Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
10/08/2017, 00:30 (Última modificación: 11/02/2018, 23:31 por Uzumaki Eri.)
¿Que qué hacia nuevamente frente al edificio de la Arashikage? Pues eran razones obvias, el trabajo se estaba volviendo adictivo, no tenía que hacer o necesitaba un poco más de dinero... Quizá una mezcla de todo y nada a la vez, le hecho en sí era que ya estaba ahí y no iba a dar marcha atrás.
Aunque tampoco había entrado aún, me encontraba justo bajo la lluvia mojándome, cosa normal en mi que no buscaba esconder mi cuerpo bajo algún objeto o ropa impermeable, simplemente el hecho de sentir las gotas golpear mi cuerpo, la sensación de frío y el sonido que producía el agua al chocar con el suelo me agradaba, quizá gusto un poco raro para personas comunes, pero no para algunos habitantes de Amegakure y yo no era la excepción.
Y a todas estas... ¿Por qué estaba ahí? Pues la respuesta era un poco más sencilla, estaba esperando a un de shinobis más, según haría una misión con dos ninjas más y a estas alturas no me parecería raro que tuviera que ver a Mogura en ella, después de todo nos las habíamos apañado medianamente bien en las últimas misiones, no obstante, quedaba a siguiente interrogante, asumiendo que Manase fuese el segundo... ¿Quién sería el tercero? Ciertamente no conocía muchos colegas, lo único de lo que estaba seguro era que mi hermano no iba a unirse al grupo, él no había recibido ninguna carta...
"Hubiera sido mejor que hubieran dicho quienes eramos... Los nombres no sé... Ahora tengo que esperar por alguien que no sé quien es... Imagino que no tardarán mucho" Me dije tratando de verle el lado positivo a la situación, pero no podía hacer nada más que esperar.
Hablo - "Pienso" - Narro
Color de diálogo: Limegreen Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
Manase Mogura caminaba nuevamente por las calles de Amegakure un día como cualquier otro, si bien sus pasos se dirigían al edificio del Arashikage, había una razón un tanto diferente a las anteriores veces que había ido. Normalmente Mogura se presentaba y pedía que se le fuese asignada una misión, pero esta vez la convocatoria había llegado a él.
No estaba seguro de que podría llegar a ser pero desde luego no iba a dejar pasar la oportunidad de quedar bien ante sus superiores, tan solo esperaba que no llamaran a un tipo que en medio de su trabajo le de por lanzar una bomba de humo y desaparecer sin dejar rastro.
El joven médico de Amegakure estaba adiestrado al clima de la aldea, pero aun así marchaba por las calles y cruzaba los diferentes puentes protegido por un paraguas, una mera cuestión de presentación y etiqueta. Su sobretodo de cuero cubría su atuendo habitual, hacía frío, era Amegakure.
«Debería haberlo sabido.»
Pensó al ver quien más se encontraba esperando en la entrada del lugar, ningún otro que Inoue Keisuke.
Buenos días, Inoue-san.
Al acercarse realizaría una ligera reverencia para saludar como correspondía al muchacho.
¿Has sido llamado para una misión?
Consultaría para corroborar su pensamiento de que él tambien formaría parte del grupo para hacer una misión un tanto especial.
Aquel día su despertar fue un poco fuera de lo habitual. Tras higienizarse y tomar su típico desayuno, que simplemente consistía en un té y en algunas ocasiones algo ligero para comer, se dio cuenta que cerca de la puerta había un pequeño cuadrado de papel. Y es que por la noche, seguramente, se le había ese sobre por debajo de la puerta. Un sobre blanco como la nieve, sin manchas y con dos palabras escritas en el el: Habaki Karamaru.
En su interior una muy breve solicitud de su presencia, sin explicación alguna. Se lo requería ese mismo día en el edificio de la Arashikage por una misión conjunta que se iba a llevar a cabo. Tres miembros serían los integrantes de aquel equipo, aunque de nombres desconocidos.
La emoción del monje era evidente en su cara, se habían fijado en su perfil específicamente para una misión. No era relevante la importancia de la misma, pero al fin parecía que su nombre comenzaba a sonar donde debía.
«Solo te pido una cosa Karamaru...» se frenó frente a la puerta antes de salir corriendo. Al parecer no se olvidaba nada, pero un último chequeo no molestaba nadie.
... no cagarla. Esta es mi oportunidad.
Y así se dio a la fuga de su casa, sobre en mano, hasta llegar al interior de aquel edificio que ya había visitado varias veces. No reparo en nadie más, en nada más. Desde su departamento en lo alto de uno de los edificios urbanos, hasta atraversar aquel umbral, sus piernas no pararon de correr, su mirada no salió del frente, y su cabeza no dejaba de pensar en una cosa:
«Rápido, rápido, rápido, rápido...»
Tenía que correr para entregar el sobre que le habían mandado, tenía que recibir la misión..... rápido.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
De la nada se manifestó una voz bastante familiar y que reconocería a leguas. —Manase Mogura, tan formal como siempre.— Reparé en la reverencia. —Buenos días.— Saludé, aunque no tan formal como este.
Como de costumbre Mogura iba protegido por su paraguas, no era la primera vez que lo veía así, parecía que se escondía del agua. —Sí, imagino que no sabes quien es el tercero.— Y entonces supe que él era uno de mis compañero de equipo, últimamente habíamos hecho misiones juntos, mis deducciones fueron acertadas.
Mi cuerpo seguía ahí, bajo el manto acuoso que terminaría por empaparme si seguía exponiéndome de esa manera, aunque tampoco realice ninguna acción para remediarlo, no me disgustaba en lo absoluto. —¿Por qué siempre te escondes del agua?— Cuando dije aquellas palabras ya no estaba viéndolo a él, sino el firmamento que seguía bendiciendonos con otro día lluvioso, al igual que todos los días en la villa.
"Ojala no vaya a tardar el tercero"
Hablo - "Pienso" - Narro
Color de diálogo: Limegreen Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
Inoue Keisuke, sin duda alguna, aquel comportamiento que fácilmente podría hacer uso de un par de modales y una que otra norma de etiqueta y su personalidad maduraría enormemente. Pero bueno, no se podía ayudar a una persona que no deseaba ser ayudada.
Me temo que no se quien podrá ser el tercer integrante de este grupo.
Podría ser cualquiera, podría ser Aotsuki Ayame, si es que la chica había aprobado su examen, Amedama Daruu si es que no estaba ocupado ayudando en el negocio de su familia, y bueno, tenía más posibles candidatos pero estaría especulando de seguir pensando en eso y no tenía intenciones de hacerlo.
Es una cuestión de etiqueta, Inoue-san.
Si el joven médico de cabello azabache imitaba el gesto del pelirrojo, vería el interior del paraguas, en su lugar su mirada se posó sobre la del compañero, tampoco era como si necesitase ver el cielo para darse cuenta de que estaba lloviendo. Era Amegakure, llovía siempre.
Hay algunos otros factores que pueden intervenir, pero se puede resumir en eso.
16/08/2017, 17:31 (Última modificación: 16/08/2017, 19:36 por Inuzuka Nabi.)
Karamaru había pasado olimpicamente de la quedada que habían organizado clandestinamente los otros dos miembros de ese "equipo". Por suerte, el secretario que les había mandado llamar conocía la hiperactividad del mucahcho a la perfección, a estas alturas no eran pocos los que cuando lo veían entrar pensaban "Que no venga a mi, que no venga a mi".
Pero antes de que pudiese ir a nadie una mano morena le agarró el cuello de la camisa y lo sacó a rastras del edificio.
— Ven conmigo a ver si damos con tus amiguitos, deja trabajar a esta gente.
Una vez fuera llamó la atención a la parejita y soltó amablemente a Karamaru justo debajo de la lluvia.
— Manase, Inoue. Venid aquí.
Era un hombre moreno y musculoso que vestía una camiseta de tirantes y unos pantalones negros. A pesar de no llevar chaleco de Chunin era obvio que era más fuerte que ellos, en varios aspectos. Con un brazo podría agarrarlos a los tres y ninguno se conseguiría escapar. Una vez estuviesen todos a su alrededor procedería a explicarse con el repiqueteo de la lluvia de fondo.
— Mirad, me han dado la tediosa tarea de soltaros un sermón porque esta misión es de rango C y apenas sois unos niños, así que ire directo al grano. Esta misión es seria y os tomará varios dias, así que si no os veis capaces decidlo ahora y no pasara nada, pero nada de hacer turismo ni desaparecer en medio de la misión ni cosas raras. Misión seria, castigo aún más serio. — Les miraría fijamente a los ojos individualmente durante unos segundos esperando ver convicción en ellos, si alguno se estaba echando atrás lo sabría. — De nuevo, esta misión es seria y conlleva peligros, no podemos medir con una regla la cantidad de peligro que hay en cada misión, a partir de la C, puede pasar cualquier cosa. Por eso vosotros dos estais aquí, Manase e Inoue, intentad que las bajas sean mínimas y tú, Habaki, intenta que no se mueran por el camino. Se os eligió teniendo en cuenta vuestras misiones anteriores y sus resultados, y sobretodo los buenos comentarios de los clientes. Aquí teneis. Volved los tres o esta charla os la dará Yui-sama, y no quereis que os dé una charla Yui-sama.
Le cedió el pergamino a Mogura, pergamino que nadie estaba seguro de donde había sacado, y se quedó cruzado de brazos esperando por si alguno se echaba atrás al leerlo o tenía alguna duda.
Misión rango C. ¡Necesitamos curación!
Solicitante: Amegakure no Sato Lugar: Cerca de Torre de Meditación en el País de la Tierra Solicitud: Hace varias semanas el Señor Feudal del País de la Tierra nos informó de un grupo organizado de bandidos que se dedicaba a saquear y amenazar a los comerciantes en los caminos que conectaban con Notsuba. El grupo de shinobis encargados de deshacerse de ellos necesita refuerzos urgentes para la que podría ser la última base de esos malnacidos. A poder ser con conocimientos médicos.
— Las ordenes que teneis son esperar en la Torre hasta que alguien os guie hasta el campamento.
"¿Etiqueta? Ni que tuviéramos que relacionarnos con personas de alta alcurnia o vernos ante un rey..." Ciertamente nunca me había preocupado por ser una persona que fuera totalmente cordial, bien hablada o esas de la que realiza movimientos elegantes; hacía lo necesario para demostrar educación y respeto, pero nada más.
Mi mirada se perdió entre la lluvia y las nubes grises, observar el cielo llorar me relajaba bastante, no había nada que pudiera irritarme en ese momento; mis oídos se volvieron sordos antes las últimas palabras de Mogura, me limité a perder la noción del tiempo, pero no duró mucho más que unos pocos segundos.
— Manase, Inoue. Venid aquí.
Volteé sin dudar para buscar al emisor y mis ojos se toparon con un hombre, moreno y fornido, él nos había llamado, estaba seguro, después de todo nos estaba mirando; luego noté la presencia de un tercero. "¿Cómo es que se llamaba?" Me preguntaba mientras caminaba directo a la entrada del edificio. Mientras más me acercaba más me convencía que él tenía un fuerte aura que demostraba un nivel mucho mayor al de nosotros, o por lo menos al mío en particular.
El encargado empezó a dar rienda suelta al asunto, explicando los riesgos que la misión conllevaba y que estábamos dando un paso a un nivel más exigente, mis ojos seguían sus labios para no perder ningún detalle hasta el punto que sentí su mirada penetrar mis orbes, me quedé quieto, el ambiente se volvió tenso en ese momento, incluso preferí dejar de respirar unos segundos; pasó de mi hacia mis compañeros y entonces suspiré con alivio.
Luego de pasar por su "prueba" siguió explicando que no podrían predecir los riesgos, realmente me estaba empezando a asustar un poco ¿nos mandarían a una guerra o algo por el estilo? ¿deberíamos infiltrarnos a algún lugar? Mi mente empezó a volar hasta que empezó a decir nuestras labores, la de Manase y la mía eran la misma y el calvo debía cuidarnos.
"¿Habaki? ¿Se llamaba así?" Lancé una mirada de reojo para ver el rostro del tercero y luego volví mi atención al encargado, un vago recuerdo viajó a mi cuando escuché lo último. "Volver todos juntos... A todas estas nunca le pregunté a Haze qué le pasó cuando fue al despacho de la Arashikage" Sería algo que debía averiguar.
—Entendido.— Miré el pergamino que estaba en las manos de mi homologo y esperé ansioso a que lo leyera en voz alta o a que lo pasara para ir leyendendolo de forma individual.
Hablo - "Pienso" - Narro
Color de diálogo: Limegreen Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
Apenas segundos llegó a estar dentro de aquel edificio localizando con la mirada a cada uno de los presentes. Siempre le costaba encontrar a la persona correcta para hacer las cosas, y seguramente esa también sería una de esas veces, pero tenía que reducir sus posibilidades al mínimo. Pero para cuando estuvo a punto de dar el primer paso una fuerza desconocida lo tomó del cuello de sus ropajes y comenzó a moverlo a pesar del pataleo del muchacho.
Oye, espera, que me sueltes, ¡QUE ME SUELTES! ¿Qué te pasa? ¿Por qué me agarras? SUELTAME SUELTAME SUELTAME ¿Quien eres? ¡NO ME TOQUES! Que yo quiero mi misión, no hice nada, juro que esta vez ni hice nada, ya sueltame SUELTAME, vamos vamos vamos
Y lo terminó soltando en el exterior, bajo la lluvia. Con cara de caprichoso y enojado se acomodó su ropa y miró a su alrededor. Dos personas que había visto antes se encontraban a su lado, y es como olvidar a uno de ellos. El cabello pelirrojo, esa mirada distintiva que costaba de olvidar dado lo que ocurrido. No era nada más que el hombre que le había clavado un kunai en pleno combate de entrenamiento, el hijo de puta mal nacido ese, y al lado.... al lado.... si Karamaru no se equivocaba era el espectador de aquel combate. Lo único que recordaba, o sentía que recordaba, era que era medio extraño o raro, pero tal vez era solamente por ser desconocido.
Frente a él un moreno grandote que seguramente era quien lo había tomado. Se encogió de hombros ante tal presencia y no tardó mucho tiempo en tomar una posición firme mostrando respeto, la reverencia que siguió a modo de disculpa por su comportamiento tal vez pasaba desapercibida por sus compañeros. Escuchó sus palabras con suma atención, mirando de vez en cuando de reojo al tonto pelirrojo.
Esta misión es seria y os tomará varios dias, así que si no os veis capaces decidlo ahora y no pasara nada, pero nada de hacer turismo ni desaparecer en medio de la misión ni cosas raras. Misión seria, castigo aún más serio.
Una gota de transpiración cayó por el rostro del calvo, su mirada se veía perdida y se sentía a si mismo oprimido, asustado. ¿Para tanto era lo que les esperaba? Apenas si había cumplido un par de misiones y ya lo solicitaban para cosas complicadas, de un nivel que merece un discurso por un hombre como el que lo estaba dando.
«Tú puedes calvo, como siempre, es tu oportunidad» y agitó su cabeza y su mirada perdida se transformó a una seria y decidida. Tenía que hacerlo.
Entendió la diferencia con sus misiones anteriores al escuchar su rango, C, y afirmó convencido al escuchar su apellido y luego su tarea en aquel equipo. No estaba muy de acuerdo con sus integrantes, pero no era algo para discutir. Cuando era servir a la patria debía de dejar los pensamientos malos fuera para ser lo más eficiente posible.
El pergamino fue entregado y Karamaru llegó a leerlo rápidamente de reojo de manos del de paraguas. Golpeó el piso al escuchar nuevamente las palabras del moreno y siguiendo su saludo militar lanzó un:
¡SEÑOR, SI SEÑOR!
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Una voz llamaría al par de shinobi, un hombre de una altura superior a la media y con una musculatura superior a la que superaba a la media. Traía consigo al tercer miembro del equipo, un muchacho calvo que el joven médico recordaba bien.
«¡Habaki Karamaru...!»
Pensó para su interior recordando el nombre del chico que Keisuke había enfrentado tiempo atrás.
Los médicos y el otro muchacho escucharían entonces el sermón del superior, una misión C no era nada con lo que se pudiese jugar así como así. En ocasiones anteriores habían tenido que salir de la aldea por trabajo pero ahora la situación cambiaba un poco, los genin tenían que meterse muy cerca de la boca del lobo. Buscar el peligro no siempre era bueno, juega con fuego y te quemaras.
La primera vez había finalizado una misión con un miembro de equipo menos y eso le hizo comerse un llamado de atención, la segunda vez la vida de Inoue había peligrado un poco por la falta de recursos. Esta vez no tenía que volver con un miembro menos o estaría realmente en problemas.
Entendido.
Contestó Manase Mogura para luego recibir el pergamino.
Abriría entonces el pergamino y el texto quedaría totalmente disponible para todo aquel que quisiese leerlo.
En el momento en que los tres confirmaron su determinacion para llevar a cabo la mision el hombre asintio y volvio a entrar a su puesto de trabajo dejando a los tres genins a su suerte. En la carta que se les había mandado venía indicado que iban a hacer un viaje pero no se especificaba como de largo ni a donde, asi que el equipo deberia cerciorarse de tener provisiones para el viaje y de no perder el tiempo ya que se trataba de una mision urgente.
Hasta que llegueis a la torre os dejo a solas, ire leyendo y revisando qué haceis. Si llegais en este turno masterizare en este mismo, si os quedais para organizaros o algo, os dejaré de chachara. Si os pasais de lentos os mato. Eso es todo.
El superior determinó que no debía hacer nada más ahí, sus deberes le llamaban y terminó abandonando el trío a su suerte.
Miré a Mogura quien ya había abierto el pergamino y lo leía internamente, poco después se acercó el calvo, no recordaba su nombre pero sí la batalla que tuvimos, no estaba seguro de que él estuviese muy a gusto conmigo, sinceramente yo tampoco estaba muy cómodo, pero no dije nada.
Me acerqué al otro lado de Manase, donde no estaba Karamaru, y leí rápidamente lo que decía el pergamino. "Vaya... Realmente hemos subido de nivel" Me dije con cierta emoción, sonreí al ver lo que deberíamos a ser, prácticamente salvaríamos a un grupo de compatriotas.
—Sinceramente no vine preparado para salir de la villa, ¿ustedes?— Lancé la pregunta al aire.—Aunque no sé sí tardaríamos mucho tiempo en buscar lo demás, ¿trajeron dinero suficiente?— Pregunté nuevamente, la otra opción era partir de una vez y comprar por el camino, por mi parte sí tenía mis ryos, pero sí debía aumentar los gastos no sabía exactamente cuanto tiempo duraría mis reservas.
Hablo - "Pienso" - Narro
Color de diálogo: Limegreen Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
El lugar de destino era claro, no había forma de equivocarse al leerlo. Había que ir al exterior, a otro país, a un lugar lejano y no a una casa o lugar de la misma aldea como en otras ocasiones. Tendrían bastante tiempo de caminata, aún más de estancia en aquel lugar donde seguramente no le darían un lujoso hotel, había que prepararse bien antes de partir.
Sinceramente no vine preparado para salir de la villa, ¿ustedes?
Aunque no sé sí tardaríamos mucho tiempo en buscar lo demás, ¿trajeron dinero suficiente?
Media hora.- mencionó el calvo una vez se fue el moreno e ignorando al pelirrojo.
Nos vemos dentro de media hora en las puertas de la aldea. Prepárense para estar mucho tiempo lejos de la aldea, no sabemos que tanto puede durar esta misión.
Sin dar tiempo a respuestas ni saludos, Karamaru se fue rápido a los saltos y escaladas por las paredes de los edificios, era obvio que ninguno de ellos estaba preparado a encontrarse con una misión de tal calibre y prepararse correctamente era lo correcto. Después de todo, no quería pasar problemas en algo tan importante como una misión rango C, ni quería cargar a sus compañeros.
En su casa se calzó su túnica negra que le cubría y abrigaba todo el cuerpo, llenó su mochila cuadrada y marrón con agua, unos sacos de té y mucha comida, y antes de salir sujetó en su cuello con una cuerda negra su común sombrero cónico de paja. No estaba prácticamente cerca del edificio de la Arashikage, tampoco del punto de encuentro que había establecido y debía apurarse para no retrasarse y ser fiel a sus palabras.
***
Karamaru fue el primero en llegar a las puertas de Amegakure custodiadas por sus guardias de siempre. No tenía forma de saber la hora, pero muy probablemente había llegado mucho antes de lo que él mismo había establecido. Las ansias, la emoción y también la incertidumbre de no saber lo que venía no lo dejaban estar con tranquilidad.
«Tocará esperar, ya deben de estar por llegar»
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Despues de que todos hubiesen leido el pergamino, el joven médico lo guardaría en su portaobjetos. El trío pasaría a referirse como un equipo a efectos prácticos de la misión. Tenían que empezar a tomar decisiones en conjunto y la primera de ellas parecería ser ni más ni menos cómo proceder desde aquel punto.
Sinceramente no vine preparado para salir de la villa, ¿ustedes? Aunque no sé sí tardaríamos mucho tiempo en buscar lo demás, ¿trajeron dinero suficiente?
Y Mogura no tuvo mucho tiempo a responder ya que el joven monje tomó la palabra.
Media hora. Nos vemos dentro de media hora en las puertas de la aldea. Prepárense para estar mucho tiempo lejos de la aldea, no sabemos que tanto puede durar esta misión.
Y sin dejar tiempo a que alguien le conteste, se dió a la fuga correteando y saltando por todos lados. El joven médico miró al joven médico rojo y se encogió ligeramente de hombros.
¡Parece ser que Habaki-san es una persona con mucha energía...!
Comentó para luego mirar la dirección que debía tomar él en pos de hacerse con proviciones y algunas otras cosas que vendrían bien para el viaje.
No perdamos tiempo, Inoue Keisuke.
Diría en un tono serio contrastando, su forma de hablar anterior, la frase favorita del muchacho de pelo rojo.
Nos vemos en la entrada de la aldea.
Sin intenciones de demorarse, Mogura partiría hacía su morada. Sin demorar mucho las cosas, se hizo con provisiones de la misma casa, cualquier cosa que faltase en la casa podría ser fácilmente conseguida, en los caminos la cosa sería diferente.
Todo lo que necesitaba cabía dentro de un pequeño morral hecho de un cuero muy bueno.
***
Cubriéndose del regalo de Amenokami con su paraguas, el joven médico de Amegakure se acercaba al punto de encuentro propuesto por el enérgico Karamaru. Sus botas le permitían pisar los charcos en el camino sin preocuparse por mojarse, su abrigo de cuero le protegía tanto de la lluvia como del frío. Del morral no tenía que preocuparse demasiado, era de un buen material.
Ha llegado primero, Habaki-san.
Comentaría con un tono tranquilo haciendo una reverencia en el momento en que tuviese la atención del calvo.
¿Está listo para empezar el viaje?
Consultaría después de cumplir con las formas y las normas de etiqueta.
Según mi perspectiva, ninguno de los tres nos encontrábamos en las condiciones para realizar un viaje tan largo, el primero en estar de acuerdo fue Karamaru que se manifestó y no tardó salir corriendo y perderse entre el agua y la gente, no bastaba decir nada más, pero fue entonces cuando Mogura se iba a manifestar con su característica frase, pero el corté el rollo antes de que empezara, tendría todo el viaje para decirnos lo mismo. —Nos vemos en un rato, no tardes!— Exclamé y salí disparado en dirección a mi casa para buscar mi equipaje.
Salté por los tejados de los comercios y luego de techo en techo, la brisa golpeaba mi cara y mi corazón bombeaba, tenía poco tiempo para empacar y quizá podría comprar algo más. Unos minutos más tardes me encontraba en mi casa, específicamente en mi cuarto buscando entre las gavetas y el armario; saqué una mochila grande y empecé a empacar un poco de esto, algo de aquello, algo de ropa y una cantimplora.
Me voy a una misión, espero volver en un par de días...
Cuidate !
Keisuke
"Espero la vea..."
Una vez escrita la nota la dejé bajo un imán en la nevera y volví a asegurarme de llevar todo lo necesario, un breve chequeo a lo que había guardado y estaría listo. Miré el reloj, me quedaban aproximadamente diez minutos para llegar a las puertas a la hora adecuada.
...
Cinco minutos más tardes de los acordados llegué a las puertas, Karamaru y Mogura ya se encontraban ahí. Mi cuerpo estaba cubierto por una túnica blanco hueso, la misma constaba de una capucha, pero en ese momento no la llevaba puesta, bajo la túnica estaba mi bolso que parecía una joroba, estaba un poco cargado la verdad, pero estaba satisfecho con lo que llevaba. —Disculpen la demora chicos, ya nos podemos ir.— Aseguré mientras sonreía y me dirigía a la gran salida.
—Traje un mapa por sí tuviéramos que usarlo.— Comenté tras haber dado algunos cuantos pasos.
Hablo - "Pienso" - Narro
Color de diálogo: Limegreen Byakugo no In: Inicio 19/04/2018
Miraba fijamente el camino largo e interminable, ancho e imponente, al otro lado de las puertas. Un puente gris que recorría una gran distancia por el gigante lago que rodeaba la Amegakure que los albergaba. Varias veces había cruzado ese trayecto, pero nunca con una misión, y menos aún con una de tal envergadura como la que se disponía a hacer.
«Misión rango C..... ¿En qué nos habremos metido?»
Sus manos se refugiaban en sus bolsillos y su firme y recta postura se vio perturbada ante el saludo de una voz que había escuchado hace poco. Era uno de los de su equipo, el castaño, el espectador desconocido del que nada se acordaba más que una silueta de colores.
Ha llegado primero, Habaki-san.
«¿Conoce mi nombre?»
¿Está listo para empezar el viaje?
Pues si- contestó entrelazando sus dedos tras la nuca y doblando un poco la espalda- Bastante emocionado.
Un silencio incómodo prosiguió esos largos momentos en los que Karamaru trataba de recordar con todas sus fuerzas el nombre de aquel muchacho, sería demasiado descortés preguntar y no quería llegar a ese punto. Lo mismo le pasaba con el pelirrojo, aunque con ese ni tenía ganas de hablar. Un shinobi que se hacía esperar de más, que los tuvo mucho tiempo al calvo y a su compañero en silencio.
Se disculpó e informó de la existencia de un mapa, pero Karamaru siempre se había arreglado para usarlos lo menos posible, por el momento estaba seguro de que caminos debían de tomar. Y si no, prefería preguntar a tratar con aquel desquiciado clava-kunai.
Vamos.- tomó las tiras de su mochila y comenzó a paso firme el comienzo de aquel viaje. La ignorancia y la contestación cortante eran prueba para el pelirrojo de que, si se acordaba de lo acontecido, las cosas no estaban del todo bien entre ambos shinobis y sería un viaje tenso. Solo las inclemencias de una misión y el trabajo en equipo podían sanar tales recuerdos. Quería conocer más al de pelo castaño, pero a la vez quería evitar hablar en compañía de semejante persona. Su caminata mantendría el mismo silencio incómodo que su espera anterior.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.