Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El agua cobró un olor metálico, un sabor a hierro y el color del nacimiento y de la muerte. A cada latido, a cada contracción desesperada de un corazón sin fuelle, la telaraña carmesí se extendía más y más, hacia todas partes. Llegó un momento en que un hilo rojo alcanzó una de las cabezas de dragón dibujadas en piedra y sepultadas por el mar amejin. El hilo se dividió en dos. Se acercó a otra cabeza…
Se detuvo.
No había más sangre con la que teñir el lago.
El cuerpo de Umikiba Kaido volvió a abrazar a su gemelo. Apoyó ambas manos en cada mejilla de él, casi delicadamente, y alzó su barbilla para que le mirase a los ojos. Su boca se abrió, y pareció articular unas palabras. ¿Qué dijo? Eso solo ellos dos lo sabían. Quizá solo habían sido imaginaciones del amejin. Lo cierto es que cuando se volvió a fijar, los ojos del Ryūto estaban abiertos, pero carentes de vida. Su boca se torcía en una especie de sonrisa, pero sin tensión en la mandíbula.
Aquel era un día de luto. Para la mayoría. Y, para unos muy pocos, también. Porque aquel había sido el día en que Umikiba Kaido el Ryūto había muerto.
Y esa era una pérdida irreparable.
A fuego nació, y a fuego murió.
Con sangre empezó, y con sangre terminó.
Esa es la ley en Sekiryū, y la ley se cumple.
Por eso, sabes lo que viene ahora. Conoces las reglas. El cuerpo del Ryūto, demasiado puro para pudrirse como un simple mortal, entra en una combustión espontánea. Las llamas arden incluso debajo del agua, derritiendo tela, piel, grasa.
Conoces las reglas, y por eso ya sabes lo que va a pasar. También de quién es la voz que suena, cuando el cadáver ardiente abre la boca y te pregunta. Solo una cosa, porque él no es de malgastar las palabras.
—¿Por qué?
¤ Liberación del Dragón
Cuando el Bautizo del Dragón es roto sin conocer y poner remedio a uno de sus efectos, conocido como la Liberación del Dragón, el sello maldito todavía tiene una última oportunidad de subyugar a su usuario, siempre y cuando haya pasado al menos 6 meses desde que el sello fuese colocado.
Cumplidas las condiciones, el usuario se desmayará y, a nivel subconsciente, aparecerá en un lugar vacío frente a una réplica de sí mismo. A esta réplica se le conoce como su yo-dragón, y es la persona en quien se convirtió tras ser bautizado.
El usuario, recuperando su personalidad de antaño, deberá luchar contra dicha réplica. Un combate a muerte que decidirá quién se hace con el control del cuerpo. Si muere el yo-dragón, los efectos del Bautizo surgen efecto.
Con esto:“Si muere el yo-dragón, los efectos del Bautizo surgen efecto” me refería a que se produce la famosa combustión espontánea donde el resto de Ryūtos tienen la oportunidad de intercambiar unas breves palabras con el asesino. Lo aclaro porque alguno me preguntó y me hice el loco con esta última frase de la Liberación.
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Entre agua, sangre y hierro; ambos Kaido se abrazaron. Unieron miradas y compartieron una última sonrisa. Una última.
Ambos intercambiaron palabras. Una despedida. ¿Lo que han dicho?, permanecería enterrado, allí, en ese mar tintado de rojo. Nadie necesitaba saberlo. Tan sólo ellos dos.
Uno perdió la vida y el otro prevaleció. Umikiba Kaido, el Tiburón, miró con tristeza al cascarón vacío de su otro yo. Lo odiaba. Le había quitado tanto. Pero no podía negar que, lamentablemente, había sido parte de él durante dos años. Pero ya no más. Ya no. Estiró los brazos y dejó que el Ryūto flotara. Ahora su cuerpo pertenecía al fondo del mar.
—Arde con fuerza, Ryūto. Arde y hazles saber quién venció. Arde, como lo haría un cometa rojo. Sé el mal presagio que les haga saber a todos ellos los que el destino les depara.
Llamas. Poderosas. fúnebres. Los ojos de Kaido se iluminaron. Pero no quitó la mirada. Tenía que verlo desaparecer.
—¿Por qué?
—Porque así ha debido ser desde el principio.
Sonrió.
Alzó la vista, y dejó todo atrás. Nadó hacia la luz. Sus amigos le esperaban en la superficie.
Uchiha Datsue estaba de los nervios. Se tiraba de los pelos, no dejaba de caminar en círculos y de mirar, mirar y volver a mirar el cuerpo de Umikiba Kaido. ¿Qué había hecho mal? ¿En qué había fallado? Sin duda, había obviado algo en la fórmula del contrasellado. Una vía de escape. Un jodido cortafuegos a su fūinjutsu.
Pero entonces le vio despertarse. No hubo fuego. No hubo muerte. Tan solo unos ojos azules que volvían a ver la luz del día.
Datsue aguardó, tenso. En todo aquel tiempo, una duda le había carcomido la cabeza. Si Kaido despertaba…
…¿cuál de los dos sería? ¿El traidor, o el asesino de traidores?
¡Recuperamos turnos normales!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Daruu aguardaba. No sabía si estaba enfadado, triste o atemorizado. Enfadado porque Datsue no hubiera traído de vuelta a su viejo amigo con la facilidad que esperaba. Triste porque una parte de él creía que había muerto. Atemorizado por la carga que llevaba sobre los hombros, o más bien sobre la cabeza. Seguía sintiendo el sombrero aunque lo hubiese dejado apoyado en las cañas.
—¿Kaido? —preguntó. Los ojos de Umikiba le devolvieron la mirada. Y su Byakugan se desvió automáticamente hacia el sello en el brazo. ¿Estaba allí?
Por unos segundos, no dijo nada. Se quedó inmóvil, aún acostado en el suelo; mirando a su alrededor. Se encontró a Datsue primero, que tenía toda la cara de haberse mandado una cagada monumental. Luego a Daruu, que lucía nervioso, a la espera de que algo sucediera. Claro que Kaido nunca fue consciente de que se había ido, aunque, ahora despierto, sí que recordaba todo lo sucedido allí en su interior. Una ardua batalla entre dos colosos. Pero la pregunta aquí era; ¿cuál de los dos había ganado la guerra?
El gyojin alzó el torso, aún sin mediar palabra. Les volvió a mirar a los dos. ¿El tatuaje? desapareció de su brazo.
Otro par de segundos en silencio. Las dudas crecían a su alrededor.
Pero entonces, súbitamente, sonrió.
Daruu recordó esa sonrisa. Oh, hace tiempo que no la veía. No era la misma que investía al Ryūto cuando él tenía el control. Bien eran el mismo manojos de dientes, pero la silueta de su boca cambiaba. Ésta, la de antaño, era esa sonrisa que tocaba los cojones, pero resultaba inofensiva. Era la jodida sonrisa de su amigo.
—Fiuuusj —dijo —. ¡QUE COMBATE TAN ÉPICO, JODER!
Alzó los brazos, eufórico. Ahí estaba el Kaido de antes. Ahí estaba el Kaido de siempre.
»¡No veais la paliza que le di a ese Kaido oscurito hijo de la gran puta! ¡JAJAJA! —rió a carcajadas. Aunque ésta disminuyó progresivamente, al punto en el que Kaido se tambaleó. Estaba exhausto—. tengo una sed que te cagas. No veo la hora de volver a probar la Hidromiel de los Kunai Cruzados.
Datsue miraba a Kaido con el Sharingan brillando en los ojos. Ya no por prevención o como método de defensa, sino para asegurarse de que estaba diciendo la verdad. Después de todo, los ojos eran el reflejo del alma, y no había pupilas que su Sharingan no fuese capaz de atravesar.
Bufó, y le dio una tremenda palmada a Daruu en la espalda.
—¡Pff! ¡Y tú todo alarmado! ¡Te dije que no había nada de lo que preocuparse! —exclamó, carcajeándose—. No por nada soy uzujin, ¡Dios del Fūinjutsu! —Con permiso de Shukaku—. Un combate contra el Kaido oscuro, por supuesto, por supuesto. ¡Justo lo que me imaginaba! —mintió descaradamente, pero aliviado también.
Además, el sello había desaparecido del brazo del amejin como una hoja de papel en medio de un incendio. El trabajo estaba hecho.
¤ San Tomoe no Sharingan ¤ Ojo Giratorio de Tres Aspas - Tipo: Apoyo - Rango: S - Requisitos:Uchiha 60 - Gastos: 18 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:
Percepción +20
Destreza +20 en movimientos de taijutsu básico y armas
Los iris del usuario se vuelven de color carmesí, y alrededor de sus pupilas surgen tres aspas negras que giran hasta formar un trío en una circunferencia imaginaria. Este estado del Sharingan se considera el más avanzado en su forma básica.
El Sharingan le da color al chakra, y permite distinguir su composición elemental. El usuario puede ver el flujo del chakra de otros seres vivos como un manto, con suficiente precisión para detectar si tiene mucho o poco chakra (CK actual) o si ese chakra es débil o poderoso (mide aproximadamente el Poder), pero no con la suficiente para detectar movimientos de chakra dentro de un oponente si no hay una técnica activa. El Sharingan puede ver el chakra de las técnicas activas: las que afecten al interior de un ser vivo o las que ya se encuentren en el exterior de un oponente, pero no antes de que se hayan formado. Puede detectar si alguien está siendo afectado por una técnica ilusoria.
La percepción visual del usuario goza de un gran estímulo, volviéndose muy sensible al movimiento. El Uchiha puede leer labios con extrema facilidad o imitar movimientos tan sutiles como los de la escritura, escribiendo lo mismo que alguien a quien está observando. En combate, el clan utiliza esta destreza para seguir con claridad los movimientos físicos (y no de técnicas, importante) de un oponente y de sus extremidades en el Taijutsu, y para leer con claridad los sellos manuales que realiza. Si y sólo si el usuario conoce la técnica que va a utilizar, puede anticipar una respuesta (hay muchas técnicas con secuencias de sellos similares o iguales. En este caso, el Uchiha no tiene manera de saber qué va a hacer el oponente). El Tres Aspas hace que el Uchiha pueda predecir dónde va a encajar un golpe de Taijutsu mediante la lectura de las tensiones en los músculos del cuerpo del oponente, dotándole de cierta capacidad predictiva. Cabe destacar que aunque el usuario sea capaz de percibir un movimiento, necesita las capacidades físicas y de reacción para poder responder ante él.
La habilidad para leer los movimientos del Sharingan le otorga al usuario la capacidad de copiar los sellos de una técnica de Ninjutsu o de Genjutsu (o los movimientos de una técnica de Taijutsu) que no dependa de una facultad personal para ejecutarla al mismo tiempo que el oponente o registrarla en su repertorio (hasta un máximo de tres técnicas). Se pueden imitar evolutivas, pero no registrarlas. Para copiar una técnica se debe de tener su requisito convertido a la facultad Uchiha.
El Sharingan le permite al usuario distinguir técnicas como los clones simples (no los generados por la técnica Kage Bunshin no Jutsu) de un usuario real, y ver a través de la técnica Henge no Jutsu.
El Sharingan de Tres Aspas es capaz de penetrar y romper los Genjutsus sensoriales visuales, y de ver a través de las imágenes creadas por los Genjutsus ambientales.
(Nota: las bonificaciones a los atributos SON la mejora que otorga el doujutsu, de modo que alguien con mayor Destreza que la Percepción del usuario hará que sus movimientos de taijutsu o armas no puedan ser seguidos por el Sharingan, y alguien con mayor Agilidad que la Percepción del usuario no podrá ser seguido con la mirada cuando se desplace).
Alterador (El Reflejo del Alma): Debido a la visión otorgada por el Sharingan, Datsue puede percibir los detalles más sutiles del lenguaje corporal de las personas, e incluso la más leve contracción muscular (incluida la pupila). Gracias a esto, ha desarrollado la habilidad de deducir con elevado grado de precisión cuando una persona le está mintiendo.
Para que dicha habilidad surja efecto, Datsue deberá tener mayor Percepción que el Carisma de su objetivo. Cuanta mayor sea la diferencia, más fácil le resultará discernir entre la verdad y la mentira.
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
No. No estaba. La marca del Dragón Rojo había desaparecido del brazo de Kaido. Daruu no pudo controlar, entonces, la alegría. Puede que imprudentemente, dio un grito de júbilo y apretó la mano sobre el antebrazo del Tiburón. Su viejo amigo estalló de júbilo y a Amedama se le contagió la risa, aunque no tenía ni puta idea de a qué coño se estaba refiriendo Kaido. Seguro que a una batalla metafórica con su alter ego oscuro, o alguna de esas hechicerías incomprensibles del Fūinjutsu.
—¡Nos tomaremos unas rondas, compañero! ¡Claro que sí, joder! ¡Viva Amegakure, hijos de p...!
¡PLAS! La carta trampa. El Uchiha prodigio. El Dios del Fūinjutsu! El mayor jugador a la ruleta de la suerte de Oonindo, en opinión del pobre Daruu, que acababa de caer de bruces encima de Kaido, formando una cruz con su abdomen. El Hyūga se reincorporó con dificultad y se dio la vuelta, encarándolo. ¡Por supuesto que se lo agradecía, coño! ¡Pero por estas no iba a pasar!
¡Nadie engañaba a sus ojos de Hyūga!
—¡Pero hijo de puta, si estabas tan fuera de lugar como un kusareño jugando al ajedrez! —le espetó—. Admítelo, ¡te ha salido de chiripa! ¡Pura casualidad!
Hizo caer los hombros, abatido, y abrazó a Datsue.
—Sí, gracias —añadió Kaido, mientras trataba de levantarse del suelo. Lo logró al poco tiempo, pero con dificultad—. sé que tú y yo no quedamos en buenos términos la última vez que hablamos, así que no tenías porqué hacerlo. Supongo que te debo una.
Kaido suspiró y se quedó allí, pasmado. Mirando a la nada. Pensando... ¿y ahora qué?
»¿Y ahora qué? —balbuceó, esperando que Daruu tuviera la respuesta. Él desde luego que no la hallaba pero tampoco esperaba que los otros resolvieran sus problemas—. no sé ni por donde empezar para enmendar todo el daño que he causado —miró hacia donde las columnas de humo se alzaban hasta lo más alto del cielo diurno—. ¿con qué cara voy a volver a Amegakure?
«Probablemente lo que merezca es vivir en una celda de por vida» —un destino mucho más misericordioso que el que sufren, generalmente, los traidores de la Lluvia; que no es más que una muerte silenciosa y desapercibida. Sin nadie a tu alrededor que vaya a extrañarte nunca. Nunca.
Un kusareño jugando al ajedrez. ¡Ja! Esa era buena, tenía que reconocérselo.
—Vamos, vamos. ¡No nos pongamos sentimentales! —exclamó a Daruu, pero devolviéndole el abrazo igualmente. Cuando se separaron, miró a Kaido, que le daba las gracias. Sí, en efecto, el Tiburón le debía una. Pero no era el momento de cobrársela—. Yo no tengo las respuestas a esa pregunta, Kaido. Pero sea lo que sea, seguro que la encontráis de camino a casa.
Volvió a desviar la mirada a Daruu.
—Deberíais marchar ya, compadre. Digo… Arashikage —corrigió con una sonrisa traviesa. La primera que había esbozado desde la final del torneo. Probablemente también la última en aquel día—. Gracias por sacarme de allí. Una parte de mí te odia por ello, pero… si hasta Hanabi y Yui tuvieron dificultades para hacerles frente, yo no hubiese sido nada en mis condiciones —tuvo que admitir, a la fuerza, tragándose el orgullo como haría con una bola de espinas.
»Solo… Cuidaros, ¿vale? Y preparaos. El próximo golpe lo daremos nosotros.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
24/08/2020, 15:46 (Última modificación: 24/08/2020, 15:46 por Amedama Daruu.)
Datsue restó importancia al acto que acababa de hacer, que a Daruu, por su parte, le parecía casi heroico. No en vano habían devuelto a la normalidad a un amigo al que creía perdido en las garras del Dragón Rojo. Kaido, extremadamente aceptado, lejos del orgulloso Tiburón que una vez fue, admitió que sería difícil deshacer el camino recorrido entre dichas zarpas.
—Yo no tengo las respuestas a esa pregunta, Kaido. Pero sea lo que sea, seguro que la encontráis de camino a casa. —intervino Datsue—. Deberíais marchar ya, compadre. —le dijo a Daruu—. Digo… Arashikage —corrigió con una sonrisa traviesa. La primera que había esbozado desde la final del torneo. Probablemente también la última en aquel día—. Gracias por...
—¡Que no soy el Arashikage, coño!
...sacarme de allí. Una parte de mí te odia por ello, pero… si hasta Hanabi y Yui tuvieron dificultades para hacerles frente, yo no hubiese sido nada en mis condiciones —tuvo que admitir, a la fuerza, tragándose el orgullo como haría con una bola de espinas.
»Solo… Cuidaros, ¿vale? Y preparaos. El próximo golpe lo daremos nosotros.
Daruu suspiró, y caminó hacia el sombrero que le había prestado Yui, apoyado todavía en el bambú. Se lo asió en la cabeza con los ojos cerrados, dándose la vuelta hacia Datsue.
—Ahora mismo no puedo pensar en dar golpes, sólo en proteger a los míos —dijo—. Es lo que hice cuando te saqué del estadio. Una parte de mí también se arrepintió de hacerlo, pero la sensata sabía que te lanzarías al cuello de ese hijoputa de Akame en cuanto lo vieras. Estarías muerto. —El amejin se acercó a su camarada Kaido, y apoyó una mano en su hombro—. Kaido, amigo mío. En el peor de los momentos, la Tormenta te cobijó como a uno de sus hijos. ¿Por qué no iba a aceptar a la mejor versión de ti?
»La de un hombre noble y valiente, de un osado Tiburón hijo de puta que descendió hasta los infiernos para cumplir una misión, y que volvió con información vital sobre el enemigo. Como un puto dios de leyenda.
»Pero sobretodo, la de un buen amigo. El amigo de siempre. —Daruu le dio una palmada en la espalda—. Vamos, coño. Te haremos una fiesta de bienvenida en la Pastelería de Kiroe-chan.
«Mamá. Chiiro...» Daruu desvió la mirada hacia el Valle. Hacia las ruinas del estadio. ¿Cómo estarían? «Puto Zetsuo, más te vale salvarle la vida. Más te vale.»
24/08/2020, 23:47 (Última modificación: 25/08/2020, 00:04 por Umikiba Kaido. Editado 1 vez en total.)
—Kaido, amigo mío. En el peor de los momentos, la Tormenta te cobijó como a uno de sus hijos. ¿Por qué no iba a aceptar a la mejor versión de ti?
Pues, se le podían ocurrir muchas cosas. Aunque, a estas alturas, prefirió no hablar.
»La de un hombre noble y valiente, de un osado Tiburón hijo de puta que descendió hasta los infiernos para cumplir una misión, y que volvió con información vital sobre el enemigo. Como un puto dios de leyenda.
Alzó la cabeza. Oh, sí, tenía tanto qué contar. Información vital. De suma importancia. Cosas que sólo un miembro de Dragón Rojo podía saber. Esperaba que esa contribución fuera el comienzo de su redención.
»Pero sobretodo, la de un buen amigo. El amigo de siempre. —Daruu le dio una palmada en la espalda, que le motivó a moverse—. Vamos, coño. Te haremos una fiesta de bienvenida en la Pastelería de Kiroe-chan.
—Eso suena bien —dijo, sonriente. Luego miró a Datsue—. creo que ahora mismo no es el momento, pero hay ciertas cosas que deberíamos charlar respecto a Akame. Es importante. Claro que también tendré que informarlo a Amegakure en cuanto pueda, pero me parece justo que tú lo sepas todo de antemano. Así que lo hablamos cuando quieras. Podríamos usar el Gentōshin.
Ya, ya. No era Arashikage. ¡Pero el sombrero bien que lo tenía! Además, Datsue había estado consciente cuando Yui se lo entregó. Temporal, había dicho, y ellos estaban dentro de esa temporalidad. Entendió, no obstante, que Daruu no pensase en aquellos momentos en devolver ningún golpe. Solo de volver a Ame, y con los suyos.
Datsue desvió la mirada en dirección al estadio. ¿Qué estaría haciendo en aquellos momentos Hanabi? ¿Y Reiji? ¿Y Eri? Seguro que ayudando lo que podían con los heridos y organizando aquel caos lo mejor que sabían.
Escuchó atento las palabras de Daruu a Kaido, y, luego, las palabras del propio Tiburón. Arrugó la frente cuando le propuso hablar por el Gentōshin. El sello de la Hermandad Intrépida era una vía más rápida y eficaz para comunicarse a distancia. Mas para ello tendría que explicarle en qué consistía, practicar y gastar una buena cantidad de chakra. Demasiado tiempo. Demasiada energía. Y ni siquiera sabía si quería tener ese vínculo con Kaido. Después de todo, ellos dos habían roto el suyo hacía mucho tiempo, antes incluso de que el amejin traicionase a los suyos.
—Está bien. El Gentōshin pues. Yo actuaré de receptor. Dentro de seis días a las doce de la noche.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
27/08/2020, 23:45 (Última modificación: 27/08/2020, 23:47 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Daruu asintió.
—El Gentōshin, dentro de seis días a las doce de la noche —repitió Daruu, autoinvitándose a dicha reunión. Aunque algo le decía, algo visceral, que no sería capaz de esperar hasta tan tarde para averiguarlo. O que, quizás, hubiera una manera mucho más fácil de comunicarse con Datsue. Una con la que el Uchiha no podría negarse a la participación de sus dos otros amigos.
Llueve Nueve.
Eso, claro, si no conseguía sonsacarle la información a Kaido.
»Cuida a Hanabi, Datsue. ¡Vámonos, Kaido! Volvamos con nuestros shinobi.
—Con nuestros shinobi —repitió para sí, como un mantra. Estaba claro que aún le costaba creer que estaba de vuelta. De hecho, seguro que no acababa de comprenderlo hasta verse allá en Amegakure, vistiendo su uniforme oficial, y con la bandana en la frente.
Kaido caminó con su amigo, y al cabo de unos minutos, rompió el silencio.
—Te queda bien, el sombrero. Ya sé, ya sé, que es temporal. ¿Pero a que se siente bien, eh?
Daruu, abatido, hundió los hombros y dejó caer la cabeza. La que llevaba el sombrero.
—Pues a mi me parece un engorro y me molesta más que otra cosa —dijo—. ¿Estas cosas? —Se llevó una mano a la pieza de tela blanca que rodeaba el sombrero—. ¡No me deja ver hacia los lados! —Suspiró—. Es un... peso muy grande. Saber que esto lo llevaba Yui hace apenas una hora.
»En el viaje de vuelta, quiero que camines a mi lado, Kaido —soltó de repente—. No sólo porque tenemos muchas cosas que contarnos. Sino porque no quiero que nadie tenga absolutamente ninguna duda de que vuelves como un amigo. El amigo de quien lleva, precisamente, la mierda del sombrero este. —Se señaló a la cabeza—. Y ahora que estamos lejos de Datsue, déjame preguntarte, porque no me lo aguanto: ¿qué coño pasa con esa rata de Akame?