—Quizás Datsue o Eri podrían darnos mas información. Igual ellos si que los conoces.

Hana negó con la cabeza.

— Hablé con ellos al empezar el torneo y no conocían a casi nadie de nuestra división. Como no hayan hablado con ellos estas semanas o algo así. Pero dudo que nadie desvelase información a personas de otra villa. ¿Sabes si Takumi se ha pegado con alguno de ellos?

Su única posible fuente de información era Takumi, el resto de Uzushiogakure eran de la otra división y poco les iban a poder decir. Tal vez Datsue podía haber sacado información de algún lado, aunque seguramente le importase bastante menos cualquier cosa de la división inferior.

— Si Takumi no sabe nada, me temo que estamos solos en esto. — concluyó con un suspiro.

Al final, cansa ir a ciegas siempre. Para una vez que podía saber quien era su rival, era un completo desconocido.

—¡Es verdad!

Si Hana no llega a decirlo, ni me hubiese acordado. Pero la verdad era que a Takumi solo lo conocía de una vez, y por eso no le había recordado hasta que Hana había dicho su nombre.

—Takumi peleó con la Kusajin en la primera ronda. Si te toca pelear con ella, seguro que puedes preguntarle algo.

Pero a esas alturas, aún no sabíamos quien era el campeón de la otra semifinal, y no parecía que hubiesen traído a ninguno de los combatientes al hospital, no había escuchado a las enfermeras o los enfermeros hablar sobre el tema.

—Como mientras no sepamos el ganador no podemos hacer nada, te preguntaré por algo que llevo meses preguntándome. ¿Que clase de relación tienes con Ren?

Concretamente desde que habíamos hecho juntos aquella misión con la cantante peliazul. Aunque quizás la pregunta había sonado un poco rara así de golpe.

—Es solo curiosidad eh, parece muy cercana para ti cada vez que la mencionas, y la verdad es que, como sabes, a mí no me dejó muy buena impresión.

Por no decir, que estaría encantando de hacerle probar el acero de los Sasaki en su propia carne. Un cortecito con la katana en la pierna, o en el brazo. Algo suficiente para que retirase aquellas palabras que aun recordaba cuando se mencionaba su nombre.

—Takumi peleó con la Kusajin en la primera ronda. Si te toca pelear con ella, seguro que puedes preguntarle algo.

Hana no pensaba que fuese a pegarse con Ranko, aún recordaba la constitución que tenía la kusajin cuando se vieron en invierno. Solo Shiona-sama sabe como de fuerte debe de ser ahora.

— Creo que te vendrá bien a ti, Reiji-san. Ranko-san parecía bastante fuerte cuando la conocí y fue en invierno, sin duda debe ser de las más fuertes de nuestra división. — "Sino la que más" pensó para sí

—Como mientras no sepamos el ganador no podemos hacer nada, te preguntaré por algo que llevo meses preguntándome. ¿Que clase de relación tienes con Ren?

¿Qué clase de relación? Hana se sonrojó violentamente, no esperaba esa pregunta para nada.

— ¿Relación? ¿Q-qué quieres decir? No estamos en ninguna relación, s-so-solo somos hermanas.

¿Por qué le preguntaba eso? ¿No le había dicho ya que eran hermanas? ¿Es que acaso parecían algo más? No, igual no se lo había comentado. Poco a poco, fue calmandose. Había entrado en pánico demasiado pronto, tenía que empezar a controlar esos brotes emocionales.

—Es solo curiosidad eh, parece muy cercana para ti cada vez que la mencionas, y la verdad es que, como sabes, a mí no me dejó muy buena impresión.

— Ya, sobre eso... ¿no podéis hacer las paces? Porque... bueno... verás... ¿te acuerdas el encargo que te pedí y perdí? Pues es posible que no lo perdiese, sino que se lo regalase a ella. — sabía desde el primer minuto que Reiji y Ren no estaban en sintonia, pero tarde o temprano iba a enterarse.

—Bueno, ese Amejin ha derrotado antes a un Kusajin, nunca sabes lo que pasara, pero quizás se lleve a dos Kusajines por delante.

Pero cambié de tema. Al final, daba igual. Hasta que no pasasen unas horas, o quizás cuando saliese del hospital para ir a cenar con mi Madre y Yuuna, me acabaría enterando de quien era mi rival.

Pues resultaba que eran Ren y Hana eran hermanas. Claro, tenia cierto sentido, tenían el mismo apellido. Y ademas quizas cobraba sentido lo de la princesa. Quizás Ren era la mayor y quería proteger a su hermana pequeña.

—Ah, por eso teneis el mismo apellido. No había caido... Aunque es raro que vivais y sirvais como ninjas en aldeas diferente.

Con respecto a lo de hacer las paces... No iba a pasar. Quizás si se disculpaba por aquello que dijo en las ruinas podía suceder, pero no me iba a caer mejor, ni probablemente eso haría que nos llevaremos bien.

—Bueno, lo que un cliente haga con algo que ya a pagado es cosa suya. Ademas, si mis armas llegan a Amegakure, pues mucho mejor, quizás incluso Yui aprecie la calidad de mis armas, y le pedi a Hanabi mis servicios para armar a sus shinobis.

Soñar era gratis. Aunque por otro lado, me daba un poco de rabia que, quien blandiese un arma hecha por mi, fuese Ren.

—Ah, por eso teneis el mismo apellido. No había caido... Aunque es raro que vivais y sirvais como ninjas en aldeas diferente.

— Eso es porque no somos hermanas de sangre, es decir, sus padres y mis padres ni se conocían siquiera. Es más una hermandad... ¿de armas? Algo que hemos acordado nosotras. — podría jurar que cada vez que lo explicaba lo hacía peor.

¿Qué eran Ren y ella? Se llamaban hermanas pero hermanas no eran. Eran más bien compañeras de vida. Para Hana era una persona con la que podía compartir todo, sus dudas, sus miedos, sus alegrías también, se preocupaban la una por la otra y se cuidaban cuando estaban heridas. ¿No era eso lo que hacían los hermanos? ¿Por qué empezaba a sonarle... insuficiente?

—Bueno, lo que un cliente haga con algo que ya a pagado es cosa suya. Ademas, si mis armas llegan a Amegakure, pues mucho mejor, quizás incluso Yui aprecie la calidad de mis armas, y le pedi a Hanabi mis servicios para armar a sus shinobis.

— Oh, perfecto entonces. — le contestó claramente aliviada — ¿Quieres que le diga que te encargue más cosas? Le encantas los samurais así que si le comento que en tu forja trabaja una samurai seguro que quiere algo.

Todo fuese por la reconciliación, que a pesar de las palabras de Reiji, no sonaba a que acabase de perdonarla. Ni siquiera la había mencionado.

Es decir... ¿Que no eran hermanas? Vaya lío... , tenían una relación rara tipo hermanos solo por que tenían el mismo apellido, y se comportaban como si fueran hermanas. Yo no había tenido hermanos, pero quizás podia llegar a comprenderla un poquito, pues Sakura y su hermana mayor me habían tratado muchos años como a un hermano. Aunque la cosa no hubiese terminado de la mejor manera... Todavía seguía sin dirigirme si quiera la palabra.

— Oh, perfecto entonces ¿Quieres que le diga que te encargue más cosas? Le encantas los samurais así que si le comento que en tu forja trabaja una samurai seguro que quiere algo.

—Si claro, puede pedirme todas las armas que quiera. —Y quizás las haga si se disculpaba, aunque... —Le haré una rebaja especial por venir de tu parte, precio amigo.

Ja. Le cobraría el triple. O el cuádruple. "Mira, esta espada esta forjada ni mas ni menos que por un samurái, por eso es tan cara, y aún así te estoy haciendo una rebaja, es una ganga." Una ganga, claro, para mí y para Yuuna. Seguro que podíamos invertir ese dinero en comprar mas cosas para el barco, quizás ponerle armas, uno nunca sabe.

—Si claro, puede pedirme todas las armas que quiera. Le haré una rebaja especial por venir de tu parte, precio amigo.

Sonrió a Reiji viendo que se lo tomaba mejor que bien, se lo estaba tomando fantasticamente.

— ¡Perfecto! Pues se lo diré a Ren en cuanto la vea. Seguro que tiene un montón de ideas alocadas para hacer espadas de todo tipo. O armaduras. O cosas de samurais. Seguro que acabais haciendoos amigos.

¿Una loca de los samurais y un herrero casado con una samurai? Eso tenía que salir fructifero sí o sí. O por lo menos eso pensaba Hana.

¿Amigo? ¿De Ren? ¿Cuanta cantidad del alcohol necesitaba en el cuerpo para que eso sucediese? Probablemente la misma que un bijuu para emborracharse. Y los bijuus eran criaturas enormes. Seguro que hacían falta muchísimo litros de alcohol para esa hazaña.

—Si, yo también tengo una libreta con ideas alocadas para hacer armas. Bueno, seguro que te acuerdas de cuando nos conocimos, me emocionó un poquito...

Aunque no pensaba compartir ninguno de esos diseños con Ren, aunque, bueno, quizás si. Quizás podía cobrarselos a precio de oro, de nuevo, bajo la excusa de que estaban forjados por un samurái.

—Seguro que acabamos llevándonos bien, si. Solo espero que no se ofenda mucho si Yuuna le corrige alguna de sus fantasías alocadas.

Aunque la pobre ya había tenido bastante conmigo aquel terrible día que, junto a Katsudon, escapé de la prisión. Menudo espectaculo más lamentable. Mejor no pensar mucho en él. Pero si Yuuna tenia que soportar las fantasías de Ren... Esperaba que, si se daba el caso, cosa que yo dudaba, la soportase un poquito. Al menos, solo en el trabajo.

Y no sería fácil, yo lo sabía, yo mismo no la soportaba, aunque con Hana en ese estado, mejor poner buena cara y sonreir. Que pareciese que podría llevarme bien con ella.

—Seguro que acabamos llevándonos bien, si. Solo espero que no se ofenda mucho si Yuuna le corrige alguna de sus fantasías alocadas.

— Creo que ahora mismo tiene más curiosidad que otra cosa, así que me preocuparía más que la atosigase con preguntas.

No creía que Ren se creyese al pie de la letra todas las historias que circulasen sobre los samurais, puede que sí se creyese las bases de esas historias, pues solían ser las mismas. Adorar a la espada como a un dios, como si estuviese viva y todo eso, llevar un código de honor, fuese lo que fuese eso, y poco más. ¿Qué había en el rollo samurai más allá de la espada y el honor? Hana no veía mucha más profundidad a la idea, pero si eso era lo que quería Ren, por ella perfecto. Podría querer mutilar gente por diversión o abrir craneos.

— De todas formas, veo poco probable que coincidan Yuuna y Ren, aparte de este torneo no es como si fuesen a encontrarse por la calle de la villa ni nada. Y aquí ya hay samurais de sobra así que no hace falta molestar a Yuuna. Dejemoslo en lo de la forja.

No quería que ahora Reiji buscase mejorar la relación de golpe por lo que ella dijese y se diesen una hostia social digna de mención. Lo mejor sería ir poco a poco y que la hostilidad se fuese enfriando.

Uff... La imagen de Ren preguntándole cientos de cosas a Yuuna era, cuanto menos, terrible. Quizás lo mejor es que no se vieran jamas. Por la salud mental de Yuuna sobretodo, pero por la mía también. Eso, o Yui me asesinaba después de asesinar yo a uno de sus ninjas.

— De todas formas, veo poco probable que coincidan Yuuna y Ren, aparte de este torneo no es como si fuesen a encontrarse por la calle de la villa ni nada. Y aquí ya hay samurais de sobra así que no hace falta molestar a Yuuna. Dejemoslo en lo de la forja.

Mejor. Mucho mejor. Si no se encontraban jamás casi que lo agradecería. Además. Yo era el que menos quería que Yuuna y Ren se encontrasen. Aunque siempre cabía la posibilidad de que sucediese....

—Si, mejor. Aunque últimamente hemos viajado bastante juntos, no seria raro que nos la encontrasemos. —Pero a partir de ahora, en barco. Así, las posibilidades eran mucho menores, por no decir, nulas. —Ademas los samuráis de aquí no son... —No se parecían mucho a los del país del hierro. No transmitían lo mismo cuando los mirabas. No eran iguales, aunque quizás peleasen de forma similar. —Nada, son solo cosas mías.

—Si, mejor. Aunque últimamente hemos viajado bastante juntos, no seria raro que nos la encontrasemos.Ademas los samuráis de aquí no son... Nada, son solo cosas mías.

Le había pasado un par de cosillas a Reiji por no abalanzarse sobre él y preguntarle cosas privadas, pero dejar una oración a medio acabar era... ¡era ir provocando! No, no podía sencillamente seguir sonriendo y cambiar de tema. ¡Necesitaba saber qué pasaba con los samurais de aquí! ¿Y si eran todos unos asesinos psicopatas y la próxima vez que se encontrase a Ren ésta intentase apuñalarla? Era completamente posible, así que necesitaba esa información.

— ¿Qué es lo que no son los samurais de aquí, Reiji? ¿No son samurais? ¿No son de aquí? Dimelo, Reiji. — intentó mantener la compostura, pero es que ORACIONES SIN ACABAR.

—Es que no se como explicarlo... Es una sensación, y quizás es solo cosa mía, pero no son como los samuráis del país del hierro.

Para empezar, si sentían odio o rechazo por los ninjas, no se notaba. En el país del hierro el odio era casi palpable en el ambiente, las miradas de los samuráis me habían atravesado como espadas, y la principio, Mudito ni nos dirigía la palabra.

Era la misma actitud que la de Kintsugi. Unos ninjas habían matado a su líder, y ellos habían decidido meternos a todos en el mismo saco, como Kusagakure con los Bijuus. Aunque, claro, siempre había excepciones como Yuuna. Y Mudito había acabado siendo mas majo de lo que aparentaba.

—Y si lo son, o son como Yuuna, o yo no me acercaría mucho a ellos. La mayoría son como Kintsugi, pero su odio esta dirigido a los Ninjas. Claro que hay algunos que no comparten ese odio, pero...

Mejor tener cuidado.

—Es que no se como explicarlo... Es una sensación, y quizás es solo cosa mía, pero no son como los samuráis del país del hierro.

Bueno, ¿y qué pasaba con eso? Seguramente Kusagakure no era como Uzushiogakure y lo mismo con Amegakure. Claro que no eran como los samurais del País del Hierro, serían más como los samurais de los Dojos y ya. Iba a preguntarle para que le diese más detalles, pero Reiji no había acabado de hablar.

—Y si lo son, o son como Yuuna, o yo no me acercaría mucho a ellos. La mayoría son como Kintsugi, pero su odio esta dirigido a los Ninjas. Claro que hay algunos que no comparten ese odio, pero...

¿Los samurais odiaban a los ninjas? No tenía ni idea. La primera samurai que había visto era Yuuna y, bueno, estaba viviendo en una aldea de ninjas, no parecía tener problema alguno. Ren tampoco le había comentado nunca que hubiese un odio hacia los ninjas. Era cierto que los samurais de los dojos no parecían precisamente la gente más amigable del mundo, pero de ahí a odiar...

— ¿Crees...? ¿Crees que estos samurais podrían odiar a los ninjas? Yo no he visto nada raro, claro que tampoco me he fijado demasiado.

Tendría que tener los ojos más abiertos, si solo un samurai odiaba a los ninjas, y Ren se acercaba con su curiosidad sobre los samurais... No, era imposible que hiciesen nada. No había solo una villa, estaban las tres. Como un samurai tocase a un ninja, tardarían minutos en reducir ese valle a escombros, sobre todo si tocaban a Ren.

Respiró hondo, intentando no calentarse por suposiciones.

— ¿Crees...? ¿Crees que estos samurais podrían odiar a los ninjas? Yo no he visto nada raro, claro que tampoco me he fijado demasiado.

La razón por la que los samuráis del hierro odiaban a los ninjas era por que, precisamente unos ninjas habían matado a su líder. Pero claro... ¿Venían todos los samuráis desde el pais del hierro?

Quizás la respuesta era si. Quizás nacían, crecían y se entrenaba allí, y una vez adultos y siendo guerreros preparados, eran enviados a servir a diferentes señores feudales. Pero yo no había escuchado nada de eso de Yuuna, por lo que solo eran posibilidades que se me pasaban por la cabeza.

—No lo se, no creo que todos los samuráis compartan el mismo resentimiento, aunque prefiero no jugarmela, quizás los de aquí no nos odian, pero tampoco les gustamos.

Además, en mi caso, era mejor no acercarme mucho a ellos. Si de verdad alguno procedía del país del hierro, podría ser que metiera la pata. Aunque de ser así, también era probable que hubiesen reconocido a Yuuna cuando venia a verme desde las gradas.

No le di mas vueltas al tema.

—En fin, creo que ya te he robado demasiado tiempo, y solo quería asegurarme de que estabas bien, ademas tengo que ver a mi familia antes de que vuelvan a uzushio. —Seguro que mi madre estaba deseosa de echarme la bronca por lo del combate... —Pero si necesitas que te traiga alguna cosa, dímelo y me paso después por tu habitación, aunque no tiene pinta de que vayas a pasar mucho tiempo aquí.

Si no necesitaba nada más, me despediría y me marcharía a buscar a mí madre y a Yuuna, que seguro que me estaban esperando en el mismo sitio que tras el primer combate, mientras se tomaban un té juntas.

—No lo se, no creo que todos los samuráis compartan el mismo resentimiento, aunque prefiero no jugarmela, quizás los de aquí no nos odian, pero tampoco les gustamos.

Hana torció el gesto ligeramente. No le agradaba la idea de no gustar a alguien sencillamente por quien era o su modo de vida.

— Supongo que no es tan raro, tampoco es que los ninjas seamos unos santos...

—En fin, creo que ya te he robado demasiado tiempo, y solo quería asegurarme de que estabas bien, ademas tengo que ver a mi familia antes de que vuelvan a uzushio. Pero si necesitas que te traiga alguna cosa, dímelo y me paso después por tu habitación, aunque no tiene pinta de que vayas a pasar mucho tiempo aquí.

— Oh, sí, claro. No te preocupes por mí, estoy perfectamente. Dales recuerdos a todos de mi parte.

Se despidió de Reiji con una mano mientras la otra viajaba a su abdomen rascandoselo levemente distraida. Ahora no tenía mucho más que hacer que contar las manchas de la pared o los ruiditos que se oían de las habitaciones adyacentes.