22/04/2017, 21:37
La prueba de fuerza fue terminada de manera súbita, pues los ánimos se habían enfriado y se había perdido parte de la emoción que mantenía al público pegado a sus asientos. Muchos protestaron, aunque la decisión ya estaba tomada. Lo único que bueno que Kōtetsu pudo rescatar de todo aquello es que su equipo había resultado “victorioso”, aunque dadas las circunstancias aquello no tenía mucho merito.
“Bien, ya terminamos con esto. Ahora a lo que sigue” pensó, lleno de confianza suficiente para enfrentar cualquier otro desafío que le pusieran por delante.
—¡DAMAS Y CABALLEROS, la segunda prueba de los Juegos de Uzushiogakure no sato está a punto de comenzar! ¡Un juego que pondrá a prueba la inteligencia de nuestros concursantes y llevará su mente al límite!
“… Rayos…” Si había algo en lo que no era bueno con seguridad se trataba de los exámenes teóricos.
Resulto una suerte que su máscara demoniaca ocultara lo oscuro de su expresión de decepción, pues con gran pesar camino hasta colocarse en la mesa “C” correspondiente a su equipo. Ni siquiera se molesto en fijarse en donde yacía él o los demás, pues era indiferente: Se sentía condenado. Era increíble cómo le resultaba más fácil el encarar el peligro de muerte, a enfrentar la inevitabilidad y tortura de una prueba que solo serviría para quemar neuronas.
“De haber sabido que se me evaluarían así hubiese estudiado un poco.” Con un tanto de pesar, pero determinado a completar aquel calvario, dio vuelta a la hoja y comenzó a leer.
“Bien, ya terminamos con esto. Ahora a lo que sigue” pensó, lleno de confianza suficiente para enfrentar cualquier otro desafío que le pusieran por delante.
—¡DAMAS Y CABALLEROS, la segunda prueba de los Juegos de Uzushiogakure no sato está a punto de comenzar! ¡Un juego que pondrá a prueba la inteligencia de nuestros concursantes y llevará su mente al límite!
“… Rayos…” Si había algo en lo que no era bueno con seguridad se trataba de los exámenes teóricos.
Resulto una suerte que su máscara demoniaca ocultara lo oscuro de su expresión de decepción, pues con gran pesar camino hasta colocarse en la mesa “C” correspondiente a su equipo. Ni siquiera se molesto en fijarse en donde yacía él o los demás, pues era indiferente: Se sentía condenado. Era increíble cómo le resultaba más fácil el encarar el peligro de muerte, a enfrentar la inevitabilidad y tortura de una prueba que solo serviría para quemar neuronas.
“De haber sabido que se me evaluarían así hubiese estudiado un poco.” Con un tanto de pesar, pero determinado a completar aquel calvario, dio vuelta a la hoja y comenzó a leer.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)