Un par de horas. Es lo que había dicho la enfermera que tendría que esperar para ver a Hana. Tras el combate, la había acompañado a visitar al equipo medico, y estos, habían decidido trasladarla al hospital.

También dijeron que era mejor que yo me quedase a que me revisaran la herida en el pecho. La marca del Rasengan. Algo que, con el ugawi rasgado, no es que pudiera ocultar. Pero esa marca desaparecería sola en un rato. Así que pasé.

Lo mejor que podía hacer en ese rato era buscar un Ugawi nuevo en alguna tienda cercana, y luego algo de comer para reponer fuerzas. Y quizás tenia llevarle algo a Hana, seguro que también lo necesitaba.

¿El qué? Pues era muy difícil elegir comida para alguien cuyos gustos no conocías. Yo había cogido para mi unas bolas de pulpo en un puesto callejero después de conseguir ropa nueva, pero no a todos les gustaba el pulpo.

¿Chocolate quizás? A todo el mundo le gustaba el chocolate, y el azúcar seria bueno después de gastar tanta energía. O quizás no. ¿Fruta? Si, eso parecía una buena idea, ¿Pero cuál? Igual que el pulpo, no a todo el mundo le gustan las manzanas.

Acabé por coger una cesta con fruta variada y un par de tabletas de chocolate. Con alguna cosa tenía que acertar, y si no... Bueno, seguro que algo podría hacer.

Volví al hospital una vez pasadas las horas que la enfermera había indicado. Hana había salido con un par de heridas feas, pero no eran tan graves ¿No? El corte había sido feo, pero no era muy profundo, y la herida del pecho era una quemadura, pero tampoco excesivamente grave.

Cuando me dejaron pasar, llamé a la puerta antes de entrar. Igual estaba dormida, o quizás en una situación vergonzosa, así que mejor avisar que entrar de golpe.

—¿Se puede?

Reiji la ayudó a salir del ring y ambos fueron hasta la enfermeria, o más bien la enfermeria vino a ellos. Ya había medicos esperando en cuanto salieron del ring. Mientras que a Reiji le dijeron que pasase a la enfermeria del estadio a ella le dijeron que tenían que llevarla directamente al hospital.

Ninguno de los dos shinobis protestó. Hana no tenía fuerzas ni para pensar, sentía como se le iba por la pierna. En lo que para ella fue un parpadeo estaba ya en una fria camilla con una mujer de pelo blanco rasgandole las improvisadas vendas que ahora eran rojas. La mujer examinó la herida, obligando a Hana a retorcerse de dolor y serenarse mientras sus manos estiraban y apretaban.

La médica le informó de que iba a limpiar y desinfectar la herida, le iba a doler y no podía darle nada para el dolor ya que había perdido mucha sangre. Hana estaba segura de estar más pálida que un fantasma, entre la sangre perdida y el miedo que la invadia, no sabía ni qué decir. Apretó los dientes y asintió, cerrando los ojos.

Le dolió como si le estuviesen sacando al demonio de su misma pierna. Entre el ardor y el dolor punzante, creyó que se desmayaba cinco o seis veces, pero era el mismo dolor el que no le dejaba descansar. Finalmente, aplicó el chakra verdoso característico del ninjutsu medico y un corte que potencialmente le habría costado una pierna pasó a ser un corte superficial.

Sobre la herida del abdomen, le explicó que la mejor opción era darle medicamentos y en un par de días se pasaría. Hana asintió como si supiese de qué estaba hablando, aún aturdida del combate y el dolor.

Todo eso acabó con ella sobre una camilla, con la pierna vendada e inmovilizada y una vía en el brazo izquierdo. Reclinó la camilla hasta que estaba prácticamente sentada, estar tumbada la mareaba ahora mismo y esperó. No tenía nada más que hacer. A veces miraba el goteo incesante de la medicación. de momento solo era medicina para la herida del abdomen, que si no se movía ni le dolía. Le habían advertido que notaría picores, que no se rascase bajo ningún concepto, pero ella no notaba nada.

—¿Se puede?

— Adelante. — contestó sentandose tan normal como podía, vestía la bata del hospital y estaba tan despeinada como era posible, pero no quería dar la impresión de estar medio muerta y preocupar a su visita.

—Ho.. hola.

Dije tras pasar la puerta y cerrarla tras de mí. Nunca se me había dado bien la gente, y aquello era una situación algo incómoda, aunque poco a poco, había ido mejorando estos últimos meses.

¿Que se hacia en este tipo de situaciones? Preguntarle si estaba bien era una chorrada, estaba claro que no, estaba herida. Bueno, yo la había dejado en ese estado, por que ella no regeneraba las heridas como yo, que de la marca del rasengan no debía quedar nada.

—¿Estas mejor? —Pregunté mientras me sentaba en una silla al lado de la camilla donde estaba Hana. —He traído algo de fruta y chocolate, aunque no se si te gustara alguna de las cosas o las enfermeras te dejaran comer...

Que podía ser que no la dejasen, pero aún así dejé la cestita con la comida en la mesita que había al lado de la camilla.

—Es todo para tí, yo he comido mientras esperaba que me dejasen pasar a verte.

—Ho.. hola.

— Hey, Reiji, me alegro de verte bien.

Durante su combate le había dado tal Rasengan que por un momento diria que sintió como algo se partía dentro de él, pero verlo tan normal la aliviaba bastante. Si hubiese matado a un compañero con el jutsu iconico de su villa le hubiese dado un trauma profundo.

—¿Estas mejor?He traído algo de fruta y chocolate, aunque no se si te gustara alguna de las cosas o las enfermeras te dejaran comer...

— Sí, sí, no te preocupes. Me han dicho que me queda hoy para asegurarse de que todo va bien, que no mueva la pierna hasta mañana y que tenga cuidado con los picores por la medicina que me han dado para la quemadura. Así que mañana ya debería estar bien.

Decidió saltarse la parte en que le habían dicho que si hubiese tardado en recibir atención médica igual hubiese perdido la pierna. Al fin y al cabo, todo había salido bien. O debería salir bien.

— ¡Gracias por el chocolate! ¿Cómo has sabido que era mi dulce favorito?

Intentó llegar a la cesta que Reiji había dejado en el suelo, pero con la pierna inmovilizada le era imposible.

— ¿Me lo pasas? No llego

— Sí, sí, no te preocupes. Me han dicho que me queda hoy para asegurarse de que todo va bien, que no mueva la pierna hasta mañana y que tenga cuidado con los picores por la medicina que me han dado para la quemadura. Así que mañana ya debería estar bien.

Menos mal. Hubiese sido terrible dejarla incapacitada para su próximo combate. Quizás no podía optar al primero, pero ahora podría competir por el tercero, dejando a uzushio en lo más alto posible. Y también, había dejado una gran responsabilidad sobre mis hombros.

— ¡Gracias por el chocolate! ¿Cómo has sabido que era mi dulce favorito?

—No tienes que darlas. No sabia que era tu dulce favorito, pero a todo el mundo le gusta el chocolate, y, ya sabes lo que dicen de la gente a la que no le gusta: No son de fiar.

Obviamente eso era una broma, aún si no hubiera acertado, y no le hubiera gustado el chocolate, Hana no era mala gente, y tampoco una persona de la que no te podías fiar.

— ¿Me lo pasas? No llego

—Por supuesto. —dije acercandole ambas tabletas de chocolate para que eligiera si prefería el chocolate blanco o el chocolate con leche. —Pero después tendrás que comer fruta también, es buena para mantener la forma.

Y para un ninja, su cuerpo era un arma, y había que cuidarlo, de una forma o de otra. Katsudon también tenia que mantener su físico, claro que, a su manera.

—No tienes que darlas. No sabia que era tu dulce favorito, pero a todo el mundo le gusta el chocolate, y, ya sabes lo que dicen de la gente a la que no le gusta: No son de fiar.

Hana asintió. ¿A quien podía no gustarle el chocolate? Puede no gustarte el chocolate negro, pero algún chocolate tiene que gustarte, aunque sea el blanco. Esto es así.

—Por supuesto. Pero después tendrás que comer fruta también, es buena para mantener la forma.

— Pero la dieta mejor para cuando salga del hospital, dejame disfrutar de mi recuperación. — le pidió Hana mientras miraba una tableta y la otra.

Movía la mano de un lado a otro, acompañada de su mirada felina. El chocolate blanco estaba muy rico, pero igual era muy dulce para empezar por él, sin embargo, igual el chocolate con leche era demasiado suave. Nada, mejor empezar por lo fuerte. Cogió la tableta de chocolate blanco, la abrió y partió un par de onzas.

— ¿Quieres?— le preguntó a Reiji, ofreciendole un cuadradito de chocolate blanco. — Cuentame, ¿sabes contra quien te toca ya? Vas camino a ganar el torneo.

Si Reiji rechazaba su chocolate, se lo llevaría ella a la boca, además de la onza que ya tenía para ella.

— Pero la dieta mejor para cuando salga del hospital, dejame disfrutar de mi recuperación.

—Bueno, al menos intenta comer algo de fruta, también es dulce, y si no, dásela a alguna de las visitas, al menos, que no se ponga mala.

Hana dudó entre ambas tabletas de chocolate, pero al final se decidió por el chocolate blanco. Estaba bien, muy empalagoso si comias demasiado, pero mucho mas dulce que los demás.

— ¿Quieres? Cuentame, ¿sabes contra quien te toca ya? Vas camino a ganar el torneo.

—No gracias. He comido mientras esperaba que me dejasen pasar.

Rechacé el chocolate por que me había inflado a bolas de pulpo, y aunque recordar sus sabor me hacía querer mas, mi estomago no estaba por la labor de dejar que entrase nada más.

—La verdad es que no sé aún quien ha ganado el otro combate, mientras esperaba que me dejaran entrar he ido a comer algo y comprar ropa nueva, que el Rasengan a dejado mi Ugawi hecho trizas. Supongo que ya me enteraré en un rato o mañana.

Si. Iba camino a ganar el torneo. Y era mi intención hacerlo, pero tal vez mi oponente tuviera algo que decir al respecto. La final, igual que el camino hasta ella, no iba a ser fácil.

Pero tenia que darlo todo, por la confianza que había depositado Hanabi en alguien como yo, que pensaba que haría el ridículo en una competición como aquella, dejando a Uzushiogakure en muy mal lugar, o provocando la risa de las otras aldeas.

—Oye, ese Rasengan ha sido alucinante. Bueno, los dos que has usado. Ha sido espectacular. Éste combate ha sido digno de ser la final, que no digo que mi siguiente combate vaya a ser malo, pero no va a ser mejor que esté.

»Ese choque de Chidori contra rasengan ha sido espectacular, seguro que Hanabi estaba con una sonrisa y bien orgulloso allí entre los otros Kages.

Hana escuchó atentamente a Reiji mientras se metía entre pecho y espalda un par más de onzas de chocolate. ¿Era Reiji un enviado de Satanas para hacerla caer en la tentación del chocolate? Probablemente. Porque estaba demasiado bueno y ella demasiado debil para parar.

A medida que el discurso de Reiji avanzaba, Hana estaba cada vez más ruborizada. El chico estaba euforico por el combate que habían tenido. La kunoichi pensaba que aparte de un par de técnicas bien puestas, el resto de su actuación había sido torpe y estúpida. Sus estrategias debiles e ineficaces. Y a pesar de ello, oir a Reiji alabar tanto su combate como su actuación hizo que se lo creyese.

—Oye, ese Rasengan ha sido alucinante. Bueno, los dos que has usado. Ha sido espectacular. Éste combate ha sido digno de ser la final, que no digo que mi siguiente combate vaya a ser malo, pero no va a ser mejor que esté.

»Ese choque de Chidori contra rasengan ha sido espectacular, seguro que Hanabi estaba con una sonrisa y bien orgulloso allí entre los otros Kages.

— ¿Tú... tú crees? — preguntó insegura, improsionar a un kage eran palabras mayores. — Bueno, lo cierto es que el Rasengan es el jutsu estrella de nuestra villa, eso es cierto. Y sí que ha habido mucha acción en nuestro combate. Más que en el combate entre kusajines de la primera ronda, que tuvo que intervenir su kage para detenerlo. Sí, lo hemos hecho muy bien. Al menos hemos dejado bien el nombre de la villa. — para cuando acabó de hablar ya tenía una sonrisa tímida en los labios.

Ahora solo quedaba una duda respecto a su actuación en combate. ¿Debería haber seguido hasta la inconsciencia? Tal vez eso era lo que esperaba Hanabi-sama, aunque nunca había hablado con él.

— Reiji-san, ¿crees que debería haber seguido combatiendo? Ya sabes, en vez de rendirme.

—¿Sinceramente? No lo se. A veces un guerrero tiene que retirarse de un combate para no morir y poder luchar de nuevo al dia siguiente.

Retirarse a tiempo, en una misión, podria suponer la diferencia entre morir o tardar más pero completarla. Claro que, yo, no había tenido misiones en las que pusiera en juego mi pellejo. Sin contar lo de plantarse delante de criaturas gigantes muy cabreadas con los humanos, y decirles que teníamos que ser todos amigos.

—Solo uno mismo puede juzgar cuando es adecuado retirarse de una batalla. Luchaste bien, y cuando tu cuerpo o tu mente, dijo basta, paraste. También es una cualidad admirable.

Había gente de todo tipo. Los que se retiraban a tiempo, los cobardes que se retiraban antes de luchar o los cabezones imprudentes que peleaban hasta el final. Hana estaba en la primera de mis categorías, la mejor de todas quizás, y yo... Yo seguramente en la ultima de todas.

—Sinceramente, yo hubiera peleado hasta quedarme inconsciente o que tu lo quedaras. Hubiera seguido yendo con todo, y la verdad... Temía que, con el fervor del combate, se me volviera a ir la mano, como con el chico de kusagakure...

Y no sabía si atraverme a admitir en voz alta, que hatbia apuñalado al clon, a consciencia, sin saber si realmente era o no el clon. ¿Que habría pasado si hubiese sido la real? Sumando la quemadura con agujero en el pecho de lado a lado... Quizás... quizás la hubiese dejado en coma también. O incluso... Incluso algo peor.

—Sinceramente, yo hubiera peleado hasta quedarme inconsciente o que tu lo quedaras. Hubiera seguido yendo con todo, y la verdad... Temía que, con el fervor del combate, se me volviera a ir la mano, como con el chico de kusagakure...

Un escalofrio recorrió su espalda, obligandola a retorcerse levemente, al mismo tiempo que le venían a la mente presagios de lo que pudo haber sido. Ella atravesada con una de las katanas de Reiji, igual que su clon, con un boquete que el Ninjutsu medico no podría cerrar a tiempo. Mucha sangre, Ren llorando, Eri mirandola palida, quien sabe si llorando también. Ella con la tipica sonrisa para no preocupar a nadie y de repente, puf, nada.

Y Reiji se lo había dicho en la cara. No sabía ni qué decirle. ¿Qué era? ¿Un animal? Incapaz de contenerse siquiera con los de su villa.

— Entonces supongo que hice bien, no queremos que muera nadie en este torneo ¿no? — le dedicó una débil sonrisa.

Tampoco se veía capaz de convencerle de que se calmase con los combates o de que tuviese cuidado. Al menos quería cerciorarse de que si mataba a alguien era por ignorancia, no por voluntad propia. Si no... tal vez tendría que hablar con Eri o Datsue para que al menos le advirtiesen o algo. En la final tal vez era él el que estaba en apuros y por no contenerse acababa como el chico de Kusagakure.

—Esta claro que no quiero matar a nadie en un torneo como éste, y mucho menos a mis compañeros.

Pero... Al final yo no era como los demás ninjas. Por mucho que se empeñasen Datsue y Hanabi. Puede que no fuera débil, pero sólo sabía luchar de una forma. Y quizás, esa forma de luchar, no era la mejor para un evento amistoso como aquel.

—No se que sabes de lo que pasó con Kazuma, pero seguramente no sea del todo cierto. He oído rumores de todo tipo. Y la respuesta es no. No lo hice a propósito por que fuese un Kusajin.

Por mucho que odiase las ideas de la Morikage, sus ninjas solo podían seguir ordenes, no tenian la culpa. Y quizás, tampoco yo era el mejor para decirle nada. Lo que ella estaba haciendo con los Bijuus, era lo que yo había hecho en la prisión con los samuráis. Yo conseguí superar un poco aquello. Pero ¿Podría la Morikage?

—Si hubiera querido partirle la cabeza de verdad, hubiese usado el filo de la espada, y desde luego, no hubiese golpeado donde llevaba en protector. Pero, golpe donde tenia puesta la bandana y lo hice con la parte roma de la espada.

Si el protector no era suficientemente bueno para hacer justamente eso, proteger, y ademas, mi rival no era lo suficientemente fuerte para aguantar un golpe así. ¿Que culpa tenia yo? Si le hubiera golpeado mas flojo... Le hubiese dado la oportunidad de quizas, ganarme en ese momento.

—La verdad es que era una situación muy arriesgada, quería noquearlo sin mas, por que si no conseguía noquearlo. Tenia su Katana atravesandome la pierna de lado a lado. Quizás me hubiera dejado fuera de combate en su siguiente golpe o sin pierna. Estando tan cerca de tu rival, si le dejas una oportunidad para devolverte los golpes... Estas perdido.

Escuchó la historia de Reiji, en la que le explicaba lo acontecido durante el fatidico combate contra aquel kusajin al que había dejado fuera de juego y puede que fuera de vida. Hana escuchó atentamente, mientras pensaba en por qué le contaba aquello a ella. Claro que pensaba que los rumores sobre que lo había hecho a proposito eran falsos. Conocía a Reiji lo suficiente para saber que no haría tal cosas conscientemente. Y era precisamente aquello lo que Hana temía.

— Sinceramente, Reiji-kun, sé que no harías tal cosa por voluntad propia, y es eso lo que me preocupa. Lo que me preocupaba es que se te fuese la mano y acabases lisiandome o algo peor. — tragó saliva, algo palida por pensar en aquello — Pero, acabé confiando en ti.

Le dedicó una sonrisa amable.

— Con cualquier otra persona, me hubiese rendido tras el choque de jutsus. Estaba completamente seca de chakra y no confiaba en poder hacer mucho más, no digamos ganar. Sin embargo, tú me animaste y seguí intentándolo. Que después no hiciese ni el huevo y acabase rindiendome igual es porque tú lo hiciste bien. Y sigo entera, así que quiero creer que hice bien en confiar. — acabó haciendo un gesto con las manos para señalarse a sí misma, para que Reiji viese que estaba bien. — No creo que nadie te pueda culpar por lo que pasó con el kusajin, al fin y al cabo, era un combate. Esas cosas pasan.

— Con cualquier otra persona, me hubiese rendido tras el choque de jutsus. Estaba completamente seca de chakra y no confiaba en poder hacer mucho más, no digamos ganar. Sin embargo, tú me animaste y seguí intentándolo. Que después no hiciese ni el huevo y acabase rindiendome igual es porque tú lo hiciste bien. Y sigo entera, así que quiero creer que hice bien en confiar. — Bueno... Eso de que yo lo hice bien... Si. Había ganado. Pero había cometido errores que, en el campo de batalla que me esperaba, me habrían matado. Como recibir aquel primer Rasengan. — No creo que nadie te pueda culpar por lo que pasó con el kusajin, al fin y al cabo, era un combate. Esas cosas pasan. [/color]


Si. Bueno. Nadie tenia por que culparme. Pero poder, podían hacerlo. Y seguramente hubiera algún Kusajin que pensase que yo lo había hecho a propósito, por algún tipo de rencor o algo...

Pero bueno. Era mejor olvidarse de ese tema y pensar solo en seguir adelante. Me había clasificado para pelear en la final y tenia que estar dispuesto a dar lo mejor de mí.

—Oye. ¿Quien crees que habrá ganado el otro combate? ¿Conoces a alguno de ellos? El que no sea mi rival, será el tuyo.

—Oye. ¿Quien crees que habrá ganado el otro combate? ¿Conoces a alguno de ellos? El que no sea mi rival, será el tuyo.

— Lo cierto es que tengo más información de la división alta que de la nuestra. — aclaró rascándose la nuca. — Solo conozco a Ranko y Ren, a Ren es imposible que te la encuentres y Ranko no la he visto pelear nunca, así que no podría serte de demasiada ayuda.

Era triste, pero cierto. Tanto juntarse con Eri y Datsue le había servido para estar al tanto de muchas cosas sobre Jounins y casi nada sobre su propio rango. Casi valdría más para comentarista de la Primera División que para combatiente de la Segunda.

— ¿Sabes tú algo de alguien contra el que me pueda enfrentar?

— Lo cierto es que tengo más información de la división alta que de la nuestra. — Pues casi como yo... Eri, Datsue, Ayame, Daruu... Conocía a mas gente de esa división que de la mia. Aunque solo había visto pelear a Daruu y blandir una Naginata a Eri. — Solo conozco a Ranko y Ren, a Ren es imposible que te la encuentres y Ranko no la he visto pelear nunca, así que no podría serte de demasiada ayuda.

Si. Por suerte Ren había perdido en la primera ronda. Por suerte para ella. Pero aquello era mejor no decirlo en voz alta en aquella habitación. Hana parecía llevarse bastante bien con Ren, así que mejor callarse la boca, de momento.

— ¿Sabes tú algo de alguien contra el que me pueda enfrentar?

—Pues sobre Ranko, se lo mismo que tú, no conozco a ningún kusajin. Y el que se estaba enfrentando a ella era un amejin, al que tampoco conozco de nada. El que haya perdido de los dos se enfrentará contra ti.

Aunque si tenia alguna preferencia, prefería enfrentarme al Amejin, cuanto mas abajo quedasen los Kusajin, peor para Kintsugi y Mejor para la alianza.

—Quizás Datsue o Eri podrían darnos mas información. Igual ellos si que los conoces.