23/06/2020, 00:47
Takumi se había levantado pronto, como de costumbre, pues aunque el Torneo ya había finalizado no se podía dormir en los laureles. Estaba en uno de los dojos interiores de la residencia entrenando su control del Raiton, en el último combate le salvo la vida y le había quedado claro que era importante mejorar esos aspectos para no quedar vendido si su marioneta quedaba inutilizada. Tenía pensado ir ya a desayunar, posiblemente Reiji ya habría hecho el té, pero de pronto...
«¿¡Pero qué cojones!?»
Había sido una explosión, pero se había oído muy de cerca, no tenía sentido alguno. Salió del complejo de entrenamiento para averiguar lo que había pasado y se encontró con una imagen dantesca. La sala de abajo estaba totalmente destrozada y carbonizada, los cristales habían reventado y todo ardía. El kazejin no entendía que podía haber pasado para llegar a esta situación.
—¡¿Chicos?! ¡¡Esto está en llamas!! —«Espera, ¿Hana?»
Intentó localizar a su compañera, pero el humo del incendio no le dejaba ver un burro a tres pasos. Colocó una de las mangas de su haori sobre su nariz y su boca para no respirar el humo.
—¡Datsue! ¡Reiji! ¡Takumi! ¡Nantōnoya está en llamas! —Al poco otra voz resonó en la sala, era Eri.
—¡Es Reiji-san! ¡¡Reiji está herido!! —«¿Cómo?»
Había que actuar rápido.
—¡Hana-san! ¡Eri-san! —Gritó mientras se acercaba hacia la dirección desde la que sonaba la voz de su compañera. —¿Qué ha pasado?
Cuando llegó a la altura de Hana vio a la Uzumaki junto a ella y al cuerpo semicalcinado de Reiji. «Vamos no me jodas...»
—¡Hay que llevarlo al hospital, Hana! ¡Cógelo del otro lado! —La pelirroja había llegando antes que él y estaba ayudando a Hana a sacar al espadachín de ahí.
—¡Chicas! Dejadme que os eche una mano. —Dijo mientras tocó con sumo cuidado con las yemas de sus dedos la nuca, los hombros y la espalda de Reiji. No tenía suficiente fuerza física, pero con sus hilos de chakra podía ayudar a aligerar la carga a las kunoichis. —Tenemos que sacarlo de aquí lo antes posible y ayudar a controlar el fuego si no queremos que haya más heridos. ¿Alguien tiene control de Suiton?
El marionetista estaba más nervioso que de costumbre, normalmente era muy calmado pero estas situaciones le superaban.
¡¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!!!
«¿¡Pero qué cojones!?»
Había sido una explosión, pero se había oído muy de cerca, no tenía sentido alguno. Salió del complejo de entrenamiento para averiguar lo que había pasado y se encontró con una imagen dantesca. La sala de abajo estaba totalmente destrozada y carbonizada, los cristales habían reventado y todo ardía. El kazejin no entendía que podía haber pasado para llegar a esta situación.
—¡¿Chicos?! ¡¡Esto está en llamas!! —«Espera, ¿Hana?»
Intentó localizar a su compañera, pero el humo del incendio no le dejaba ver un burro a tres pasos. Colocó una de las mangas de su haori sobre su nariz y su boca para no respirar el humo.
—¡Datsue! ¡Reiji! ¡Takumi! ¡Nantōnoya está en llamas! —Al poco otra voz resonó en la sala, era Eri.
—¡Es Reiji-san! ¡¡Reiji está herido!! —«¿Cómo?»
Había que actuar rápido.
—¡Hana-san! ¡Eri-san! —Gritó mientras se acercaba hacia la dirección desde la que sonaba la voz de su compañera. —¿Qué ha pasado?
Cuando llegó a la altura de Hana vio a la Uzumaki junto a ella y al cuerpo semicalcinado de Reiji. «Vamos no me jodas...»
—¡Hay que llevarlo al hospital, Hana! ¡Cógelo del otro lado! —La pelirroja había llegando antes que él y estaba ayudando a Hana a sacar al espadachín de ahí.
—¡Chicas! Dejadme que os eche una mano. —Dijo mientras tocó con sumo cuidado con las yemas de sus dedos la nuca, los hombros y la espalda de Reiji. No tenía suficiente fuerza física, pero con sus hilos de chakra podía ayudar a aligerar la carga a las kunoichis. —Tenemos que sacarlo de aquí lo antes posible y ayudar a controlar el fuego si no queremos que haya más heridos. ¿Alguien tiene control de Suiton?
El marionetista estaba más nervioso que de costumbre, normalmente era muy calmado pero estas situaciones le superaban.