Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Por si fuera poco, desarmar a la loca esa no había sido suficiente para que se quedase quieta, por el contrario parecía haber enloquecido peor y tras un movimiento que Noemi, si bien vio perfectamente no se esperó para nada. Fue así como terminó con la cara quemada con un té que por suerte se había llegado a enfriar lo suficiente para que la "ceguera" no le durase más que unos miserables segundos.
—Hija de... —Balbuceó frotándose los ojos con el revés de la mano a falta de mangas.
Lo peor es que ni bien abrió los ojos, la Senju pudo divisar perfectamente como Emiko con la misma taza, partida, se disponía a cargarse a...
—¡A mi Uchiha no lo tocas! —Bramó la kunoichi antes de lanzarse sobre la mujer teniendo la vaina de la katana en mano para darle un fuerte golpe vertical en la mano.
La idea era justamente golpearle el brazo desde abajo para alejar la taza del Uchiha, de esa forma con un poco de suerte el impacto de la vaina obligaba a la contraria a soltar su arma improvisada y con ello tal vez esa loca se mantendría quieta, después de todo no parecía muy peligrosa sin armas.
~¿Cuándo carajos se van a despertar...? ~Se preguntaba una fastidiada kunoichi que no se atrevía a cargarse a la mujer, no aún.
Mil disculpas la tardanza... Extra, no puse los datos de combate porque realmente no emplee técnicas, no hubo daños ni gastos de CK ni nada por el estilo. Sí de todas formas hace falta ni bien pueda editaré el post ubicando toda la información pertinente.
Un golpe seco pero contundente en la muñeca de Emiko fue suficiente para que sus dedos perdiesen fuerza por unos instantes y soltasen su preciada arma. Hiciese lo que hiciese, Noemi siempre se le adelantaba, haciendo gala de una diferencia más que palpable entre kunoichi y civil. ¿Significaba eso que iba a rendirse tan fácilmente? Por su cara, roja y desencajada por la ira más absoluta, no lo parecía.
Pero, de pronto…
—¿Qué significa todo esto? —El potente vozarrón de Hiromi, el sacerdote, irrumpió en la sala. Una visita inesperada para todos, sin duda, y que ahora contemplaba con gesto ceñudo la escena que tenía ante sí. Pareció captar la boca destrozada de Emiko, pues de pronto su rostro se contrajo por el horror—. ¡Emiko! —exclamó, incrédulo—. ¿Qué te han…?
—¡No oses hacer como que no lo sabes! —le interrumpió, levantándose como una furia—. ¡Después de todas las evidencias! ¡Después de todas las noches que fui llorando a tu casa en busca de ayuda…! ¡DI SU NOMBRE! ¡DI QUIÉN LO HIZO!
—Emiko, por los Dioses, ¡tranquilízate! Mira, hay una manera correcta de hacer las cosas. Y esta no es…
Lo próximo que Hiromi pudo soltar por la boca fue un profundo quejido, producto del puñetazo que Emiko acababa de soltarle en pleno estómago. Acto seguido, la mujer lo embistió contra el suelo, poniéndose a ahorcajadas sobre él y arañándole y golpeándole la cara como un felino enfurecido.
—¡Al cuerno con tu manera correcta de hacer las cosas! ¡Di su nombre! ¡DILO!
—¡P-por los Dioses! —Hiromi apenas podía acabar una frase sin recibir otro golpe en la cara—. Q-que alguien me la quite de encima… que alguien…que…que...¡Que alguien me quite a esta JODIDA PUTA de encima!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Era bastante irritante el tener que contener a una loca como Emiko estando totalmente sola y para colmo cuidando que no lastimara a un par de inútiles que se dejaron seducir. ~¡Cómo si no tuviesen dónde mirar! ~Se quejaba en su mente la fastidiada kunoichi que ya no sabía qué más hacer para mantener a aquella desquiciada al margen.
Pero casi como invocado por los ángeles, allí apareció el sacerdote, ese que no les iba a permitir hacer las cosas como se les antojaba y el mejor sujeto para atestiguar. Solo bastaba con que Emiko se mantuviese de la misma manera alocada para que les terminase dando toda la razón a los shinobis aunque si vamos al caso, la única que estaba trabajando aquí era Noemi, pero si indagamos un poco más, sin esos dos idiotas la mujer no habría revelado su verdadero rostro.
—Supongo que es suficiente aunque… —Soltó Noemi con una sonrisa llena de satisfacción aunque habían un par de detalles que quedaban dando vueltas. —Supongo que ya sabías de todo Hiromi, digo, por lo que acaba de hablar Emiko. —Agregó con cierta arrogancia a la vez que se acercaba a los dos entes.
Sin más rodeos, la Senju deslizó la vaina de la katana entre la mujer y el sacerdote de forma horizontal y tomándola por ambos extremos tiró de la misma para atraparle. Emiko quedaría con la vaina apretando levemente el cuello y el cuerpo de la de Taki haría de tope para evitar que se intentase escapar.
—Entonces Hiromi-san… ¿Qué hacemos…? —Soltó con cierta tonada algo arrogante sin lugar a dudas esperando alguna indicación ya que ignoraba el estado actual de sus compañeros.
Hiromi, con el rostro perlado en sudor y la respiración agitada, logró ponerse en pie cuando Noemi le quitó de encima a Emiko.
—Por los Dioses, Emiko… —dijo, con voz entrecortada. Luego se sacudió la ropa—. Hablas como si no hubiese hecho nada por ayudarte… ¿Acaso no le convencí para mudarse? Y tenía razones para celarse, no me lo nega…
Un escupitajo le dio de lleno en el rostro, salido directamente de la boca desencajada de Emiko.
—¡Maldito hijo de puta! —pese a estar sujetada por Noemi, nada parecía poder encadenar su voz—. ¡Te mataré! ¡A ti, a mi querido esposo, y a todos los apestosos hombres que infectan la tierra con su fétido aliento! ¡Te mataré igual que a Ryoma!
Hiromi, quien por un escalofriante segundo parecía haber estado a punto de abalanzarse sobre Emiko, se recompuso y recobró su habitual talante. Extrajo un pañuelo de uno de sus múltiples bolsillos y, tras limpiarse la cara de forma concienzuda, lo metió de lleno en la boca de la fémina.
Cosa que consiguió acallarla.
—Entonces Hiromi-san… ¿Qué hacemos…?
Hiromi suspiró.
—Las evidencias son claras y ella misma ha confesado —su voz sonó firme y segura—. La condena es clara en estos casos: la horca es la única opción. Por favor, inmovilízala y déjala aquí para que no pueda escapar. Mañana procederé con la sentencia. Hoy hay un hombre inocente al que enterrar.
Hiromi dio media vuelta, pero entonces giró la cabeza.
—Gracias por todo, Noemi. Has hecho un buen trabajo —entonces miró a los shinobis, que parecían estar despertándose de su letargo—. También a vosotros, chicos. Gracias por resolver el caso.
Datsue, con la cabeza pesada y el cuerpo entumecido, tardó unos instantes en procesar aquellas palabras.
—¿Q-qué? Ah… Oh… Por supuesto, Hiromi-san, por supuesto —se levantó de un salto, más contento que un Uzureño al aprobar un examen—. ¡Para eso estamos, vaya! ¡Ya le decía yo que resolveríamos este caso en un santiamén! —entonces se percató de la situación de Emiko, con la boca desgarrada y sujetada por Noemi. Aquello fue demasiado incluso para sus magníficas dotes de interpretación, y no pudo evitar contraer el rostro en una mueca, mitad sorprendido, mitad asqueado—. Comprendo.
Fue lo único que consiguió balbucear. Aunque, como la mayoría de cosas que salían por su boca, era, por supuesto, mentira. No comprendía una mierda.
Datsue y Karamaru despiertan, así que ahora los turnos deberían quedar así:
1.Karamaru
2.Noemi
3.Datsue
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El cerebro tras la calva comenzaba a retomar su funcionamiento normal. Los músculos empezaban a entrar en movimiento y las articulaciones se destrababan un poco más a cada segundo. Primero movió sus dedos, luego muñecas y tobillos y finalmente empezó a abrir levemente los ojos mientras levantaba el torso y se apoyaba en el piso con sus codos.
Lo primero que vio: a la rubia teniendo agarrada a la mujer que amablemente les había ofrecido un té. Por como se veía todo, por ese kunai frente la garganta, parecía que algo grave había ocurrido. Tal vez incluso era la persona que buscaba y era por eso que había presencia por parte del anciano del pueblo.
También a vosotros, chicos. Gracias por resolver el caso.
Karamaru se levantó rápidamente al mismo ritmo que lo hacía su compañero. Con la mirada perdida y revoleando los ojos para todos lados, todavía con una voz de dormido empezó a hablar... o a tratar de hacerlo.
Eh... Ahhhhh..... Si.... Nosotros... Es que..... No....... Nosotros... Eeeeehhhh.....
¿Un placer?
Miró a Datuse tratando de que le explicase que sucedía, solo se sabía que Noemi había tenido un mal trato con Emiko y todo se fue al carajo. Se limitó a encogerse de hombros y esperar algún tipo de ayuda por parte del Uchiha.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Hiciera lo que se hiciera la mujer que Noemi mantenía atrapada entre su propio cuerpo y la vaina de la katana no paraba de retorcerse y luchar por su libertad, incluso en algunos momentos terminó propinándole uno que otro golpe en los costados del torso pero no lo suficientemente fuertes para que la kunoichi le soltase. Está bien que la rubia no está del todo acostumbrada a recibir castigo físico pero quejarse por esos golpes sería demasiado.
Lo bueno era que el propio sacerdote se había ocupado de silenciarla metiéndole un pañuelo en la boca, algo sorprendente considerando la facilidad con la que lo podría escupir pero que va, no decir nada al respecto era lo mejor.
Lo más curioso del caso sin dudas sería la reacción de Datsue al momento en que despertó, por mucho que estuvieron a punto de matarle no se enteró de nada y apenas estaba despertando sin siquiera entender nada de lo que pasaba, es más, a la Senju por lo menos no le sorprendería que el chico dejase libre su imaginación al tener esa escena frente a sus ojos de dos mujeres forcejeando, aunque había que rescatar el daño en el rostro de Emiko que con algo de suerte lograría un efecto contrario al que la rubia se esperaba.
—Bien... —Fue lo único que salió de la boca de la kunoichi que se había tomado su tiempo para pensar algún medio para inmovilizarla, pero tenerla consciente complicaría todo.
Siendo así, la fémina decidió liberar a la asesina con un brusco empujón para tenerla justo delante suyo y poder asestarle un fuerte golpe con la vaina de la katana en la nuca. Con un poco de suerte ese único golpe bastaría para dejarla inconsciente y se libraría de un problema, lo que restaría sería atarla o encerrarla en algún lugar.
—Háganme el favor de buscar algo para atarla. —Pidió Noemi algo fastidiada a sus compañeros.
~Por suerte son temporales... Ir a misiones grandes con gente así no creo que sea buena idea. ~Razonaba la kunoichi mientras en silencio buscaba algo que pudiera servirle, como una cuerda, o tal vez una cortina o unas sábanas, cualquier cosa vendría bien.
Datsue se limitó a encogerse de hombros ante la mirada interrogativa de Karamaru. El Uchiha estaba en las mismas que el calvo: en la más profunda ignorancia. Solo era capaz de intuir que, de alguna forma inexplicable para él, se había quedado dormido y, en el transcurso del sueño, Noemi había capturado al culpable.
A la culpable.
Se rascó la nuca, contrariado. Todavía no se creía que la asesina fuese Emiko. Además, ¿quién demonios le había cortado la boca? Su mirada se desvió hacia Noemi, quien justo en ese instante noqueó a la mujer de un certero golpe. Se le heló la sangre al pensar que había sido ella, en un ataque de celos. ¿Y si, no contenta con ello, la había culpado del asesinato? ¿Y si en realidad Emiko tan solo era una víctima de la recién formada relación entre el Uchiha y la Sakamoto?
Un escalofrío recorrió su espina dorsal, volviendo a mirar a Noemi de reojo.
—Háganme el favor de buscar algo para atarla.
—¡C-claro! —exclamó el Uchiha, peleándose con el portaobjetos para extraer un hilo shinobi—. ¡Y-ya l-la ato yo! —se ofreció, arrodillándose ante la espalda de la víctima para inmovilizarle las manos.
¡Por Izanami, ha sido ella! A cada segundo que pasaba lo tenía más claro. ¿De verdad pensabas que iba a ser tan fácil? ¿Qué un día un ángel caería en tus brazos y quedaría perdidamente enamorada de ti? ¡Imbécil! ¡Tenía que haber gato encerrado! ¡La chica sufre de celos patológicos obsesivos! Se dio cuenta que estaba sudando, y trató de tranquilizarse. Tranquilízate, joder, tranquilízate. Estas cosas son tratables. Existen loqueros y esas cosas. Hoy en día son lo más normal del mundo. Tendré que comentárselo… Miró de reojo a Noemi, que seguía manteniendo al katana en sus manos… Aunque ya si eso otro día. Sí… otro día mejor.
Atada de pies y manos, el Uchiha se levantó.
—Pues creo que ya está listo…
—Muy bien. Muchas gracias otra vez, shinobis —intervino de nuevo el sacerdote, quien había permanecido atento en todo momento al nudo que realizaba Datsue—. Ahora he de irme ya… Tengo muchas cosas que explicar al pueblo.
Y, con aquellas últimas palabras, Hiromi se fue.
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La respuesta de Datsue fue el mismo gesto que el del calvo, ignorancia total. Lo único lógico que se podía suponer era que, por cómo se encontraron en el suelo, cayeran dormidos. Lo último que podía llegar a acordarse con precisión era ese sorbo de un té bastante feo que seguramente fuese el culpable de siguiente estado.
«¿Quién puede hacerle algo así a un té? Por Yukio, el té no está para condimentarlo con venenos y pociones»
Indignado se frotaba los ojos y se pasaba las manos por la cara tratando de recomponerse de una vez por todas y poder ser algo de ayuda para la rubia, que por cómo estaba y por la cara de Emiko se había dado una buena pelea mientras el soñaba como ese plato de fideos.
Háganme el favor de buscar algo para atarla.- dijo la rubia tras tirar a la víctima y culpable al suelo.
«Claro, así falta el tono, ni que hubiese hecho todo ella....»
Karamaru se reía solo para sus adentros y antes de poder rebolear los ojos para encontrar algo el morocho ya tenía solución. De su portaobjetos sacó un hilo shinobi y como si ya fuese experto amarró a la mujer.
Muy bien. Muchas gracias otra vez, shinobis.
Ahora he de irme ya… Tengo muchas cosas que explicar al pueblo.
El calvo miró la escena nuevamente, sin nada que hacer sin nada que decir. Hecho unas miradas a sus compañeros y a la espalda del viejo que ya se retiraba.
¿Y ahora qué? Supongo que debemos de llevarla a algún laaaaaaaaaaa- el calvo se estiró y largo un bostezo sin dejar de hablar- aaaaaaado ¿No?
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Ninguno de los compañeros de la kunoichi estaba en posición de aportar algo al asunto puesto que se habían pasado el rato durmiendo bastante cómodos en la mesa y luego en el piso como si nunca nada hubiese pasado. Incluso cuando uno de ellos estuvo por morir aunque si vamos al caso, ambos hubiesen terminado igual si no hubiesen arrastrado a Noemi allí adentro. ~Santo milagro. ~Pensó en absoluto silencio la fastidiada rubia.
—¿Y qué hacem...? —Dejó la pregunta a medias por el simple hecho de que el sacerdote se fue y no dio señales de escucharle.
Pero antes de que pudiera agregar algo, Karamaru se adelantó aunque se vio interrumpido por un bostezo que prolongó innecesariamente la bendita oración.
—Iré a buscar al viejo, ustedes... —¿Por qué iría a hacer una pausa ahora? Sencillo, Noemi miró a ambos shinobis que tenía por compañeros, los dos adormilados y para colmo se habían dejado seducir previamente además de que no tenían ni la más mínima idea de lo que había pasado entre Emiko y ella. —Alguno de ustedes váyase a buscar al viejo. —Concluyó bastante seria puesto que no estaba dispuesta a dejar a esa mujer sola con alguno de esos dos. ~Idiotas.
Sin nada más por hacer, la rubia simplemente se acercó a una de las sillas que estaba intacta y tomó asiento no sin antes acomodarla para no perder de vista a la homicida.
—¡Ya voy yo! —exclamó a la petición de Noemi, apresurado. Poner tierra de por medio entre él y la rubia, aunque fuese lo último que hubiese querido hacer hacía tan solo unas horas, era lo que más le pedía el cuerpo en aquellos instantes. Quizá con el tiempo llegase a darse cuenta de que Emiko, en efecto, era la culpable de los asesinatos. Pero en aquellos momentos, la idea de que Noemi fuese una celosa compulsiva era demasiado impactante como para quitársela de la cabeza.
Alcanzó a Hiromi casi al instante, pues al anciano apenas le había dado tiempo a salir a la calle y dar un par de zancadas.
—Disculpe, señor Hiromi. No querrá que dejemos a Emiko tirada en la cocina de su casa, ¿verdad?
Hiromi se dio la vuelta como una centella.
—¿Cómo dice?
—Digo que…
—Bueno, ¡pero ya está bien! —Datsue retrocedió un paso ante la explosión de Hiromi, que de pronto se había puesto rojo—. ¡Solo soy el sacerdote del pueblo! ¡Mi deber es enterrar a los difuntos y dar consejos a los vivos, no tomar este tipo de decisiones! —El Uchiha retrocedió otro paso por si acaso—. Ya avisé yo que este pueblo necesitaba un alguacil. ¡Mandé muchas cartas al Daimyo! Pero cuando uno no hace las cosas correctas… suceden estas cosas.
Datsue alzó una ceja. Solo eres el sacerdote del pueblo, pero te tomas la libertad de sentenciar a una mujer a muerte… Por Izanami, aclárate, viejo.
—Sí, por supuesto. Tiene usted toda la razón del mundo —dijo, adulador—. Entiendo yo que lo correcto sería llevar a la víc… digo… culpable, a algún calabozo o…
—¿Calabozo? ¡¿Calabozo?! —los ojos de Hiromi estaban rojos de cólera—. ¿¡Pero usted se cree que estamos en Notsuba!? Le acabo de decir que ni alguacil tenemos…
—Bueno, pero entonces…
Hiromi le cortó con un ademán. Extrajo un manojo de llaves del bolsillo y le lanzó una de ellas, grande y oxidada.
—Llevadla a mi casa y dejad la llave bajo la alfombra una vez cerrada —dio media vuelta—. ¡Y dejadme en paz con el tema!
Datsue volvió segundos después, con la llave colgando en el dedo índice.
—Bueeeno. Por si no habéis oído los gritos del bueno del sacerdote esquizofrénico, os lo resumo: llevar a Emiko a su casa y dejar la llave escondida bajo la alfombra —miró a Noemi, luego a Karamaru—. Supongo que tú eres el más adecuado para esa tarea —dijo, entregándole la llave al calvo—. Al fin y al cabo, pareces el más fuerte de los tres.
»Lo que sí, viendo que el crimen está resuelto —Datsue no pudo evitar mirar a Noemi de reojo en ese instante—, voy a ir partiendo ya. Todavía me queda un largo camino a Shinogi-to, y a este paso no voy a llegar nunca.
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23/10/2016, 16:34 (Última modificación: 23/10/2016, 17:00 por Karamaru.)
Karamaru tomó asiento tras la partida, como si estuviese cansado del trabajo que tuvo que hacer. En realidad, solo esperaba pacientemente el retorno del morocho para definir que hacer con la mujer que yacía en el piso. Hecho un par de miradas a la rubia, que al igual que él tomó asiento, y algunas a Emiko. El ambiente estaba pesado pero por lo menos se respiraba tranquilidad, lo común al terminar un trabajo bien hecho.
Karamaru pensó en hablarle a la kunoichi pero en algún lugar de su cabeza se asomaba la razón y a gritos pedía que no lo hiciera. El calvo era propenso a hacerla enfadar y era lo último que quería en una situación así. Por suerte para él, llegó el Uchiha a romper el silencio.
Llevar a Emiko a su casa y dejar la llave escondida bajo la alfombra.
Supongo que tú eres el más adecuado para esa tarea. Al fin y al cabo, pareces el más fuerte de los tres.
Sin ningún problema.
Karamaru tomó las llaves y con una sonrisa miró a Noemi, como si con esa mirada aclarase que estaba haciendo algo por la misión y que no hacía todo ella sola. La miró pero prefirió no pronunciar palabra alguna.
Lo que sí, viendo que el crimen está resuelto, voy a ir partiendo ya. Todavía me queda un largo camino a Shinogi-to, y a este paso no voy a llegar nunca.
Yo tengo que volver a Ame, supongo que podríamos tomar el mismo camino ¿No?
No te procupes, esto lo hago en segundos.
El monje tomó el cuerpo y se lo colgó en hombro y comenzó a correr. Pasó del suelo de madera a la nieve y enterrando un poco sus pies iba lo más rápido posible a casa del viejo para después volver a buscar a los de Taki. En el camino pasó a toda velocidad cerca del viejo que venía a paso lento.
Hasta luego Hiromi.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
La paciencia de Noemi ya estaba por las últimas, probablemente por haber sido testigo de cómo seducían a un hombre al que le había echado ojo la noche anterior. Es decir, ¿qué tenía Emiko que no tuviese ella? Incluso a simple vista se sentía superior a ella pero Datsue terminó por llevarle la contra de esa manera, dejándose llevar, seducir y caer en su trampa, una bastante obvia de no ser porque hablamos de una mujer que en realidad tenían en lista de sospechosos sin ninguna prueba concreta.
—Bien… —Fue lo único que soltó ignorando totalmente la sonrisa del calvo y tras lo cual suspiró pesadamente. —Yo tengo que ir en dirección contraria así que me iré ya. Nos vemos. —Agregó algo seca sin molestarse demasiado en las impresiones que pudiera llegar a dejarles a ellos con esa actitud.
Sin más que agregar, la rubia comenzó su marcha en, como bien había dicho, la dirección contraria a Shinogi-to, lo curioso era lo que dijo el calvo. ~Así que, desde este pueblo hacia Sinogi-to… ¿Quedará de paso en serio o sería solo una parada improvisada? ~Se planteó la kunoichi ya separada de aquel dúo y recordando por qué quería regresarse a la aldea.
—¿¡Tanto frío va a hacer!? —Bramó en lo que intentaba contener los temblores de su cuerpo abrazándose a si misma. Lo peor era la nieve que se metía entre los dedos, una espantosa sensación…
¿En serio se los dejé a UN solo post...? Mátenme, en serio...
26/10/2016, 21:08 (Última modificación: 26/10/2016, 21:11 por Uchiha Datsue.)
Datsue se sorprendió ante el ofrecimiento de Karamaru de acompañarle, pero en seguida aceptó la invitación.
—Claro, Karamaru. Hasta me haces un favor, vaya —añadió, y en su boca se adivinó el amago de una sonrisa:—. Es poner un pie fuera de la frontera y ando más perdido que un Uzureño en combate —dijo entre risas.
Por otro lado, Noemi parecía dirigirse en dirección contraria. El Uchiha no entendía muy bien por qué se había pateado medio país para llegar a aquellas montañas tan lejanas de la civilización, y la idea de que fuese por él —pues Datsue le había dicho que se dirigía a Shinogi-to antes de salir de Takigakure—, todavía rondaba por su cabeza.
—Nos vemos, Noemi —se despidió, sin saber muy bien qué decir. Los acontecimientos se habían desarrollado de forma tan precipitada y confusa que todavía no sabía qué pensar sobre ella… o sobre nada en general.
Contento, por otra parte, de haber hecho un buen trabajo, salió de la casa de Emiko arrebujándose en su túnica de invierno. No tuvo que esperar mucho por Karamaru, quien se había pateado medio pueblo en un santiamén. Era increíble la energía que tenía ese chico.
—Uno se siente espléndido tras dejar el trabajo bien hecho, ¿verdad? —se inclinó hacia Karamaru y bajó la voz—. Aunque, entre tú y yo, no entendí una mierda de lo que pasó ahí dentro. Pero bueno, si las cosas acabaron bien, no seré yo quien me queje.
»¿No es así, Karamaru?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
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Finalmente el calvo había llegado a la futura prisión de Emiko tras una larga corrida por el pueblo. Parecía sentir que después de la siesta todo su cuerpo despertaba en vitalidad y energía. Si fuese por él ahora mismo estaría entrenando a pleno entre la niebla de las playas de Amenokami, pero por desgracia para él estaba lejos de casa.
Dejó el cuerpo sentado en el sillón de la sala del viejo y la ató con una cuerda que había por ahí. Un nudo floojo pero que con un poco de suerte retendría a la prisionera en el lugar por un tiempo. Por lo menos hasta que sacerdote regresase. Y de la misma manera que llegaba se iba, corriendo.
Al trote rápido alcanzó el momento en que vio la casa a lo lejos, la casa de la prisionera, y en su puerta el morocho ojos negros que lo esperaba para partir. Por el camino, allá aún más lejos se veía a la melena rubia partir cabizbaja hacia el horizonte en sentido contrario.
Uno se siente espléndido tras dejar el trabajo bien hecho, ¿verdad?
«Claramente, si señor» pensó el calvo mientras asentía con la cabeza recuperando un poco el aire.
Aunque, entre tú y yo, no entendí una mierda de lo que pasó ahí dentro. Pero bueno, si las cosas acabaron bien, no seré yo quien me queje.
¿No es así, Karamaru?
Por supuesto, y si quieres que te diga una cosa....- Karamaru se acercó y casi le susurró- Yo tampoco entendí nada de nada, pero esta todo resuelto.- El calvo no pudo evitar reír.
¿Partimos?- hizo un ademán con la mano para que lo siguiese y empezó a caminar lentamente en dirección a la lejana Shinogi-To.
«Esas frases de Uzureños...» y sonrió.
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-Maestro Yoda.
Tantas cosas habían pasado por la mente de la rubia que ya ni sabía lo que pensar de Datsue. ~Después de lo que le dije y se deja seducir por otra. ~Refunfuñaba MUY frustrada por dicho acontecimiento, nunca se hubiese esperado algo así siendo ya una costumbre para ella ser considerada sumamente atractiva. ~¿Qué me falta…? ~Era la pregunta que se repetía una y otra vez por su cabeza.
De cualquier manera, Datsue fue el único que realmente respondió a la despedida que lanzó Noemi, no era que le importase que el calvo le dijera algo pero sin lugar a dudas alimentaba su rencor hacia el chico. Es decir, una pésima carta de presentación y ahora no despide a la gente. ¿Es que no tenía modales? A saber…
~A la próxima tengo que recordar salir con abrigo cuando me vaya del país. ~Se planteaba la chica que se alejaba ya del pueblo tratando de evitar que los mocos se escurrieran de su nariz por causa del frío, aunque con un poco de suerte se congelarían antes de que ello ocurra.
Ahora sí, Noemi fuera~ Un placer rolear con ustedes~