9/04/2022, 02:40
(Última modificación: 9/04/2022, 02:46 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Shiten el Acaparador escuchó diligentemente los comentarios de sus Generales. Zetsuo, que tenía cierta fama incluso a nivel internacional, hizo honor a lo que decían de él: sus palabras cortaban como su bisturí en el punto preciso y exacto, sin contemplaciones y, quizá —o no— a diferencia de sus operaciones, sin anestesia. Shiten sonrió, le caía bien la gente así. Aunque, si fuese uno de sus ninjas… Bueno, ¡todavía le seguiría aconsejando un poco de ejercicio físico!
No sucedía así con Kaido, quien tenía un porte musculado, vigoroso. Sus palabras acompañaron a su expresión corporal, más todavía a sus ojos, que reflejaban las pupilas de alguien que ha visto y sufrido de todo. Shiten conocía parte de su historia más reciente: había sido raptado y utilizado por Dragón Rojo. Alguien así tenía que haber lidiado con todo tipo de peligros en su vida como ninja. No podría haber sobrevivido a ellos si él no representase un peligro todavía mayor.
Luego habló Komachi. Una de los suyos. Una kusajin que, después del gran Kenzou, que directamente había jugado en otra liga —una propia y en la que solo estaba él—, era de las kunoichis más formidables y peligrosas que había visto en el combate a cuerpo a cuerpo.
No estaba en desacuerdo con el nombre sugerido para su división. El campo de batalla carecía de bosques, montañas o pequeñas zonas donde grandes grupos pudiesen esconderse para tender emboscadas. Allí solo había campos de arroz. Pero si la batalla se iba moviendo de sitio… Bueno, ¿qué más daba? El nombre era lo de menos.
—Perfecto —dijo, apoyando las manos en la mesa y levantándose—. Si fueseis otro tipo de personas os dedicaría unas palabras de ánimo. Pero sois lo que sois: la élite. Así que salid ahí y haced vuestro puto trabajo.
—¡Que resuenen los tambores!
—¡Que resuenen los tambores!
—¡QUE RESUENEN LOS TAMBORES!
Y los tambores resonaron. A lo largo de toda la frontera, el agua que encharcaba los campos de arroz vibró con la percusión de las decenas de instrumentos repartidos a lo largo del campo de batalla. Sonó tan fuerte, y llegó tan alto, que el mismísimo Raijin, allá encima de las nubes de tormenta, tuvo que buscar su propio tambor al temer que se lo hubiesen robado.
Sagisō Ranko, te encuentras en la primera fila del ejército de la Alianza. Eres la Capitana de un pequeño escuadrón que forma parte de la División de Combate de Corto Alcance. El escuadrón de combate — tres luchadores, cuatro contándote a ti— está compuesto enteramente de kusajines —una elección pensada para facilitar el trabajo en equipo y compenetración—, aunque cuentas con una uzujin médico llamada Kobayashi Sakumi, y a un integrante de la División de Comunicación de Amegakure.
Antes de la batalla, te han instruido en una pequeña serie de conceptos. Tu deber es guiar a tu escuadrón hacia la victoria, cuidar de ellos, protegerles, y sacrificaros por el bien de la Alianza de ser necesario. Te han enseñado una fotografía del líder del ejército de Kurama, a quien deberás asesinar de tener la oportunidad. Además, te han enseñado una serie de ritmos musicales que serán empleados en la batalla para enviar mensajes en clave al ejército al momento. No has conseguido memorizarlos todos, pero el redoble de tambores que estás escuchando en estos momentos significa: «avistamiento enemigo».
Los ves surgir en el horizonte. Los ninjas de Kurama. Poco a poco, van llenando todo el horizonte. Son tantos que el agua, incluso estando a cientos de metros de distancia, vibra con sus pisadas.
—No, si mamá ya te lo decía. Búscate otro oficio, niña, que ser kunoichi está muy mal pagado —oyes de la boca de Sakumi. Está temblando—. ¡Por qué no te hice caso, mamá! ¡¿Por qué?!
Un kusajin llamado Takagi Ryo, que es el segundo al mando en tu escuadrón, un Chūnin alto, moreno y fuerte, al que quizá conozcas, quizá no, pero que te han advertido de que suele tener problemas con las cadenas de mando, escupe a un lado.
—Uzujin tenía que ser.
Sakumi lo oye y se le ponen los ojos vidriosos.
A tu alrededor, en el resto de escuadrones, oyes a los Capitanes insuflar ánimos a los suyos.
¿Qué haces?
Zhaoren Lyndis, eres integrante del escuadrón de Ranko. Te han instruido más deficientemente respecto a Ranko, por falta de tiempo. No has visto el rostro del líder del ejército de Kurama, ni sabes lo que significa que el tambor suene como suene. Llega un momento, a medida que el ejército de Kurama se acerca, que el ritmo cambia. Te sabes tres melodías, y esta es una de ellas. Significa: «Manteneos firmes».
Por supuesto, oyes el breve intercambio de palabras entre Ryo y Sakumi. Tienes a Ranko a tu derecha.
¿Qué haces?
Akamatsu Nao, eres un miembro de la División de Comunicación, y formas parte del escuadrón de Ranko. Te han colocado un sello de comunicación —en un lugar elegido por ti— para poder comunicarte con la General de tu División, la uzujin Sarutobi Komi.
Te sabes todos y cada una de las melodías de los tambores y sus significados —te sabes alguno que ni siquiera Ranko conoce—, tienes la imagen del líder del ejército enemigo nítida en tu mente, y te han dado una serie de directrices: acatar las órdenes de Sarutobi Komi; informar a Sarutobi Komi ante imprevistos graves que comprometan no la seguridad del escuadrón, sino de todo el ejército; informar si avistas a Yuki Hakai. Además, es tu deber informar a quien sea que Ranko te ordene.
Por cómo avanza el ejército de Kurama, dispones de tres o cinco minutos antes de que la batalla empiece.
¿Qué haces?
No sucedía así con Kaido, quien tenía un porte musculado, vigoroso. Sus palabras acompañaron a su expresión corporal, más todavía a sus ojos, que reflejaban las pupilas de alguien que ha visto y sufrido de todo. Shiten conocía parte de su historia más reciente: había sido raptado y utilizado por Dragón Rojo. Alguien así tenía que haber lidiado con todo tipo de peligros en su vida como ninja. No podría haber sobrevivido a ellos si él no representase un peligro todavía mayor.
Luego habló Komachi. Una de los suyos. Una kusajin que, después del gran Kenzou, que directamente había jugado en otra liga —una propia y en la que solo estaba él—, era de las kunoichis más formidables y peligrosas que había visto en el combate a cuerpo a cuerpo.
No estaba en desacuerdo con el nombre sugerido para su división. El campo de batalla carecía de bosques, montañas o pequeñas zonas donde grandes grupos pudiesen esconderse para tender emboscadas. Allí solo había campos de arroz. Pero si la batalla se iba moviendo de sitio… Bueno, ¿qué más daba? El nombre era lo de menos.
—Perfecto —dijo, apoyando las manos en la mesa y levantándose—. Si fueseis otro tipo de personas os dedicaría unas palabras de ánimo. Pero sois lo que sois: la élite. Así que salid ahí y haced vuestro puto trabajo.
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Día del Rayo, Bienvenida, 18:00 PM
—¡Que resuenen los tambores!
—¡Que resuenen los tambores!
—¡QUE RESUENEN LOS TAMBORES!
Y los tambores resonaron. A lo largo de toda la frontera, el agua que encharcaba los campos de arroz vibró con la percusión de las decenas de instrumentos repartidos a lo largo del campo de batalla. Sonó tan fuerte, y llegó tan alto, que el mismísimo Raijin, allá encima de las nubes de tormenta, tuvo que buscar su propio tambor al temer que se lo hubiesen robado.
Sagisō Ranko, te encuentras en la primera fila del ejército de la Alianza. Eres la Capitana de un pequeño escuadrón que forma parte de la División de Combate de Corto Alcance. El escuadrón de combate — tres luchadores, cuatro contándote a ti— está compuesto enteramente de kusajines —una elección pensada para facilitar el trabajo en equipo y compenetración—, aunque cuentas con una uzujin médico llamada Kobayashi Sakumi, y a un integrante de la División de Comunicación de Amegakure.
Antes de la batalla, te han instruido en una pequeña serie de conceptos. Tu deber es guiar a tu escuadrón hacia la victoria, cuidar de ellos, protegerles, y sacrificaros por el bien de la Alianza de ser necesario. Te han enseñado una fotografía del líder del ejército de Kurama, a quien deberás asesinar de tener la oportunidad. Además, te han enseñado una serie de ritmos musicales que serán empleados en la batalla para enviar mensajes en clave al ejército al momento. No has conseguido memorizarlos todos, pero el redoble de tambores que estás escuchando en estos momentos significa: «avistamiento enemigo».
Los ves surgir en el horizonte. Los ninjas de Kurama. Poco a poco, van llenando todo el horizonte. Son tantos que el agua, incluso estando a cientos de metros de distancia, vibra con sus pisadas.
—No, si mamá ya te lo decía. Búscate otro oficio, niña, que ser kunoichi está muy mal pagado —oyes de la boca de Sakumi. Está temblando—. ¡Por qué no te hice caso, mamá! ¡¿Por qué?!
Un kusajin llamado Takagi Ryo, que es el segundo al mando en tu escuadrón, un Chūnin alto, moreno y fuerte, al que quizá conozcas, quizá no, pero que te han advertido de que suele tener problemas con las cadenas de mando, escupe a un lado.
—Uzujin tenía que ser.
Sakumi lo oye y se le ponen los ojos vidriosos.
A tu alrededor, en el resto de escuadrones, oyes a los Capitanes insuflar ánimos a los suyos.
¿Qué haces?
Zhaoren Lyndis, eres integrante del escuadrón de Ranko. Te han instruido más deficientemente respecto a Ranko, por falta de tiempo. No has visto el rostro del líder del ejército de Kurama, ni sabes lo que significa que el tambor suene como suene. Llega un momento, a medida que el ejército de Kurama se acerca, que el ritmo cambia. Te sabes tres melodías, y esta es una de ellas. Significa: «Manteneos firmes».
Por supuesto, oyes el breve intercambio de palabras entre Ryo y Sakumi. Tienes a Ranko a tu derecha.
¿Qué haces?
Akamatsu Nao, eres un miembro de la División de Comunicación, y formas parte del escuadrón de Ranko. Te han colocado un sello de comunicación —en un lugar elegido por ti— para poder comunicarte con la General de tu División, la uzujin Sarutobi Komi.
Te sabes todos y cada una de las melodías de los tambores y sus significados —te sabes alguno que ni siquiera Ranko conoce—, tienes la imagen del líder del ejército enemigo nítida en tu mente, y te han dado una serie de directrices: acatar las órdenes de Sarutobi Komi; informar a Sarutobi Komi ante imprevistos graves que comprometan no la seguridad del escuadrón, sino de todo el ejército; informar si avistas a Yuki Hakai. Además, es tu deber informar a quien sea que Ranko te ordene.
Por cómo avanza el ejército de Kurama, dispones de tres o cinco minutos antes de que la batalla empiece.
¿Qué haces?