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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Durante un buen rato, Lyndis estuvo mirando el interior de su mochila intentando decidir que prendas tomar. Sentía la necesidad de coger algo formal y educado pese a que iban a ir a un buffet libre a arrasar con todo entre todas las presentes. Bueno, tal vez Meme no se daba el atracón como ellas, puede que las amejines tampoco fueran de comer mucho. ¿Pero ir tan arreglada cuando van todas juntas? Tampoco tenía mucho sentido. Aquello solo le produjo más dudas y algo de dolor de cabeza mientras se rascaba la sien.

Decidida, pero no convencida, agarró un par de prendas algo más informales antes de marcharse a uno de los baños. Si para cuando todas estuvieran arregladas iba demasiado casual, todavía tendría tiempo de arreglarlo.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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La sonrisa de Meme se desvaneció cuando Kimi retiró su brazo. Los dedos de la pelirroja se cerraron en el aire, lentamente, y sus ojos verdes quedaron fijos en la nada, como si hubiese atrapado un fantasma en su mano, y sólo ella pudiese verlo.

Entiendo —su voz sonaba levemente decepcionada, aunque su sonrisa regresó un segundo después. Era una sonrisa honesta y tranquila —. Intentaré no verlo con esos ojos. Una disculpa. —dio un paso atrás y le dedicó una leve reverencia.

Mientras tanto, Ranko se preparaba para volver a con el resto, junto con Chika.

Oh, n-no te preocupes. Intentaremos no... Ahm... Llamar mucho s-su atención. Además, Meme también solía... Bueno, suele ser bastante curiosa. Así que estoy acostumbrada a preguntas y comentarios... ehm... Diferentes.

Si Chika no la detenía o mencionaba algún otro tema, la llevaría de vuelta a la sala de estar, donde verían a Meme y Kimi, y a Goromise entrando del otro lado de la estancia. Ésta se le acercó a la castaña y se inclinó levemente.

Ranko-sama. Zhaoren-sama ha sugerido que cenen en El tiburón de jade esta noche. Sólo quería confirmar su petición con usted para bajar de inmediato a hacer la reservación.

Ranko sonrió y se sonrojó de nuevo, emocionada de que Lyndis hubiese tenido tan maravillosa idea.

¿Les parece, chicas? Es un lugar de bufé muy bonito, ¡y pueden comer tanto como quieran! Ya que yo les invité aquí, la cena va por mi cuenta.

Meme asintió alegremente, y Ranko esperó la respuesta de Chika y Kimi. Sin embargo, no dejó de ver en derredor.

Oh. Ahm... ¿Y Lyndis?
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Kimi no pudo evitar preocuparse un poco, pensando que había hecho sentir mal a Meme con lo que le había dicho, pero Meme demostró habérselo tomado bastante bien, haciendo que Kimi le sonriera con alegría.

— ¡Está bien, gracias!

Ranko y Chika no tardaron demasiado en aparecer a la vez que Goromise, que entró desde el otro lado de la habitación para hablarle a Ranko sobre la propuesta de Lyndis para la cena de aquella noche.

— Sí, me parece bien. Muchas gracias por invitar. —Le respondió, antes de que Ranko preguntase por Lyndis—. Creo que se había ido a buscar a Goromise-san. ¿No te encontraste con ella?
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Oh, n-no te preocupes. Intentaremos no... Ahm... Llamar mucho s-su atención. Además, Meme también solía... Bueno, suele ser bastante curiosa. Así que estoy acostumbrada a preguntas y comentarios... ehm... Diferentes.

Sí, deberíamos cuadrar nuestras versiones. Diremos que... te he querido pedir perdón de nuevo por lo de Meme. Por cierto, me disculpo de nuevo, es que es dificil entrenar sin golpear. — le comentó rápidamente Chika antes de que volviesen a ver a sus hermanas menores.

Al volver, Meme y Kimi verían a Chika volver a bajar la cabeza a modo de disculpa, levantandola de inmediato para verlas.

Hey, chicas. — dijo de inmediato de la forma más extraña posible.

Después Goromise comentó sobre donde ir a comer y que al parecer Lyndis había sugerido algo sobre la cena. De nuevo, la duda sobre si deberían hacer una pequeña emancipación y dejarlas solas asaltó a Chika. Lyndis no parecía tener más interes en todo eso que Ranko, ni siquiera había querido entrenar con nadie que no fuese ella. ¿Se molestaría si no las dejaban a solas? Había veces que la gente daba por supuesto que algo se daba por sentado, en este caso, dejar sola a la pareja. Pero Chika no tenía la habilidad social para saber si sí o si no.

Claro, donde nos lleveis está bien. Si yo hay dias que me alimento a base de arroz blanco. — dijo sonriente intentando restarle importancia a todo. — ¿O quieres algo en especial, Mi-chan?

Se giró a su hermana, mirandola con una sonrisa nerviosa. Realmente se le daba mal ocultar cosas.
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Pasaría un buen tiempo hasta que la chica de cabellos plateados volviera a hacer aparición. A menos que alguien fuera a comprobar el baño, o más bien ese en específico de la gran casa, pues había más de uno. Incluso había una parte que daba a la montaña quedando expuesto al aire libre, que se trataba de unas aguas termales; si habían sido naturales o modificadas por la mano humana, era algo que ella desconocia.

Si nadie la interrumpía, saldría tras cerca de un cuarto de hora de aquel cuarto de baño; portaria una toalla enrollada en la cabeza mientras terminaba de acomodarse una blusa de color verde pastel.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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Ranko asintió ante lo de las "versiones" aunque se dijo que no sabría mentir si le preguntaban algo específico. Tampoco le dio más seguimiento al comentario sobre Meme, aparte de una gran sonrisa, pues Meme ya la había perdonado, y era lo que importaba.

Así es. Zhaoren-sama dijo que iría a arreglarse —Goromise confirmó lo que Kimi decía —. ¿Desea que la busque?

Oh, no, gracias, Goromise-san. Ya... Ya la buscaremos nosotras —La castaña volteó a ver a Chika casi violentamente al escuchar lo del arroz —. ¿¿Huh?? ¡Pero si hay que comer bien para entrenar bien! Tienes que reponer toda la energía que consumes, y comer carne para generar músculo —No sonaba a regaño, sino a un comentario preocupado —. No te preocupes, Chika-san. ¡Vas a comer hasta reventar! ¡Todas lo harán!

Soltó una breve risa. Si nadie decía más, juntaría las manos.

Creo que podemos hacer como Lyndis y comenzar a prepararnos para salir. ¿Les parece?

Meme asentiría, alegre. Si las otras estaban de acuerdo, ella y Meme irían a la habitación a buscar ropa, para luego ir a tomar un baño. La castaña les indicaría al resto dónde estaban los otros baños. Lyndis, apenas saliendo de la estancia de baño, se toparía con una de las chicas.

Oh. Aquí estás. Te ves fresca. Onee-sama te buscaba —Le diría Meme a Lyndis, y se colocaría espalda contra la pared para evitar tocarla al pasar la peliplateada —. He escuchado de algo llamado despedida de soltera. ¿Tendrán una? —diría casi sin pensarlo.
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Kimi ladeó la cabeza, confundida al ver a su hermana tan nerviosa. Ya la conocía bastante bien y sabía que eso solo podía significar una única cosa.

— ¿Qué estás tramando? —Dijo, mientras entrecerraba los ojos y se acercaba a ella, como si quisiera ver a través de ella para descubrir lo que le escondía.

Por suerte, Ranko intervino justo a tiempo para distraerla y que no siguiera indagando en ello, pues lo sorprendida que se halló de que hubieran días en los que las Kaminari comieran solo arroz.

— Es verdad que hay que comer para recuperarse, pero las dietas son mucho más complicadas que Ranko-san... —Especialmente cuando no estaba en tu interés crecer tanto como lo había hecho la Sagisō, aunque eso era algo que podría venirle bien a la menor de las Kaminari—. Y no me gustaría reventar... ¡pero claro! Deberíamos ir a arreglarnos si vamos a salir a comer fuera.

Cuando fue a junto a Ranko y Meme a buscar la ropa para tomar un baño, Kimi se dio cuenta de que no había traído más que unos karategi blancos y ropa de entrenamiento, pues pensaba que solo se habían encontrado para tener sus duelos y entrenar.

Hizo lo mejor que pudo, cogiendo una camiseta deportiva negra y ceñida con el logo de un rayo azul en la parte izquierda del pecho, junto con unos pantalones azules y unas sandalias negras.

Esperando no destacar demasiado para mal, Kimi fue a un baño para asearse antes de encontrarse con el resto de chicas.
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— ¿Qué estás tramando?

Chika apartó la mirada, empezó a juguetear con su pelo, bajó la cabeza y contestó con la boca pequeña. Todo lo que podía incriminarla, lo hizo.

¿Yooo? N-nada. — susurró con la voz más aguda de lo normal.

Por suerte, Ranko entró a salvarla como la santa que era. Chika dejó a Ranko y Kimi hablar mientras se recuperaba del ataque de nervios que le había dado la pregunta de su hermana. ¿Arreglarse? Por un momento miró el brazo de su hermana por si había explotado en su ausencia, pero rápidamente se dio cuenta de eque hablaba de ponerse elegante. Eso solo sumó a su confesión.

Claro, vamos a arreglarnos. — Chika siguió a su hermana.

Su primera intención había sido pararla y preguntarle qué demonios iban a ponerse, si solo habían traído ropa de entrenamiento. ¿Era el karategi una ropa elegante? Ella siempre lo llevaba, así que era lo más elegante que se había puesto.

Pero entonces se dio cuenta de que Kimi no le había dirigido la palabra desde aquella pregunta tenebrosa. Ya está. Lo sabía y se había enfadado. ¿Era eso? Kimi podía ser algo seria todo el tiempo. Tal vez solo estaba siendo seria. Sí, ella era seria.

Fue cerca de Kimi y cogió lo mismo que había cogido ella para vestirse. Una camiseta deportiva ceñida y unos pantalones negros. Entonces se dio cuenta de lo desnuda que se sentía sin su karategi. Era como ir en pijama. Sin embargo, hizo lo posible por hacer como que ir así era normal. Porque era normal ¿no?

Tras ducharse y cambiarse esperaría en el mismo sitio donde se habían separado, viéndose nerviosa y mirando a todas partes.
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¿D-despe-qué? — Respondió dejando caer la toalla que portaba al suelo, y recogiéndola nerviosamente con su cabello casi completamente caido. — ¿C-Como vamos a hacer una despedida de solteras? S-Si acabamos de empezar a salir

Seguro que Meme había escuchado mal, y junto a la tonta interpretación con la que las cazaron solo aumentaba dicha confusión. Se acicaló un poco el pelo con la toalla todavía.

B-Bueno, dijiste que Ranko me gustaba. BUSCABA, DIGO BUSCABA — intentó corregir en un ataque de pánico, carraspeando intentando mantener la compostura y respirando con profundidad echando la cabeza hacia atras junto a las manos en esta. — S-Sera mejor que vaya a ver que es lo que quiere

Pasaría por su lado, con una expresión que mezclaba distintos sentimientos. Recordaba donde estaba la habitación de Ranko, asi que fue directa hacia allí, tocando antes a la puerta pidiendo permiso para pasar si esta estaba cerrada.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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Meme sólo soltó una risita medio burlona, y le dejó pasar para ocupar el baño. Al llegar a la habitación, justo después de tocar, la puerta se abriría y Lyndis vería a Ranko, con ropa limpia a mano.

Oh, Waai-chan —Ranko miró en derredor, pero no había nadie más. Volvió a sonrojarse al encontrarse a solas con la peliplateada —. V-veo que... te adelantaste a bañarte. Sólo... sólo quería saber dónde estabas. Te ves... muy bien.

La castaña bajaría la mirada, tímida pero sonriente, mientras jugueteaba con una de sus prendas.

Creo... Creo que yo también debería de asearme, ¿no? N-nos vemos en un momento. Waai-chan. —Ranko, un poco más enrojecida, daría un pequeño paso para besar sus labios, si Lyndis la dejaba. Luego se apresuraría a escapársele hacia uno de los baños, sonriendo como tonta.

Un rato después, Meme y Ranko se reunirían con el resto en la sala de estar. Meme vestía a Suiken en la forma de un vestido sin mangas, de falda esponjada. Ranko portaba un qipao morado largo, con una apertura alta al muslo, con detalles florales azules. La castaña también llevaba el cabello suelto, el cual formaba grandes rizos a su espalda. Miraba a Lyndis cada tanto, como esperando su opinión sobre ella.

Hemos hecho la reservación en El tiburón de jade —se les acercó Goromise, inclinándose —. A su nombre, como acostumbra. Coincide que tienen una nueva selección de cortes, y les tocará ser de las primeras en probarlas.

¡Oh, suena maravilloso! ¿E-están listas, chicas?
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Una vez salió del baño, la primera persona con la que se encontró Kimi fue su hermana, que todavía parecía estar extremadamente nerviosa por lo de antes. Antes de decirle nada a su hermana, la menor se apoyó en una pared y pensó en qué podría hacer para calmarle los nervios.

Quizás si le daba conversación estaría más tranquila.

— Y... ¿cómo te lo estás pasando? —Le preguntó. Verla tan nerviosa hacía que ni siquiera supiera qué decirle.

Por suerte, el resto no tardó demasiado rato para llegar allí, casi todas vestidas mucho mejor que ellas. Kimi se sentía algo fuera de lugar.

— Sí. —Respondió la Kaminari con una sonrisa—. Podemos salir cuando quieran.
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— Y... ¿cómo te lo estás pasando?

La voz de su hermana abrió la ventana de escape de su nerviosismo, se giró para encararla con una sonrisa nerviosa y empezó a hablar.

Heeey, Kimi. Sí, bien, todo bien. — se acercó rápidamente a ella para susurrarle algo — ¿Crees que me veo rara? Creo que no me veo bien. ¿No podíamos ir en karategi y ya? Se me hace raro ir así. Será que se me ha quedado pequeño o algo. Nada, olvidalo. ¿Tú cómo estás?

Sabía que Kimi había venido a entrenar todo el dia. No era raro para ellas. Pero antes de que pudiese contestar aparecieron las otras chicas.

Obviamente, todas iban espectacular. Elegantes, arregladas, preciosas. Iban a ir al sitio más elegante del universo. Ella, Kaminari Chika, en un restaurante de alto copete. ¡Si apenas sabía distinguir el tenedor del cuchillo! ¡La carne de vacuno de la de cerdo! ¡El pollo del pavo! Iba a hacer un ridículo espantoso.

¡Oh, suena maravilloso! ¿E-están listas, chicas?

Si, claro. Preparadas. Irnos. Sí. — se giró a Kimi intentando alguna señal de complicidad, de aliento, de huida.
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Lyndis no le negó aquel corto beso, limitándose solo a cerrar los ojos cuando esta se acercó lo suficiente. Pero es que tampoco hubiera reaccionado a cualquier otro estímulo que no fuera zarandearla de forma prolongada en el sitio o soltarle un golpe; estaba demasiado embelesada observando marcharse a su pareja. Cuando la puerta cerró, parpadeo varias veces, mirando a los lados y luego la toalla que tenía entre sus manos.

«Y... ¿Yo a que venia?» se cruzó de brazos mirando al suelo, intentando hacer memoria, pero no terminaba de ser capaz de ejercer un pensamiento claro.

Volvería entonces a su habitación, a terminar de cambiarse y posteriormente reunirse con el resto de chicas. Al ver a Kimi y Chika se sintió cómoda y aliviada, pues al igual que ellas, portaba ropas de lo más normales. Llevaba una sudadera grisácea, con la una caricatura de la cara de un gran tigre anaranjado, blanco y negro por el pecho y de cintura para abajo, los pantalones y zapatillas que solían utilizar los ninjas como ellas.

Aaaahh... Me muero de hambre... — se quejó posando una mano sobre su estómago acercándose hasta ellas.

Fue entonces cuando se dio cuenta, apenas había dirigido un par de palabras a las dos, y si tardaban demasiado podría llegar a resultar incómodo. Por suerte, para ella, su falta de cortesía y tacto, en ocasiones, la ayudaba a sacar temas de conversación casi siempre.

¿Estáis bien? ¿Os duele algo de antes? Ranko puede golpear muy fuerte si no se controla. Todavía me acuerdo de la patada que me dio en el costado entrenando en el estadio — dijo sacando una mano del bolsillo compartido que tenía a la altura del abdomen, para acariciarse uno de sus hombros mirando al techo derrotado.

Poco después, aparecía la otra pareja de hermanas, vestidas de la forma más elegante posible, mientras el resto parecía que iban a salir a correr una maratón. Quiso pronunciar algo, incluso abrió la boca, pero enmudeció al recorrer con su vista a Ranko de arriba abajo, dejando inconscientemente la mirada a la altura de su cadera. Volvía a necesitar un estímulo que la sacara de su embobamiento.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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A Ranko no le importó cómo iban vestidas sus amigas, aunque Meme soltó un "Ah". La castaña sintió la mirada de Lyndis recorrerla y se sonrojó más, cruzando las manos a la espalda.

¿Tienes hambre, Lyn-chan? ¡Qui-quiero decir! P-podemos partir, s-si gustan.

Ranko les guiaría hacia la entrada y todo el camino hasta Notsuba. Goromise les despediría a la salida, deseándoles un buen día.

Creo que había dicho que todo iría de mi parte, a-así que coman lo que quieran. Aunque claro, Lyn-chan pagará lo mío. —Volteó a ver a su ahora novia y le sonrió.
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Aunque había fallado estrepitosamente en su misión de intentar calmar a su hermana, Kimi se rio un poco cuando ella se acercó a susurrarle todas sus preocupaciones, pues ahora creía entender qué era lo que la tenía tan nerviosa.

— Yo creo que te ves bien, Ka-chan, no te preocupes. —Se acercó a susurrarle, antes de alejarse un paso y sonreírle—. Y yo estoy bien. No te preocupes, aunque esperaba entrenar un poco más.

Al ver llegar a Lyndis pocos segundos más tarde, Kimi se sintió algo aliviado, pues ella también parecía venir bastante casual.

— Oh. No me duele nada, tranquila. No llegamos a pelear lo suficiente como para que me golpease.

Aunque podría parecer que presumía, simplemente estaba siendo sincera.

Cuando llegaron Ranko y Meme, Kimi desvió la mirada hacia su hermana un momento. Tal y como se temía, las hermanas Sagisō iban muy arregladas.

— Muchas gracias. —Volvió a agradecer Kimi ante la invitación de Ranko.
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