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[Examen de Chunin] Primera prueba - Sama-sama - 1/07/2018 Tras la breve pero intensa presentación del examen de Chunnin, todos los participantes se dirigieron a la Academia de las Olas. A la llegada les esperaba uno de los senseis de la villa. El hombre los llevó hasta una de las aulas que había sido acondicionada para la prueba escrita. Al llegar al aula, otro hombre los esperaba en la puerta. Este era mucho más carismático que el guía. Llevaba el mismo chaleco de chunnin, con una camiseta oscura debajo y un pantalón oscuro. No parecía que tuviese cabello bajo el pañuelo carmesí con el que se cubría la cabeza. Su mirada era severa y penetrante, pero no amenazante. Sin embargo, todo eso eran minucias ante el detalle que más destacaba de su apariencia. Le faltaba un brazo, por ello, una de las mangas de su camiseta estaba anudada. Les echó un vistazo por encima a los genins y empezó a hablar sin presentarse ni dar los buenos días. — Cuando se os nombre entrad en el aula y sentaos en el pupitre con vuestro nombre. La prueba escrita empezará cuando todos los participantes estén dentro y yo dé por comenzada la prueba. Hasta entonces, girar la hoja del examen, suspenso, hablar con un compañero, suspenso, preguntar si se puede empezar, suspenso, y, por último, incluso habiendo empezado el examen, preguntar si se puede ir al baño, suspenso. Hizo una breve pausa en la que observó las reacciones y apreciaciones de sus receptores. — Bien, tendréis una hora desde que dé comienzo la prueba, escribir después de que haya dado por finalizado el examen, suspenso. La siguiente aclaración no creo que sea necesaria, pero ya nos ha pasado varias veces que algunos alumnos se piensan que copiar es parte de la prueba, así que lo aclararé, copiar igual a SUSPENSO. Bien, empecemos. En un instante y una breve cortina de humo, un papel apareció en su mano y el encargado empezó a nombrar uno a uno a los participantes. Una vez entrasen en el aula y encontrasen su pupitre, verían que encima del mismo había un par de lapices y varios papeles, algunos en blanco y otros con enunciados, dados la vuelta para que no se pudiesen leer todavía. La habitación estaba iluminada por unos ventanales enormes que ocupaban casi toda una pared que daba a un patio interior de la academia. Había varios arboles decorándolo e incluso un pequeño lago. Algunas ventanas estaban abiertas dejando entrar el cantar de los pájaros, dando una sensación muy anticlimatica para un examen de chunnin. Tras unos segundos que parecieron años, el hombre entró en el aula, cerrando tras de sí. — Podéis comenzar. Al girar la hoja de los enunciados, se encontrarían con cinco preguntas perfectamente redactadas: RE: [Examen de Chunin] Primera prueba - Amedama Daruu - 1/07/2018 Daruu caminaba junto al resto de participantes del examen con el corazón latiéndole con fuerza y a toda velocidad. Lo hacía por varios motivos: por el evidente nerviosismo y la anticipación ante las preguntas del examen escrito, por estar en una villa que no era la suya, y por la creciente y cálida rabia que le subía por el pecho como una comida indigesta cada vez que miraba a Uchiha Datsue. Por suerte, también había caras conocidas. De su aldea, tanto a Ayame como Kaido, con quienes había pasado el tiempo en el barco y ahora intercambiaba miradas nerviosas. También estaban Keisuke y Karamaru, dos compañeros con los que había mantenido entrenamientos y aventuras. Entre los ninjas de las otras aldeas, además del Uchiha mencionado, estaba Eri, la muchacha con la que coincidió en la capital del País del Remolino. Y también había algo más. Una ausencia. ¿Qué significaba que Uchiha Akame no estuviese entre los participantes? ¿No se había presentado? Nada propio de él. Lo más probable es que ya hubiera ascendido, como Mogura en Amegakure, por otros méritos. Apretó los puños aún más. La voz del examinador le sobresaltó. Su mente había puesto el piloto automático y ya estaban en la puerta del aula del examen. Se obligó a respirar hondo y concentrarse por unas horas en la prueba, sólo en la prueba. Su madre, que se había tenido que quedar en Amegakure por razones obvias, confiaba en él. Su sensei confiaba en él. Y él debía, al fin y al cabo, honrar a su villa. Para eso estaba allí. ¿No...? Tras un discurso larguísimo que incluía la amenaza de un suspenso cada varios segundos, el examinador, un hombre manco con aspecto severo, una calva sin salir del armario pero que daba esperanzas de brillar más que la de Karamaru y que vestía con el chaleco de chūnin que les prometían si aprobaban aquella serie de retos, se puso a nombrarlos uno a uno. Daruu entró dentro de la habitación y la recorrió rápidamente con la vista. Se sentó en el pupitre correspondiente y evitó siquiera mirar a la hoja de papel de enunciados dada la vuelta, no fuera a ser que el simple hecho de mirarla fuera a acarrearle ya un suspenso. En lugar de eso, dirigió la vista a las ventanas: un bonito y asfixiante día de verano les alumbraba con un optimismo nada desagradecido. «Venga, Daruu. Tú puedes. Es sólo un examen escrito. Está chupado.» Cuando todos estuvieron sentados, aquél hombre todavía esperó un poco más. «¿Esto qué, cabrón, para crear más suspense aún, no?» —Podéis comenzar. —como una respuesta a sus maldiciones, el chūnin dio el pistoletazo de salida a la prueba. Casi una decena de papeles se dieron la vuelta al mismo tiempo y los participantes cambiaron de estado mental. Llegó la hora de contestar. Y sus ojos sobrevolaron el enunciado de la primera cuestión. A medida que recorrían las letras, sus ojos se iban abriendo más y más. «¿Que el kage de mi aldea está a punto de qué? Madre mía. Estos de Uzushiogakure se creen que todos somos como ellos. No puedo imaginarme a Yui-sama haciendo algo así. Aunque... Vale, sí, es muy temperamental, podría pasar, ¿y qué se supone que debería hacer yo entonces?» Entrecerró los párpados y pensó un momento. Se imaginó, pequeño e indefenso, delante de una Yui más grande que él, fulminándole con esos dientes serrados... Hasta ahora, esa era la imagen que se había formado de ella. De labios de Ayame, por supuesto. Suspiró y cogió el lápiz. Escribió: El comportamiento adecuado de un chuunin es el de la obediencia a su líder. No está en mi mano cuestionar las acciones de mi Kage, puesto que debo confiar en su juicio para dirigir la aldea. No obstante si llegase a tener muchas dudas podría llegar a consultarlo con un jounin, generales de rango alto con potestad para aconsejar a nuestro líder o, en conjunto y si realmente llegase a ser necesario, cuestionarlo. ¿Pero yo, con rango chuunin? No me corresponde cuestionar directamente ninguna decisión de mi mandatario sin consultarlo con un superior primero.
Asintió al aire, satisfecho con la respuesta a la primera pregunta. Se mordió el labio inferior antes de pasar a la segunda, no obstante, ¿de verdad estaba bien? Estaba comenzando a asumir que todas las preguntas serían igual de ambiguas. Más que una pregunta había parecido a una trampa. Bajó a la segunda. «Menos mal, una pregunta más norm...» Efectivamente, era una pregunta normal. Al principio. Parecía una situación normal de misión, pero pronto hubo un giro argumental. ¿Una insubordinación? Daruu suspiró, se lo pensó unos largos, largos minutos, y finalmente contestó: Cuestionaría dicha afirmación. Es decir, ¿en qué se basa para decirme que no soy capaz de liderar al equipo? Llevábamos un día de viaje y no habíamos siquiera llegado al lugar de la misión? ¿Qué en mi actitud o en mi proceder le hace pensar que no soy capaz de liderar el equipo? No le preguntaría sólo a él, sino a sus compañeros, tirándoles de la lengua por si alguno de ellos cede y hace que el insubordinado tome conciencia de la situación. En caso de que el asunto se vaya de las manos, ofrecería al genin liderar la marcha hasta Yachi y tomar las primeras decisiones, diciéndole que demuestre que él puede ser mejor líder que yo, pero que como su superior estaré atento de lo que hace y cómo le hace y juzgaré y actuaré en consecuencia. Asímismo le diría que no me lo demostrase a mi únicamente sino a sus compañeros, que también le juzgarían. Finalmente le diría que si estaba seguro de querer tomar la responsabilidad ante el Kage si algo salía mal. Si con esto no le he convencido le dejaría proceder e intentaría ganarme su confianza, siempre y cuando no cometan alguna locura. En el mejor de los casos sería una tutela buena para su formación, y en el peor de ellos tomaría las riendas si algo saliera mal.
Observó su respuesta con bastante confianza en lo que había escrito. Sí, había sido una buena solución. No había dejado flancos libres. «¿Y que otra cosa podría hacer si no? ¿Atar al genin a un palo? Seguro que eso le hace tener más confianza en mi. Seguro que eso haría que cumpliéramos mejor la misión.» Sus ojos se posaron sobre la tercera pregunta. «Esta tiene trampa. Porque perfectamente el tipo este puede conducirnos a una trampa. No se detalla el tipo de misión, pero entonces, ¿por qué se menciona que tiene nociones de combate? Eso significa que también podría atacar a mi equipo, ¿no? Mmh...» Escribió: Sí, pero le haría liderar la marcha y estaría atento a todos sus movimientos y al entorno. Prepararía un plan de contingencia por si nos estuviera conduciendo a una trampa, dependiendo de la naturaleza de la misión.
Torció el gesto y observó sus escuetas frases con desconfianza. Era la respuesta que consideraba la más adecuada, pero aún así parecía tan... corta. Al final, sacudió la cabeza y se obligó a continuar. De nada servía centrarse en un posible error si perdía todos los puntos en las siguientes pre... «¿PERO QUÉ PUTA MIERDA ES ESTA? ¿¡QUIÉN HA SIDO LA MENTE PERTURBADA Y MALIGNA QUE HA CREADO ESTA PREGUNTA!? ¿¡EN QUÉ ESTABAN PENSANDO!? ¡¿ES UNA BROMA!? ¿¡UN FALLO DE IMPRENTA, QUIZÁS!?» Abrió mucho los ojos y recorrió con ellos la pregunta. Empezó a ponerse nervioso. Se rascó la cabeza. Se agarró la nuca con ambas manos y agachó la cabeza, clavando la frente en la madera de la mesa. «Debe de ser una especie de código, ¿pero cómo coño piensan que descifremos esto sin una clave? Joder, dos puntos que se me van a la mierda, hala, ahora sólo tengo ocho posibles para sacar un cinco, y la anterior pregunta es muy corta, y la primera no la tenía tan clara, y...» Acababa de abrir los ojos. Y justo enfrente de su ojo derecho había algo, un detalle... «¿Por qué este cinco está en otro color?» Inmediatamente se reincorporó y empezó a machacarse la cabeza. Cinco, cinco, cinco. ¿Cinco qué? Estuvo un rato así, controlando el tiempo de vez en cuando porque después venía otra pregunta. Y cuando finalmente descubrió el truco, casi no pudo aguantarse la risa. Pero lo hizo. Se aguantó una risa maníaca y gutural. Porque si no, probablemente aquél hombre manco con cara de pocos amigos le suspendería sin miramientos. «En serio, ¿quién es el puto enfermo que ha diseñado esta pregunta? No puede haber alguien tan malvado en Oonindo, joder. Joder, qué puto cabronazo que eres, joder...» Su mente trabajó a toda velocidad, y usando la hoja de papel auxiliar comenzó a descifrar el código. A medida que lo hacía, más y más ganas le entraban de reír. Y finalmente, escribió, letra a letra, despacio: FRJIFRF IFWZZ
Asintió con suficiencia y le dio una vueltecita al lápiz con la mano. Luego, pasó a la última pregunta. Y sus ojos se abrieron como platos. «¿Y ya está? ¿Que qué es un ninja? Pero qué obvio...» Daruu posó el lápiz en el papel y... ...y dudó. «Un momento, es demasiado simple. ¿Qué es un ninja? No preguntas eso en la última pregunta de un examen para convertirte en chuunin. Pero si no puedes contestar con una simple definición, con qué contestas? ¿Qué...?» Tras un rato dándole vueltas en la mente, Daruu cerró los ojos, dejó escapar el aire y escribió: Un ninja forma parte del ejército de su villa, y en el conjunto grande de las cosas, del ejército de su país. Está a las órdenes de sus superiores, en última instancia de su Kage. No... en ultimísima instancia, de la propia aldea.
Un ninja es aquél que defiende a los suyos y trabaja para protegerlos y cuidarlos. Para garantizar la prosperidad y el bienestar de todos en la aldea. Y lo hace cumpliendo el propósito que le deba ser designado o que, en caso de no tratarse de una orden, considere necesario. Un ninja sirve para proteger a los seres queridos y para que los civiles puedan vivir en paz. No concibo otro propósito que ese para los ninjas. Proteger, de una manera u otra, haciendo el trabajo que sólo puede hacer un ninja, que a veces, por supuesto, no es nada agradable. Definitivamente un ninja trabaja siempre por el bien de su aldea. Suspiró tendidamente y dejó el lápiz suavemente sobre el escritorio. Dedicó un tiempo a cerrar los ojos y tranquilizarse. Ya está, ya estaba hecho. Sólo tenía que esperar a que acabase el tiempo y entregar su examen. Luego, todo habría acabado, y la suerte estaría echada. Abrió los ojos y se puso a repasar las preguntas cuidadosamente. A repensarlas. A comprobar que había puesto apellido y nombre en la hoja. Porque nunca se sabe. A perder el tiempo antes de que tuviera que darle la vuelta a la hoja y dársela al examinador. Al término, lo haría y saldría de la habitación, sintiéndose un poco más cerca —o quizás más lejos— de convertirse en un auténtico chuunin. RE: [Examen de Chunin] Primera prueba - Aotsuki Ayame - 1/07/2018 Lo primero que había hecho nada más poner un pie en Uzushiogakure fue irse de tiendas. Y eso que ella no era la típica chica que adorara ir a comprar ropa; pero, viviendo en una aldea como Amegakure, donde las temperaturas frescas y la humedad estaban a la orden del día incluso en verano, su armario estaba repleto de ropajes más bien abrigados e impermeables en cierta medida. Ropas inservibles e incluso molestas bajo el sol del estío de Uzushiogakure. Por eso había sustituido su habitual indumentaria por una camiseta sin mangas de color azul que se cruzaba bajo su pecho, unas mangas que se adosaban a la mitad de su brazo y caían amplias sobre sus manos para ocultar los utensilios que llevaba adosados a sus muñecas y unos pantalones cortos de color oscuro. Era en aquellos momentos, aguardando de pie en la entrada de la Academia de las Olas, cuando más estaba agradeciendo aquel cambio de ropa, y aún así cada dos por tres se tiraba un poco de la bandana que llevaba atada al cuello, tratando de aliviar el intenso calor que sentía. Intentaba distraerse admirando la edificación que tenía frente a sus ojos, tan diferente del enorme torreón que en tenían en Amegakure. Pero era todo inútil. Los nervios que sentía ni siquiera se vieron aplacados al ver caras conocidas a su alrededor. Además de Daruu, Kaido (con los que había compartido el viaje hasta Uzushiogakure) y un par de shinobi más de su aldea, saludó con un gesto de su mano y una sonrisa que no ocultaba su ansiedad a Eri y Riko, ambos de la ciudad hospedadora, y a Juro, de Kusagakure. Pero pasó olímpicamente de Uchiha Datsue, y ni siquiera le dirigió una mirada de sus ojos. Aún sentía las ascuas de la rabia ardiendo en su pecho cada vez que pensaba siquiera en él. Y aún así tuvo tiempo incluso de extrañarse por la ausencia de Uchiha Akame, el habilidoso shinobi que le arrebató la final de las manos en el Torneo de los Dojos. Y aún se sobresaltó cuando vio llegar a uno de los sensei, que se dirigió hacia ellos. Con piernas rígidas como tablas, Ayame siguió al resto de aspirantes hacia el interior de la Academia de las Olas. Y, tras recorrer varios pasillos, se vieron frente al aula que debían haber preparado para la realización del examen. Ayame sintió un escalofrío al ver al hombre que les esperaba en la entrada. Vestía un pañuelo rojo sobre la cabeza y el prometido y ansiado chaleco de chunin por encima de una camiseta oscura, pero no era aquello lo que llamaba la atención. Ni siquiera sus ojos severos y penetrantes que les recorrían uno por uno. No. Era la manga que colgaba de uno de sus hombros. La falta de un brazo que no estaba donde debía estar. —Cuando se os nombre entrad en el aula y sentaos en el pupitre con vuestro nombre. La prueba escrita empezará cuando todos los participantes estén dentro y yo dé por comenzada la prueba. Hasta entonces, girar la hoja del examen, suspenso, hablar con un compañero, suspenso, preguntar si se puede empezar, suspenso, y, por último, incluso habiendo empezado el examen, preguntar si se puede ir al baño, suspenso. «Respirar, suspenso.» Completó la nerviosa mente de Ayame, en un desesperado intento por escapar de aquella tensión con una pequeña y estúpida broma. El hombre sin brazo hizo una breve pausa, y entonces siguió hablando: — Bien, tendréis una hora desde que dé comienzo la prueba, escribir después de que haya dado por finalizado el examen, suspenso. La siguiente aclaración no creo que sea necesaria, pero ya nos ha pasado varias veces que algunos alumnos se piensan que copiar es parte de la prueba, así que lo aclararé, copiar igual a SUSPENSO. »Bien, empecemos. Y mientras el hombre sin brazo comenzaba a pronunciar nombres, Ayame intercambió una última mirada con Daruu y le deseó suerte con una inclinación de cabeza. "Aotsuki Ayame" fue el click que activó su cerebro y, más rígida aún que antes, la muchacha se adelantó e ingresó en el aula. Sus ojos se pasearon curiosos por la habitación, un cuadrilátero con múltiples mesas separadas entre sí. Una de las paredes estaba prácticamente ocupada en su totalidad por unos ventanales por los que se colaba la luz del sol y que daban a lo que parecía ser un patio interior, con varios árboles y un pequeño lago. Algunas de las ventanas estaban abiertas, y a través de estas se colaba el agradable canto de algunos pajarillos. Durante un instante, Ayame envidió no poder estar recostada a la sombra de uno de aquellos árboles o bañándose en el lago. Simplemente, fuera de aquella asfixiante sala de examen. Y, sin embargo, se sentó en su lugar y cruzó ambas manos sobre el regazo, como si los papeles que la esperaban sobre la mesa fueran tóxicos. Alrededor de ella, todos los demás aspirantes fueron ocupando sus respectivos puestos, y el último en entrar fue el hombre sin brazo. Una nueva pausa que se antojó eterna. «¡Vamos ya, hombre!» Suplicó Ayame en su fuero interno. —Podéis comenzar. El ansiado pistoletazo de salida dio origen al susurro de los folios dándose la vuelta. Ayame cogió uno de los lápices y, mientras sus ojos ávidos recorrían el examen de arriba a abajo, apoyó su extremo final sobre la comisura de sus labios sin llegar a morderlo. «¡¿Pero qué narices?!» Una risilla nerviosa escapó de su garganta al llegar a la penúltima pregunta. Una amalgama de letras sin aparente sentido que disparó su corazón ya nervioso de por sí. «La... la dejaré para el final... Será mejor que me concentre en las demás...» Decidió, con una perla de sudor descendiendo por su sien. Ayame respiró hondo varias veces y tomó una de las hojas en blanco. «Vamos, tienes que hacerlo. Puedes hacerlo.» Se animó a sí misma, cerrando momentáneamente los ojos. Se recordó a sí misma por qué estaba allí, el objetivo que estaba siguiendo. Debía obtener ese chaleco de Chūnin y después retaría a su padre. Pero primero tenía que pasar por aquello, y no sabía cómo le iría en las siguientes pruebas, por lo que debía esforzarse al máximo en aquel examen teórico y sacar la suficiente ventaja. «¡Vamos allá!» Lo primero que hizo fue poner su nombre en la parte de arriba de la hoja de enunciados y en la que iba a escribir, y sólo después se concentró en el primer enunciado. «"El Kage de tu aldea está a punto de utilizar el poder de su posición para poner en riesgo el Pacto de Paz entre las tres aldeas poniendo en riesgo la suya propia"» Se repitió para sus adentros, ladeando ligeramente la cabeza. «Ay, por Amenokami, no puedo imaginarme a Yui-sama haciendo algo así...» Ayame lanzó un largo y tendido suspiro, y entonces apoyó el lápiz sobre el papel en blanco para escribir: Las últimas palabras temblaron en el papel y Ayame se llevó las manos a la cabeza, con el corazón palpitándole con fuerza. ¿De verdad? ¿Un golpe de estado? ¿No se le ocurría nada mejor? No, lo cierto era que no. «Siguiente.» Decidió, después de releer un par de veces la respuesta que había dado y decidir que no se le ocurría nada mejor que contestar. «Genial, una misión con un genin insubordinado.» Resopló para sí misma. Desde luego, era una situación que era fácil que se diera así que, como Chūnin, debía ser su deber saber cómo enfrentarse a un problema así. «Ni siquiera estoy segura de si lo que estoy escribiendo tiene sentido...» Ayame sentía ganas de estirarse de los pelos. Los pájaros seguían cantando en el exterior, y ella quiso poder ser un pajarillo y unirse a ellos para, simplemente, alejarse del estrés que le estaba causando aquel maldito examen. Pero no podía ser un pájaro, era una kunoichi. Y, por ello, volvió a centrarse en la tercera pregunta. «Un civil se ofrece a acompañarnos en una misión... Un civil... Un civil...» Ayame torció el gesto. Los ojos de Ayame pasaron de largo de la cuarta pregunta, asustados ante tanta mayúscula. Se estaba acercando a las fauces del lobo, y eso no le hacía ninguna gracia. Pero ya sólo quedaban dos preguntas. ¿Cuánto tiempo le quedaba? ¿Acaso tenían tiempo límite? No recordaba que el hombre sin brazo lo hubiese mencionado... Fuera como fuera, sacudió la cabeza y se enfrentó a una de las preguntas más importantes en su vida. «"¿Qué es un ninja?"» Algo que, sin duda, todos los que se encontraban en aquella sala debían haberse planteado alguna vez desde que pudieron el primer pie en la Academia. Y Ayame no era una excepción. Aún así, se lo pensó detenidamente antes de comenzar a escribir: «Proteger a mis seres queridos... Sorprender a papá...» Ayame frunció el ceño, con el lápiz apretado contra el papel y las pupilas clavadas en las palabras que acababa de escribir. Y, finalmente, se enfrentaba al monstruo de sus pesadillas. Ayame tomó la hoja de enunciados con ambas manos y lo miró de arriba a abajo varias veces. Varias veces... ¿Qué era todo aquel amasijo de letras en maýusculas? Al principio había llegado a pensar que el examen estaba mal, que debía haber algún tipo de error... Pero fue entonces cuando lo vio. Aquel minúsculo detalle. Frunció el ceño y ladeó la cabeza varias veces, dándole varias vueltas. «¿Es posible que...?» Tomó otra hoja en blanco y comenzó a probar un método de descodificación. Tuvo que repetirlo un par de veces, porque se equivocó en un par de detalles, pero al final una afilada sonrisa curvó sus labios. «¡Lo tengo!» Había averiguado la forma de descifrarlo, pero aún tardó varios minutos más en traducirlo... Hasta que la respuesta llegó a su cerebro. Tardó varios minutos. Se vio obligada a tachar y volverlo a intentar porque en el último momento se dio cuenta de que no lo estaba haciendo bien, pero después de terminar y revisarlo varias veces más para evitar errores estúpidos que pudieran costarle aquella pregunta, asintió para sí y respiró hondo. Con aquello había terminado de responder las cinco preguntas, pero aún así no se levantó aún del sitio. Repasó sus respuestas una, dos, tres veces hasta que se dio por satisfecha. RE: [Examen de Chunin] Primera prueba - Uzumaki Eri - 2/07/2018 Uno de los adjetivos que probablemente definirían mejor a Eri durante ese día, sin duda, era nerviosa. Aunque ordenase a sus piernas que cesasen el temblor, ellas seguían en un universo a parte donde los estímulos que el cerebro de la kunoichi les mandaban estaban en un idioma completamente diferente al suyo. Se sentía gelatina, e incluso durante el discurso de Akimichi Katsudon, donde pretendió mantener la compostura, al final acabó cediendo a los nervios que se le acumulaban en el estómago y pronto a todo el cuerpo. Se podía ver en las uñas mordidas, o incluso en el despeinado flequillo que se había estado tocando durante toda la mañana. Los anteriores días solo había entrenado y estudiado, aunque sentía que todo aquello no había servido de nada. Suspiró, probablemente sería una deshonra para su familia. De camino a la Academia de las Olas pudo comprobar como, al menos, no estaba rodeada de gente que no conocía de nada: pudo ver a Datsue, aunque no había compartido ningún tipo de palabra con él, a Ayame, quien le había sonreído aun presa de los nervios, Daruu, aquel amable —y un poco extraño— muchacho de Amegakure, aunque parecía que algo había diferente con él. Juro también estaba entre los participantes, y eso la alegró bastante, aunque no lo suficiente para dejar de estar nerviosa. Por último, vio a Riko, pero estaba muy alejado de ella. La situación no dejaba que pudieran saludarse e intentar animarse entre ellos, ni tampoco bajar la guardia, ya que ellos habían venido a hacer el examen, como ella, y tenían que concentrarse. Al llegar al lugar indicado, Eri ya casi había logrado arrancarse la uña entera del dedo meñique izquierdo. Allí un hombre les esperaba, comenzando a dar indicaciones sobre el examen. Si había estado nerviosa todo ese tiempo, ahora estaba nerviosa y asustada. «vivir, suspenso...», había pensado tras escuchar todos los contras y los posibles suspensos que había escuchado en menos de cinco minutos. Entró en la clase y se sentó en el pupitre indicado. No tocó nada, e incluso contenía el aliento por si acaso movía algún papel con el mismo. —Podéis comenzar. Eri llenó sus pulmones y le dio la vuelta a su hoja, encontrando diferentes preguntas. Intentó serenarse y mentalmente recordó cual era su protocolo de actuación en los exámenes que había hecho en la academia. Empezó por la primera, leyendo detenidamente el enunciado. Sintió que un sudor frío resbalaba por su frente, ¿qué clase de pregunta era esa? Si eran todas así, ay... Estaba perdida, ¿y si no les gustaba sus respuestas? «Es un examen, Eri, si suspendes puedes presentarte al siguiente...» Se calmó, y tomando uno de los lápices que tenía, comenzó a escribir, primero su nombre, luego comenzó con la pregunta. Releyó su contestación un par de veces, no muy satisfecha con lo que había escrito. ¿Por qué era incapaz de ir al grano? Borró unas cuantas palabras y las sustituyó por otras, cambiando la última frase en el proceso. Se mordió el labio inferior y pasó a la siguiente. La pregunta era algo larga, pero por lo que había entendido, estaba al cargo de unos genin y uno cuestionaba su habilidad de liderar el grupo. Se llevó el lápiz a los labios y pensó brevemente su respuesta, luego comenzó a redactar. Sin duda alguna, iba a suspender, seguro, cien por cien claro. Quería llorar, pero ella era así, y si estaba siendo sincera, al menos se quedaría en genin de forma honesta... Los gatos no se iban a rescatar solos. «Veamos la siguiente...» Torció el labio y leyó la tercera pregunta, esta parecía más sencilla de responder que las anteriores. Tragó saliva y comenzó a redactar de nuevo. Bien, la tercera pregunta ya estaba, faltaban dos más... Y podría terminar la primera prueba. Oh, sí, por fin. Una pequeña llama de alegría calentó su interior y con el ánimo más alto, continuó. Aunque... «¿¡PERO ESTO QUÉ ES!?» Se preguntó mentalmente, sujetando el papel con ambas manos. Parpadeó varias veces, sopesando si era alguna clase de trampa o algo. Giró el papel, por si acaso, pero no, esas eran las preguntas. «Me están tomando el pelo...», quiso llorar de nuevo, ¿pero de dónde sacaban esas preguntas? Intentó serenarse, respiró varias veces seguidas y leyó detenidamente el enunciado. Algo raro había en él, sí, pero no sabía de qué servía verlo. Aunque con ello en mente, comenzó a sopesar lo que podría ser. Tras un rato, lo descubrió, y escribió solo dos cosas. ¡Ya solo quedaba una! Bajó la mirada hasta la última pregunta, la más corta y sencilla de leer de todas, pero la que probablemente llevaba más carga bajo su respuesta. «¿Qué es un ninja?» ¿Qué era un ninja para ella? Un ninja... Se llevó de nuevo el lápiz a los labios, sin morderlo, pensativa. ¿Qué es un ninja? Era difícil de plasmar en un papel, incluso definirlo por voz ya le resultaría complicado, pero tenía que hacerlo, no le quedaba mucho tiempo. No muy convencida de sus respuestas, Eri releyó el examen antes de entregarlo, borrando y corrigiendo fallos, revisando si en todas las hojas escritas había puesto su nombre y si no tenía ninguna falta. Suspiró, agotada, pero con algo parecido tranquilidad en su interior. La primera parte del examen ya estaba hecha. RE: [Examen de Chunin] Primera prueba - Keisuke - 2/07/2018 Desde mi llegada a Uzushiogakure no había podido hacer mucho más que no fuera dedicar todos y cada uno de mis pensamientos hacia el examen chuunin, me habían recomendado ir a ciento de lugares excepcionales, tales como el jardín de cerezos o a una playa de la villa en dónde la arena era blanca, arena totalmente blanca! Pero nada de eso me había animado aún, me encontraba repasando literaturas de ninjutsu, taijutsu, genjutsu y cualquier pergamino mal parado que por ahí se encontrase también lo habría leído. Así transcurrió el escaso tiempo que tuve hasta que el día oficial de la bienvenida llegó; ese día en particular nos dirigimos al estadio de celebraciones, lo que vendría siendo un equivalente al torreón de pruebas de Amegakure, el calor empezaba a volverse una verdadera molestia, ¿es que acaso aquí nunca llovía? Afortunadamente nuestro acto no demoró mucho en empezar, nuestro anfitrión se presentó como Akimichi Katsudon, nos dio la bienvenida y luego nos obsequió una breve charla motivacional sobre nuestras habilidades y cuan calificados estábamos para estar presentes ahí, no tardó en dirigirse a lo importante del asunto, explicar que el examen constaría de tres fases: un examen teórico con respuestas llenas de sinceridad, según él; la segunda fase sería algo practico, la reacción a una situación a merced del tribunal, sería algo sorpresa; y la tercera fase... Lo que temía, una batalla, pero había llamado a eso también una demostración de habilidades... ¿Un juego de palabras? Necesariamente no tendría que ganar... ¿O sí? "No habrá ganadores ni perdedores, solo actuaciones que nos darán las claves para ver quien es apto para ascender" Repetí mentalmente esa frase. Al escuchar que el examen daría inicio este día traté de relajarme, esa era una posibilidad; ya estaba sudando, no sabía sí por los nervios o por el calor, posiblemente por ambos... Mediodía Como era un examen muy importante había llegado unos minutos antes para no perderme en el camino, para evitar cualquier inconveniente o algo similar que pudiera retrasarme, claro pasé primeramente por una tienda para comprar un granizado, quería algo frío y dulce antes de iniciar. Una vez en la academia pude ver que no era el único que ya estaba ahí, vi algunas caras conocidas y otras que no. En el preciso momento en que entablaría conversación con alguno de los conocidos, el encargado nos llamó, mi oportunidad había pasado, una charla posiblemente hubiera calmado mis nervios y ansiedad... Entre las personas que pude reconocer estaban: Uchiha Datsue, Senju Riko y Eikyu Juro; los demás eran shinobis que no conocía, una chico con un perro y una chica pelirroja, por otro lado estaban mis compañeros de villa. Avanzamos como grupo hacia el salón designado en dónde nos recibiría otra persona, con unas características bastantes peculiares, tenía un chaleco de chuunin también, probablemente calvo o se rapaba, ya que escondía su cabeza con una pañoleta y lo más crucial, un detalle que era imposible pasar por inadvertido, le faltaba un brazo... "¿Qué le habrá pasado? Sentí su mirada por unos breves segundos, barrió por cada uno de los aspirantes y luego comenzó a hablar, sin presentarse, sin mostrar modales algunos... Mogura probablemente hubiera tenido un infarto al ser testigo de semejante proeza. "Estúpido Mogura" Escuché las instrucciones y asentí en silencio con la esperanza de que aquello no fuera motivo para suspender el examen, luego reveló que solo constábamos con una hora para desarrollar todo el examen. "Espero no sea muy largo..." Esperé a que mi nombre fuese anunciado para luego ingresar al aula y buscar mi asiento, con la esperanza de quedar cerca de la ventana y que por ella pudiera sentir alguna corriente de aire refrescante, al sentarme llegó a mis oídos el cantar de las aves en las cercanías era un poco relajante sí, pero nada como escuchar la lluvia caer. "Ojalá llueva hoy" Tras entrar en el salón me tocó observar como los demás ingresaban, el tiempo transcurría extrañamente lento, tenía al frente mis hojas, lapiz y goma para borrar, estaba ansioso... ¿Por qué tardaban tanto en empezar? Suspiré tratando de liberar la tensión en mi interior. — Podéis comenzar. Una vez dado el aviso, agarré el lápiz y volteé la hojas con las preguntas, en ese momento me centré en mi e ignoré estímulos externos, lo único que podría hacerme reaccionar sería que cayera una lluvia torrencial o que el instructor anunciara el final del examen, y la primera era una casualidad lejana... Leí todas las preguntas y me dispuse a responderlas de más fácil a difícil. "Primero esta entonces" Leí la respuesta y le dí el visto bueno, esa pregunta fue sencilla, me sentía conforme con lo plasmado, esperaba que fuese suficiente. "Bien... Ahora la siguiente" "Bien, creo que es suficiente, un ninja no puede ir por ahí confiando en cada persona que aparezca..." Me dije justificando mi respuesta mentalmente. Sin perder tiempo me dispuse a responder la siguiente pregunta. "Explicar explicitamente..." "Así es que se manejan las cosas, no creyéndose más que los demás, ni presumiendo... Te fuiste de una al informe sin conseguir nada de los otros pasos..." Admití molesto todavía. Respiré hondo y luego exhalé todo el aire, me relajé y concentré en el objetivo de mi presencia ahí, no podía perder tiempo. Busqué la siguiente pregunta según el orden de la lista que había hecho. "Continuemos... Esta no dice explicitamente, pero debería hacerlo igual" "Espero no tener problemas con esta respuesta... Es un poco traicionera, no me siento a gusto con esto..." Dudé por unos segundos, ¿debía dejarla así o reeplantearla? Miré el reloj del salón, el tiempo corría y no quedaba mucho más. "Responderé la siguiente y luego sí puedo cambio esta" Leí con atención la siguiente pregunta, era un mensaje codificado. "Debe haber una forma de descifrar ese mensaje... Ese cinco es la respuesta..." "¿QUE PASA AQUÍÍÍÍ!!! Me dije totalmente frustrado, aún no lograba encontrar descifrar el truco de la pregunta. "Calma... Calma.. Veamoslo desde otra perspectiva" Pero tampoco logré conseguir un indicio de que fuese así... "Tranquilo, este mensaje no podrá contigo, piensa Keisuke, PIENSA! El tiempo transcurrió y finalmente la idea vino a mi, o eso esperaba, había encontrado algo de lógica, sí la respuesta no era esa no sabía cual sería entonces, moví el lápiz para escribirla. "Espero se así" Crucé los dedos antes de terminar de escribir todas las letras. Mi cabeza dolía, no quería seguir pensando, acomodé las hojas colocando las respuestas por orden y le puse el nombre a todas y cada una de ellas. "Que sea lo que Amenokami quiera..." Miré el reloj, no faltaba mucho para concluir el examen, volví a leer todas mis respuestas, me parecían bien, no quería cambiar nada más, por lo que dejé de martirizarme y dejé todo sobre la mesa, esperé a que el tiempo terminase o nos dijeran que pudiéramos salir del aula. "Necesito otro granizado, quiero refrescarme" Una vez afuera del aula trataría de buscar a algún compañero o conocido para discutir sobre el mensaje codificado. RE: [Examen de Chunin] Primera prueba - Eikyuu Juro - 2/07/2018 Junto al resto de participantes, Juro se dirigió a la Academia de las Olas. El examen había sido presentado, y el chico se sentía igual de nervioso que antes, pero también aliviado. Aliviado porque ese nerviosismo pronto acabaría, para bien o para mal. Había comenzado ya. « Katsue, dame fuerzas » — Lo bueno era que no le iban a descalificar hasta no terminar las tres pruebas, al menos que el supiese. Pero no podía dar unos malos resultados de su villa. Tenía que esforzarse. Todo empezaría con el examen escrito. Juro nunca había sido excesivamente bueno, pero tampoco se consideraba malo. Era el examen más seguro a su parecer. Tenía que darlo todo y empezar con un bien pie. Frunció el ceño. Vio a caras conocidas y las saludó como se merecían. De Uzushiogakure, se presentaba Uzumaki Eri, a la cual ya conocía de varias ocasiones, y saludó. Se extrañó por no ver a Nabi con ella. También vio a Riko, y lo reconoció al instante. En Amegakure, similar sucedió con Ayame, y con Keisuke. Aun así, no vio a nadie que conociese de su villa: ni Daigo, ni Yota. Tampoco los había visto en el barco, así que no se extrañó realmente. Parecía que le habían dejado solo. « No te pongas nervioso. No te pongas nervioso » Fueron conducidos al interior de un aula, y ahí, un hombre con un chaleco de chunin, un pañuelo rojo y con un nudo que denotaba que le faltaba un brazo en la ropa, les indicó entrar. Seriamente, les explicó todas las normas y se les dieron las últimas indicaciones. « Copiar sería un suicidio… » — protestó para sí Juro. No solo no tenía forma, sino que encima le estaban observando. ¿Qué iba a hacer? ¿Colar a su marioneta como si fuese un examinador con un elaborado plan para poder obtener las respuestas? Menuda idiotez. El corazón le latía a mil por hora. Cuando fue llamado, Juro buscó con la mirada a su sitio, aquel que tenía su nombre escrito, y después, se sentó. No se atrevió a hacer nada más que esperar a que el examen comenzase y clavar la mirada en un punto fijo, para que no le descalificasen por error. Menuda suerte sería, echado antes de empezar. Cuando todos estuvieron, el hombre que se encargaba pareció querer dejar un pequeño suspense, en el que Juro trató de mantener la mente en blanco. No lo consiguió. — Podéis comenzar. — Tras esas palabras, Juro se espabiló, y se dispuso a empezar la prueba. Juro comenzó a leer el examen. Asintió para sí cuando vio lo que había: tal y como le habían explicado, no había respuestas correctas, o incorrectas, sino más bien todo dependía de cómo el lo interpretase y cómo lo explicase. Eso sonaba muy bien, pero no podía evitar sentirse reticente. Si su razonamiento no era bueno, suspendería. « Hazlo lo mejor que puedas y ya está » — le dijo su propia mente, y él tuvo que hacerle caso. Era la mejor forma de no enloquecer ahí mismo. Empezó a leer el primer enunciado, y torció el gesto. Empezaban fuerte. Muy fuerte. ¿Podría saltársela y seguir? No, tuvo miedo de que no se lo contasen por alterar el orden. Tampoco iba a preguntarlo, ya que le suspenderían. « Tengo que ir directo. Venga, Juro » Se mordió el labio. Trató de pensar en Morikage-sama y en cómo podría actuar. Él tenía una relación un poco más cercana con él que el resto de genin, eso estaba claro. Pero no le valía. De hecho, era una pésima idea el utilizarla. Nadie podía saberlo, menos aún en un examen. Se olvidó de la imagen de su Kage y pensó en no involucrarse sentimentalmente. Se puso a escribir sin pausa. Leyó el segundo enunciado, y no pudo evitar que sus ojos se abriesen, al recordar algo. « ¡Yo ya he liderado a alguien! Aunque solo fue para una misión de rango C y a una sola persona. Vamos Juro, éstas tienes que saberla » — Aun así, la situación era mucho más peligrosa y difícil de lo que él había vivido. Eso no le ayudaba demasiado. Estaban en un camino desierto. Eso era importante. Si se amotinasen los tres, por muy chunin que fuera podría ser un problema. El deber de un chunin se supone que es el de tomar decisiones y comandar equipos de Genin. Debe estar preparado para liderar, y guiar a otros. Tomó aire, el lápiz, y escribió la respuesta. Juro se mordió el labio. ¿Se había pasado escribiendo? No supo si tenía que haber reducido o no, pero ya no tenía tiempo de mirarlo más. Tenía que pasar a las siguientes. El tercer enunciado le pareció un poco más fácil. Un civil pretende acompañar al grupo de shinobi para apoyarles, puesto que tiene una información fundamental. Juro sintió la tentación de chasquear la lengua, pero no lo hizo. Por un lado, era verdad que le vendría bien una información estratégica, o alguna cosa así. Sin embargo… « No es una buena idea. Lo sé por experiencia » — En la misma misión en que había dirigido a Daigo, Jin, un cazador les había acompañado. Y había resultado muy útil, eso era cierto, y le salvó la vida a Juro. Pero también había corrido muchos riesgos, y Juro tuvo que salvarle. Si no hubiera tenido que estar preocupado por él, quizá no hubiera acabado tan herido y no hubiera tenido que ser salvado. Además, se supone que un Chunin como lo que sería no debería necesitar ayuda de ningún civil. En esa misión se lo habían impuesto, pero a partir de ahora, tendría que tomar sus decisiones. Cogió el lápiz y contestó: Juro dejó el lápiz un momento y respiró. Afortunadamente, se sintió satisfecho con la respuesta. Así que continuó. Frunció el ceño al ver el enunciado de la cuarta pregunta. ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Se habían equivocado? Sintió la tentación de levantar la mano y preguntar, pero recordó que le suspenderían, así que se contuvo. No, se dijo. No puede ser un error. Tiene que haber alguna razón por la que han hecho esto. Trató de leer al revés el enunciado, pero no tenía sentido. Ni un espejo podría reflejarlo. No. Eso no podía ser. « Tiene que ser un mensaje secreto. Pero no lo entiendo » — ¡Solo tenía lápices y hojas! ¿Qué iba a hacer? Nadie le había enseñado esa cosa en la academia. Se fijó, con sorpresa, que había un solo número. El número “5”. Estaba marcado en rojo, para destacar. También vio que había signos de puntuación, cómo si realmente se escribiera algo, pero no había pregunta (aunque en el segundo enunciado tampoco, así que no le decía mucho). Era… como… « Cómo si estuviese escrito en una especie de código » — murmuró para sí. ¡Eso tenía que ser! ¡Estaba codificado! Pero… ¿Qué clase de código era? Juro continuó pensando y se vio tentado de pasar a la siguien pregunta, ya que tenía que controlar el tiempo. Sin embargo, pensó, y pensó, y pensó… … y al final, su rostro se iluminó. Tras varias probatinas y contener una carcajada, escribió en el papel una cadena de letras. Por último, se encontró con la pregunta final, y la más emblemática, a su parecer. Parecía simple, pero compleja también. ¿Qué es un ninja? « Piensa, Juro. Aquí te tienes que lucir » Cogió el lápiz y se dispuso a escribir la respuesta, pero las palabras no le salían. Diablos. Esto no era memorizar una respuesta y soltarla. Recuerdos empezaron a venirle a la mente. La imagen de su sensei, la imagen del Morikage. Incluso el comportamiento protector de Daigo durante su misión. Todo empezó a fluir, y se vio preparado para responder. Entonces, escribió, y dejó que sus ideas fluyeran. Una vez terminado el examen, Juro le dio un par de repasos más, hasta que al final, se convenció de que no podía hacer más. Esperó no haberse pasado ni haber hecho poco de lo que realmente valía. «Ya está. Lo intenté con todas mis fuerzas » Convenciendose de esto, el shinobi acabaría entregando el examen, dando por finalizada su parte de la prueba por escrito. RE: [Examen de Chunin] Primera prueba - Karamaru - 8/07/2018 La voz del Akimichi todavía seguía sonando en su cabeza durante todo el recorrido hasta la mencionada Academia. El estomágo le temblaba como nunca y caminó todo la mirada hacia abajo absorto en sus pensamientos. Poca atención le dio al grupo que le acompañaba incluso al entrar al aula y sentarse en su pupitre. Estuvo en silencio reemplazando la voz de Katsudon por el hombre que les presentaba el primer examen. Se grabó sus palabras en la memoria, y al escuchar su nombre dio un paso al frente y finalmente pudo encontrarse sentado frente a una hoja en blanco. Respiraba profundo, agitando las manos, mirando por primera vez alrededor y viendo caras conocidas. Pero no era momento de holas y saludos. «Vamos, dale, sin nervios, que esta es la parte fácil. Es escribir, hablar, responder unas preguntas.... no nos van a salir con ningún cálculo matemático ni nada..... vamos, dale» Ordenó prolijamente las hojas sobre su escritorio, tras juguetear un poco por los nervios pero sin ver la parte escrita, y pasó a entretener sus manos con uno de los lápices. Finalmente, la voz del hombre retumbó en sus oídos y el reloj de su cabeza comenzó a sonar. Dio vuelta la hoja y, como solía hacer, leyó todas las consignas antes de empezar. Dos eran decisión en misión, una decisión personal, otra un código que pasó de largo sin apenas mirarlo, y una última que parecía sencillo. Las miró nuevamente, pensó una rápida respuesta de una oración con cada una para asegurarse que podía con ellas y luego miró las letras desordenadas. Las miró un rato, y sin saber a qué referían tomó un largo respiro agarró fuerte el lápiz y empezó a escribir. «Primero lo primero, allá vamos» Otro suspiro largo más. El motor ya había arrancado, las palabras ya habían salido, los nervios iniciales ante lo desconocido habían amainado. Estaba conforme con su respuesta y eso le daba más calma incluso para darse el lujo de sonreír. Levantó la cabeza, vio a los demás metidos en sus escrituras y volvió a la carga leyendo nuevamente la segunda pregunta. Una menos y la tercera, que parecía ser la más simple seguía. Apenas la había leído ya tenía una respuesta para dar. Parando solo un segundo para re-leer la tercer pregunta el calvo no paro con el ritmo de su escritura y continuó. Listo, y allá va otra más. Ya tenía más del a mitad, ahora estaba confiado. Se sentía seguro de sus respuestas y las ideas fluían por su cabeza sin permitirle quedarse en blanco. Con una sonrisa nuevamente miraría al grupo y otra vez agacharía la cabeza y se metería en las preguntas. Tocaba la difícil, la que no tenía respuesta clara. Desde el primer momento, dado la naturaleza de su profesión y de su examen, pudo intuir que se trataba de algún tipo de código. La forma del párrafo junto a palabras sueltas como lo eran la D y la F apoyaban su pensamiento, y fueron justamente esas dos letras en el texto las que lo llevaron a su primer suposición. Tomó una hoja en blanco y comenzó a escribir igualdades de letras mientras que sus manos contaban. La distancia que tenían la D y la F con vocales, las únicas que podían estar solas, era su camino. Largo rato de aquella hora estuvo contando con los dedos y escribiendo lista tras lista de igualdades del abecedario pero finalmente encontró aquella traducción que tenía sentido. Una sonrisa brilló en su rostro y lo primero que hizo fue mirar a sus compañeros como si lo hubiesen resuelto todos al mismo tiempo, dándose cuenta de lo que estaba escrito. No tardó en responder. Tras la respuesta vio el 5 remarcado en la hoja, contó una vez con los dedos, y tiró la espalda en el respaldo del asiento. No podía creer que tenía enfrente suyo la mitad de la respuestas y no la había visto, pero ya había perdido suficiente tiempo y tenía que terminar antes de que termine la hora. Volvió a tomar el lápiz, volvió a leer la última pregunta, y empezó a escribir. Leyó por última vez las cinco respuestas, y se mantuvo conforme con el resultado. Junto las hojas, con su debido nombre representativo, se levantó... o estuvo a punto. No le gustaba entregar primero, y no lo iba a hacer por primera vez. Allí se quedaría hasta que esa bendita hora terminase y pudiese levantarse, dejar la hoja, e irse para olvidarse al instante las respuestas que había dado y empezar a mentalizarse en la siguiente prueba. RE: [Examen de Chunin] Primera prueba - Umikiba Kaido - 8/07/2018 Umikiba Kaido se pavoneó durante todo el camino con la seguridad de un vencedor. Barbilla en alto, espalda recta y esa sonrisa suya brillando a sinietra, que contrastaba con los rostros menos agraciados de otros tantos participantes. Él, por su parte, trató de explayar esa confianza suya tal y como solía hacerlo siempre, aunque por dentro podía estar muriéndose de los nervios. Por suerte Daruu era una de los pocos que podía ver a través de aquel muro contentivo, y aquel pelopincho ahora mismo era la menor de sus preocupaciones. Lo único que pasaba por su cabeza en ese instante era el de aprobar, aprobar y aprobar. El grupo de aspirantes se detuvo finalmente frente a la imponente Academia de las Olas, y el guía serpenteó en el interior de la misma para toparse con un hombre frente a una de las aulas. El Examinador, cuyo nombre nunca salió a flote, no tardó en escupir los puntos más importantes a tener en cuenta para el debido proceder del examen. Entonces relató una a una cada situación en las que incurriendo, significaba un fallo directo y rotundo de la prueba. Algunas más obvias que otras, desde luego, aunque al tiburón la única que realmente le preocupó fue aquello de no poder ir a mear. Pedirle a un Hozuki que contenga su vejiga era como obligar a Mogura a que llamase a sus compañeros por su nombre de pila, es decir, algo totalmente antinatural. ... Pero se podía estar tranquilo, pues había soltado el chorro a calzón tendido antes de dejar los alojamientos. Después de todo, Kaido era un escualo precavido. Finalmente, concluyó con que el examen duraría una hora. Luego un puff, lista en mano, y empezó a llamarlos uno a uno. Y uno a uno les fue viendo entrar, hasta que le tocó a él. Un paso cínico le permitió entrar al aula. Sendos pupitres adornaban su interior, uno que yacía gratamente iluminado por el resplandor proveniente de los amplios ventanales. Sobre las mesas se encontraban las hojas en blanco y también las que contenían los enunciados dejándose querer en secreto, boca abajo. Kaido fue a parar en su asiento asignado y una vez su culo tocó la madera, su sonrisa desapareció. Ingresó en modo "concéntrate y deja de hacer el gilipollas un rato" y tiró la mirada fija a la puerta del aula. Casi que no parpadeó hasta que el chunin volvió a entrar. —Podéis comenzar. Y vaya que sí empezó. Su hoja se volteó más rápido que un relámpago y su mano izquierda hizo el ademán de escribir respuestas que aún ni había formulado. Ansioso, comenzó a leer la primera pregunta y trató de ponerse en el papel de un chuunin contrastado que realmente pudiera tener una opinión en un asunto político tan importante y delicado como aquel que se enunciaba. Trastabilló durante un par de minutos, dubitativo. «Joder, ¿y utilizar el poder cómo, y por qué? ¿Poner en riesgo a la aldea según quién? creo que ahí está el quid de la cuestión. Voy a tirar de esa premisa a ver qué es lo que me queda» Y su zurda escribió: La punta del lapiz se tensó en ese último punto. Repasó sus líneas con recelo, pero se sintió satisfecho. Sólo entonces pegó un salto hasta la pregunta número dos. No pudo evitar reírse ante la idea de una sublevación, teniendo en cuenta que su reacción no sería sino la de meterle una hostia al chaval que no le iban a quedar ganas de volver a vestir la bandana de Amegakure no satou. Lamentablemente, no era la clase de respuesta que se podía plasmar en un examen sin perder descaradamente esos dos puntos, así que intentó responderlo de una forma más sutil, si es que la había. Asintió más satisfecho aún. Hasta ahora iba bien. Continuó. «Y una mierda que me voy a llevar a un civil. ¡Cometí el error de llevarme al jodido cocainómano de Kano y al pelele de Reon y buah, pues mira como me fue!» —se increpó, testarudo. Y es que quizás en las preguntas anteriores podía basar su respuesta en situaciones tentativas, pero en ésta en particular, había podido vivir una situación similar durante una de sus misiones. Su instinto le pedía a gritos que cogiera su propia experiencia para justificar una respuesta, y así terminó haciéndolo. Alzó el pescuezo sólo un poco para aliviar la tensión de su cuello y trató de estimar cuánto tiempo llevaba escribiendo porquerías en sus hojas. Le calculó unos treinta minutos, así que tendría que apurarse. Pero en cuanto quiso conversar consigo mismo acerca de la pregunta y de cómo abordarla, su mente se quedó en blanco cuando leyó la cuarta pregunta. O bueno, cuando lo intentó, porque no eran más que letras al azar sin ningún tipo de coherencia. «... ... Y su puta madre» Saltó directo a la quinta, y última. Fue entonces cuando realmente sintió la presión. ¿Qué era ser un Ninja? ¿querían una respuesta de libro donde se definiera la profesión, o algo más espiritual que destacara los aspectos más crudos y reales de una palabra detrás de la que que se escuda tanta gente desde hacía siglos? Se quedó pensándolo durante un tiempo. Puso el lápiz sobre el papel e intentó escribir, pero tuvo que pensárselo otra vez. Y así durante un par de minutos más, hasta que ... Una lagrimilla le corrió grácil por una de sus mejillas, figurativamente. «Técnico y emotivo en partes iguales. Eres la polla, Kaido» Ahora se encontraba en la jodida recta final. Le quedaba una única pregunta para responder, y la más peliaguda de todas. Y es que ahora que releía aquel texto gigante, seguía sin encontrarle sentido al asunto. Porque a ver, era evidente que se trataba de un mensaje codificado pero el quid estaba en conseguir la puta clave. ¿Pero cómo? El cinco. Claro. Un único número entre todo letras, y además, marcado en rojo. Bien que un ninja por lo general siempre tenía que tener en cuenta que algo que salte tanto a lo evidente puede ser también una distracción del objetivo real, pero en ese caso puntual no lo creía de esa manera. Así que hizo énfasis en el número y trató de encontrarle sentido a todo. Entonces empezó a contar de atrás hacia adelante, de adelante hacia atrás. Letra por letra. Nada. O no, aguarda. Sí, Algo. ¡Eureka! Suspiró aliviado. Aunque luego recordó que tenía que poner su nombre en los papeles que iba a entregar. Luego aguardó paciente al momento de concluir la prueba, entregar, y salir cagando leches de ahí. Ahora sí necesitaba mear. RE: [Examen de Chunin] Primera prueba - Uchiha Datsue - 8/07/2018 Recordaba muy bien su último examen. Cómo había sido engañado, creyendo que estaba siendo emboscado junto a Akame en una misión. Cómo había sido engañado de nuevo, al despertarse y verse atrapado por Zoku y su sensei. Habían puesto a prueba su lealtad de la manera más dura posible: haciéndole elegir entre su vida o la Villa. Recordaba cómo Akame, con sus actos, le había obligado a elegir la segunda. Aunque, en realidad, en su fuero interno sabía que no había elegido a la aldea… …sino a su Hermano. Recordaba la tensión y lo exhausto que estaba cuando, justo después de todo aquello, habían realizado el examen teórico. Por eso, en comparación, aquello le pareció poca cosa. Como si hubiese tenido que acertar con un shuriken a un punto ciego y ahora, simplemente, le pidiesen que lo lanzase con un poco de efecto. Estaban todos reunidos. La gente se intercambiaba miradas nerviosas. Se sonreían. No Datsue. Datsue observaba. A Daruu. A Ayame. A Kaido. A Keisuke. Les observaba con la máscara pétrea que Akame mantenía día y noche. Y no tenía ojos para nadie más. Ni siquiera para Eri. Cuando oyó su nombre, buscó su asiento, que por suerte estaba en la última fila. Las posiciones retrasadas eran las mejores. Observabas sin ser observado. Cuchicheabas con menor riesgo. Sin duda, su sitio favorito en la Academia. Se sentó, y aguardó. Un minuto. Dos. Tres… El sonido de una puerta al cerrarse. —Podéis comenzar. Suspiró. «Olvídalos y concéntrate». Le dio la vuelta a la hoja. Bien. Primera. «Acabas descubriendo que el Kage de tu aldea…» Tuvo que llevarse una mano a la boca y contener un ataque de risa. La risa que nacía en su pecho y afloraba en su garganta era más fuerte, y tuvo que tomar medidas drásticas. Se mordió la lengua hasta hacerse sangre, mientras los ojos le lloraban de la risa y se ponía rojo como un tomate por aguantar la respiración. Sudó. «¡Tranquilízate o te suspenden, joder!» Realmente, tampoco tenía tanta gracia. Era uno de esos ataques de risa que a uno le pillan de improvisto. Y es que él ya había respondido a aquella pregunta, en la vida real. ¿Qué hacer cuando tu Kage pone en riesgo tu Villa? «Matarle». Eso había hecho él y su Hermano, y, si la memoria no le fallaba, nadie se había quejado por ello. Claro estaba que en su caso particular, había más condicionantes. Asesinar a la anterior Uzukage; matar a su mano derecha; eliminar al Consejo de Sabios y todo aquel que se le opusiese… «Eso y tratar de usarme como esclavo». Minucias, como apostaba diría Amekoro Yui. Tomó uno de los lápices y empezó a escribir. «De no hacerme caso», quiso agregar. «Me presentaría ante el Uzukage y… ¡Lo quemaría vivo!» Sonrió. «Va, va. Que no se te suba a la cabeza lo de Zoku. Deja de fantasear y concéntrate. Yo creo que está bien, sí. Usar el corazón para convencer a tu Kage, y, en caso de fracasar, delegar en un rango superior. Eso es lo que esperan de un genin o chūnin, sin duda». Tras releérselo un par de veces más, pasó a la siguiente pregunta. Sus ojos se fueron abriendo más y más a medida que la leía. Aquel caso que le presentaban le recordaba tanto a… Sacudió la cabeza. No era el momento de pensar en ellos. Tras darle un par de vueltas, decidió dejarla para después, y pasó a la tercera pregunta. Aquella le parecía más asequible, si bien no podía confiarse. Hasta la más fácil daba problemas, como bien había aprendido en el examen de Raito. Todavía recordaba cómo había fallado la respuesta a los tipos de chakra que existían. «Qué vergüenza…» Ordenó las ideas en su cabeza y empezó a escribir. Suspiró nasalmente. De estar en una misión, dudaba que fuese tan categórico. No hacía tanto, de hecho, en una misión, se había aliado provisionalmente con un enemigo para derrocar a un enemigo mayor. Pero lo que importaba no es lo que él haría… sino lo que los examinadores esperaban que hiciese. Todavía con algo de dudas, pasó a la siguiente… … Se reprimió justo a tiempo para no soltar un exabrupto allí mismo. «Pero, ¿qué cojones? ¿Un puto código?» A decir verdad, no le disgustaba. De hecho, el Cifrado y Descifrado de Códigos era una de sus asignaturas favoritas de la Academia. Buscó con ojos ávidos un patrón, una constante… y empezó a escribir pequeñas pruebas e intentos en un folio en blanco. «¡Te tengo, perra!» Ahí estaba. El código para descifrarlo. Miró al reloj con gesto preocupado. «Joder… Esto va a ser tedioso. Mejor espabilo». Pasaron varios minutos hasta descifrarlo todo. Apenas medio, en preparar su respuesta cifrada, que decía así: Y ahora llegaba la última pregunta. La más corta de todas, y, aparentemente, la más sencilla también. Pero nunca una pregunta tan sencilla le había parecido tan jodida al mismo tiempo. «La hostia. Esto… Un ninja es… Un ninja… Y también… ¡Jo-der!» Calma. Lo mejor para preguntas aparentemente sencillas eran respuestas igual de sencillas. No quedaba todo lo bien que hubiese querido, pero el reloj seguía corriendo en su contra. Era hora de rematar el examen con la pregunta dos. Hubiese puesto alguna que otra cosa más, pero, teniendo en cuenta que quedaban tan solo diez minutos y que quería repasar todas las respuestas, se dio por contento. Repasadas todas, tan solo le quedó esperar a que recogiesen su examen. |