30/04/2017, 19:19
—Pues bien, me iré a la mesa que me corresponde.
Y, ni corta ni perezosa, la kunoichi dejó plantado a un Okura con la boca abierta y la papada colgándole de un lado a otro, mientras contemplaba la figura de Noemi entremezclándose entre el gentío y desapareciendo tras ellos. Un público que, también incrédulo, le abrió paso para dejarla pasar, demasiado confusos como para reaccionar a favor de uno u otro. Ni siquiera los fans incondicionales de la kunoichi salían de su asombro, incapaces de articular palabra…
Ni siquiera Haskoz, que contemplaba la escena con expresión ceñuda, una vez escalado de nuevo el árbol tras su caída tonta.
—Creo que te has pasado…
Okura lanzó una mirada furibunda a su compañero. Sobokuna ni se inmutó, pero dio media vuelta, poniéndose de cara al público.
—Deberíamos llamar a un remplazante y continuar con…
—No —su voz no sonó más alta que de costumbre, pero sí mucho más decidida. Era la voz de un hombre que no iba a ceder.
Sobokuna, por primera vez en aquella tarde, pareció sorprendido.
—Pero Okura, ¿cómo van a…?
Los hombros de Okura se hundieron, derrotado. Pero sus ojos seguían irradiando el mismo convencimiento.
—Escucha, Sobokuna. Puedo aceptar que los Juegos no estén yendo tan bien como planeábamos. Incluso que salga tal chapuza que no nos dejen repetirlos nunca más… Pero ya que he llegado hasta aquí, quiero al menos enseñarles una valiosa lección a estos chicos.
Dirigió la mirada a Eri. Luego a Riko, a Nabi… y finalmente, deteniéndose un poco más, en Kotetsu y Akame.
—Quiero que recordéis bien lo que estáis sintiendo ahora. El reto de verse en inferioridad numérica. El desamparo por haber sido abandonados por una compañera, una compatriota. Porque si las traiciones suceden en algo tan banal, imaginaos cuando estéis luchando codo con codo en un combate a muerte. Recordarlo bien para estar preparados, si tenéis la tragedia de vivirlo. Recordarlo bien para no ser uno de los causantes de ese sentimiento. Y espero de todo corazón que Noemi se lleve hoy también una valiosa lección, cuando algún compañero se lo piense dos veces a partir de ahora para hacer una misión con ella.
Sobokuna contemplaba con ojos vidriosos a su compañero. O con un ojo, más bien.
—Porque así es, ya que os han abandonado en plena prueba, en plena misión… Este juego lo haréis en desventaja numérica, Kotetsu y Akame. Así es la vida ninja. La vida que elegisteis.
Le hizo un ademán a Sobokuna para que tuviese a mano el cronómetro. Visto lo visto, y con la nueva desventaja del Equipo Amarillo, no creía que lo fuese a necesitar. Pero las reglas eran las reglas.
—Tres. Dos. Uno... ¡YA!
Y, ni corta ni perezosa, la kunoichi dejó plantado a un Okura con la boca abierta y la papada colgándole de un lado a otro, mientras contemplaba la figura de Noemi entremezclándose entre el gentío y desapareciendo tras ellos. Un público que, también incrédulo, le abrió paso para dejarla pasar, demasiado confusos como para reaccionar a favor de uno u otro. Ni siquiera los fans incondicionales de la kunoichi salían de su asombro, incapaces de articular palabra…
Ni siquiera Haskoz, que contemplaba la escena con expresión ceñuda, una vez escalado de nuevo el árbol tras su caída tonta.
—Creo que te has pasado…
Okura lanzó una mirada furibunda a su compañero. Sobokuna ni se inmutó, pero dio media vuelta, poniéndose de cara al público.
—Deberíamos llamar a un remplazante y continuar con…
—No —su voz no sonó más alta que de costumbre, pero sí mucho más decidida. Era la voz de un hombre que no iba a ceder.
Sobokuna, por primera vez en aquella tarde, pareció sorprendido.
—Pero Okura, ¿cómo van a…?
Los hombros de Okura se hundieron, derrotado. Pero sus ojos seguían irradiando el mismo convencimiento.
—Escucha, Sobokuna. Puedo aceptar que los Juegos no estén yendo tan bien como planeábamos. Incluso que salga tal chapuza que no nos dejen repetirlos nunca más… Pero ya que he llegado hasta aquí, quiero al menos enseñarles una valiosa lección a estos chicos.
Dirigió la mirada a Eri. Luego a Riko, a Nabi… y finalmente, deteniéndose un poco más, en Kotetsu y Akame.
—Quiero que recordéis bien lo que estáis sintiendo ahora. El reto de verse en inferioridad numérica. El desamparo por haber sido abandonados por una compañera, una compatriota. Porque si las traiciones suceden en algo tan banal, imaginaos cuando estéis luchando codo con codo en un combate a muerte. Recordarlo bien para estar preparados, si tenéis la tragedia de vivirlo. Recordarlo bien para no ser uno de los causantes de ese sentimiento. Y espero de todo corazón que Noemi se lleve hoy también una valiosa lección, cuando algún compañero se lo piense dos veces a partir de ahora para hacer una misión con ella.
Sobokuna contemplaba con ojos vidriosos a su compañero. O con un ojo, más bien.
—Porque así es, ya que os han abandonado en plena prueba, en plena misión… Este juego lo haréis en desventaja numérica, Kotetsu y Akame. Así es la vida ninja. La vida que elegisteis.
Le hizo un ademán a Sobokuna para que tuviese a mano el cronómetro. Visto lo visto, y con la nueva desventaja del Equipo Amarillo, no creía que lo fuese a necesitar. Pero las reglas eran las reglas.
—Tres. Dos. Uno... ¡YA!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado