— Vaya, me sorprende que no la conozcáis, causa verdadera sensación entre los muchachos de vuestra edad. Bueno, no pasa nada, la reconoceréis enseguida. Tiene una larga melena azul celeste y podréis comprobar que es muy mandona. Además, es probable que venga rodeada de unos cuantos guardaespaldas. Decidle que venís de mi parte. Os han dado un pergamino acreditando que os he contratado, ¿verdad?

Antes de que se fueran, el hombre cayó en algo más, como si le hubiese golpeado la frente, llegó a cubrirla con la mano.

— Otra cosa, tened cuidado con cómo tratáis con ella. No sé si estáis acostumbrados a tratar con este tipo de gente pero... bueno, digamos que son bastante susceptibles

Hana se empapó todo lo que pudo de la información que les facilitaba su contacto. Melena azulada y un temperamento complicado, bueno, nada que no fuese con el trabajo de ser una cantante adolescente de rápido ascenso. La última advertencia del hombre sonó a que aquello iba a ser más complicado que la propia misión de protegerla.

— No se preocupe, Nomura-san, nosotros nos ocupamos. — contestó con una sonrisa mientras él volvía al interior del local.

Una vez se hubiese ido, se giraría a su compañero.

— ¿Vamos? — esperó a que él iniciase la marcha para acompañarle.

Quería comentarle qué le había parecido lo que les había contado el hombre, pero prefería hacerlo un poco más alejados del lugar.

— Vaya, me sorprende que no la conozcáis, causa verdadera sensación entre los muchachos de vuestra edad. Bueno, no pasa nada, la reconoceréis enseguida. Tiene una larga melena azul celeste y podréis comprobar que es muy mandona. Además, es probable que venga rodeada de unos cuantos guardaespaldas. Decidle que venís de mi parte. Os han dado un pergamino acreditando que os he contratado, ¿verdad?

Pues no iba a ser difícil de reconocer. No debía de haber muchas mujeres con el pelo azul celeste. Y con respecto a lo de mandona... Mi trabajo era protegerla, no ser su esclavo. Aquello podía no acabar bien, pero ni pensaba arrastrarme por lo que pagaban por aquella misión. Y mi historial... Me daba un poco igual.

— Otra cosa, tened cuidado con cómo tratáis con ella. No sé si estáis acostumbrados a tratar con este tipo de gente pero... bueno, digamos que son bastante susceptibles

Mi familia era famosa pero anda susceptible. Pensaba tratar a la muchacha como trataba a cualquier persona. Mi trabajo era únicamente guardarle las espaldas y eso es lo que iba a hacer.

— No se preocupe, Nomura-san, nosotros nos ocupamos.

Bueno. Supongo que podía confiar en mi para darle una paliza a quien quisiera molestar a la muchacha o acercarse demasiado. Pero si me pedía que le sirviera té o le llevará las bolsas de la compra...

— ¿Vamos?

—Claro.

Dije siguiendo a Hana hacia fuera, y caminando en dirección al puerto. Y era el momento de volver a meter el dedo en la venganza contra Ren.

—Oye... La muchacha esta de Amegakure dijo algo sobre ti que me preocupa un poco. Dijo que eras la princesa a la que tenia que proteger y cuidar...

Bueno, no dijo que fuera ella, pero ahí estaba la gracia. A veces había que añadir nuevos detalles a las historias incompletas. Sobretodo si así podía vengarme de Ren.

—Espero que no tener que proteger a la muchacha y también a ti si pasa algo. Por que... ¿Sabes pelear verdad?

—Oye... La muchacha esta de Amegakure dijo algo sobre ti que me preocupa un poco. Dijo que eras la princesa a la que tenia que proteger y cuidar...

¿Qué? Pensó Hana, aturdida por el giro inesperado que había dado la conversación.

—Espero que no tener que proteger a la muchacha y también a ti si pasa algo. Por que... ¿Sabes pelear verdad?

— ¡Pues claro que sé pelear! Pero, ¿qué te dijo esa kunoichi exactamente? — no quería pensar que hablaba de Ren pero no conocía a ninguna otra kunoichi de Ame.

¡Había sido un hecho excepcional por la lluvia! Por supuesto que no era una chiquilla frágil que no sabía valerse por sí misma. Esperó a que Reiji contestase antes de dejar salir todo su enfado.