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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Llevaba unos cuantos días en los dojos, cada uno entrenando más que el anterior, su sensei apenas le daba cuartel alguno en vistas de que quedaba menos de dos semanas para que empezase el torneo en sí. De momento tenían tiempo para visitar el lugar y relajarse, pero Eri había preferido hacer trabajar a Hana hasta que le doliesen los huesos de persona de interior que tenía. Llevaban ya semanas con ese entrenamiento, sin embargo, en los dojos se había intensificado.

No había sido hasta ese día en concreto, que la pelirroja le había dado el día libre. Obviamente, participando ella también, no podía dedicar el tiempo por completo a la rubia, tendría su propio régimen de ejercicios, por eso le había dicho que le daba el día libre pero que por lo menos hiciese un mínimo de esfuerzo. Por eso Hana se había ido tras la pista de Ren de inmediato.

Como buena kunoichi, Hana sabía que lo importante para una buena infiltración era la confianza. Se dejó la bandana en su habitación y se vistió con su indumentaria habitual pero en tonos azulados, para pasar desapercibida y se dirigió a Nishinoya. Se pateó todo el espacio que les habían reservado en los dojos a los shinobis de una punta a la otra, aún no entendía por qué las residencias estaban tan separadas las unas de las otras. Finalmente, llegó a Nishinoya. Sabía qué edificio era el de las chicas, pero una vez dentro se percató de que no tenía ni idea de qué puerta era la de Ren, o si Ren siquiera estaba allí.

No era la primera hora de la mañana, más bien era media mañana a pocas horas de la comida, ¿qué podía estar haciendo la morena a esas horas? Solo esperaba que estuviese allí, porque solo había una manera de saberlo. Cogió todo el aire que pudo antes de gritar:

¡¡¡¡Ren-chan!!!! — y después se escondió detrás del marco de la puerta principal del edificio, esperando ver qué puerta se abría y si de ella salía Ren o cualquier otra kunoichi que saliese a quejarse del alarido que acababa de dar.


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#2
Todavía quedaban varios días para que llegara a celebrarse los combates en los dojos principales; y al igual que otros participantes, Ren estuvo entrenándose desde que llego. Haciendo memoria de lo que le había entrenado con Nanashi, práctico durante todo el día en algunos de los jardines colindantes a su recinto; pero no duró mucho su perseverancia.

Aquel día, se levantó perezosa; tumbada en la cama se cuestionaba fijando la mirada en el techo si de verdad estaba haciendo algún progreso por su cuenta. Y de si de verdad había sido una buena idea inscribirse; en su momento fue como una llamada de los cielos para ella e insitió fervientemente. Recordó la conversación de aquella mañana, y como tanto Nanashi como Oda, no se opusieron en ningún momento, hasta le pareció raro que no intentaran bajarla de las nubes.

Se estiró en la cama y remoloneo un poco, queriendo convencerse de que debía seguir intentándolo aunque perdiera en primera ronda. Se deshizo de su pijama dejando la habitación igual de caótica que la suya a kilómetros de distancia y terminó de vestirse. La parte inferior era igual que la de cualquier ninja común, pero se había desecho de tanto negro debido a los comentarios de alguien que no esperaba ver allí. Se puso una sudadera negra y por encima de esta, un uwagi sin mangas blanco roto que se sostenía con un obi flexible del mismo color; como no era capaz de atarselo por su cuenta, consiguió encontrar uno ancho y ajustable que le solucionó aquel problema.

Preparada para rellenar la calabaza-cantimplora que le había regalado su maestro, escuchó un grito que la llamaba a ella al acercarse a la puerta. La corrió extrañada, aquella voz le resultaba familiar, pero una vez en el pasillo, no vio a nadie en estos, por lo que se llevo una mano a su mentón dubitativa.

¿Me estaré imaginando cosas? ¿Debería seguir haciendo el vago? — susurró intentando buscar excusas para no tener que acabar derrotada aquella mañana.
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#3
Pudo oír una puerta corriéndose y se asomó lo mínimo posible para no ser vista, pudo ver qué puerta se había abierto y a la morena que estaba en ella. Ya sabía qué habitación era de su hermana, sonrió picaramente, era el momento.

Por su cabeza pasaron unas cien posibles bromas. Iban desde las que podían quedar como pequeñas anécdotas y las que la llevarían a la prisión de los Dojos, la exiliarían de su villa y Ren la odiaría para siempre. Sin embargo, la visión de Ren la había perturbado hasta lo más profundo de su ser, necesitaba verla y abrazarla YA.

Tuvo la paciencia justa para esperar a que la amejin volviese a cerrar la puerta para acercarse y golpearla con los nudillos un par de veces, cambiaría el peso de una pierna a otra mientras esperaba y en cuanto abriese la puerta se lanzaría a abrazarla, pasando ambos brazos por detrás de su cuello.

¡Ren-chan!


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#4
Alzó la mirada perezosa, y al desviarla al suelo, se fijó en que había olvidado coger su bokken; definitivamente comenzaba a ser una señal, para quedarse en su habitación todo el día sin hacer nada. Volvió al interior, y corrió la puerta sin ni siquiera dirigirle la más mínima atención. Lanzó la calabaza suavemente esperando que cayera sobre su cama, pero rebotó contra la pared, y luego rodo hasta el suelo; a lo que respondió la propia Ren con un gesto de asco.

¿De verdad vas a hacerme la puñeta? — y poco después, en su puerta, unos suaves golpes le pedían entrar.

«No, si desde luego hoy es mejor que no-» nada más volver a moverla a un lateral, una joven genin se abalanzó sobre ella, gritando su nombre. Casi cazándola al vuelo y teniendo que retroceder un poco para que ambas no cayeran al suelo, la sostuvo de los hombros, para alejarla de ella.

Espera. ¿¡Hana!? ¿¡Que haces tu aquí!? — añadió sorprendida; no por el hecho de que fuera o no participante, sino porque realmente era la última persona que esperaba encontrar en los aposentos de la "Casa de la Lluvia".
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#5
Espera. ¿¡Hana!? ¿¡Que haces tu aquí!?

Hana frunció el ceño cuando Ren la separó agarrándola de los hombros.

¿Cómo que qué hago aquí? — el enfado le duró poco porque pronto algo le pesó en el estomago, ¿acaso Ren no quería que estuviese allí? — Si... si molesto me voy...

No había siquiera considerado que igual Ren tenía otros planes, otros circulos de amistades que no la involucraban a ella, en general, no había considerado a Ren cuando había ido a ver a Ren. Se había presentado sin avisar, sin siquiera decirle que estaba en los Dojos. Simplemente había tenido un hueco en su horario y se había plantado en la residencia de Amegakure a ver a su hermana, alocadamente, sin respetar nada, como siempre. Como una niña pequeña.


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#6
Preocupada por la reacción de Hana, no tardó en intentar corregir el malentendido; solo quería evitar caerse al suelo pero parece que la rubia lo comprendío a su propia manera.

Nonononono ¡No es eso! ¡Es solo que me has dado un buen susto! — suspiró alterada; llevándose una mano al pecho para sentarse en su propia cama, intentando recuperarse de lo acontecido.
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#7
Nonononono ¡No es eso! ¡Es solo que me has dado un buen susto!

¡Pero si te he avisado! ¡Primero te he llamado, pero como no me has hecho caso he tenido que esconderme hasta que te has vuelto a meter dentro para aparecer ahora y darte una sorpresa! — le dedicó una sonrisa picara a Ren, claramente había tenido la intención de sorprenderla desde el principio.

Se sentó al lado de la chica en su cama, sonriente como siempre que estaba en su compañia.

¿Entonces? ¿Te pillo en mal momento o no? Yo tengo el día libre, pero entiendo que tú tendrás cosas que hacer, así que si tienes que decirme que no, dimelo, no pasa nada. Tenemos un montón de días, todavía. — Hana estaba practicamente botando sobre la cama, demasiado nerviosa y feliz para estarse quieta.

Hacía meses que no veía a su hermana y ahora iban a pasar meses viviendo una al lado de la otra. Bueno, al lado no, porque había que atravesar todo el complejo para llegar de una residencia a la otra, pero no era nada comparado a atravesar todo Onindo. Tenía miles de planes, y esos planes, tenían miniplanes dentro de ellos, y todos tenían que ver con Ren, exceptuando que Hana no había pedido permiso a Ren para hacer ninguno de esos planes.


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#8
No pudo evitar contagiarse de su alegría por lo que poco a poco, una sonrisa fue dibujandose en el rostro de Ren.

Pues tendría que entrenar, pero que diablos ¿Que quieres hacer? — dijo mirando a la inquieta genin de Uzu; se levantó para deshacerse de ambas espadas sobre un pequeño escritorio que seguramente todos poseían en sus habitaciones. Salvo los jardines y un par de salas más como el comedor y una sala común, no había visto mucho más. — No sabía que podíamos ir a las salas de otras aldeas, pensé que nada más poner un pié donde no debía me llevaría una buena bronca. ¿O es que acaso has tenido cuidado de que nadie te viera colarte aquí?

Se cruzó de brazos, sonriendo con los ojos entrecerrados, curiosa por la respuesta de Hana; o una de dos, o ella sabía más sobre aquel lugar, o ya se estaba saltando varias normas.
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#9
Pues tendría que entrenar, pero que diablos ¿Que quieres hacer? No sabía que podíamos ir a las salas de otras aldeas, pensé que nada más poner un pié donde no debía me llevaría una buena bronca. ¿O es que acaso has tenido cuidado de que nadie te viera colarte aquí?

Eh... — se quedó un momento pensando, ¿sería ilegal colarse en la residencia de otra villa? — No creo, ¿no? Tampoco es que haya sido muy sútil, solo entrar me he puesto a gritar tu nombre, jeje. — soltó una risa nerviosa al final, si era ilegal no tenía nada para defenderse aparte de que no lo sabía.

Se giró para encarar a Ren, que aceptaba por completo pasar el día con ella, y entonces se dio cuenta de que su hermana estaba diferente. La miró de arriba abajo para quedarse colgada en su mirada, en aquellos zafiros que le recordaban tanto al mar, al color que tiene cuando se encuentra con el horizonte. ¿Estaba más alta? ¿Tenía el pelo más largo? ¿Qué había cambiado? Tal vez se había pasado demasiado tiempo pensando en ella y ahora verla tan real le parecía extraño. Aún habiendo racionalizado lo que sentía, su corazón se aceleró, sin saber muy bien por qué.

Bueno, quería darte una cosa, pero, da igual, es una tonteria. Ni siquiera creo que te guste. Además... Nada, ¿quieres que demos una vuelta y así visitamos el lugar juntas? Apenas he visto nada que no sea un campo de entrenamiento.


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#10
Aquella sostenida mirada la desencajo, poniéndola ligeramente nerviosa cuando le sostuvo la mirada por varios segundos; se ruborizó ligeramente y desvió la mirada.

Bueno, quería darte una cosa, pero, da igual, es una tonteria. Ni siquiera creo que te guste. Además... Nada, ¿quieres que demos una vuelta y así visitamos el lugar juntas? Apenas he visto nada que no sea un campo de entrenamiento.

¿Eeeeeeeeeeeeeeeeeh? ¿El qué? ¡No me digas eso y ahora me dejes así colgada! — replicó. — Más o menos igual que yo entonces. ¿Pero podrás andar con esos piececitos? Recuerdo cuando te lo torciste como si hubiera sido hace unos días.

Si ella quería molestarla, no se iría de rositas sin recibir una respuesta a cambio.
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#11
¿Eeeeeeeeeeeeeeeeeh? ¿El qué? ¡No me digas eso y ahora me dejes así colgada!Más o menos igual que yo entonces. ¿Pero podrás andar con esos piececitos? Recuerdo cuando te lo torciste como si hubiera sido hace unos días.

Perdona, pero estos piececitos ahora están entrenados contra viento y marea y no me he vuelto a torcer nada desde entonces, y no hace unos días, hace tres meses ya. Ha sido demasiado tiempo, Ren-chan, te echaba de menos, bueno, os echaba de menos, a ti y a tus dos neuronas. — le sacó la lengua, claramente buscando vengarse por lo que le había dicho. — Sobre el regalo, es que no te va a gustar. Tú eres una chica... bueno, más... no sé como decirlo. Sencilla. No, no te va a gustar, mejor me lo quedo yo y ya.


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#12
«¿MIS DOS NEURONAS?» no pudo evitar quedar visiblemente sorprendida frente a aquella declaración. Pese a haber coincidido solo un par de veces, había estado pegada a ella todo el rato, y desde luego no esperaba semejante bordearía de la "Princesa de la Espiral", por lo que no pudo evitar reirse a carcajada limpia; era como cuando un crío de cuatro o cinco años decía alguna palabrota excesivamente mal sonante, era gracioso a la fuerza.

¡Oh, ahora si que me lo vas a dar te guste o no! — añadio entre risas con un ligero gesto de enfado en su rostro, al seguir siendo provocada sin cesar.
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#13
¡Oh, ahora si que me lo vas a dar te guste o no!

Tal vez había sido una elaborada táctica de la rubia para que su hermana aceptase el regalo o tal vez dudase realmente de que fuese a gustarle.

Está bien.

Cogió aire y se llevó la mano al improvisado moño que recogía casi toda su cabellera para quitar el adorno que lo mantenía vivo y dejar su pelo libre. Le enseñó el accesorio a Ren, sujetandolo con ambas manos. Era una horquilla para el pelo de color plateado con sus puas en formas curvadas como si fuesen ramas de un árbol, cada vez que las ramas cambiaban de dirección se incrustaba una pequeña gema de color azul. De un azul característico, un azul que llevaba Ren en sus ojos.

¿Qué te parece? — hizo una breve pausa, demasiado breve para que Ren contestase. — ¡Sé que tú no sueles recogerte el pelo así! Llevas esa coletilla tuya que no es coleta ni es nada, pero, bueno, pensé que sería una buena idea hacer algo así y quería que tú también tuvieses una. No tienes por qué usarla, puedes guardartela para cuando la necesites en el portaobjetos o dejarla en casa y que sirva de adorno...

Su voz se fue apagando hasta que se quedó totalmente callada, esperando la reacción de la morena.


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#14
¿Qué te parece? ¡Sé que tú no sueles recogerte el pelo así! Llevas esa coletilla tuya que no es coleta ni es nada, pero, bueno, pensé que sería una buena idea hacer algo así y quería que tú también tuvieses una. No tienes por qué usarla, puedes guardartela para cuando la necesites en el portaobjetos o dejarla en casa y que sirva de adorno...

Woooooooooooooooooo ¿En serio? Es super bonita — dijo casi arrebatándola de las manos. Brillaba de forma impoluta reflejando algunos brillos, pero la profundidad de esta fue o que más le llamo la atención. Con tantos diversos tonos, le recordaba a un profundo mar; además las ramas laterales con formas erráticas, parecían de un cerezo, seguramente eran característicos de la región de Hana. — Mira, es como un cerezo al lado de un profundo y cristalino lago ¿no te lo parece? — añadió ilusionada, sin prestar atención a mucho más.
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#15
Mira, es como un cerezo al lado de un profundo y cristalino lago ¿no te lo parece?

Había estado observando completamente absorta la reacción de Ren, su felicidad se le había contagiado y sonreía como una boba. Definitivamente, algo había cambiado, no sabía si en Ren o en ella, aquellos meses habían estado alimentando algo en su interior, algo que ahora empezaba a florecer. Se sentía completamente incapaz de apartar la mirada de la morena, atraía sus ojos como un imán.

Lo que me parece es que... — "...eres preciosa"

Por suerte, lo pensó antes de decirlo y su cerebro activó la alarma. Se detuvo ahí y algo de saliva se le coló en el conducto equivocado, obligandola a toser un par de veces con una fuerza alarmante para recuperarse poco después. ¿Qué demonios acababa de pasar? No tenía ni idea, pero el calor del verano estaba empezando en su corazón y le subió hasta la punta de las orejas.

Que es una daga también, si le das a la primera gema que está incrustada se convierte en una daga, ¡pero no le des! No se puede deshacer. Tendrías que romperla y repararla después.

Había ensayado mentalmente tantas veces como explicarle a Ren como funcionaba su horquilla que le había salido calcado a pesar de la vergüenza. Aunque ahora se daba cuenta de lo cerca que estaba la morena y le empezaban a temblar los labios, incapaz de soltar una palabra más.


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