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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#61
La cocinera tomó asiento cuando Kisame le dio permiso. Parecía que, aunque se trataba de dos niños casi de teta —el Taka era mayor, pero no lo suficiente como para ser considerado un hombre todavía—, la autoridad que imponían sus bandanas en aquella Aldea había permeado adentro de los muros de la residencia Kobayashi.

Sakura parpadeó varias veces ante la avalancha de palabras que Karamaru estaba haciendo llover sobre su cabeza. Verdaderamente parecía que le estaba llevando su tiempo asimilar todo aquello, pues al contrario que Yamato, ella no se había dedicado a observar ni reflexionar; hacía su trabajo, cobraba a principio de mes, y vuelta a empezar. Era una mujer sencilla, con una labor sencilla, que no aspiraba a más. ¿Por qué la habían metido en aquel embrollo?

Yo... Ehm... —se rascó la coronilla—. Yo no tengo idea de qué es lo que está pasando, shinobi-dono —respondió con servil educación—. A mí Kobayashi-sama me paga por cocinar. No se me dan bien otras cosas, Kobayashi-sama lo sabe y no me pide más. Yo no hago más, tampoco.

Sakura parecía sincera, pues era de ese tipo de personas que no sabían mentir; bien por incapacidad, bien porque su corazón fuese demasiado puro como para hacer algo así.

Kobayashi-sama está muy disgustada últimamente. Seguro que es por eso que ustedes están aquí, shinobi-dono —bajó la mirada. Parecía auténticamente afligida—. Yo... Yo...

La cocinera puso sus dos manazas sobre la mesa y realizó una reverencia tan profunda que estampó la frente contra el tablón de madera con un sonoro "clonk".

¡Yo sólo quiero pedirles que ayuden a Kobayashi-sama y que todo vuelva a la normalidad! ¡Por favor, shinobi-dono!
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#62
Analizó todas sus palabras con detenimiento. En efecto parecía lo que era. Una mujer sencilla que no se preocupaba por nada más que hacer su trabajo, sin aspirar a mucho más. Parecía que Kisame había acertado en su análisis inicial y eso le alegraba muchisimo, aunque lo disimulara perfectamente con aquel gesto apático. Miró a su compañero brevemente y luego volvió a mirarla a ella mientras hablaba. No parecía que fuese a decirles nada más que fuera útil, solamente confirmar las sospechas de que ella no era, o al menos, en principio no lo parecía.

-Bien, creo que tenía razón... Por mi parte, no necesito saber más de ella. Pregúntale algo tú si quieres, pero por mí puede pasar el chico, él es quien me escama más, si te soy totalmente sincero -Pensó el amejin sin mirar a Karamaru.

Pero entonces ocurrió algo que estaba totalmente fuera de los cálculos del pelinegro. Aquella mujer se postró prácticamente ante ellos y les hizo una especie de ruego desesperado para que lo solucionaran. Aquello descolocó momentáneamente al shinobi, pero luego recordó su bandana y la autoridad que le daba dentro de la aldea. sus contínuos viajes le habían hecho, quizás olvidar lo que eso significaba dentro de Amegakure.

-No se preocupe en lo mas mínimo, por ahora creo que nuestra investigación está llendo por buen camino, y su disposición nos ha ayudado mucho a avanzar. Por mi parte, puede pasar el chico. Eso sí, quizás mi compañero quiera hacerle alguna pregunta adicional. -Concluyó sin dejar de mirarla.

Ahora tenía las cosas muy claras. Esperaba que el testimonio del chico fuese revelador y que les contase algo. Estaba dispuesto a utilizar lo que hiciera falta para que hablara, pero viendo que todos los empleados estaban teniendo buenas intenciones con ellos, no se esperaba menos de el otro.
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#63
«Dame una más.»

Ante tan impactante reacción por parte de la mujer Karamaru no pudo hacer más que preguntarse a qué venía. A veces para bien y a veces para mal pero el amejin no era particularmente de aquellos que se quedan callados y se guardan sus dudas.

¿A la normalidad? ¿Osea que te está afectando esta situación? ¿O es que simplemente no le gusta ver a la vieja sintiéndose mal? Asumo que si es por eso tendrá un apego, o tal vez ponga en peligro su trabajo, ¿no?

Podría ser de buena gente simplemente pero en aquel momento, con sus mil y una dudas e indecisiones, Karamaru no tenía muy en claro qué y qué no cuestionar de más. Trataba de no tomar nada por obvio por más que eso lo hiciera preguntar cada cosa que se le pasaba por su cabeza sin pensar demasiado.
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#64
La cocinera volvió la vista hacia Karamaru, visiblemente atribulada por sus preguntas. Tal vez la ametralladora de palabras que era el Yamanaka no casaba bien con aquella enorme mujer, o simplemente el muchacho le estaba pidiendo descubrir un secreto con el que ella no se sentía conforme. Revolviéndose en su asiento, la cocinera masculló.

No quiero tener que seguir cubriendo el turno de Keisuke-san —dijo, al fin—. Es muy agotador cocinar y además tener que ocuparse de las labores de otro, ¿sabéis? ¡No quiero seguir haciéndolo!

Se cruzó de brazos, repentinamente obstinada.

Keisuke-san... Siempre me pide que le haga su turno de la medianoche. Cambiar las sábanas de los cuartos de invitados y las toallas de los baños —rezongó—. ¡Y a esas horas yo ya estoy muy cansada! Pero no quería que Kobayashi-sama le despidiera, es un buen chico, así que acepté. Le prometí que lo haría, y las promesas hay que cumplirlas. Así que mi única esperanza... ¡Son ustedes!

Volvió a hacer aquella reverencia tan exagerada.

¡Hagan que todo vuelva a ser como antes, por favor!
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#65
Espera, espera... Acababa de pasar lo que estaba viendo? Se le había pasado por alto aqueld etalle, en cuallquier caso, sus sospechas se confirmaron nuevamente. Aquel chaval era el principal sospechoso y parecía que aquellas declaraciones eran unas pruebas lo suficientemente consistentes como para demostrar que era él. Así que miró a Karamaru brevemente y luego a la mujer.

-Bingo! Creo que lo tenemos... -Pensó para que su compañero lo oyera. Incluso mentalmente se podía notar el entusiasmo del amejin.

Se mesó el mentón unos segundos antes de mirar a la cocinera con seriedad y gesto severo, clavándole la mirada en la suya. Quería que lo siguiente que dijera se lo tomara en serio, porque sino la investigación no iba a llegar a ninguna parte. Entrecruzó entonces sus dedos, apoyandolos junto a sus manos y brazos en la mesa, parecía sentirse algo menos incómodo ahora que tenían un hilo por el que tirar. Qué coño un hilo, una soga...

-Haga esto por nosotros hoy: Déjelo a él que haga su propio turno, nosotros nos encargamos... -Bebió un poco de zumo -Ah, y dígale a Keisuke-kun que pase... -Concluyó, al menos por ahora.

Estaba todo dicho, había que vigilar a ese tipo esta noche y tendrían a su culpable. A título personal, Kisame le iba a dejar bien claro lo que debía hacer si no quería problemas de verdad. No era un gran intimidador pero estaba seguro al cien por ciento de que colaboraría, por las buenas, o por las malas...
[Imagen: 5580292BE7BEACCEE5D949BB94C776DA5ABEFF17]
Avatar por Ayame ¡gracias!
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#66
«Tranqui pá, no te emociones que acá todos pueden ser unos mentirosos hijos de puta. Vamos de a poco, yo no voy a confiar ciegamente en nada.»

Y era la verdad, no podía dejarse llevar solamente por una cosa que dijera aquella mujer, siempre podía pasar que intentaran manipularlos. Karamaru se tomaba entonces la conversación con cautela aunque no podía negar que, de ser cierto, podía ser una declaración muy interesante que los ayudaría a hacer las cosas más rápido.

Vamos a hacer lo que podamos, no te preocupes, algo vamos a encontrar.— cerró tratando de empatizar con la empleada.

El amejin se recostó en su asiento mientras que la cocinera se iba y llamaba al muchacho Keisuke que al parecer les iba a traer una conversación interesante.
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#67
La cocinera dudó visiblemente ante la petición de Kisame, pero luego pareció pensárselo mejor: si quería que todo aquello acabase pronto, su instinto le decía que era mejor hacer caso de lo que los ninjas que decían. Sin más, Sakura se limitó a asentir con cierto aire bobalicón y poniéndose en pie, realizó otra sentida reverencia. De verdad se la veía afectada con semejante lío.

Breves momentos después de que la cocinera saliera de la habitación, el tercero en discordia hizo acto de presencia; probablemente los genin ya sospechaban de él y su apariencia y lenguaje corporal no indicaban precisamente que estuviese confiado. Keisuke parecía bastante nervioso, se frotaba las manos y ni siquiera miró a los ninjas a la cara antes de tomar asiento frente a ellos, en la mesa. Constantemente dirigía furtivas miradas a izquierda y derecha, como un conejo que se sabe adentrándose en la madriguera del lobo.

Shinobi-san, shinobi-san —saludó, con sendas inclinaciones de cabeza dirigidas a Kisame y Karamaru.
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#68
Observó como se acercaba, nervioso. Quiso hacerle caso a Karamaru pero... A pesar de que no solía creerse las cosas con facilidad, para él era muy evidente desde hacía un rato que había sido aquel chico, solo esperaba no llevarse un chasco y descubrir que no. Lo estudió con la mirada lentamente observandole. Ni siquiera podía mirarles a la cara, eso es bueno, confirmaba lo que pensaba en parte. Tomó asiento y les saludó con educación, pero utilizando un honorífico que no le gustaba demasiado, sobre todo viniendo de un civil.

-Cuéntanos, ¿como ves a la señora estos días? Tus compañeros estaban bastante preocupados por su malestar, entiendo que tu también... Así que lo fácil para todos es que colabores... -Dejó caer aquellas palabras como pesadas vigas metálicas sobre sus hombros, para comprobar su reacción.

Si realmente era él, o bien tenía una voluntad de hierro o simplemente se pondría mas nervioso, o quizás no supiera qué contestar. Quería jugar un poco con él para que confesase él mismo sin necesidad de recurrir a comprobaciones posteriores. No se le daba demasiado bien hablar ni intimidar, pero la situación se inclinaba en su favor y aprovecharía esa oportunidad sin dudarlo, quería exprimirle hasta la última gota. La idea de interrogar a los trabajadores había sido un gran acierto, seguramente de otra forma no habrían podido resolverlo de forma tan sencilla.
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#69
El lado atacante lo llevaba su compañero, era él quien desconfiaba y mostraba cierta seguridad sobre el culpable. Aunque fuera extraño en esa situación Karamaru era el portador de la cautela. Y siguiendo con el orden que venían llevando, más que Kisame estaría mucho más ansioso de interrogar al empleado, el amejin dejaría que él tomara la palabra.

Imitó el gesto con la cabeza saludado a Keisuke y mantuvo su silencio. Se recostó en su asiento manteniendo la mirada fija en el rostro del interrogado y se cruzó de brazos ansioso de ver que salía de aquel cruce de palabras entre ambos participantes.

«Por las dudas yo lo aclaro, anda con calma, no te mandes de una» llegaría a resonar en la cabeza de Kisame un calmo tono de voz.
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#70
Keisuke se frotó las manos otra vez, incómodo. Sin embargo, su tono de voz no flaqueó; parecía haber reunido algo de confianza o simplemente no era el culpable y era la presencia de dos ninja de la Tormenta lo que le intimidaba. A saber.

Sí, claro, yo también estoy preocupado. La señora Kobayashi me da trabajo —replicó, sincero—. Todo esto de los espíritus... Es un mierdero. Ojalá que lo solucionen pronto, shinobi-dono. ¿Colaborar? Claro, yo les colaboro en lo que haga falta.
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#71
Aquellas palabras les sonaron vacías. Nada que ver con sus otros compañeros, los cuales si parecían realmente preocupados. Quizás por el mayor tiempo de servicio o porque tenían cierto aprecio a su jefa o a su puesto en aquella casa. En cualquier caso, por una razón u otra no podía creerse a todas luces las palabras de aquel chico. Le miró unos instantes estudiando su expresión y su lenguaje corporal, pero no pareció ver mucho... Por lo que parecía, o bien no estaba nervioso o bien llevaba todo este rato mentalizándose para estar tranquilo frente a ellos.

-Cuéntanos entonces... ¿Has visto algo extraño en la actividad normal de la casa desde que ocurre esto? Por lo visto la hora crítica de los hechos es medianoche, justo cuando usted le pide a la cocinera que cubra su turno cambiando sábanas y toallas... ¿Tendría la amabilidad de contarme que hace a esa hora? -Preguntó, con gesto inexpresivo y tono todo lo autoritario que sabía, intentando arduamente contener una sonrisa de medio lado, satisfecho.

No se le iba a escapar. Las preguntas eran directas, rápidas, duras y precisas... Ahora, observaría nuevamente su reacción, quizás para esto no hubiese ensayado o no se hubiese mentalizado, no se podría esperar que ellos supieran aquello, o al menos eso creía el pelinegro.
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#72
La conversación iba a de a dos en ese momento. Poco tenía que agregar a lo que preguntaba su compañero y tampoco quería llenar de preguntas al interrogado. Karamaru escuchaba con calma aún recostado en su asiento viendo el resultado de aquel cruce de palabras buscando el momento para poder meterse y tratar de aportar de algo.

Su mirada se movía entre Kisame y Keisuke despreocupada, era más un espectador que un interrogador. Podrían tener algo entre manos con el muchacho pero el morocho no estaba tan seguro como su compañero y por eso prefería mantenerse al margen de cualquier acusación o apriete en ese sentido.

«Bien, esa era justo la que me interesaba»— hizo referencia a la actividad de medianoche del chico.
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#73
Keisuke asintió al principio, como representando una obra ensayada muchas veces, hasta que Kisame llegó a la parte en la que le revelaba que sabía que había estado pidiendo a Sakura hacerle las sustituciones. El muchacho del servicio apretó los puños y su boca se frunció en una mueca de profunda frustración, pues sabía que la cocinera le había delatado. No contestó inmediatamente, sino que se incorporó en la silla y colocó sus manos entrelazadas frente a él; parecía una barrera invisible entre él y los ninjas. Estaba por ver si sería efectiva.

Sakura es una bocazas... —masculló—. Sí, algunas veces le pido que me sustituya, ¡pero es por una buena razón! —se excusó—. Mi madre trabaja en el Distrito Comercial y sale un poco antes de la medianoche, esas no son horas para que una madre vuelva sola a casa por las calles, que allí hay mucho borracho de fiesta. Así que la acompaño del trabajo a casa, y luego vengo... ¿Contentos?

Ni Karamaru ni Kisame eran especialmente perceptivos, pero desde el primer momento el carisma de Keisuke no era suficiente para que se tragaran semejante mentira. La cuestión era: ¿iban a intentar que confesara por las buenas... o por las malas?
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#74
La atención era importante. Desde luego ese chico venía preparadito para defenderse de cualquier cosa, como una coreografía ensayada durante horas o una kata de un arte marcial la cual siempre te salía bien si la habías practicado. No obstante, estaba bastante claro que aquello le había descolocado un montón y tuvo que improvisar de mala manera. Seguramente Kisame no fuese la persona más observadora del mundo, pero al menos lo intentaba, y logró descifrar la mentira que encerraban sus palabras. Le tenía... Ahora solo había que decidir como hacer las cosas... ¿Bien o mal? Seguramente a Yui no le gustaría que hiciesen las cosas mal y lo cierto es que el pelinegro no tenía ninguna forma de amedrentar al chico sin destrozarle media casa a la señora...

-Lo tenemos, pero... Necesitamos que confiese y creo que torturarle no le iba a gustar a Amekoro-sama, aunque para mí sea la opción mas eficaz. Propongo entonces vigilarle esta noche, que uno de los dos vaya con el para que acompañe a su supuesta madre y si no se producen los fenómenos tendremos una prueba razonable... ¿Te gusta la idea? -Pensó para su compañero.

Volvió a mirar al tipo y se levantó de su silla como había hecho él. comenzó a caminar lentamente hasta que se colocó justo detrás de él, con las manos bajo sus mangas, pero juntas entre ellas, por si intentase hacer alguna tontería, ahora si que no iba a bajar la guardia por nada del mundo, ahora que ya casi lo tenían...

-¿Por quien nos tomas? ¿De verdad crees que somos imbéciles? Te voy a decir una cosa... Para los tres es mas fácil que digas la verdad... Así que déjate de tonterías -Increpó con tono frío. No pretendía intimidarle, en lo mas mínimo, solo pretendía sonar serio.

Miró a su compañero desde la espalda del joven y asintió con la cabeza en señal de aprobación, para que continuase él, quizás Karamaru pudiera intimidarle, aportar algo o simplemente persuadirle de que dijera la verdad. Desde luego, para Kisame era casi imposible, a menos que aquellas palabras le hicieran reaccionar de alguna manera inesperada.
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#75
«¿¡PERO ESTÁS LOCO!? ¿Cómo vamos a andar por ahí torturando gente chabón? Vamos tranqui, también pensé en ir visitar a la madre. Me parece un poco mejor que andar lastimando gente innecesariamente, que de nuevo, es contraproducente ciegamente culpar a alguien. Paso a paso.»

La excusa podía llegar a servir y Karamaru prefirió no descartarla. Si no era la madre podría ser otra situación que lo obligase a salir a esas horas, cosas que le dieran vergüenza y prefiriese mentir antes de que se sepan. De cualquier manera si los gennin andaban investigando tenían que cubrir todo lo posible para llegar al mejor resultado.

Bueno, tampoco va a pasar nada, no tengo motivo para decir que mentís— le quitó seriedad a las palabras de su compañero a propósito. En su cabeza seguir el juego era más fructífero que ir al choque, además de que la buena historia del interrogador bueno y el malo por algo era conocida— Así como yo entiendo tu situación, de hecho yo haría lo mismo por mi vieja, espero que entiendas la nuestra. Sakura nos comentó lo tuyo, decidimos no creerle porque si y te preguntamos a vos. De la misma manera tendríamos que corroborar que vas a buscar a tu mamá. ¿Hoy trabaja? Podríamos acompañarte.

Dobló la espalda, se acercó a la mesa y apoyo los brazos sobre esta en una postura desafiante que no coincidía del todo con su tono calmo y agradable que trataba de marcar.
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