24/03/2017, 11:11
Se notaba a leguas que el otro equipo les superaba en fuerza, y eso que Eri estaba proporcionando todo lo que podía y más a la competición aun con el sabotaje que Nabi les había hecho. Con suerte se las vio para manejarse bien y cuando el odioso ruido dejó de resonar por sus tímpanos, subió la cabeza para volver a tirar.
Pero, oh, claro, era imposible que su equipo no tuviera más brillantes ideas, así que Riko, presa seguramente de los piropos y las buenas palabras que el público mayormente femenino le dedicaba, se subió, lanzando una técnica de agua para hacer que el equipo contrario se pegase contra el suelo.
«¿Pero qué demonios...?»
Su fuerza pareció mermar, pero no porque ella se estuviese quedando sin ella, no; era porque Riko había pegado al equipo contrario al suelo y éstos ya no solo ejercían fuerza con las manos, ¡sino con todo su cuerpo!
Juró y perjuró matarlo, o enviarlo a Kusagakure de un cabezazo. Oh, sí, pero primero le congelaría los dedos de los pies y se los pisaría una y otra vez. También lo sumergiría en una piscina y congelaría la superficie...
Entre pensamientos de como torturar al idiota que estaba de su lado, siguió tirando, y tiraba, y tiraba, hasta que alguien diese por concluida aquella prueba en la que sin lugar a dudas iban a perder, ¡pero al menos ella había hecho algo, no como los cazurros Senju que tenía por compañeros!
Pero, oh, claro, era imposible que su equipo no tuviera más brillantes ideas, así que Riko, presa seguramente de los piropos y las buenas palabras que el público mayormente femenino le dedicaba, se subió, lanzando una técnica de agua para hacer que el equipo contrario se pegase contra el suelo.
«¿Pero qué demonios...?»
Su fuerza pareció mermar, pero no porque ella se estuviese quedando sin ella, no; era porque Riko había pegado al equipo contrario al suelo y éstos ya no solo ejercían fuerza con las manos, ¡sino con todo su cuerpo!
Juró y perjuró matarlo, o enviarlo a Kusagakure de un cabezazo. Oh, sí, pero primero le congelaría los dedos de los pies y se los pisaría una y otra vez. También lo sumergiría en una piscina y congelaría la superficie...
Entre pensamientos de como torturar al idiota que estaba de su lado, siguió tirando, y tiraba, y tiraba, hasta que alguien diese por concluida aquella prueba en la que sin lugar a dudas iban a perder, ¡pero al menos ella había hecho algo, no como los cazurros Senju que tenía por compañeros!