Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Ambos no habían rechazado su abrazo, es más, aceptaron sin miramientos su llegada como de una vieja amiga se tratase, bueno, en verdad sí que era una vieja amiga.
—¿No os conocéis? — Preguntó, extrañada. ¡Ambos eran de la misma villa! ¿Y no se conocían? Bueno, sabía que ella no conocía ninjas de otras generaciones, un par quizás, pero le seguía pareciendo extraño. — Bueno, hoy es un buen día, el clima es agradable, la compañía no puede ser mejor y estamos en Uzushio...
Tomaron una ruta al azar siguiendo a Juro, que, bueno, por lo que había oído, su orientación no era la mejor, pero estaban en la villa, no creía que se fueran a perder... Esperemos.
— Empezaré yo por contar que he estado haciendo... — murmuró Juro, viendo que la atención total había pasado a él en un momento — Después de... bueno, después de que pasase la primavera, me quede en casa un tiempo. Mi hermana Katsue casi nunca esta, es la única que hace misiones lo suficientemente sustancias para traer dinero a casa, pero aun tenía esperanzas de que me ayudase con el entrenamiento.
» Pero en lugar de eso llamó a otra persona. Una anciana que fue amiga de mi madre y que la entrenó, llamada Furui. La verdad es que llevo casi todo ese tiempo practicando con ella, he mejorado bastante en comparación a como era antes. ¡Sigo siendo un prodigio de los elementos, ahora sé uno más!
Eri abrió la boca, sorprendida. Había escuchado en la academia que Juro había sido el mejor de su generación en cuanto a elementos se refería. ¿Suiton y fuuton, eran? Sí, puede que sí. ¿Cuál sería el nuevo elemento que habría dominado?
— Aparte no he hecho mucho más, la verdad. Furui era muy exigente, y casi no he salido de casa. Y cuando lo he hecho, no he visto a casi nadie. Llevo el año prácticamente aislado.
Escuchó atentamente y sin interrumpirle, entre sorprendida y orgullosa. Juro se estaba volviendo más fuerte, a la par que alto. ¡Ya le había alcanzado incluso! Unos celos increíbles se apoderaron de ella, pero una celosía sana, dispuesta a dar lo mejor de ella en sus entrenamientos día sí, día también.
—¿Y qué elemento es? — Preguntó, curiosa.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—¿No os conocéis? — Preguntó, extrañada. ¡Ambos eran de la misma villa! ¿Y no se conocían? Bueno, sabía que ella no conocía ninjas de otras generaciones, un par quizás, pero le seguía pareciendo extraño. — Bueno, hoy es un buen día, el clima es agradable, la compañía no puede ser mejor y estamos en Uzushio...
A la chica no le faltaba razón, aquel era un buen día para pasear por las calles de la ciudad, y, si encima conocías a alguien nuevo, pues mejor, el buen clima siempre te hace estar de mejor humor.
— No, no nos conocíamos, pero bueno, mejor tarde que nunca, ¿no? — Sonrió el de rastas.
Juro, al ver que la atención de ambos compañeros se habían centrado en él ,decidió ser el primero en contar como le había ido en aquel último año, aunque, para Riko, como si le contaba su vida desde el principio, todo sería nuevo para él.
El pelinegro escuchó con atención lo que contaba el recién conocido, y, cada vez con mayor cara de sorpresa al escuchar que había dominado otro elemento.
— Espera, espera, espera, ¿cómo que otro elemento? ¿Cuántos eres capaz de usar? — Preguntó el muchacho atónito, había escuchado hablar de gente que llegaba a dominar varios elementos, pero nunca tan jóvenes, o al menos, eso creía él.
Una vez el pálido se hubo explicado, Riko carraspeó un poco, dando a entender que le tocaba a él contar lo que había estado haciendo durante aquel año.
— Pues yo... Sinceramente no tengo mucho que contar, he salido uno o dos días de mi casa en todo el año, me he dedicado en cuerpo y alma a entrenar, aunque entrenando solo es cierto que había días que era todo un poco aburrido, pero bueno... — El muchacho de encogió de hombros, quitándole importancia a sus palabras.
Tanto Riko como Eri escucharon la historia de Juro, de principio a final. Ambos parecieron mostrar una gran cara de sorpresa cuando terminó.
—¿Y qué elemento es? — Preguntó, curiosa.
— El raiton — exclamó, felizmente — Es conveniente. ¿No te parece?
Suiton y Raiton. Y Futon también por ahí, claro. Hacia un buen duo, y con él, un trio bastante bueno de elementos. Solo necesitaba dos más y los habría dominado todo. Solo. Que fácil sonaba así.
— Espera, espera, espera, ¿cómo que otro elemento? ¿Cuántos eres capaz de usar?
Juro sonrió un poco. Era verdad, Riko no tenía ni idea de sus habilidades ni de sus aspiraciones. Normal que se alarmarse. Aun así, había entenido gran parte del mensaje que le había transmitido a Eri, le daba bastante credito.
— Tres — respondio sonriente, como si fuera tal cosa — Pero los acabaré dominando todos. ¡Ya veréis!
Se hizo una pequeña pausa, hasta que al final, Riko fue el segundo en darse por aludido y se puso a contar un poco más de su historia. Juro agudizó el oido, por si tenía algo que hablar.
— Pues yo... Sinceramente no tengo mucho que contar, he salido uno o dos días de mi casa en todo el año, me he dedicado en cuerpo y alma a entrenar, aunque entrenando solo es cierto que había días que era todo un poco aburrido, pero bueno...
¿Solo una o dos veces al año? Esta vez fue Juro quien mostró algo de sorpresa. Hasta el mismo había salido a pasear más que eso. Debía de haber sido realmente un entrenamiento duro para retenerle tanto tiempo en casa. Se habría dedicado en cuerpo y alma.
— Si, te entiendo un poco... — murmuró Juro, recordando sus sesiones en solitario. Solo Katsue y Furui habían hecho que se volviese algo más entretenido — ¿Entrenas solo?
Soltó una risilla cuando Riko se asombró por el número de elementos que Juro dominaba, y es que ella misma se había asombrado igual que él en un pasado no tan lejano. Y asintió feliz cuando escuchó la afirmación de Juro al querer dominarlos todos, si esa era su meta, ¿quién era ella para quitarle esperanza? Quién sabía, a lo mejor se convertía en un genio de los elementos, como el kage de Takigakure, Yubiwa.
Les siguió una pausa mientras caminaban, y, al final, fue Riko el segundo en hablar. Ella no es que tuviese mucho que contar, pero tampoco sabía qué decir con exactitud, había sido demasiado tiempo sin socializar con gente de su edad.
— Pues yo... Sinceramente no tengo mucho que contar, he salido uno o dos días de mi casa en todo el año, me he dedicado en cuerpo y alma a entrenar, aunque entrenando solo es cierto que había días que era todo un poco aburrido, pero bueno...
Se llevó su mano izquierda a la boca. ¿Ha salido tan poco? Y ella que se ahogaba en su casa... Menos mal que había salido con Toyo y con Yoko más de una vez. Bueno, a lo mejor estaba exagerando, ¿y si tenía una casa muy grande? ¿Y un patio privado para entrenar? Eso ya era otra cosa. No había que pensar en lo peor desde el principio.
— Si, te entiendo un poco... ¿Entrenas solo?
—Debe de haber sido un poco... Aburrido, sí. — Afirmó la peliazul, luego cogió aire antes de que se fuese toda la atención del de rastras para pasar desapercibida. —Yo me tiré todo el año prácticamente entrenando, de aquí para allá, o en el hospital ayudando... Aprendí un montón de cosas y ahora incluso sé un elemento nuevo... Pero tranquilo Juro. — Añadió, mirando al mencionado. —Yo no soy una genio como tú, aún es difícil.
Hizo una pausa pequeña, pensativa.
— Aunque entrenar solo con tu sensei y que tu vecina te mirase todo el tiempo me parecía un poco... No sé, quería... Compañía más de mi edad... — Esta vez fue un susurro, como un suspiro.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Al ver la reacción de sorpresa que el joven rastas tuvo cuando Juro habló de su nuevo elemento, ambos acompañantes del moreno rieron un poco, quizás porque les resultaba extraño que siendo de la misma villa no conociera del todo las habilidades de sus compatriotas, pero aún así, el joven pálido le respondió, denotando una gran determinación.
— Tres — respondio sonriente, como si fuera tal cosa — Pero los acabaré dominando todos. ¡Ya veréis!
Aquello si que sorprendió en gran medida a Riko, no había escuchado hablar de mucha gente que hubiera dominado los cinco elementos, y, desde luego, los que lo habían conseguido habían sido considerados unos genios, ¿estaría delante de uno de aquellos genios en aquel momento?
Tras una pequeña pausa, Riko decidió tomar la sartén por el mango y ser él el próximo en relatar su breve historia, sobre todo breve, pues no había mucho que contar.
— Si, te entiendo un poco... — murmuró Juro, recordando sus sesiones en solitario. Solo Katsue y Furui habían hecho que se volviese algo más entretenido — ¿Entrenas solo?
— Si... — Respondió el joven de rastas, dejando notar un leve tono de tristeza en su voz que de haber podido evitar, lo hubiera hecho sin duda alguna.
—Debe de haber sido un poco... Aburrido, sí. — Afirmó la peliazul, luego cogió aire antes de que se fuese toda la atención del de rastras para pasar desapercibida. —Yo me tiré todo el año prácticamente entrenando, de aquí para allá, o en el hospital ayudando... Aprendí un montón de cosas y ahora incluso sé un elemento nuevo... Pero tranquilo Juro. — Añadió, mirando al mencionado. —Yo no soy una genio como tú, aún es difícil.
Hizo una pausa pequeña, pensativa.
— Aunque entrenar solo con tu sensei y que tu vecina te mirase todo el tiempo me parecía un poco... No sé, quería... Compañía más de mi edad... — Esta vez fue un susurro, como un suspiro.
— ¿Tú también controlas un elemento nuevo? Joder, parece ser que me estoy quedando muy atrás... — Dijo el muchacho, pensativo, aunque con un tono de humor. — Y sí, la verdad que yo también entiendo lo que quieres decir Eri... Había un montón de veces en la que echaba de menos el salir a la calle y entablar una conversación como esta, por ejemplo, y la verdad que no sé por qué no lo hacía... — Añadió al comentario de la peliazul.
La convesación pronto se desparramo para diferentes sitios, tanto que el chico tuvo que concentrarse en las partes más importantes para no perder detalle. Disfruto con la sorpresa de Riko y los halagos de Eri, pero ahora era el turno de la peliazul de contar lo suyo.
—Yo me tiré todo el año prácticamente entrenando, de aquí para allá, o en el hospital ayudando... Aprendí un montón de cosas y ahora incluso sé un elemento nuevo... Pero tranquilo Juro.Yo no soy una genio como tú, aún es difícil.
Se vio tentado en preguntar cuál era, pero al ver que Riko tenía muchas mas preguntas, decidió acelerar.
— No te quites méritos, eres increible en la medicina — realmente Eri era la mejor ninja médico que había conocido. Eso era verdad — Debe de haber sido genial practicar en un hospital de verdad.
Juro soltó una carcajada cuando Riko se sorprendió nuevamente al ver que Eri también dominaba un nuevo elemento, aunque luego se serenó, para mantener la conversación que seguía.
— Aunque entrenar solo con tu sensei y que tu vecina te mirase todo el tiempo me parecía un poco... No sé, quería... Compañía más de mi edad...
— Y sí, la verdad que yo también entiendo lo que quieres decir Eri... Había un montón de veces en la que echaba de menos el salir a la calle y entablar una conversación como esta, por ejemplo, y la verdad que no sé por qué no lo hacía...
Se rascó la nuca, pensativo. Los dos estaban un poco deprimidos. Juro tampoco había vivido un cuento de rosas con su hermana y su sensei, pero unirse al carro de las desgracias no iba a ayudar a nadie.
— Entonces no se hable más, ¡Tenemos que pasar un gran día para celebrar esto! — exclamó, tratando de levantar el ánimo de todos — Todos hemos entrenado muy duro, y ahora toca divertirse por un día. ¿Conoceis algun sitio donde queráis ir más que nada?
Aunque la idea principal era un paseo, en ese momento Juro se sintió con la necesidad de preguntar. Y con las ganas de vivir algo. Tanta depresión no era buena.
— No te quites méritos, eres increible en la medicina — Eri esbozó una sonrisa tímida. — Debe de haber sido genial practicar en un hospital de verdad.
Luego rió con Juro ante la sorpresa del rastas sobre conocer un elemento nuevo, pero era pura coincidencia que tanto Juro como ella hubiesen hecho tal descubrimiento, ya que es muy poco común que se descubran dos o tres elementos a lo largo de una vida shinobi, y Juro era especial.
Aunque después el aura deprimente volvió a embargarles, y, para su sorpresa, el que intentó levantar los ánimos fue el moreno del látigo.
— Entonces no se hable más, ¡Tenemos que pasar un gran día para celebrar esto! Todos hemos entrenado muy duro, y ahora toca divertirse por un día. ¿Conoceis algun sitio donde queráis ir más que nada?
—Pues ahora que lo dices... — Mencionó la de cabellos azules, pensativa. —Conozco un puesto de fideos bastante bueno por estas calles, si os gustan los fideos, claro. Es un poco caro, pero no os preocupéis, ¡yo invito! — Exclamó, la verdad es que no le importaba pagar un poco más, total, tenía dinero de sobra y no lo gastaba nunca, por un capricho no se iba a volver pobre de la noche a la mañana. —¿Qué me decís? — Preguntó, alternando la mirada entre Riko y Juro.
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—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
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Ambos compañeros de villa rieron ante la sorpresa que causó que los dos hubieran sido capaces de dominar más de un elemento de chakra para Riko, que, tristemente, solo era capaz de controlar uno, y dudaba que le fuera posible llegar a utilizar alguno más.
La conversación tenía unos giros muy bruscos, tan pronto estaban los tres risueños, como acababa de pasar, como, de un momento a otro, la conversación se tornaba de un tono deprimente que cualquiera que los escuchara se pondría a llorar, incluso si le acababa de tocar la lotería, por lo que, tratando de hacer desaparecer estos momentos tristes, Juro tomo la sartén por el mango, proponiendo que eligieran un sitio al que ir.
''Mmm... Pues no es mala idea, la verdad.''
Entonces la jovencita peliazul propuso su plan, acorde a la hora del día en la que estaban, ir a visitar un puesto de fideos era una gran idea, y en un arranque de generosidad se ofreció a invitar a los dos jóvenes a comer allí.
— Hombre... ¡Por mi encantado, desde luego! — Exclamó Riko, ante la pregunta de Eri, que esperaba sus respuestas.
Ahora el rastas posó sus ojos en el pálido, que aún no había respondido, aunque, habiendo propuesto él la idea de ir al sitio que más les apeteciera, probablemente aceptara.
Juro sonrió un poco al ver cómo su idea pronto se apoderó del ambiente y empujó a un lado la depresión que habían formado. Eri por unos momentos se quedó pensativa, aunque pronto saltó en un remolino azulado con una nueva idea.
—Pues ahora que lo dices... Conozco un puesto de fideos bastante bueno por estas calles, si os gustan los fideos, claro. Es un poco caro, pero no os preocupéis, ¡yo invito!
Juro tomó el impulso de mirar a su alrededor para buscar dicho puesto. Luego se dio cuenta de que la calle alcanzaba a más de su vista, y que obviamente no lo iba a ver. Se ruborizó un poco, aunque lo solucionó mirando al suelo.
— ¿Qué me decís?
— Hombre... ¡Por mi encantado, desde luego!
Al levantar la cabeza, no hizo falta que viera que todas las miradas iban dirigidas hacia él. Se aclaró la garganta, fingiendo que había estado mirando algo interesante.
— Claro claro, me parece genial. Vamos ya mismo... — exclamó, con toda la rapidez que pudo — No he oído mucho de él, tendrás que guiarnos un poco...
Aunque probablemente si hubiese oído tampoco sabría llegar...
— Por cierto, yo tampoco voy mal de fondos, no es necesario que pagues tu todo... —esbozó una sonrisa, mientras se dirigía hacia Eri — Quiero que te animes, no que te quedes con los bolsillos vacios.
En realidad, había acumulado el sueldo que le daba en ocasiones su hermana durante todo el año, más el dinero que le había regalado por su cumpleaños, por lo que tenía bastante calderilla para pagar. Aunque lo agradecía, no le parecía bien aceptar una oferta así, especialmente si era algo caro.
Se quedo pensativo, esperando a que la peliazul empezase a caminar para llevarles a ese sitio.
— Hombre... ¡Por mi encantado, desde luego! — Exclamó Riko ante la pregunta de Eri, que esperaba sus respuestas.
Eri volvió a sonreír y, al igual que Riko, posó su verdosa vista sobre el más pálido de los tres: Juro, que aclaró su garganta después de unos segundos de pensamientos, para agregar:
— Claro claro, me parece genial. Vamos ya mismo... — exclamó — No he oído mucho de él, tendrás que guiarnos un poco...
—¡Pues vamos allá!
Ella también exclamó, señalando el frente como si por allí se fuese al puesto de fideos, pero en verdad estaba pasando dos calles hacia la derecha, así que dio un paso hacia delante para girar por la calle que nacía hacia la derecha desde ese lugar, soltando un par de risas nerviosas.
Luego comenzó a andar.
— Por cierto, yo tampoco voy mal de fondos, no es necesario que pagues tu todo... Quiero que te animes, no que te quedes con los bolsillos vacios.
La peliazul viró la vista hacia Juro, sin dejar de vestir aquella sonrisa en el rostro mientras andaba, es más, puede que estuviese saltando como una niña pequeña de lo emocionada que estaba.
—¡No te preocupes, Juro! — Soltó — La próxima vez, si eso, pagas tú. — Solucionó como si fuese lo más obvio del mundo.
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Como era de esperar, Juro aceptó gustoso la proposición que a peliazul había realizado, por lo que ahora tenían un plan, solo faltaba llevarlo a cabo, y para ello, Eri sería la encargada de guiar a los dos jóvenes genin en dirección al puesto de fideos del que hablaba.
—¡Pues vamos allá![sub]
Y rápidamente comenzó a caminar, al principio señaló con el dedo una dirección, aunque luego, a la hora de andar, no siguió el camino que había marcado, pero, al fin y al cabo, era ella la que sabía llegar al lugar, así que no iba a decirla nada.
[sub]— Por cierto, yo tampoco voy mal de fondos, no es necesario que pagues tu todo... Quiero que te animes, no que te quedes con los bolsillos vacios.
Riko escuchó las palabras de Juro, sonriendo, puesto que aquello era lo más caballeroso, pero él ya se conocía como acababan aquellas cosas, y al final la gente podía incluso llegar a discutir por ver quien la tiene más grande, por lo que el rastas decidió no meterse en esas cosas y aceptar la oferta de Eri.
—¡No te preocupes, Juro! La próxima vez, si eso, pagas tú.
Efectivamente lo que el moreno ya se había imaginado, no iba a ceder tan fácilmente. Y aquella estúpida sonrisa no se le iba de la cara, se notaba que aquello era algo que el de rastas necesitaba, y no pensaba disimularlo.
— No os preocupéis chicos, por mi quedamos las veces que hagan falta y cada vez invita uno y listo, ¿os parece justo? — Propuso el ojiazul.
Eri le miró con una sonrisa de oreja a oreja mientras utilizaba su peculiar forma de caminar, más parecida a la de una niña que a la de una ninja. Juro trató de aguantarle la sonrisa, pero era imposible. Así se veía muy inquietante, como una de esas pequeñas psicópatas que iban matando a la gente a puñetazo limpio.
—¡No te preocupes, Juro! La próxima vez, si eso, pagas tú.
— Si, bueno. Tampoco me refería a...
Antes de que pudiese añadir nada, ya le habían endiñado otra cena. Trató de explicar su gesto, pero Riko aprovechó para hablar y Juro cerró la boca.
— No os preocupéis chicos, por mi quedamos las veces que hagan falta y cada vez invita uno y listo, ¿os parece justo?
— Bien, vale, vale... — terminó accediendo, en parte emocionado por la posibilidad de repetirse, en parte aún molesto por la obligación adquirida — Pero para estar en paz tendremos que hacerlo mucho, que conste.
Aunque solo fuese una forma tonta de decir que quería quedar con ellos muchas veces, con eso ya dio a entender todo lo suyo. Por eso, se mantuvo en silencio y siguió a Eri, mientras continuaba con su macabra danza. Solo esperaba que llegasen a salvo y que nadie se les cruzase. A saber que pensaría...
Ya no solo eran Juro o ella, inclusive Riko, que acababa de conocer al chico del látigo, se unió a la pequeña promesa que estaba siendo creada a través de las palabras de los tres shinobi del remolino; con estas palabras:
— No os preocupéis chicos, por mi quedamos las veces que hagan falta y cada vez invita uno y listo, ¿os parece justo?
Eri fue a coindicir con el de rastas, pero Juro se adelantó a su voz mientras los pasos no cesaban.
— Bien, vale, vale... Pero para estar en paz tendremos que hacerlo mucho, que conste.
—Claro, ¡todas las veces que queráis! Y cuando tenga mi heladería, seréis los primeros clientes que tenga, porque tendréis descuento especial. — Aseguró asintiendo con la cabeza varias veces, convencida de sus palabras.
Un par de minutos más tarde y varias calles pasadas mientras duraba su pequeña conversación, Eri paró de dar saltos rítmicos y señaló con su mano izquierda un pequeño puesto de fideos, contando cinco asientos y dos ocupados por una pareja de personas de la tercera edad. Emocionada, salió corriendo en su dirección.
—¡Vamos, vamos! — Exclamó durante el trayecto de su carrera, asegurándose de que ambos jóvenes la escuchaban bien.
Cuando llegó al lugar, un hombre de poco pelo y una barba que le ocupaba más de media cara, de un color carbón fue la persona que la recibió con una sonrisa en los labios - que, misteriosamente, Eri pudo lograr ver - y una risotada fue su saludo. La joven saludó con su mano izquierda y esperó a que sus acompañantes llegaran a su posición para comenzar a hablar.
Sin embargo, una vez todos juntos, el primero en hablar fue el encargado.
—¡A las buenas! Veo que estos jóvenes de hoy en día están llenos de energía, ¡y eso hace que yo tenga incluso más energía que de costumbre! — Habló mientras se giraba y hacía esos fideos tan característicos. — Así que hoy estáis de suerte, ya que tenemos una promoción especial.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
La idea de Riko pareció calar hondo en sus dos compañeros de villa, que sin dudarlo demasiado aceptaron la oferta de repetir aquella quedada en más de una ocasión, lo que hizo que apareciera una clara sonrisa en la cara del de rastas.
—Claro, ¡todas las veces que queráis! Y cuando tenga mi heladería, seréis los primeros clientes que tenga, porque tendréis descuento especial.
No era la primera vez que escuchaba a la peliazul hablar de aquella idea de la heladería, y por supuesto, la apoyaba con todas sus ganas.
— Espero que hagas el mejor batido de chocolate blanco del mundo, ¿eh? — Dijo el moreno sonriendo ampliamente.
El camino hacia el puesto de fideos fue algo de lo más ameno, la charla que estaban teniendo los tres genin había conseguido que el humor del de rastas se volviera de lo mejor que podía llegar a ser, prácticamente había olvidado todos sus problemas, al fin y al cabo, los amigos estaban para ayudar a evadirse, y Riko ya consideraba a aquellos dos jóvenes sus amigos, a pesar de que casi ni se conocían.
—¡Vamos, vamos!
Eri había salido a la carrera en dirección a un pequeño puesto, dando a entender que aquel sería su destino, por lo que, en cuanto la joven les instó a apresurarse, el de rastas comenzó la carrera, dispuesto a alcanzar a la peliazul lo antes posible.
En cuanto los tres jóvenes hubieron alcanzado el puesto, el dueño les dirigió unas palabras.
—¡A las buenas! Veo que estos jóvenes de hoy en día están llenos de energía, ¡y eso hace que yo tenga incluso más energía que de costumbre! — Habló mientras se giraba y hacía esos fideos tan característicos. — Así que hoy estáis de suerte, ya que tenemos una promoción especial.
La cara de Riko se tornó en un gesto que demostraba su ilusión ante aquellas palabras, una promoción especial podría ser cualquier cosa.
— ¡Oh! ¡Muchas gracias, jefe! ¿Cuál es esa promoción especial? — Preguntó emocionado el de rastas.
Tanto Eri como Riko se mostraban mucho más cómodos con la invitación que antes. Los tres echaron a andar tras girar en la desviación, encabezados por la peliazul.
—Claro, ¡todas las veces que queráis! Y cuando tenga mi heladería, seréis los primeros clientes que tenga, porque tendréis descuento especial.
— Espero que hagas el mejor batido de chocolate blanco del mundo, ¿eh?
Juro ladeó la cabeza, sin enterarse de nada. ¿Eri quería tener una heladeria? Desde luego, nunca se lo había comentado. Aun así, era un momento tan bonito, que no quiso estropearlo con preguntas tontas. Lo almacenó en su memoria como un hecho más a recordar y simplemente asintió.
Tras un pequeño trayecto, Eri paró en secó y dio un saltito, al tiempo que señalaba un pequeño puesto de fideos con gran entusiasmo. Juro observó como ya estaba ocupado por una pareja de ancianos. Afortunadamente, quedaban suficientes asientos para ellos.
Eri echó a correr y fue seguida por Riko y por Juro. Los tres continuaron hasta llegar al recinto, donde les recibió un hombre barbudo, con aspecto amable.
—¡A las buenas! Veo que estos jóvenes de hoy en día están llenos de energía, ¡y eso hace que yo tenga incluso más energía que de costumbre! Así que hoy estáis de suerte, ya que tenemos una promoción especial.
— ¡Oh! ¡Muchas gracias, jefe! ¿Cuál es esa promoción especial? — Preguntó Riko, con gran emoción.
—¡Buenos días! — comentó Juro, mostrando algo de cortesía con aquel amable tendero.
Se mantuvo en silencio, esperando a que contestara la pregunta de Riko. Él también quería saberlo, pero por preguntarlo más veces no lo iba a decir antes.