Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—Bueno y… ¿qué me cuentas de ti? —preguntó, tras dar un sorbo a su zumo—. ¿Qué te llevó a ser shinobi?
Kazuma saboreo la carne de cordero mientras escuchaba aquella pregunta. Era una duda de lo más normal, pero la respuesta se le hacía de lo más complicada. Puede que fuera difícil el explicar que había perdido a toda su familia y que por eso se había convertido en una especie de vengador. Aunque en su mente no se trataba de venganza, sino de justicia. Aunque de todas maneras aquel argumento no impedía que se llegara a pensar en su parecido con el hombre murciélago de aquellos mangas viejos.
—En términos simples —tomo un poco de vino para despejar su garganta—, se podría decir que disfruto de escarmentar a la gente conflictiva y arrogante, y esta profesión me permite dar rienda suelta a mi pasatiempo teniendo el mínimo de conflictos con la ley.
Aquella era la forma más banal de expresar su camino ninja, pero también era la más fácil de entender. De cierta manera, y aunque eso le molestaba un poco, era parecido a los bravucones a los cuales disfrutaba cazar. Ellos hacían sus maldades porque el poder que tenían se los permitía y con ello conseguían satisfacerse a sí mismos, y él por su parte actuaba exactamente de la misma manera, solo que estando al otro lado del camino.
—Dime, Uchiha Datsue, a ti ¿Qué te llevó a recorrer este camino?
—En términos simples —tomo un poco de vino para despejar su garganta—, se podría decir que disfruto de escarmentar a la gente conflictiva y arrogante, y esta profesión me permite dar rienda suelta a mi pasatiempo teniendo el mínimo de conflictos con la ley.
Datsue alzó una ceja, sorprendido. No se esperaba una respuesta así, desde luego. ¡Al fin alguien que no lo hace por el honor o la familia! Joder, pensé que ya no iba a encontrarme con ningún shinobi normal. Y de Uzu, nada menos. Quizá me haya equivocado prejuzgándolos…
—¡Pues es una suerte! —exclamó el Uchiha, mientras se llevaba el vaso a la boca y saboreaba de nuevo el zumo—. Que yo no sea ninguna de esas dos cosas, digo.
Tras la pequeña broma, se llevó un nuevo bocado a la boca, mientras Kazuma le hacía la pregunta obligada. Cuando alguien se interesa por ti, lo normal es devolver el interés… y así lo había hecho el shinobi, repitiendo la misma pregunta que el Uchiha le había hecho.
—Hmm… —dijo, todavía masticando la comida. No estaba del todo seguro de qué decir. Si la respuesta fuese sincera, obviamente diría que era por dinero. Era la única forma que había visto para ganar el suficiente como para pagar la deuda de sus padres. Eso, y también para contentarles a ellos. Pero dígase una cosa de Uchiha Datsue: es un mentiroso—. Por el honor, por supuesto. El honor y… —Datsue esbozó una sonrisa de oreja a oreja—. ¡Naaahhhh! Me estoy quedando contigo —dijo, estallando en risas. Después de aceptar un diamante en pleno combate por su Villa, estaba más que claro que por honor no había sido—. Por mi familia, en realidad. Para protegerla.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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—¡Pues es una suerte! —Exclamo el Uchiha, mientras se llevaba el vaso a la boca y saboreaba de nuevo el zumo—. Que yo no sea ninguna de esas dos cosas, digo.
—Ciertamente es una fortuna para ti, jejeje —confirmo mientras utilizaba la servilleta para limpiarse la comisura de los labios—. Cuando se trata de ninjas, corregir aquellos hábitos desagradables se vuelve algo bastante complicado, pero no menos alentador claro está. —Por complicado se refería a que quizás hiciera falta azotarles el rostro contra una tapa del alcantarillado y por alentador se refería a que era más entretenido de esa manera y que no le importaba quien fuera su presa.
Luego de aquel comentario prosiguió con su banquete mientras esperaba la respuesta del joven de cabellos negros. Lo cierto era que esperaba una de esas dramáticas historias rompecorazones, pues parecía que era un requisito para ser un ninja de verdad. Quizás porque un verdadero guerrero es capaz de ver la expresión más cruel que el rostro de la vida pueda manifestar y aun si sobreponerse y seguir adelante.
—Hmm… —Parecía estar escogiendo con cuidado sus palabras—. Por el honor, por supuesto. El honor y… ¡Naaahhhh! Me estoy quedando contigo —pero luego de las carcajadas de su propia broma, dejó escapar la respuesta—. Por mi familia, en realidad. Para protegerla.
—¡Brindo por eso! —Exclamó mientras alzaba su copa de vino—. Ese es un verdadero motivo, no como los borregos que no se cansan de repetir “Por el honor de Taki” “Por la gloria de Uzushio” y “Por la supremacía de Ame”. Aquellos que solo repiten como marionetas lo que se les inculca en la academia sin mostrar un ápice de individualidad, como si las bandanas les hicieran jalea propagandística el cerebro.
El Ishimura era un respetuoso de las tradiciones, si, pero por sobre eso respetaba la libertad de las decisiones. Considera lamentable que una persona se arrojara a un camino tan cruel no por decisión y motivación propia, sino por el adoctrinamiento sistemático de las fuerzas armadas. Para él no importaba si la decisión era buena o mala, lo importante es que viniera desde dentro y no desde una idea externa.
—¡Brindo por eso! —Exclamó mientras alzaba su copa de vino. Datsue le correspondió alzando la suya—. Ese es un verdadero motivo, no como los borregos que no se cansan de repetir “Por el honor de Taki” “Por la gloria de Uzushio” y “Por la supremacía de Ame”. Aquellos que solo repiten como marionetas lo que se les inculca en la academia sin mostrar un ápice de individualidad, como si las bandanas les hicieran jalea propagandística el cerebro.
—No podría estar más de acuerdo —dijo, entrechocando su vaso con la copa de Kazuma. Luego le dio un buen trago, vaciando el contenido—. Otro más, por favor —dijo con el vaso alzado, cuando logró que una de las camareras le mirase.
Después se olvidó por completo de Kazuma y se centró en la comida. De tanto hablar, casi ni había probado bocado. No le llevó mucho tiempo terminar su plato. Al fin y al cabo, apenas era un pequeño entrante. Pero qué entrante… Buff, que rico, joder. Debería comerlo más veces. Si no fuese tan caro…
—Oye, y hablando de honor —dijo a Kazuma, recordando algo—. ¿Qué opinas de lo acontecido en los últimos días? Ya sabes… Lo de la Arashikage y todo eso.
Lo cierto es que todavía no había podido hablar con nadie respecto a eso, pero en cuanto se había enterado le había parecido un verdadero bombazo. Eso, y que un grupo de samuráis se había alzado contra el mundo ninja. Parecía una broma de mal gusto, pero todo el mundo aseguraba que era cierto. Una auténtica locura, vaya. ¿Qué podrían hacer unos samuráis contra ninjas? Salvo el ridículo, creo que poca cosa más.
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Luego de chocar sus vasos en un sonoro brindis, continuaron degustando su bien merecida comida. Mientras que su acompañante degustaba los alimentos con calma, Kazuma apuraba la suya como si llevara varios días sin comer. Los platos fueron disminuyendo en volumen hasta que solo quedaron pequeños restos de todo lo que había pedido.
«Es una suerte que también incluyeran un jarrón de agua —agradeció él, pues si hubiese pasado todo aquello con solo vino, no solo estaría satisfecho, sino que ebrio también—. Esperare un rato y luego veré si tienen algún buen postre.»
—Oye, y hablando de honor —dijo a Kazuma, recordando algo—. ¿Qué opinas de lo acontecido en los últimos días? Ya sabes… Lo de la Arashikage y todo eso.
—Ahora que lo mencionas… —La mente de Kazuma se volcó instantáneamente hacia aquel suceso reciente—. Me parece que tras bambalinas se está llevando a cabo un juego peligroso, pues hay muchas cosas que no cuadran.
»Digo ¿Qué le infundiría al País del Hierro la confianza como atreverse a echarse de enemigo al resto del continente? ¿Por qué en medio de un evento tan importante la Arashikage se revelaría a sí misma de esa manera? Hay muchas preguntas sin respuestas, pero como dice un viejo dicho: El mundo ninja está lleno de sombras e intrigas, pero se puede tener la certeza de que en él no existen las coincidencias.
Aquella frase de su maestro siempre había resultado ser abrumadoramente cierta. Nada resultaba estar desconectado. Pero el pensar en aquello del país del hierro, el incidente de la Kage y todo aquello de un torneo inter villa, implicaban demasiadas cosas como para que su corta experiencia le permitiera siquiera atisbar que era lo que podrías suceder. Aunque en última instancia a él como genin que era le afectaba poco.
Terminado su primer plato y el caviar, al Uchiha le trajeron la especialidad de la casa: el fugu. Un escalofrío recorrió su cuerpo, nervioso. Nunca lo había probado, y sabía que el veneno de aquel pescado era mortal. ¿Y si el cocinero no había hecho bien su trabajo? Ahora que lo pensaba, arriesgar su vida por probar un plato como aquel le parecía lo más ridículo del mundo. Sí, casi tan ridículo como ser shinobi.
Con aquel pensamiento en su mente, atrapó uno trocito fino que previamente habían cortado por él y lo bañó en el cuenco de salsa que le habían traído. Luego lo llevó a la boca y…
—Hmm… Joder, qué rico el condenado.
Los rumores eran ciertos. Aquel pescado valía su peso en oro.
Mientras tanto, Kazuma y él conversaban sobre lo acontecido en los últimos días.
—Totalmente de acuerdo —dijo, ante lo comentado por Kazuma sobre la sorprendente confianza que parecía tener el País del Hierro sobre sí mismos—. Además, ¿no son todos samuráis? Su tiempo ya ha pasado —continuó, haciendo una pequeña pausa para darle un sorbo al zumo—. ¿Qué podrían hacer contra shinobis? Es una locura… —Datsue se llevó a la boca otro trozo del fugu—. Pero a mí lo que me escama es otra cosa. O sea… Vale, resulta que la Arashikage tenía una doble o algo así. Me trae sin cuidado, la verdad. ¿¡Pero lo de que arrasaron Kusa!? —dijo con tono de falsete, esbozando una mueca de incomprensión—. ¿Pero qué me estás contando? O sea, que la Arashikage se levantó un día con mal pie y dijo: “Venga, hoy me apetece destruir una Villa”. Que sí —añadió, anticipándose a la posible protesta de Kazuma—. Que tenían un bijuu en secreto y todo eso. Que no seré yo quien me queje de la caída de Kenzou, pero… ¿Acaso Ame no tiene también un bijuu? ¿Qué pasa? ¿Qué solo ellos pueden tenerlo o qué?
»Y lo que más me indigna —prosiguió, llevándose un nuevo trozo de fugu a la boca y hablando mientras masticaba—, es que a nuestros respectivos Kages parece que se la trae floja —Ya se imaginaba a Yubiwa contando algún mal chiste y riéndole la gracia a Yui. A veces se preguntaba cómo era posible que alguien como él fuese Kage. Luego recordaba que era un prodigio que controlaba los cinco elementos ninja como el antiguo Rikudou-sennin y se callaba—. Y no me vengas con que la que armó todo eso fue la doble de Yui… Porque menuda mierda de excusa.
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21/04/2016, 00:13 (Última modificación: 21/04/2016, 00:25 por Hanamura Kazuma.)
Kazuma escuchaba con atención las palabras de su compañero mientras disfrutaba de un té con un curioso pero agradable sabor amargo, que según la cartilla era ideal para bajar la comida luego de haber engullido demasiado. Resultaba en extremo relajante y también bastante efectivo para consolar su inflamada panza.
«Parece disfrutar demasiado con algo tan peligroso —Intuyo mientras observa a su compañero degustar aquellos cortes de pez globo—. Bueno, yo caso maleantes y él pide platillos potencialmente mortales, cada quien se mata como quiere —se asomo una leve sonrisa en su rostro—. Aunque espero que no se muera aquí mismo, eso me fastidiaría la semana.»
Dejó a un lado los pensamientos nefastos mientras seguía saboreando su bebida. Analizo lo dicho por su acompañante y lo comparó con que lo que ya sabía y con lo que había escuchado antes. Se tomó unos segundos hasta que se sintió listo para compartir su opinión y las ideas que hacía poco su maestro había compartido con él. Claro le había dicho aquello con discreción, pero parecía buen momento para compartir aquellos pensamientos con alguien más.
—Ciertamente, lo de los samuráis me ha parecido algo completamente fuera de lugar —admitió él—. Su relación con los ninjas siempre fue áspera, pero tienen cientos de años aislados de los asuntos del continente… Por lo que creo que algo aquí debió cambiar como para que tomaran semejante curso de acciones.
»En ese punto es donde creo que encaja Kusagakure —tomo un buen sorbo y continuo—. Es el único cambio relevante en el tiempo reciente… ¿La matalechugos sabría que tendría tal efecto? Me imagino que sí, aunque quizás no le importo —dijo refiriéndose al nombre burlón que el populacho le había puesto a Amekoro Yui—. Claro, nadie se podría creer la patraña de que todo fue un acto de insubordinación de su doble… Pero con un Bijuu ¿Cómo llevarle la contraria?
»Ahora, según yo la situación es esta: Al ver que una aldea principal destruyó a otra, los samuráis pudieron suponer algo como “Se han empezado a matar entre ellos, aprovechemos las divisiones políticas y ataquemos”. Por otra parte nuestros Kages en plan de “Bien, destruiste Kusa, pero recuerda que estoy contigo y no me ataques con el Bijuu, amiguito”, lo cual tiene sentido pues te convendría tener cerca a la controladora de semejante poder por si necesitas rajarle el cuello, cuando se ponga en tu contra. La cuestión es ¿Y si necesitamos de su Bijuu para el conflicto que se viene? Bueno, hagamos un torneo, finjamos que estamos unidos y no le quitemos el ojo de encima.
Apuro lo que quedaba de su té para poder continuar.
—Imagina que se deshacen del factor Amegakure, las villas restantes se las ingenian para repeler la ofensiva samurái, que me imagino está bien preparada luego de décadas esperando una oportunidad. Luego de aquello puede que Uzushio y Taki queden débiles, y sorpresa la oportunidad perfecta para que los rencores heredados de las viejas aldeas estallen como una guerra a gran escala —miro hacia el techo y contempló la otra posibilidad—. Claro podriamos conservarla como aliada ¿Pero cuánto pasará hasta que crea conveniente reducir nuevamente el número de aldeas ninjas?
El Ishimura se relajó en su silla para recuperar el aliento, pues era mucha información y posibilidades. Lo único que no se podía imaginar era el por qué la Arashikage se arriesgaría a dar inicio a una guerra fría en la que podría perderlo todo. Aunque siendo la única que controlaba una bestia con colas era la que tenía mayores probabilidades de quedar en pie cuando el polvo se hubiese asentado. Lo único claro era que había puesto en marcha un ominoso efecto dominó.
¿Pero qué podía esperarse de alguien a quien ahora, siniestramente, se le conocía como la "Extermina verdes"?
Datsue asentía, mientras degustaba el fugu, ante las palabras de Kazuma. Tenía razón: llevarle la contraria a la única poseedora de un Bijuu no era cosa fácil. Y menos para nosotros, que acabamos de resurgir de nuestras cenizas, como quien dice.
—Ahora, según yo la situación es esta: Al ver que una aldea principal destruyó a otra, los samuráis pudieron suponer algo como “Se han empezado a matar entre ellos, aprovechemos las divisiones políticas y ataquemos”. Por otra parte nuestros Kages en plan de “Bien, destruiste Kusa, pero recuerda que estoy contigo y no me ataques con el Bijuu, amiguito”, lo cual tiene sentido pues te convendría tener cerca a la controladora de semejante poder por si necesitas rajarle el cuello, cuando se ponga en tu contra. La cuestión es ¿Y si necesitamos de su Bijuu para el conflicto que se viene? Bueno, hagamos un torneo, finjamos que estamos unidos y no le quitemos el ojo de encima.
¡Clap!
Datsue acababa de dar una estruendosa palmada y señalaba a Kazuma con el dedo de una mano, con los ojos abiertos como platos y un pequeño trozo de fugu colgado de su boca entreabierta.
—¡Eso es! —exclamó, mientras engullía el fugu sin masticar. ¿Cómo no se había dado cuenta? Siempre había pensado que el Torneo era una forma de atraer nuevos clientes y un maravilloso escaparate para dar a conocer a Takigakure, recién resurgida. Eso, y contentar a los Señores Feudales… pero lo que decía Kazuma tenía mucho más sentido. ¿Cómo he sido tan imbécil? Claro, joder. Lo que yo pensaba tan solo es la excusa que ponen a todos, y que yo me he tragado como un pardillo. Joder, que tenga que venir uno de Uzu a decírmelo…—. Pero sigue, sigue. Perdona por la interrupción.
—Imagina que se deshacen del factor Amegakure —continuó Kazuma—, las villas restantes se las ingenian para repeler la ofensiva samurái, que me imagino está bien preparada luego de décadas esperando una oportunidad. Luego de aquello puede que Uzushio y Taki queden débiles, y sorpresa la oportunidad perfecta para que los rencores heredados de las viejas aldeas estallen como una guerra a gran escala. —Kazuma miró hacia el techo mientras Datsue asentía una y otra vez, encantado de haber encontrado lo que parecía un pozo sin fondo de sabiduría—. Claro podriamos conservarla como aliada ¿Pero cuánto pasará hasta que crea conveniente reducir nuevamente el número de aldeas ninjas?
Datsue hinchó los carrillos y resopló con lentitud, mientras pensaba en todas las posibilidades.
—Pff… Ya te digo. Imagina que ganáis el Torneo —vaticinó—. Sabiendo cómo es la matalechugos, ¡igual lo toma como una ofensa a la igualdad entre Aldeas y os arrasa! —exclamó, mitad en broma mitad en serio—. Supongo que lo inteligente sería aguardar… Mantener esa falsa unión como tú bien dices y solucionar el problema de los samuráis —la indignación que había sentido momentos antes hacia Yubiwa se estaba transformando en comprensión e, incluso, admiración. Definitivamente, al Uchiha todavía le quedaba mucho por aprender—. Y después… —Datsue se encogió de hombros y se llevó el último trozo de fugu a la boca—. ¿Quién sab…?
De pronto, Kazuma pudo ver que algo marchaba mal. Datsue se había llevado las manos a la garganta, con los ojos a punto de salírsele de las órbitas y la cara roja como un tomate. Con extrema debilidad, trató de agarrar a Kazuma, sujetándole por un hombro para atraerle hacia él.
—El… fu-gu…
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—Pff… Ya te digo. Imagina que ganáis el Torneo —vaticinó—. Sabiendo cómo es la matalechugos, ¡igual lo toma como una ofensa a la igualdad entre Aldeas y os arrasa! —exclamó, mitad en broma mitad en serio—. Supongo que lo inteligente sería aguardar… Mantener esa falsa unión como tú bien dices y solucionar el problema de los samuráis.
—Si… —Aquello le hizo pensar.
Su maestro siempre había estado en contra del modelo de mando de la Uzukage, ya que según él, no sería capaz de tomar las medidas necesarias para cuidar a la aldea en cuanto llegara un momento de crisis. En ese mismo contexto decía que era un peligro su extraña amistad con Amekoro Yui, pues era el extremo contrario en cuanto a forma de mando. En medio de aquella charla reconoció los miedos de su maestro; Existía la posibilidad de que la Arashikage les traicionara por el bien y la supremacía de su aldea, pero ¿sería Shiona Uzumaki capaz de sacrificar sus principios de honor, paz y amistad? ¿Sería capaz de traicionar, de guerrear y de eliminar con sus propias a monos a su “Amiga” si eso implicaba la victoria para Uzushiogakure?
«Si es cierto que el título de Kage y la responsabilidad que implican son más grande que cualquier convicción o moral —se recostó en su asiento—, entonces la Uzukage debería de tomar la decisión correcta cuando llegue el momento.»
Y después… —Datsue se encogió de hombros y se llevó el último trozo de fugu a la boca—. ¿Quién sab…?
Las palabras del Uchiha se vieron interrumpidas por una serie de gestos alarmantes. Sus manos se aferraron con fuerza a su garganta y sus ojos se abrieron completamente, como si sus globos oculares fueran a escaparse de sus cuencas. Su rostro se congestiono rápidamente y sus movimientos fueron perdiendo fuerza, mientras trataba de sujetar a Kazuma y acercarlo a él para pronunciar lo que parecían ser unas últimas palabras.
—El… fu-gu… —Dijo finalmente.
—¡Datsue! —Le dijo cuando comenzó a caerse de la silla—. ¡Oigan, alguien ayúdelo!
Pero la gente del local solo se limitó a echar un vistazo y a volver a sus asuntos, tal fue la indiferencia. Antes de poder articular alguna otra palabra de socorro una de las camareras fue en su auxilio, justo a tiempo pues el rostro del pelinegro comenzaba a tornarse púrpura. La chica lo colocó en la silla y procedió a hacerle una especie de maniobra donde le apretaba el pecho. Un instante después el cuerpo de Datsue comenzó a agitarse y a toser en medio de algunos espasmos.
—Espere… ¿Se ahogó? Pensé… Creí que se había envenenado con el fugu. —Le aseguro a la camarera mientras su compañero volvía a la vida.
—De hecho, señor —dijo acercándose a Kazuma—. En el ochenta y cuatro se nos prohibió servir fugu, debido a los múltiples casos de envenenamiento —sonrió ante un perplejo joven—. Pero gracias a intensos estudios, los piscicultores lograron crear una variedad de fugu que no es venenoso. Los investigadores averiguaron que la tetrodotoxina del fugu procedía del consumo de otros animales que tenían bacterias cargadas de ésta, y desarrollaron inmunidad con el tiempo. Muchos piscicultores producen actualmente fugu libre de veneno manteniendo a los peces alejados de estas bacterias.
—Ya veo ¿pero porque no dice eso en el menú? —Preguntó estado un poco más calmado.
—Mucha gente encuentra el fugu delicioso solo por la emoción y el peligro al comerlo. Generalmente no hay problemas ya que los que servimos no tienen veneno, pero hay gente que se sugestiona y sobrereacciona con facilidad. —Aseguro con una sonrisa.
Kazuma se reclinó en su silla y dejó que el aliento le volviera al cuerpo mientras Datsue se recuperaba. Mientras la muchacha dejó una jarra con agua en la mesa, para que pudiera pasar el ataque de tos. De momento solo le observaba, mientras escuchaba como de las mesas cercanas provenían algunas risas dispersas.
El rostro en eterna calma de Kazuma se desencajó por el susto. Por un momento, su habitual estado de quietud y sosiego, que Datsue apostaba había exasperado a más de uno, se quebró pro completo.
Datsue abrió todavía más los ojos, señalándole con una mano y abriendo la boca. Entonces, de pronto….
—¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!
Datsue estalló en carcajadas, doblándose sobre sí mismo y aporreando la mesa a cada risotada. Tanto rió, que le dolió el estómago del esfuerzo, mientras una lagrimilla caía por su mejilla y sentía que iba a asfixiarse por no poder coger aire.
—¡Jajaja! Dios… Qué bueno… Por favor… Tendrías que haberte… —No pudo terminar la frase. Sin poder contenerse, estalló de nuevo en carcajadas. Cuando se serenó, de allí a un rato, trató de ponerse serio y articular más de dos frases seguidas sin volver a reírse—. Tendrías que haberte visto, socio. ¡Pff! Buenísimo. —La cara de Datsue representaba la viva imagen de la alegría y el regocijo—. No te lo tomes a mal, tío. Pero pareces una persona tan seria… tan filósofa y recta, que llevaba un buen rato preguntándome si en verdad tenías los nervios de acero o también te dejabas llevar como el resto de mortales.
Una broma de mal gusto, quizá. Pero así era Datsue.
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El Ishimura no encontraba qué hacer. Su acompañante estaba muriendo frente a él, probablemente por aquel pez venenoso el cual había decidido probar tan temerariamente. Algunas personas se giraron a verlo, pero a pesar de la llamada de auxilio nadie se molestaba en intervenir.
«¡¿Qué puedo hacer?!»
—¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! —Ya prácticamente daba a Datsue por muerto cuando de repente los espasmos corporales cesaron y este abrió los ojos de par en par, para luego dejar escapar una risa atronadora.
De entre la incertidumbre el ojos grises lo entendió todo; Le habían jugado una broma y había caído redondito. Un rubor de vergüenza subió a su rostro mientras comprendía el porqué nadie había ido a ayudarles. Probablemente fuera el único en todo el local que se dejó engañar por semejante farsa.
—¡Jajaja! Dios… Qué bueno… Por favor… Tendrías que haberte… Tendrías que haberte visto, socio. ¡Pff! Buenísimo. —Datsue apenas podía hablar con el gran humor que le dominaba.
—Eso no fue gracioso… —Aseguro mientras escuchaba algunas risas dispersas por los alrededores.
—No te lo tomes a mal, tío. Pero pareces una persona tan seria… tan filósofa y recta, que llevaba un buen rato preguntándome si en verdad tenías los nervios de acero o también te dejabas llevar como el resto de mortales.
—Dios, pensé que me ibas a fastidiar la semana con tu muerte —admitió ahora un poco más calmado—. Incluso siento que se me agitaron las tripas del susto.
Una de las camareras se acercó a confirmar que todo estuviese bien, y luego de unas cuantas risitas se marchó.
No pasó mucho tiempo hasta que las luces del local bajaron un poco y una especie de reflector se dispuso sobre una tarima. Ambos chicos podrían escuchar el murmullo de la gente de las mesas cercanas. Al parecer se aproximaba un espectáculo que generaba bastante expectativa. Luego de unos minutos, los comensales se quedaron en silencio total para recibir a quien habría de entretenerlos.
Se trataba de una chica alta y de facciones delicadas. Presentaba un vestido que encajaba a la perfección con el local y con su figura esbelta. Camino un poco y se colocó bajo las luces para que todos pudieran ver su cabello castaño y sus ojos negros. Un ayudante le proporcionó un micrófono e inmediatamente la chica comenzó a cantar.
La melodía de la canción era envolvente y su voz suave y sensual cautivaba por igual a todo el que la escuchara. Interpretaba una especie jazz que creaba un ambiente que oscilaba entre lo nostálgico y lo sumamente elegante. La pieza no duró más de tres minutos, pero cuando termino el público se levantó y aplaudió con entusiasmo.
—¡Wow! Eso estuvo buenísimo. —Aseguro mientras se levantaba para aplaudir—. Ouch, creo que has hecho que la comida me siente mal —Le dijo al Uchiha mientras se llevaba la mano al estómago—. Creo que tengo que ir al baño…
Con un poco de vergüenza, El Ishimura se alejó de la mesa hacia el baño más cercano con una prisa notable. Mientras tanto, la hermosa cantante tomaba un vaso de agua y se preparaba para la siguiente canción de la velada. Sobraba decir que la fuerte lluvia que caía afuera ayudaba a darle ambiente a tal presentación.
25/04/2016, 00:33 (Última modificación: 25/04/2016, 00:33 por Uchiha Datsue.)
—Uou —dejó escapar Datsue, impresionado por la belleza de la cantante. De hecho, aquella característica coincidía con todas las mujeres que trabajaban en aquel restaurante, como si el dueño del local lo exigiese de requisito indispensable para contratar a alguien. Y no seré yo quien ponga el grito en el cielo por eso, ni mucho menos.
Sin embargo, la canción no llegó a entusiasmarle. La muchacha cantaba bien, parecía profesional y tenía buena voz. Simplemente… no le gustaba ese tipo de música. Le aburría.
Por eso, cuando el público se levantó entre aplausos y gritos de entusiasmo, Datsue se limitó a aplaudir con los dedos índice y corazón, desganado.
—Sí— afirmó, con tanta falta de entusiasmo que más bien parecía decir lo contrario.
—Ouch, creo que has hecho que la comida me siente mal —añadió Kazuma, llevándose las manos al estómago—. Creo que tengo que ir al baño…
Datsue alzó una ceja, sin decir nada. No iba a picar en algo tan burdo. Así que el viejo truco del baño, ¿eh? pensó, mientras veía a su acompañante desapareciendo por la puerta del baño. No sabía de qué se sorprendía. ¿Acaso no hubiese hecho él lo mismo? Si hubiese invitado a una persona a comer, y ésta se limitase a pedir sólo los platos más caros, no dudaría en aprovechar la menor oportunidad para escabullirse y librarse de tener que pagar. Bueno, en realidad no lo hubiese hecho… Porque directamente eso de invitar no va conmigo. En fin, menos mal que me he dado cuenta a tiempo. Maldito bribón, ¡me la quería clavar doblada!
Pero dígase una cosa de Uchiha Datsue: es un especialista en huir. Bien lo podía atestiguar Ayame, como tantos otros. Por eso, ni siquiera necesitó unos segundos para pensar un plan y, aprovechando la poca luz iluminaba el local, llevarlo a cabo…
AO: 2
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Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Entro al baño y procedió a lavarse la cara con agua fría. Por las ventanillas se podía escuchar el fuerte sonido de la lluvia cayendo y el murmurar de algunas personas que parecían estar enojadas en el callejón. Se asomo por una pequeña rendija en la puerta entreabierta y observó el sitio en el cual había dejado a su compañero.
—Parece que va saliendo bien, jejeje. —Rió por lo bajo.
Su brillante plan marchaba a la perfección y parecía que Datsue había caído de lleno en el viejo truco de “Necesito ir al baño”. Se trataba de un plan bien improvisado, para el poco tiempo del que dispuso.
—Bien, creo que podría salir por aquí —observó la ventanilla y los tornillos que mantenían la estructura sujeta a la pared—. Pero deberé de hacerlo rápido si no quiero que alguien me vea.
Su plan de venganza era sencillo; Utilizaría la ventana para salir al callejón posterior, luego daría una vuelta por el frente y desde la entrada vería como el Uchiha se sumergía en una situación imposible de llevar, cuando quisieran cobrarle por todo lo que comieron. Claro, al final Kazuma aparecería para poner las cosas en orden, pero solo luego de ver las múltiples expresiones de desconcierto de su acompañante.
—Aunque… —Se detuvo cuando ya estaba por subirse al lavamanos—. Quizás es una broma un poco pesada… Digo, fui yo quien le invitó a comer.
Y ahí, su conciencia comenzó a sabotear el curso de aquel plan maestro. Comenzó a recordar cómo habían terminado todos sus intentos de bromas; Al final, parecía que siempre le salían mal y que no resultaban graciosas para nadie, ni siquiera para él. Inclusive estaba dudando sobre si la treta del pelinegro fue tan pesada como para merecer una venganza.
—Creo que sería tonto hacer una broma como esa ¿Cierto? —Le preguntó a su reflejo—. Sí, lo mejor es que regrese con él, pida la cuenta y disfrute de lo queda de entretenimiento.
Sin más, se lavó de nuevo las manos y la cara, como si quisiera borrar la carga de conciencia por lo que había planeado hacer. Salió del baño con paso tranquilo y se encaminó hacia la mesa en donde estaba su compañero. Al final seguía siendo un chico de esos que se echaban para atrás cuando planean hacer alguna maldad que le remordiera la conciencia.
—Parece que ha terminado otra canción ¿Qué tal estuvo? —Preguntó en cuanto estuvo lo suficientemente cerca como para que le oyera.
—Parece que ha terminado otra canción ¿Qué tal estuvo? —Escuchó preguntar Datsue, al cabo de un rato.
Vaya, pero si al final no se ha escaqueado… Esto sí que es una sorpresa.
Datsue se limitó a fruncir los labios y encogerse de hombros, dando a entender que no le había entusiasmado en demasía. Definitivamente, le he juzgado mal… Como decía un antiguo proverbio: se cree el ladrón que todos son de su condición. Datsue esbozó una sonrisa disimulada. En fin, me alegra descubrir que todavía hay gente honrada.
Ya más tranquilo por no tener que escaquearse él también del restaurante, hizo un ademán a Kazuma para indicarle que tomase asiento. Luego, levantó una mano para atraer la atención de la camarera y realizó un gesto con la zurda para indicarle que trajese la cuenta.
Sí, todavía existía gente honrada, pero tampoco quería tentar a la suerte.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
La camarera se acercó hasta ellos y depósito en la mesa un papelillo notablemente largo. Resultaba ser la dichosa cuenta. Kazuma la tomó entre sus manos y la observó con detenimiento. Al verla comprendió cómo era que conseguían costear un ambiente tan agradable. La suma tenía un par de ceros más de lo que se había imaginado, pero luego de la primera comida decente en tanto tiempo, bien merecían cada ryō que le estaban cobrando.
—Aquí tiene, señorita —de su morral tomó una bolsa y de la misma extrajo un fardo de billetes, los cuales colocó elegantemente sobre la cartilla—. No se preocupe, el resto es la propina. —Le dijo a la mesera en cuanto esta noto que le habían dado un poco más de la cantidad correspondiente de dinero.
La muchacha se retiró mientras que el peliblanco terminaba el agua que había en la mesa. La hermosa joven que hacía de espectáculo se preparaba para interpretar una última canción y ambos jóvenes dejaban todo en orden antes de ponerse en marcha. El nativo de Uzushio hubiese podido retirarse en aquel instante, pero deseaba escuchar una última pieza antes de partir. Se sentó e invitó al Uchiha a hacer lo mismo.
La canción comenzó un poco suave pero luego fue tomando vigor hasta convertirse en un ritmo más moderno y animado. Kazuma se encontraba encantado con aquella pieza tan bien ejecutada, pero el gusto no le duraría mucho. Un fuerte choque resonó por todo el local y las puertas ahora se encontraban abiertas de par en par, dejando que se colara el aire frío y la gris luz del exterior.
La cantante se detuvo y por un momento solo se escucho el sonido de la lluvia y el de los truenos lejanos. Todos los comensales se giraron al unísono cuando un silueta oscura cruzó el umbral, siguiendo el recto camino de luz mortecina. Desde la entrada se formaba un camino recto y sin obstáculos hasta la mesa de ambos ninjas. Y quién sabe si sería por su entrenamiento o por puro instinto, pero algo hizo que fijaron sus miradas en aquel que se aproximaba.
La figura se quedó de pie a mitad de camino, con su abrigo negro que se encontraba empapado. La brisa seguía entrando mientras alguien esperaba a que sucediera algo. El borde de su sombrero le cubría el rostro y hacía imposible saber si estaba mirando a alguna parte en específico. En cierto punto se llevó una mano hacia él, quitándoselo para luego sacudirlo con total normalidad. La gente se quedó viendo un rostro apacible, incluso hasta de gesto gracioso, que en nada concordada con el ambiente tan tenso que había creado.
Puede que las personas de alrededor no se dieran cuenta, pero tanto Kazuma como Datsue lo notaron de inmediato; Aquella sonrisa débil y eso ojos entrecerrados enmascaraban una especie de aura que denotaba mucho peligro, lo suficiente como para que los entrenados instintos de ambos jóvenes los pusieran en alerta.
—¡Buenas tardes, damas y caballeros! —Dijo con una voz alegre y amable que solo incomodaba más a ambos jóvenes.
—Disculpe, señ… —La chica que tenía por trabajo recibir a los clientes, la misma que los había atendido, no llegaría a completar la frase.
La bofetada tuvo una rapidez y una brutalidad que le quitaron el aliento a todos los presentes. Puede que todo hubiera pasado muy rápido, pero el Ishimura, y aún más el Uchiha, pudieron ver como de la boca de la muchacha se desprendía un roció de sangre y como salían volando algunos dientes que tintinearon en el suelo antes de que la muchacha cayera de bruces sobre una mesa.
—Solo he venido a encontrarme con unos "amigos". —Continuó con voz dulce y calmada mientras mostraba su sonrisa. El de tez morena se mantuvo tranquilo, pero no pudo disimular el leve crujir del vaso de vidrio entre sus manos.
»¡Oh, parece que hay están! —Abrió un poco sus ojos y ambos pudieron apreciar el peligro que emanaba de sus verdes y gélidos iris—. Oh, chicos, si pudieran acompañarme para dialogar sobre nuestras diferencias como personas civilizadas.
De repente y desde detrás de él aparecieron cerca de una docena de figuras más. De una manera extraña parecía que siempre habían estado ahí, pero todos estaban tan atentos al sujeto de negro que no los notaron. El de Uzushio reconoció a uno; era el sujeto al cual había golpeado en el callejón. El de Taki reconoció en otro al tipejo al cual le había prácticamente aplastado el rostro.
—Claro, podríamos conversar aquí mismo, pero me gustaría que fuera en privado... —hablaba casual y calmadamente, aunque ya se había dado cuenta del estado de alerta de los shinobis—. Pero si insisten, podríamos convertir este sitio en una sala de debates e incluir a todas estas personas en nuestro intercambio de opiniones.
Su amenaza era clara y gélida como el hielo. Su sonrisa era oscura y tenebrosa como la noche. Comparado con él, los demás matones a su alrededor parecían ratones insignificantes. Ambos sabían que estaba ahí por ellos, ambos sabían que se trataba de un sujeto peligroso y ambos eran conscientes de que el tipo se estaba divirtiendo con su sádica actuación.