9/02/2017, 04:54
(Última modificación: 9/02/2017, 04:55 por Uchiha Datsue.)
Ambos chunnins observaron con mirada estricta a cada participante que se acercaba y presentaba, si bien Sobokuna no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa amable cuando llegó el turno de Eri, haciendo desaparecer por unos instantes su eterno ceño fruncido.
Finalmente, cuando todos llegaron, Okura dio un paso al frente.
—¡Fantástico! —rugió, como si todavía estuviesen tras la valla y no a dos metros de distancia—. Ahora, como veo que ninguno tiene preferencias de equipo, lo elegiré yo mismo… ¡NOEMI! ¡Tú formarás parte del Equipo Amarillo! —se llevó una mano al interior del kimono, sacó un brazalete de tela amarilla y se la entregó. Entonces buscó con la mirada a…—. ¡ERI! ¡Tú del rojo! —repitió el proceso, esta vez entregando un brazalete de color rojo a Eri—. El resto… —paseó su mirada ceñuda por el resto de participantes, alzando una ceja enigmática al posarla en Kōtetsu y su diabólica máscara. Entonces, como si la decisión fuese ya menos importante, se encogió de hombros y fue sacando un brazalete del interior de su kimono al azar, entregándoselo a cada participante faltante. Al final, el Equipo Rojo quedó conformado por Eri, Nabi y Riko; y el Equipo Amarillo por Noemi, Akame y Kōtetsu—. ¡Anudaos el brazalete al brazo, que quede bien visible para el público! —ordenó, mientras lanzaba una mirada apremiante a Sobokuna.
Sobokuna captó el mensaje y avanzó unos metros, sacando del interior de su kimono un pergamino. Un pergamino con el número “Fuerza” inscrito. Lo desplegó sobre el suelo, realizó un sello y…
¡Pluf!
Tras el sonido, una nube de humo blanca, que tras desaparecer dejó a la vista una enorme cadena negra —salvo por el eslabón del medio, de color rojo—, de veinte metros de longitud. Además, también había aparecido un bote con pintura y una brocha. Sobokuna tomó la brocha y la empapó del líquido carmesí, para luego pintar un punto en el empedrado suelo de la plaza. Acto seguido dio cuatro zancadas y pintó una raya. Volvió sobre sus pasos, dio cuatro zancadas a partir del punto pintado y pintó otra raya. Entonces devolvió la brocha al bote de pintura y lo dejó sobre la mesa circular.
Finalmente, estiró la cadena para que se extendiese y sobrepasase ambas rayas que había pintado, quedando el eslabón rojo —el del centro—, justo sobre el punto rojo que había trazado, en medio de ambas rayas.
—¡BIEN, DAMAS Y CABALLEROS! —la voz atronadora de Okura volvió a hacerse oír, mientras caminaba hacia la cadena y su prominente estómago se bamboleaba de un lado a otro. Se agachó y tomó el eslabón rojo con una mano, levantándolo a media altura—. ¡LA PRIMERA PRUEBA DE LOS JUEGOS DE UZUSHIOGAKURE NO SATO ESTÁN POR COMENZAR! ¡Un juego que pondrá a prueba la fuerza de nuestros concursantes y la llevará a su límite...! ¡EL JUEGO DE LA CUERDA! —Los aplausos se hicieron oír por toda la plaza, si bien alguno no demasiado entusiasmado, como si hubiese esperado algo más impactante o emocionante. Okura, indiferente, devolvió la mirada a los participantes—. ¡VAMOS! ¡EQUIPO ROJO, A MI IZQUIERDA! —rugió, sin bajar ni un ápice el volumen de su voz—. ¡EQUIPO AMARILLO, A MI DERECHA!
»Ya sabéis cómo funciona esto. Es el típico juego de la cuerda. Ahora quiero que cada equipo os coloquéis tras la línea que hemos trazado y toméis la cadena. El objetivo, como ya os imaginaréis, es conseguir que el eslabón rojo cruce vuestra línea. ¿Reglas para conseguirlo? Ninguna… salvo que queda terminantemente prohibido dañar al equipo contrario. ¿Entendido? ¡Saltaos la regla y perderéis automáticamente este juego!
Dejó que el mensaje calase hondo en sus respectivas cabezas, y en las del público. Tras unos segundos, tomó con ambas manos la cadena, y las mangas de su kimono cayeron hacia atrás, dejando a la vista unos antebrazos marcados por la psoriasis… y de una musculatura fuera de lo normal. No, aquello ni parecían antebrazos… Aquello más bien eran las profundas y gruesas raíces del Árbol Sagrado del País del Bosque.
—Os sugiero que empecéis a tirar… —les dijo, ahora en voz más baja. En voz más baja para ser él, pues para otra persona hubiese sido la de alguien gritando a voz en cuello—. Aunque no estáis obligado a ello, claro. Pero os lo recomiendo. Contaré hasta tres y la soltaré, ¿¡ENTENDIDO!?
Finalmente, cuando todos llegaron, Okura dio un paso al frente.
—¡Fantástico! —rugió, como si todavía estuviesen tras la valla y no a dos metros de distancia—. Ahora, como veo que ninguno tiene preferencias de equipo, lo elegiré yo mismo… ¡NOEMI! ¡Tú formarás parte del Equipo Amarillo! —se llevó una mano al interior del kimono, sacó un brazalete de tela amarilla y se la entregó. Entonces buscó con la mirada a…—. ¡ERI! ¡Tú del rojo! —repitió el proceso, esta vez entregando un brazalete de color rojo a Eri—. El resto… —paseó su mirada ceñuda por el resto de participantes, alzando una ceja enigmática al posarla en Kōtetsu y su diabólica máscara. Entonces, como si la decisión fuese ya menos importante, se encogió de hombros y fue sacando un brazalete del interior de su kimono al azar, entregándoselo a cada participante faltante. Al final, el Equipo Rojo quedó conformado por Eri, Nabi y Riko; y el Equipo Amarillo por Noemi, Akame y Kōtetsu—. ¡Anudaos el brazalete al brazo, que quede bien visible para el público! —ordenó, mientras lanzaba una mirada apremiante a Sobokuna.
Sobokuna captó el mensaje y avanzó unos metros, sacando del interior de su kimono un pergamino. Un pergamino con el número “Fuerza” inscrito. Lo desplegó sobre el suelo, realizó un sello y…
¡Pluf!
Tras el sonido, una nube de humo blanca, que tras desaparecer dejó a la vista una enorme cadena negra —salvo por el eslabón del medio, de color rojo—, de veinte metros de longitud. Además, también había aparecido un bote con pintura y una brocha. Sobokuna tomó la brocha y la empapó del líquido carmesí, para luego pintar un punto en el empedrado suelo de la plaza. Acto seguido dio cuatro zancadas y pintó una raya. Volvió sobre sus pasos, dio cuatro zancadas a partir del punto pintado y pintó otra raya. Entonces devolvió la brocha al bote de pintura y lo dejó sobre la mesa circular.
Finalmente, estiró la cadena para que se extendiese y sobrepasase ambas rayas que había pintado, quedando el eslabón rojo —el del centro—, justo sobre el punto rojo que había trazado, en medio de ambas rayas.
—¡BIEN, DAMAS Y CABALLEROS! —la voz atronadora de Okura volvió a hacerse oír, mientras caminaba hacia la cadena y su prominente estómago se bamboleaba de un lado a otro. Se agachó y tomó el eslabón rojo con una mano, levantándolo a media altura—. ¡LA PRIMERA PRUEBA DE LOS JUEGOS DE UZUSHIOGAKURE NO SATO ESTÁN POR COMENZAR! ¡Un juego que pondrá a prueba la fuerza de nuestros concursantes y la llevará a su límite...! ¡EL JUEGO DE LA CUERDA! —Los aplausos se hicieron oír por toda la plaza, si bien alguno no demasiado entusiasmado, como si hubiese esperado algo más impactante o emocionante. Okura, indiferente, devolvió la mirada a los participantes—. ¡VAMOS! ¡EQUIPO ROJO, A MI IZQUIERDA! —rugió, sin bajar ni un ápice el volumen de su voz—. ¡EQUIPO AMARILLO, A MI DERECHA!
»Ya sabéis cómo funciona esto. Es el típico juego de la cuerda. Ahora quiero que cada equipo os coloquéis tras la línea que hemos trazado y toméis la cadena. El objetivo, como ya os imaginaréis, es conseguir que el eslabón rojo cruce vuestra línea. ¿Reglas para conseguirlo? Ninguna… salvo que queda terminantemente prohibido dañar al equipo contrario. ¿Entendido? ¡Saltaos la regla y perderéis automáticamente este juego!
Dejó que el mensaje calase hondo en sus respectivas cabezas, y en las del público. Tras unos segundos, tomó con ambas manos la cadena, y las mangas de su kimono cayeron hacia atrás, dejando a la vista unos antebrazos marcados por la psoriasis… y de una musculatura fuera de lo normal. No, aquello ni parecían antebrazos… Aquello más bien eran las profundas y gruesas raíces del Árbol Sagrado del País del Bosque.
—Os sugiero que empecéis a tirar… —les dijo, ahora en voz más baja. En voz más baja para ser él, pues para otra persona hubiese sido la de alguien gritando a voz en cuello—. Aunque no estáis obligado a ello, claro. Pero os lo recomiendo. Contaré hasta tres y la soltaré, ¿¡ENTENDIDO!?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado