Nivel: 10
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Kimi no se despegó de su hermana durante un largo rato, escondiendo su cara en su pecho. ¡Mira que no quería llorar! ¡No quería hacerlo! Pero no se esperaba la reacción de su hermana, ni escuchar esas palabras jamás.
Ni su brazo ni su ojo ni ninguna de sus partes sintéticas la habían acomplejado especialmente nunca. Sabía que los necesitaba para sobrevivir, y agradecía los enormes esfuerzos que habían hecho su padre, los médicos y los mecánicos para que los tuviera, pero desde que había sucedido aquello, su hermana la trataba distinto.
La miraba diferente y la trataba diferente, como si en cualquier momento se fuese a romper. Incluso sentía que le hablaba distinto, y entendía por qué lo hacía. Estaba preocupada por ella y Kimi lo entendía, pero no se sentía nada bien. La hacía sentir distinta, distinta a su hermana, al resto del mundo y distinta a sí misma un año atrás, como si fuera otra persona diferente.
Por eso, porque Kimi sintió que aquello quizás estaba cambiando de alguna manera, Chika se encontró con su hermana llorando, aunque solo brotaban lágrimas de su ojo izquierdo.
— Y tú sigues siendo la mejor hermana del mundo... —Le dijo, secándose las lágrimas con su propia camiseta—. ¡Vamos!
Al bajar de nuevo y regresar al comedor, Kimi se mostró avergonzada por haber salido corriendo antes e hizo una reverencia para disculparse.
— Siento haberme ido así antes. —Dijo—. Me había sorprendido mucho y no sabía como reaccionar. Agradezco mucho el gesto, de verdad.
Nivel: 17
Exp: 199 puntos
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— Y tú sigues siendo la mejor hermana del mundo...¡Vamos!
— Lo intento. — le dijo sonriente, aguantandose ella una lagrimilla.
A pesar de todo, Kimi seguía siendo Kimi. Seguía siendo su hermana y seguía queriendola. Eso era evidente. Sin embargo, algo había cambiado en el accidente. Algo que Chika no podía controlar y si pudiese, tampoco estaba segura de qué haría con ello. Y es su preocupación por Kimi.
El accidente le mostró que su hermana era humana, justo cuando se volvió medio artificial. Su debilidad, su fragilidad, era algo que siempre le rondaba la cabeza. No la de Kimi, la suya propia. Había cantidad de lunaticos ahí fuera, lunaticos más poderosos que ella, dispuestos a cualquier cosa por sus objetivos. Por eso se había matado a entrenar, por eso debía seguir entrenando, para ser tan buena hermana como Kimi creía que era.
— Siento haberme ido así antes. Me había sorprendido mucho y no sabía como reaccionar. Agradezco mucho el gesto, de verdad.
Chika acompañó la reverencia de su hermana en silencio, esperando que las chicas la disculpasen de inmediato.
Nivel: 20
Exp: 64 puntos
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Ranko le dió un codazo juguetón a Lyndis.
—¡Lyn-chan! No, hay que e-esperarlas. Tal vez no tarden mucho...
Y dicho esto, las hermanas regresaron al cabo de sólo un par de minutos. Y Chika (y Meme) había tenido razón, simplemente no había sabido cómo reaccionar.
—No te preocupes, Kimi-san. ¡Me alegra que te guste! Anda, ¡Ahora a sentarnos y a partir pastel!
Ranko hizo un gesto para que se sentara a la cabeza, justo frente a la torta. Ella esperaría a que todas tomaran asiento, aunque buscaría sentarse al lado de Lyndis.
Una vez todas estuvieron en sus lugares, Goromise se acercaría a Kimi con velitas blancas en su mano.
—Kaminari-sama. ¿Cuántas velas debería poner sobre el pastel? —Ranko no sabía cuántos años cumplía, así que le había quedado la orden a Goromise de preguntar.
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)
Nivel: 16
Exp: 172 puntos
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— ¿Ves? No ha sido nada, simplemente ha sido un pequeño ataque de pánico — dijo encogiéndose de hombros, y restándole todo el hierro al asunto que pudiera.
Tras ello buscaría sentarse en uno de los laterales, esperando que la chica presidiera la mesa con aquella enorme tarta. Se quedaría por ello en uno de los laterales y más alejada de esta que las dos amejines, pues si Kimi era la más importante de las dos ahora mismo, Chika era la segunda por ser su hermana. Luego iría Ranko por poner la casa, entonces Meme por ser su hermana. Goromise también debería estar por encima, pues era una persona de confianza para los Sagiso. Y entonces, estaría Lyndis. Aunque nada, salvo el hecho de las dos amejines y Ranko pasaría por su cabeza a la hora de haber buscado un asiento.
— Oh es verdad ¿y cuantos años cumples? Ni se me había pasado por la cabeza — dijo con la cabeza apoyada sobre una de sus manos, con bastante curiosidad.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
Nivel: 10
Exp: 113 puntos
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Kimi sonrió, todavía algo avergonzada, cuando la disculparon y tomó asiento junto al resto en la mesa, reservando un asiento a su lado para Chika. Con esta fiesta sorpresa a la Kaminari ya se le había olvidado por completo la carta que había recibido la noche anterior, y no tenía ninguna preocupación más allá de lo que comería primero.
Antes de que empezasen a comer, Goromise se acercó a la cumpleañera con un montón de velitas en la mano, preguntándole junto a la curiosa cuántos años cumplía.
— ¡Catorce! —Respondió, sonriente—. Muchas gracias, Goromise-san.
Y entonces pudieron comer, y hablar, y bromear sin ninguna preocupación, festejando el cumpleaños de la menor de las Kaminari.
Cuando llegó la hora de cantarle y que soplase las velas de su paste, Kimi cerró los ojos durante un par de segundos mientras deseaba con todas sus fuerzas lo que más quería en el mundo, antes de apagar las catorce velas de su pastel soplándolas.
¿Que qué había deseado? Eso no se los puedo decir, pues si lo hiciera no se cumpliría.
Después de aquello, las chicas continuaron con su día. Entrenaron un poco más, salieron por Notsuba otro rato más y, finalmente, antes de que anocheciera, las hermanas Kaminari se excusaron para volver a casa.
Ya por la noche en el tren, medio dormida, la hermana más afortunada del mundo le dijo una cosa más a su hermana mayor antes de quedarse dormida.
— Gracias por organizar esto, Ka-chan. —Le dijo, antes de bostezar—. Me lo he pasado muy bien...
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