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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Se había lanzado contra la muerte personificada en un arranque de estúpida valentía para salvar a sus compañeros y, siendo sinceros, ser capaz de verse también implicada en aquella extraña técnica vinculante hasta que, gracias al mismísimo Dios Amejin, o Daruu; Akashi por fin se vio obligado a poner los pies sobre el suelo. Ella intentaba forcejear para que no se escapara, pero, para desgracia de la Uzumaki, su oponente no se iba a rendir fácilmente.

¡Yo no puedo morir! ¡La Muerte está conmigo! ¡Sois vosotros los que os reuniréis pronto con ella! ¡HAHAHAHAHAHA!

Eri intentó alejarse, en vano, solo alcanzando saltar hacia un lado de Akashi, tocar tierra firme y torcer el cuerpo para evitar un impacto completamente directo hacia su pecho, logrando un amplio y doloroso tajo en su zona izquierda. Soltó un alarido de dolor, mordiéndose los labios intentando concentrarse en lo que importaba.

No podía desaprovechar esa oportunidad, ¡no podía!

Por eso, de nuevo, sus manos se juntaron.

«Rata, Buey, Perro, Perro, Palmada, Jabalí...» Repitió de nuevo, justo antes de apoyar sendas manos por el suelo par dibujar la misma fórmula de sellado que antes, recorriendo lo poco que le separaba de Akashi para buscar sus pies.

Jadeó. Era su última técnica, lo sabía. Demasiado gasto de chakra.

«Por favor, no falles...»


- PV:

250/330

- 80 PV
- CK:

4/320

-90 CK (Ippan no Fūinjutsu + Uzumaki Ichizoku Fūin Shiki + Uzumaki Fūinjutsu)

(Regen. dividida: Uzumaki no Kusari)


- Fuerza: 40
- Resistencia: 40 (+20, Encadenado a la vida)
- Aguante: 40
- Agilidad: 90
- Destreza: 50
- Poder: 60
- Inteligencia: 50
- Carisma: 40
- Voluntad: 50
- Percepción: 90


- Hitai-ate [De diadema]
- Chaleco militar
- Portaobjetos básico
- Gin

[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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¡¿Qué cojones?!

Algo estaba ocurriendo. Una distracción quizás y tenía que haber sido Daruu o su gato. Bendita distracción, aquello serviría para que Eri llevase a cabo la treta de las cadenas aquellas de chakra.

— Vamos, es ahora o nunca, Eri. ¡Hazlo!

Trataba de animarla como si mis simples ánimos pudiesen insuflarle confianza en cantidades industriales. Sin siquiera conocer los resultados, la muchacha decidió intentarlo de nuevo, viendo volar las cadenas por encima de mi cabeza. Cerré los ojos instintivamente mientras me iba repitiendo, como si fuese una especie de rezo, para que la técnica surtiese efecto.

¡Yo no puedo morir! ¡La Muerte está conmigo! ¡Sois vosotros los que os reuniréis pronto con ella! ¡HAHAHAHAHAHA!

Abrí los ojos de nuevo, ese cabrón no iba a dar su brazo a torcer tan fácilmente hasta que lo que parecía que una técnica de fuuton golpeó a la uzujin, que trataba de resistir pese al golpe.

— ¡Puedes hacerlo, aguanta!

«Maldito hijo de la gran puta, como salga de aquí te juro que te arranco la puta cabeza de gilipollas que tienes»

Mientras me decía aquello para mis adentros, vi como de las manos de Eri avanzaba hasta mi posición todos unos garabatos que empezaron a cubrir el sello, me sobrepasaron, puesto que el objetivo no era otro que Akashi.

— Mierda, ¿qué son esos garabatos?

Los miraba con absoluto pavor.
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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«Por favor», pensó Daruu. Apretó todo lo que pudo con sus brazos de caramelo, apresando los tobillos de Akashi contra el suelo. Sabía que era cuestión de tiempo que se librase del agarre, por eso...

«Por favor, Eri...»

«Por favor.», pensó Naiyoru. Naiyoru se sentía impotente. Le habían dicho que no atacase, y él siempre cumplía las órdenes. ¿Pero por qué?

Tanto él como el propio Daruu habían pensado que aquél sería el último día que se verían. Ahora mismo, incluso, Pero había un hilo de esperanza. Si acababan con él ahora, tal vez...

«Por favor...»
«Por favor...»


- PV:

50/260

(-10) (+10)
- CK:

102/380



- Técnica: Amedama Mizūde (primera evo)

Fuerza 40 · Resistencia 60 · Aguante 80 · Agilidad 60 · Destreza 100
Poder 80 · Inteligencia 60 · Carisma 40 · Voluntad 60 · Percepción 80

(Recuperados 50/50 PV con píldora de sangre).


- Placa de Amegakure en la parte frontal del cinturón

Portaobjetos básico en el muslo derecho: (8/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x1 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 respirador
- x1 esposa supresora del chakra
- x1 píldora de soldado superior

Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda: (1/10 obs)
- x1 Bakūmi Fuda

¤ Suiton: Amedama no Buki: (4/20 obs)
- x16 senbon (4 paquetes) (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)

Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)

En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas



- PV:

100/100


- CK:

100/100



- Pacto: Animal de combate
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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La cuchilla de viento impactó en el lado izquierdo del torso de Uzumaki Eri, causando un profundo corte que liberó al aire una salpicadura de sangre. Akashi reía, emocionado, pero la de Uzushiogakure no estaba dispuesta a rendirse. Y la sonrisa se borró del rostro de la Muerte Roja cuando la vio juntar las manos de nuevo.

¡Maldita moc...! ¡¿Qué?!

Akashi había intentado moverse, pero los brazos de caramelo de un malherido Daruu lo sostenían contra el suelo con las escasas fuerzas que le restaban y una voluntad férrea. Los dedos de Akashi se cerraron bruscamente, buscando la guadaña que le habían arrancado de las manos minutos atrás. Y entonces Eri terminó su secuencia de sellos y estampó sus manos contra el suelo. Una hilera de símbolos indescifrables surgió justo de debajo de sus manos y se extendió como una cadena, atravesando rápidamente la distancia que separaba a la kunoichi de Remolino con la Muerte Roja.



«Por favor.»

«Por favor...»

«Por favor, no falles...»

«¡Puedes hacerlo, aguanta!»



Las súplicas de tres chicos y un gato, todos ellos shinobi se unieron en una sola y parecieron impregnar con su ferviente deseo el Fūinjutsu que avanzaba por el suelo a toda velocidad, como una colonia de hormigas guerreras. Los sellos esquivaron la cabeza de Yota por ambos lados en el último momento y terminaron por converger justo debajo de los pies del inmovilizado Akashi.

¡No! ¡No, NO, NOOOOOOO! ¡NO PODÉIS MATARME! ¡YO SOY LA MUERTE SANGRIENTA! ¡¡SHIRO SHINIGAMI ESTÁ CONMIGOOOOOOO...!!

Los alaridos de Akashi se perdieron en la distancia cuando su cuerpo se vio succionado rápidamente y de forma antinatural por el mismo suelo que hasta el momento le había estado sosteniendo. En la roca, dos círculos concéntricos con fórmulas inscritas en forma de espiral fue todo lo que quedó de la Muerte Sangrienta, y un denso silencio inundó la caverna.

Todo había terminado. Eri había conseguido su propósito.

La roca alrededor de la cabeza de Yota se ablandó y se convirtió en arena, lo suficientemente blando para poder salir sin problemas. Pero Daruu seguía allí tirado, casi al borde de la muerte sobre un peligroso charco de sangre...
[Imagen: MsR3sea.png]

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Aquel desfiladero de sellos avanzaban con decisión hacia su objetivo y no fue hasta que me superaron que tuve claro que yo no era ese objetivo, el cual estaba a mis espaldas, sino que eran aquel maldito cabronazo.

¡Maldita moc...! ¡¿Qué?!

¿Estaba funcionando? por la voz que me llegaba desde mis espaldas, por lo menos estaba en un aprieto. hice un vano intento por girar la cabeza y ver lo que estaba pasando, pero era inútil. Solo me quedaba confiar, cerré los ojos con fuerza implorando a mis adentros que todo fuese acorde al plan de Eri.

¡No! ¡No, NO, NOOOOOOO! ¡NO PODÉIS MATARME! ¡YO SOY LA MUERTE SANGRIENTA! ¡¡SHIRO SHINIGAMI ESTÁ CONMIGOOOOOOO...!!

Y luego el silencio. Segundos más tarde la roca a mi alrededor se convirtió en fina arena y fui liberado de mi prisión de roca.

— ¿Lo ha conseguido?

No tardé en liberarme y volver a mover mi cuerpo y ver qué narices había pasado a mis espaldas. En lugar de aquel tipo me encontré que en la roca había una fórmula de sellado grabado. Una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro.

— Joder, lo ha conseguido, ¡Eri, lo has sellado!

La euforia del momento duró lo justo hasta que hice contacto visual con un Daruu muy jodido. Las heridas no habían desaparecido junto a Akashi y ahora la prioridad era llevarlo hasta un médico. Era de suponer que en Yachi habría uno. Me acerqué hasta él.

— Te dije que no te las dieses de héroe y nos esperases, pero hacerle caso a un lacayo de la Morikage era demasiado para ti, ¿verdad? — dirigí mi mirada hacia Eri. — Eri, tu eres más rápida que yo, puedes avanzarte y avisar a la alcaldesa de Yachi, eso nos dará tiempo. Yo cargaré con Daruu y nos reuniremos en la entrada del ayuntamiento. Necesitamos un médico

Hacía falta un último esfuerzo para poder dar por cerrada aquella noche de locura en Yachi.

— No será hoy tu último día, amejin
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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Eri estaba con las manos pegadas en el suelo, con los entrecerrados y el miedo recorriendo su espalda, incapaz de verse victoriosa. De esto dependía la vida de Daruu, la de Yota, la suya propia, y no podía darse el lujo de fallar otra vez.

Pero esta vez, esta vez sí funcionó.

¡No! ¡No, NO, NOOOOOOO! ¡NO PODÉIS MATARME! ¡YO SOY LA MUERTE SANGRIENTA! ¡¡SHIRO SHINIGAMI ESTÁ CONMIGOOOOOOO...!!

Akashi había sido derrotado.

Dejó caer las rodillas al suelo y jadeó, sumamente cansada por el consumo de chakra. Lo habían logrado, no volvería a llevarse a nadie con él.

— Joder, lo ha conseguido, ¡Eri, lo has sellado!

Se levantó con dificultad e intentó recobrar el aliento mientras caminaba hacia Daruu. Ahora tenían que centrarse en salvar a su compañero y amigo de una sangrienta lucha entre la vida o la muerte.

— Eri, tu eres más rápida que yo, puedes avanzarte y avisar a la alcaldesa de Yachi, eso nos dará tiempo. Yo cargaré con Daruu y nos reuniremos en la entrada del ayuntamiento. Necesitamos un médico.

La susodicha asintió.

Aguanta, Daruu. —Pidió antes de salir corriendo hacia fuera de la cueva. Le costaba mantenerse a trote y ni si quiera intentó acelerarse con su Yoroi, pero tenía que hacerlo, por Daruu, porque él no podía morir.

No así.

Volvió por donde había venido, por el bosque, retrocediendo sobre sus pasos para llegar a Yachi y buscar desesperadamente la residencia de la alcaldesa, tan grande y pintoresca que no tendría mucha dificultad de ser encontrada. Una vez allí, se precipitó dentro de las vallas de piedra hacia quien la escuchara.

¡Uzumaki Eri reportándose! ¡Necesitamos un médico! —exclamó—. ¡Es urgente, uno de mis compañeros se está desangrando!
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—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
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El peligro pasó, sin saber muy bien Naiyoru ni de dónde había venido ni a dónde había ido. Antes de que el enorme gato noruego pudiese hablar, los dos shinobi extranjeros pergeñaron un plan para salvar a Daruu, y un segundo más tarde la pelirroja se había marchado. El otro observaba a Daruu y no hacía más que hablar.

Le agradezco que le preocupe el joven señor —dijo el gato, sentándose—. Pero también le agradecería que dejase las apreciaciones para otro momento y sobretodo que no se le ocurra cargar con un herido sin antes aplicarle unos primeros auxilios básicos. Hágale un torniquete en la herida o me temo que ninguno de los dos volveremos a hablarle. —El felino levantó las dos patas y movió unos dedos con unas largas y afiladas uñas—. Me temo que mis zarpas no tendrían la precisión adecuada.

PV de Daruu:

40/260

(-10)
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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Al tenso silencio le siguió un profundo alivio, y a este, un estallido de euforia. Lo habían pasado mal, muy mal. Pero al final lo habían conseguido: La Muerte Roja había sido sellada en el suelo de la caverna, y no parecía que fuera a poder liberarse pronto. Y eso Eri lo sabía mejor que nadie, pues las técnicas de sellado corrían por sus venas de Uzumaki.

Pero la alegría duró más bien poco. Amedama Daruu seguía gravemente herido, y perdía sangre a cada minuto que pasaba. Después de su último y desesperado intento por ayudar a sus compañeros, las fuerzas le abandonaron y ahora apenas era capaz de moverse. Yota se acercó a él a toda velocidad, mientras le pedía a Eri que fuera a buscar ayuda en Yachi, que salió corriendo con toda la velocidad que le permitían sus piernas.

Justo entonces, Naiyoru, el gato invocado por Daruu, le habló a Yota. Y no le faltaba razón: si se le ocurría cargar o mover a Daruu sin practicarle primeros auxilios, lo más probable era que perdiera sangre aún más rápido...



Uzumaki Eri, por su parte, llegó hasta Yachi en cuestión de minutos. La calmada noche del pueblo la recibió , pero la kunoichi no podía permitirse el lujo de disfrutarla. Entre esforzados resuellos de agotamiento, se dirigió hacia la residencia de Hada. Dadas las horas que eran, sólo uno de los guardias estaba presente. Era probable que se estuvieran turnando para montar guardia frente a la mansión. En este caso era Natsu, que no dudó en enarbolar su lanza contra la sombra que se abalanzaba sobre él, alerta.

¿¡Quién va?!

¡Uzumaki Eri reportándose! —exclamó, acelerada, y Natsu parpadeó varias veces, entre sorprendido y confundido—. ¡Necesitamos un médico! ¡Es urgente, uno de mis compañeros se está desangrando!

E... Espera, espera, muchacha. No termino de entenderte. ¿Qué ocurre? ¿Qué le ha pasado a tu compañero?
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E... Espera, espera, muchacha. No termino de entenderte. ¿Qué ocurre? ¿Qué le ha pasado a tu compañero?

Eri tomó una bocanada de aire, fatigada por la carrera y con el corazón en un puño por el estado de Daruu. Miró al guardia directamente a los ojos antes de decir:

Mi compañero, Amedama Daruu, ha sido herido en combate contra la persona detrás de todas las desapariciones y está en un estado muy grave, por eso solicito la ayuda de un médico o alguien capaz de parar la hemorragia, ¡por favor! ¡Se lo suplico! —exclamó—. Yo le guiaré, haré lo que sea, pero por favor, necesitamos ayuda ya.

Juntó ambas manos por delante de su rostro, deseando que ahora la entendieran. Luego esperó que Yota se encargara de aminorar aquel sangrado lo antes posible si querían mantener a Daruu con vida.
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—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
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Eri no tardó en tomarme la palabra y salió como una exhalación de aquella cueva que por momentos se había antojado como nuestra tumba. Sin embargo la unión de las tres Grandes Aldeas shinobi y, especialmente, los fuinjutsus de Eri pudieron contrarrestar la amenaza que representó Akashi. Mientras tanto, el gato que había invocado el amejin reclamó mi atención.

Pero también le agradecería que dejase las apreciaciones para otro momento y sobretodo que no se le ocurra cargar con un herido sin antes aplicarle unos primeros auxilios básicos. Hágale un torniquete en la herida o me temo que ninguno de los dos volveremos a hablarle.

El animal alzó sus patas dejando a la vista sus visible garras, dejando a las claras que aquello era algo que no podía hacer.

— Joder, es verdad. A ver qué podemos hacer con esto...

Me acuclillé ante Daruu y traté de tumbarlo boca arriba. Aquel corte en el pecho fue realmente duro.

— Tranquilo, chaval, hoy no vas a morir

Saqué el kunai de mi mecanismo oculto en el brazo derecho para subir su camiseta y rajarla y poder trabajar sin nada de por medio. Luego volví a introducir el kunai en su lugar de origen. Me froté las manos y suspiré, tratando de relajarme, sentir su vida en mis manos no era tranquilizador, precisamente.

— Vale, vamos allá

Usé mis telarañas para ir taponando aquel gran corte. Obviamente nos ería suficiente con una, así que hice varias tiras, las cuales fui anudando pasandolas por su espalda hasta tener la herida completamente taponada. De esta forma podría cargar con él y regresar a Yachi y reunirme con Eri y el médico.

— Bueno, ¿qué tal así?



¤ Senpō: Kuromibōjin no Shiruku
¤ Arte Sabio: Seda de la Viuda Negra
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Senjutsu 20
- Gastos: 6 CK/telaraña (1 telaraña cada 10 puntos en Senjutsu, máximo 5 telarañas) (divide regeneración de chakra)
- Daños: -
- Efectos adicionales: (Senjutsu 50) Se pueden redirigir las telarañas y hacerlas girar un máximo de 90 grados
- Carga: 1
- Velocidad: Instantánea (creación), Rápida (velocidad de movimiento)
- Alcance y dimensiones:
Sencilla creación de hilos de telaraña, estas pueden ser originadas o bien por los dedos de la mano o bien escupidas por la boca y puede llegar a alcanzar algo que esté a 10 metros. Al estar reforzadas en chakra tienen una resistencia digna de mención, siendo capaces de resistir el peso del usuario sin romperse. Aún así, cualquier daño por sección partirá en dos el hilo de telaraña. Resultan ser de increíble utilidad, desde apoyo para movimientos complicados y cabriolas hasta para sujetar un enemigo o la extremidad de este, para desestabilizarlo o hacerle mover en la dirección deseada. Las telarañas tienen la misma resistencia que cualquier otra telaraña y si es expuesta a cualquier fuente directa de fuego se quemará. Por otra parte, una vez se deje de aplicar chakra en ellas serán totalmente inservibles.

(Senjutsu 50) Alcanzado cierto nivel de maestría se puede cambiar la dirección de la telaraña al aplicar un impulso de chakra (5 CK).

Kumopansa puede utilizar esta técnica pero solo con tareas de apoyo, nunca para desestabilizar enemigos..
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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Tras descubrir el torso de Daruu, Yota se encontró con la herida más fea que había visto en su vida. Era un corte limpio, pero profundo. Afortunadamente, Sasagani tenía muchos talentos ocultos. Ante la atónita mirada de Naiyoru, Yota utilizó sus telarañas para cortar rudimentariamente la hemorragia del Hyūga.

El gato se acercó a Daruu y a Yota.

¿Eso ha sido Senjutsu, verdad? —inquirió—. Es usted muy interesante, shinobi de Kusa. Cargue al amo a mi espalda y, si es tan amable, átelo con uno de sus hilos a mi torso, en vertical. Déjeme cargar con su peso y salgamos de aquí. ¿Dónde estamos, por cierto?

PV de Daruu:

35/260

(-5/25 por hemorragia leve)
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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Tras las palabras de Naiyoru, Yota se acuclilló junto al malherido Daruu y le dio la vuelta para tumbarlo boca arriba. La herida con la que se encontró al rajar su camiseta y dejar su pecho al descubierto fue lo más horripilante que habían presenciado sus ojos hasta ahora: un profundo corte recorría el torso del Amejin y la sangre brotaba a borbotones, como si de un manantial se tratase. El felino tenía razón: si no hacía algo pronto y decidía moverlo del sitio sin ponerle remedio, era muy probable que el shinobi terminara muriendo desangrado.

Así, utilizando sus curiosas habilidades como Sabio de las Arañas, Yota hizo brotar desde sus dedos una serie de hilos de telarañas que envolvieron el torso de Daruu e hicieron las veces de improvisado vendaje. Era una solución más bien rústica, pero era una solución al fin y al cabo. Y, al parecer, efectiva hasta que pudieran tratarle adecuadamente en Yachi.



. . .



Mientras tanto, en Yachi, Eri trataba de explicarse ante Natsu, que la atendía con los ojos abiertos como platos.

¡Joder! —exclamó, sorprendido y alarmado a partes iguales. Entonces se giró hacia el interior del muro, donde había una pequeña caseta—. ¡Mai! ¡Mai, despierta! ¡Te necesitamos aquí!

En cuestión de segundos, su compañera apareció en el umbral de la puerta a toda prisa. Llevaba la naginata al hombro, preparada para la acción, pero se frotaba un ojo con cansancio acumulado. Debía de haber estado durmiendo hasta ahora. Cuando llegó junto a Natsu, miró alrededor con los sentidos alerta, pero al no ver nada destacable se volvió hacia su compañero, visiblemente molesta.

¿Qué demonios pasa, Natsu? Me has pillado en un sueño muy...

¡No hay tiempo para eso! ¡La kunoichi necesita tu ayuda! ¡Su compañero Daruu ha sido gravemente herido!

Aquello pareció activar todas las alarmas de Mai, que se giró hacia Eri, aterrada.

D... ¿Mi querido Daruu-kun está en peligro? ¡Explícamelo por el camino, tienes que conducirme hasta él!
[Imagen: MsR3sea.png]

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La herida era fea de cojones y así lo dejé ver en mi rostro, el cual no podía denotar sino que preocupación y, hasta cierto punto parecía algo increíble que el tipo siguiese vivo. Podía sentirse bastante afortunado. No obstante, aquellos primeros auxilios parecían estar haciendo su función.

¿Eso ha sido Senjutsu, verdad?

Aquel gato gigante parecía incluso sorprendido ante mis telarañas, las cuales estaban sirviendo para mantener con vida a su amo o, mejor dicho, a su invocador.

— Más o menos, más o menos. Hice mis sacrificios para conseguir este pacto de sangre

Es usted muy interesante, shinobi de Kusa. Cargue al amo a mi espalda y, si es tan amable, átelo con uno de sus hilos a mi torso, en vertical. Déjeme cargar con su peso y salgamos de aquí. ¿Dónde estamos, por cierto?

Era cierto, si no regresabamos pronto a la aldea todo aquel vendaje iba a ser en vano. Asentí ante las palabras del felino y traté de incorporar el cuerpo de Daruu utilizando unas nuevas telarañas para sujetarle en el lomo del animal.

— Estamos cerca de Yachi. Eri ya debe de haber contactado con Hada-san, así que ellos se encargan de avisar a los médicos. Creo recordar el camino de vuelta.

Una vez con Daruu sujeto al cuerpo de aquel gran gato, nos dispondríamos a salir de la cueva y con la ayuda del chakura nagare aplicado en unos de mis kunai, para pdoer ver por donde pisaba, nos adentraríamos en el bosque del exterior para retomar el camino de vuelta a Yachi.
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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«Yachi... eso está al este, casi en la frontera del País de la Tormenta. Nunca he estado tan lejos. Maldita sea, joven señor, ¡despierte!»

Naiyoru acompañó a Yota al exterior de la caverna. Allí, llamó su atención el profundo cisma que partía el bosque en dos. Ascendieron al bosque. El humano se valió de una capa de chakra eléctrico en un arma para iluminarse.

Naiyoru no se fiaba del todo de aquél kusajin, y mucho menos de la posibilidad que hubiese más enemigos como aquél de la guadaña por los alrededores.

¿Qué es lo que ha desembocado en este desenlace, joven? —quiso saber.

PV de Daruu:

30/260

(-10/25 por hemorragia leve)
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D... ¿Mi querido Daruu-kun está en peligro? ¡Explícamelo por el camino, tienes que conducirme hasta él!

«POR SHIONA-SAMA, POR FIN.»

Eri señaló el camino por el que había venido y comenzó a correr en dirección al bosque de nuevo, intentando recordar con suma claridad dónde se encontraba la cueva para poder ir directamente allí mientras le explicaba la situación a Mai.

Nos hemos enfrentado a... A una especie de Demonio extraño, un hombre con un poder descomunal que vinculó, por lo que parecía, a Daruu con él para que ambos recibieran el daño del otro. Por lo que he visto, Daruu tiene una herida muy grave, pero el Demonio se encuentra sellado en la cueva, por lo que ahora lo que más nos urge es salvar a Daruu...

Jadeaba entre palabra y frase, pero no quería detenerse. Ni si quiera sabía si se estaba explicando bien, solo quería que el amejin no terminara muerto.
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—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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