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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Operación Trombón de Fûjin
(S) Gran Guerra Ninja
#31
Umi suspiró.

No pasa nada, Chica Patriota. Sucedió hace mucho tiempo —se limitó a contestar Umi. Cuando la muchacha se alejó, Suzaku comenzó a decir algo.

Si salim... —Suzaku sacudió la cabeza, apartando aquellos pensamientos derrotistas, y se corrigió inmediatamente—: Cuando acabemos con esto, podemos comprarle un collar como el tuyo.

Umi resopló y miró para otro lado.

El dinero es para la casa, ya lo sabes. No andamos precisamente sobradas —contestó. «¿Qué pasa, no puede comprárselo ella misma?»


· · ·


«Voy a matarte, Uchiha Datsue.»

No podía hacer peor día. Las gigantescas olas del noreste de Oonindo chocaban contra el casco del barco, haciéndola tambalear mientras se dirigía al comedor. A estas alturas incluso se le quitaría el hambre.

Durante la comida, Uchiha Raito apareció para dar otro discurso, junto a otros dos perros de Hanabi. Umi torció el gesto en cuanto los vió: aquellos iban siempre con el Sarutobi antes de que sus padres muriesen. Llegó a pregutarse si tuvieron algo que ver.

Entonces sucedió.

Raito no era Raito. Era Uchiha Datsue. Todo alrededor de Umi se detuvo, y la Uchiha abrió la boca hasta clavar la barbilla en el suelo. ¿Cómo era posible? Era como si aquél hijo de puta le hubiese tomado la palabra y quisiera dejarla mal. ¡Era como si...!

...como si quisiera demostrar que estaba equivocada.

Quizás fue por eso que Umi se alteró tanto, y se levantó de golpe de la silla, señalándole.

¡¡Tú!! —exclamó—. ¿¡Pero qué coño haces tú aquí!?
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#32
El Senju pasó gran parte de la tarde, e incluso de la noche en la parte frontal del barco. Allí se limitó a no estorbar demasiado, en lo que meditaba sobre sus cosas. Tan solo cuando las inclemencias del tiempo empezaron a asomar, fue que éste se adentró en el buque de guerra. Más tarde, incluso tuvo la obligación de ver de nuevo a sus compañeros, pues dormían todos relativamente cerca. Tan cerca, que el espacio personal era casi inexistente, pues las literas de tela eran de todo menos amplias.

La mañana había surgido bien movidita, mucho más que la noche. Y la noche no es que hubiese sido un paseo por la playa, no señor. Quizás ésta tormenta era la peor que había azotado ésta parte de onindo hasta la fecha, al menos podía ser el peor temporal que el peliblanco podía recordar. El frío se colaba hasta en la cocina de tu casa, y los vaivenes del navío hacían que las ganas de vomitar hasta la primera papilla no fuese tan descabellado. En general, una mañana perfecta.

El desayuno no era lo que más le pudiese apetecer a un navegante en esos momentos, aunque Hayato comió un poco de pan, pues había escuchado que eso hacía menos probable que terminase vomitando. Pero al igual que muchos, fue de lo poco que se atrevió a comer.

«Vaya mierda... ¿y vamos a correr por el agua con éste temporal? ¡Qué locura!»

Con el trozo de pan a medio comer, Siete se debatía entre el vómito y el mareo, sin terminar de decidirse. Pero pasado un rato desde que todos se habían reunido en ese enorme salón, no fue si no Uchiha Raito quien terminó de acaparar la atención del peliblanco, así como del resto de la tripulación. El hombre comenzó a hablar en lo que el Senju tragaba el trozo de pan, aclarando que habían una mala y una buena noticia.

«A ver con qué nos sorprende ahora...»

Según expresó, la buena noticia es que ya mantener el sigilo y la sorpresa iba a ser pan comido, pues la tormenta que azotaba al buque no iba a dejar hueco a otra cosa. La mala noticia era que, ese hombre...

«¿¿Es un clon de plastilina??» Pensó, incómodo ante la grotesca transformación de poco a poco por parte del jönin. Pero su asombro no terminó en buen cauce, pues conforme el hombre se iba quitando cosas su rostro se le hizo mucho más familiar. Se trataba del mismísimo Uzukage, en carne y huesos. Con peluca y todo.

Da-da-datsu... ¿¡Datsue!? —El peliblanco no podía creerlo, tanta fue la sorpresa que casi se atraganta con el mendrugo de pan.

Tuvo que golpearse varias veces el pecho, para poder escupir el trozo de pan, que se había hecho dueño de todo el esófago, casi provocándole la asfixia. Incluso con las lagrimas casi asomando de la asfixia, una vez a salvo, no pudo evitar parpadear varias veces, incapaz de comprender cómo podía ser que estuviese allí.

La verdad, no era el único que se preguntaba qué hacia el Uchiha allí. Unos se lo tomaron mejor que otros.
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#33
El día transcurrió con normalidad. O, al menos, con la mayor normalidad que se podía considerar en aquellas circunstancias tan peculiares. Atravesaron el mar que separaba Yamiria de las Islas del Té, tomando una ruta marítima que atravesaría cualquier barco comercial. Solo que ellos no eran, precisamente, un barco comercial. Al día le sucedió una noche de cielo despejado y repleto de estrellas. Para Suzaku, que le encantaba contemplarlas mientras se perdía en sus pensamientos, fue un auténtico regalo. Incluso llegó a olvidarse de que se encontraba en un barco de guerra. Durmieron todos juntos en hamacas dispuestas en un gran salón dispuesto en el interior del barco, y aunque muchos de los shinobi aprovecharon el momento para charlar entre ellos y conocerse mejor, ella se mantuvo la mayor parte del tiempo en silencio.

Pero el siguiente día no fue tan tranquilo e idílico como el anterior. A Suzaku se le pusieron los pelos de punta nada más despertar, y no sólo por el miedo. Hacía un frío que pelaba, y la humedad del ambiente hacía aún más difícil la simple tarea de respirar. Pero nada pudo compararse al terror que sintió al subir a la cubierta: el hermoso cielo despejado y plagado de estrellas de la noche anterior se había visto sustituido por unas nubes tan oscuras como el tizón. Suzaku tuvo que agarrarse a la barandilla más cercana cuando una gigantesca ola chocó contra el barco y lo sacudió con la fuerza de un kraken. Y no parecía que iba a ser la última.

«¿De verdad vamos a cruzar este mar ANDANDO?» Se preguntó una vez más. Y, sin embargo, no dejó que el terror se reflejara en su rostro. Y si alguien le preguntaba al respecto, ella aseguraría una y otra vez que se encontraba perfectamente.

La tormenta cobró fuerza conforme avanzaron las horas. El viento soplaba con furia, las olas que se alzaban una y otra vez ya empapaban la cubierta del barco y a sus tripulantes, agitándolo como si del capricho de un niño con un juguete se tratase. Parecía cuestión de tiempo que terminaran en el fondo del mar, y los rayos que destellaban con todas sus fuerzas no hacían más que presagiar lo peor. Los tripulantes plegaron las velas, en un vano intento por mitigar mínimamente la fuerza del océano y de la tormenta contra ellos. Aunque tampoco pareció ser muy efectivo.

Por la tarde se reunieron en el enorme comedor del barco. Suzaku tenía un bol con comida frente a sus ojos, pero se veía incapaz de probar bocado. Los zarandeos del barco y su miedo al mar no sólo le quitaban el hambre, sino que le revolvían el estómago hasta puntos peligrosos. Casi era un milagro que no hubiese echado ya hasta la primera papilla. Pálida como la nieve, apenas levantó la cabeza cuando Uchiha Raito entró, acompañado por otros dos ninjas de fama acumulada en Uzushiogakure. Pero Suzaku ni siquiera tenía fuerzas para esforzarse en aprenderse sus nombres.

Tengo una buena y una mala noticia que daros —comenzó a decir, dedicando una larga mirada a todos y cada uno de los ninjas que se sentaban a lo largo de las mesas del comedor—. La buena noticia es que ya nadie tendrá que contenerse por lanzar un grito de socorro en el mar. La tormenta es tan bestia que nadie en el puerto os oiría.

Aquella frase volvió a ponerle la carne de gallina a Suzaku. ¿Se suponía que eso era una buena noticia? Casi sonaba más como la amenaza de un villano justo antes de...

La mala es que… —Raito se pasó la mano por el rostro, tirando de él como si se tratase de una máscara hecha de plastilina. El mentón retorcido, la nariz, las mejillas... todos fueron desechados. ¡Incluso su cabello!

¡Cuidado, es un ninja malvado! —gritó Suzaku, poniéndose en pie de un salto. Y los dos shinobi que acompañaban al farsante se adelantaron en actitud defensiva.

¿Pero cuándo había ocurrido? ¿Cuándo habían reemplazado a Uchiha Raito los ninjas de Kurama? ¿Habría sido desde el principio? ¿O habían aprovechado la tormenta, mientras estaban demasiado ocupados intentando no terminar en el fondo del mar? Suzaku se llevó una mano a su portaobjetos, dispuesta a presentar batalla. Desde luego, no iba a rendirse sin combatir. ¡Ni de broma!

Pero su mano se quedó congelada a mitad de camino.

Por el que se encontraba frente a ellos no era un shinobi del Copo de Nieve.

…no soy Uchiha Raito, el ninja con récord de misiones S cumplidas. —Uchiha Datsue, el Quinto Uzukage de Uzushiogakure, esbozó una pequeña sonrisa traviesa—. [sub=mediumturquoise]Yo solo tengo dos en mi expediente.

S... ¡Señor Uzukage! —exclamó Suzaku, boquiabierta a más no poder—. D... ¿De verdad es usted?

Por una parte, deseó que no fuese de verdad Uchiha Datsue. Porque sólo así se libraría del bochorno y de la vergüenza de haberle confundido con un shinobi de Kurama y haberle llamado "ninja malvado". Pero ella no fue la única sorprendida. A su alrededor, el caos se desató. Incluso su hermana Umi se incorporó en su silla de golpe.
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#34
Pasamos la noche como buenamente pudimos. Nos dispusieron una serie de hamacas para los distintos escuadrones que íbamos a utilizar para pasar la noche. La brisa del mar, tranquilo como cuando se prepara para el inevitable frenesí de la batalla era tranquilizadora y, sin lugar a dudas, ayudó a conciliar el sueño en un barco que era un manojo de nervios. Entre los novatos y los que noc reían en nuestras opciones de victoria, luegoe staban los pesimistas que creían que íbamos a morir todos y cada uno de los 97 gilipollas que íbamos a aquella misión suicida. Yo... bueno, simplemente acataba ordenes. A fin de cuentas, eso era lo que debía hacer dar el máximo de mi por el Remolino, era mi deber después de todo lo que Uzushiogakure había hecho por mi desde el fallecimiento de mis padres.

Al día siguiente nos reunieron a todos en una gran sala que hacía sus funciones de comedor. Todo el mundo estaba callado, llevándose algún que otro trozo de pan a la boca para saciar el rugir del estómago y también para pasar el rato. Un método más para pasar los nervios ante el día de mierda que estaba azotando aquel barco. Tan solo esperábamos la orden. La Dichosa orden que nos enviaría a cumplir con nuestro deber. Fue entonces cuando llegó el generalisimo, el que había servido a la patria mejor que cualquiera de los presentes. Uchiha raito en persona una vez más. Sin embargo, pronto comprobaríamos de primerísima mano que noe ra Uchiha raito sino..


— Uchiha D-datsue-sama... — alcancé a balbucear desde mi silla.

El resto de compañeros de escuadrón reaccionó de lo forma más escandalosa posible. Especialmente la rubia y bueno, por qué no decirlo, Uchiha Suzaku. Quizás el único que reaccionó de forma más bien calmada o comedida fue Hayato. No descartaba que fuera cosa del color de cabellos, pues los dos peliblancos fuimos los más relajados.

— ¿De verdad creeis que Datsue-sama es tan gilipollas para dejar la aldea descuidada solo por venir en este barco de mala muerte? — dije, mirando a todos y cada uno de los compañeros de escuadrón mientras el comedor seguía alborotandose — Ni que le hayan nombrado Rokudaime Uzukage por descarte...

Pero lo cierto es que la simple presencia del Escudo de Uzushio me reconfortaba y tuvo un efecto anímico positivo en mí.
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#35
Algunas reacciones ya las había previsto. La incredulidad. Los atragantamientos. La llamada momentánea a las armas. Pero que le llamasen "ninja malvado"... Oh, no, eso sí que no se lo había visto venir.

Se aguantó la risa como pudo.

Yo también me alegro de veros —comentó, con sus ojos posándose primero en Hana, luego en Umi. Pero la pregunta de Hana se repitió en los labios de unos pocos más, e intuyó que en la mente de otros tantos. Si bien Natsu trató de defenderle, algunos iban a necesitar algo más—. La villa está en buenas manos. Uchiha Raito está haciéndose pasar por mí, Kurama no sabrá que Uzushiogakure no cuenta con su Kage hasta que sea demasiado tarde para él. Raito, Uzumaki Eri... son muchos los ninjas poderosos que velan por nuestro hogar. Confiemos en ellos. Sé que no es lo habitual que un Kage salga de la villa —aunque ellos ya lo sabían: Datsue no encajaba en la etiqueta de Kage habitual—, pero el día de mi nombramiento, os hice una promesa. Una que no puedo cumplir sentado detrás de un escritorio.

Ojalá pudiese hacerlo desde allí. Nunca había sido muy proclive a jugarse el pellejo, ni mucho menos. Eso se lo dejaba a los héroes. Él solo luchaba por su familia. Sus amigos. Solo por ellos. Hubo un tiempo en el que eso le incluía a él, al dinero, y a nada más en absoluto. Sus problemas habían empezado cuando el pequeño grupo fue ampliándose hasta el despropósito que era hoy en día desde que le habían nombrado Uzukage.

Aclarado aquel punto, se produjeron unas voces que ponían en duda su identidad. Suzaku, Hayato y algunos más lo preguntaron abiertamente. Lo cierto es que se alegró de que sucediese. Consideraba el escepticismo, en su justa medida, como una virtud en un ninja.

Os he entrevistado privadamente a muchos de vosotros. Podría... Bueno, no. Dudo que queráis que revele los detalles de nuestras conversaciones. —Desechado aquello, solo le quedaba una cosa para probar que era él, entonces, y eso era demostrar que no solo era él. Cerró los ojos por un instante, dejando que la energía de Shukaku fluyese por su ser. Unas líneas de arena se formaron a su alrededor girando en espiral. De la raíz a la punta, gradualmente, su cabello se volvió del color de la arena. Cuando abrió los ojos, su esclerótica era negra y sus iris dorados, con la pupila estrellada—. Espero que esto sea prueba suficiente.

»Ahora, a la misión. Sí, lo sé. La tormenta es más grande de lo que nadie había predicho. Os seré franco, si hay alguien que no se sienta capacitado para llegar a tierra... Si quiere, puede quedarse aquí. El barco necesita de alguien para protegerlo hasta nuestra vuelta, ¿hmm? No os lo echaré en cara.

»Al resto... seguidme.


Ten cuidado, joven ninja, porque si decides traspasar esta línea no habrá marcha atrás. Estás a tiempo de quedarte en el barco. No recibirás recompensa por la misión S y probablemente algunos te acusen de cobarde a la vuelta, pero podrán decírtelo porque estarás vivo, y eso ya es algo que el resto quizá no pueda decir.

Si decides continuar, sin embargo, has de saber varias cosas. La primera, si quieres hacer un LVL UP, comprar o reespecializar, estás a tiempo. Pero hazlo ya, porque cualquier cambio dn la ficha después de la siguiente ronda, no tendrá validez en esta trama. Puedes hablar con los másters para alguna excepción, pero tiene que ser para algo muy específico y razonado.

Hablando de másters, yo voy a participar únicamente como jugador. Los Narradores serán Nao y el máster sorpresa... Daigo. Cualquier pregunta, mejor a ellos, porque yo estaré casi igual de desinformado que vosotros.

He saltado a alguno al pasarsele las 96h, y como estábamos de charla, no pasa nada. Pero recordad que si esto pasa en medio de un combate... Bueno, seguramente haya consecuencias.

Eso es todo. A divertirse y... deciros que yo estoy igual de acojonado que vosotros!

Ya arriba en la cubierta, el temporal continuaba haciendo estragos. La playa, a lo lejos, parecía la meta de una carrera llena de obstáculos y trampas mortales. Joder, hasta el propio Datsue estaba nervioso por meterse allí. Pero él no podía mostrarlo. Ni un ápice.

«Esto va a costar. ¿Estás preparado, Shukaku?»

«¡Jaaaaa! ¿Por quién me tomas»

El Uchiha tomó eso como un sí, y salto al palo mayor mientras ejecutaba el sello del carnero. Fue entonces cuando sucedió algo al alcance de tan solo un Jinchūriki. De incontables nubes de humo a lo largo de todas las velas del barco, surgieron más de una veintena de Kage Bunshins.

¡Mis espadas! ¡Mis uzujines! —gritaron los veinticinco Datsues al unísono—. !Y mis cerezos silvestres! —gritó uno por su cuenta—. ¡Es la hora! ¡Lleváis toda vuestra vida entrenando para esto sin daros cuenta! ¡Cada vez que jugabais entre las olas del Remolino, cada excursión de la Academia para luchar en las costas! ¡Habéis nacido para esto! ¡Cada paso en vuestra vida os ha conducido a este momento! ¡Recordadlo bien, porque los bardos cantarán sobre esta noche sobre los siglos de los siglos!

»¡La noche en que hicimos lo imposible!

»¡La noche en que demostramos al mundo que el mar nos pertenece!

»¡No temáis a las tormentas y el océano, Susano'o está de nuestra parte!

»¡¡¡UZUJIIINEEESSS!!! ¡¡¡ES LA HORA DE HACER HISTORIA!!!

» ¡¡¡VAAAMOOOOSSSS!!!


Sí, dados de Fate. Siguiendo el Manual de NW, vamos a tirar todos antes de hacer nuestros posts. Por el Telegram del grupo, mencionando que es para esta trama, un "/roll 4df".

Como vais en pareja (especificar con quién vais en vuestro post), la dificultad de la tirada es 6 (es decir, entre los dos tenéis que sumar un +6 para llegar con éxito a la playa). El mérito uzujin otorga un +2. El atributo a usar es Inteligencia (control del chakra), que os dará o quitará puntos en función de lo que tengáis (mirar el manual para saber cuánto exactamente).

Una vez lanzados los dados, rolead en consecuencia al resultado. Si tenéis éxito podéis acabar llegando a la playa. Si fallais... Bueno, os caeis al mar y veremos qué pasa en la siguiente ronda.

Cualquier duda al respecto de la tirada, podéis preguntar a Daigo (o a mí, pero quizá no responda hasta que no vuelva del viaje).

¡Suerte a todos!
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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#36
Yo también me alegro de veros —soltó el Uzukage, mirándolos uno a uno—. La villa está en buenas manos. Uchiha Raito está haciéndose pasar por mí, Kurama no sabrá que Uzushiogakure no cuenta con su Kage hasta que sea demasiado tarde para él. Raito, Uzumaki Eri... son muchos los ninjas poderosos que velan por nuestro hogar. Confiemos en ellos. Sé que no es lo habitual que un Kage salga de la villa, pero el día de mi nombramiento, os hice una promesa. Una que no puedo cumplir sentado detrás de un escritorio.

«¿Pero y si le pasa algo? ¿Quién se hará cargo de la villa entonces?» Quiso preguntar Suzaku, llena de angustia. Pero la pregunta murió en su garganta, bajo el murmullo constante de todos los allí presentes.

Os he entrevistado privadamente a muchos de vosotros —continuó, a raíz de las dudas de algunos de los presentes—. Podría... Bueno, no. Dudo que queráis que revele los detalles de nuestras conversaciones.

Entonces, Uchiha Datsue cerró los ojos por un instante. Una extraña energía comenzó a envolverle, junto a filamentos de arena que comenzaron a girar a su alrededor. Su cabello, desde la raíz a la punta, se aclaró notablemente. Y cuando volvió a abrir los ojos, su esclerótica se había vuelto negra, sus iris dorados y su pupila había adquirido la forma de una estrella de cuatro puntas. Suzaku no había llegado a ser testigo de la presencia de Shukaku, pero tampoco era una necia como para pensar que aquel era alguna nueva fase del Sharingan. Cualquier duda sobre su identidad, si es que aún quedaba alguna, había quedado completamente barrida.

Ahora, a la misión. Sí, lo sé. La tormenta es más grande de lo que nadie había predicho. Os seré franco, si hay alguien que no se sienta capacitado para llegar a tierra... Si quiere, puede quedarse aquí. El barco necesita de alguien para protegerlo hasta nuestra vuelta, ¿hmm? No os lo echaré en cara. Al resto... seguidme.

El Uzukage a andar hacia la cubierta, pero Suzaku se mantuvo en su sitio, dubitativa. Maldita sea, quería seguirle, ¡claro que quería! Pero las olas no dejaban de zarandear el barco y el cielo no dejaba de descargar rayos contra ellos. Era como si todos los dioses habidos y por haber se hubiesen confabulado para hundirlos. Además... estaba el océano.

¡Mis espadas! ¡Mis uzujines! ¡Y mis cerezos silvestres! —escuchó la voz de Datsue, pero como si hubiese sido amplificada varias decenas de veces—. ¡Es la hora! ¡Lleváis toda vuestra vida entrenando para esto sin daros cuenta! ¡Cada vez que jugabais entre las olas del Remolino, cada excursión de la Academia para luchar en las costas! ¡Habéis nacido para esto! ¡Cada paso en vuestra vida os ha conducido a este momento![/sub]

Sí, como Uzujin, Suzaku había entrenado para caminar sobre las aguas, y como uno más de ellos se le daba especialmente sortear los vaivenes de las olas y los remolinos. ¡Pero no estaban hablando de un mar revuelto típico de un día tormentoso! ¡Es que estaban en pleno huracán! Y ella no sabía nadar...

¡Recordadlo bien, porque los bardos cantarán sobre esta noche sobre los siglos de los siglos! ¡La noche en que hicimos lo imposible! ¡La noche en que demostramos al mundo que el mar nos pertenece!

Aunque... Si el Uzukage les decía que podían hacerlo... Quizás había una posibilidad...

¡No temáis a las tormentas y el océano, Susano'o está de nuestra parte! ¡¡¡UZUJIIINEEESSS!!! ¡¡¡ES LA HORA DE HACER HISTORIA!!! ¡¡¡VAAAMOOOOSSSS!!!

¡¡VAMOS!!

Suzaku echó a correr hacia la cubierta, arrastrando prácticamente a Umi en el proceso, dispuesta a saltar por la borda. Como hermanas, ellas irían juntas en aquella misión suicida. Ya se había vestido el chaleco salvavidas y la cuerda ya la amarraba directamente a su hermana.

Tan sólo esperaba no terminar hundida en el proceso.




0+0-< +0

Inteligencia 30 (+10 por Vínculo de Compañerismo) (+1 a la tirada)

Mérito: A contracorriente: +2
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#37
Y el muy gilipollas de Datsue se puso gilipollas. ¿De verdad se pensaba que ella, la gran Himura Hana, confiaría en el tal Uchiha Raito más que en él? ¡Pues claro que no! Da igual como se le ocurriese plantearlo, era mejor que su kage estuviese en la villa que el tal Raito. Si es más fuerte es más fuerte. ¡Y de hecho! Si tantas misiones tenía completas, ¿no sería mejor tenerlo en LA MISION? ¡En vez de en la villa! La villa no era una misión, esa misión sí era una misión. ¿Qué record tenía defendiendo villas? ¡Yo diría que ninguna! Porque ninguna había sido asediada por un ejercito liderado por un bijuu. Jaque mate.

Pero no iba a decir nada de eso. Claro que no. Datsue ni siquiera se paró a dejarles decir nada. Se puso como se ponía él, extra dramatico en su drama y tiró hacia adelante. Y claro que Hana le siguió, contrariada y con los brazos cruzados pero le seguiría sin decir palabra. A pesar de ser gilipollas, las palabras de su kage calaban más hondo de lo que jamás querría admitir en voz alta. Por lo menos ahora, que odiaba el mundo.

Salió fuera y Hana, como tantos otros, lo siguió, yendo antes a su propia capitana a pedirle que fuese su pareja en esa excursión. Pues en el escuadron eran cinco soldados y ella, por lo que alguien tenía que ir con ella, ¿y quien mejor que ella? Nadie. Además tampoco tenía pinta de que ninguno de esos patanes malolientes cabeza de mono tuviese el valor de hacerlo. La capitana aceptó, como no podía ser de otra forma y ambas salieron a la aventura.

Fuera hacía un viento del copón, un frio de la hostia y una lluvia de la puta locura. Pero ahí estaban los valientes uzujin. Tras el discurso de no un Datsue, sino veinte, todos se tiraron al mar con la confianza de poder andar sobre el agua. Y esa era mucha confianza.

Hana saltó, airada y con más intención de patear el agua y forzar su camino que de controlar nada. ¡Ese collar le hubiese venido como anillo al dedo para esa estupida caminata por encima del estupido mar en medio de una estupida tormenta! ¡Y no lo tenía! ¡¿Por qué no podía tener nada en esta vida?!


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#38
El mismísimo Uzukage en persona. El puto Datsue había sido incapaz de dejarlos a su suerte, había sido incapaz de dejar solos a tantos genins e inexperimentados shinobis como viajaban en ese buque. Sin duda alguna, estaba cumpliendo al 200 por ciento su palabra, dejando incluso la aldea en manos ajenas para ratificar que era el escudo que había prometido ser.

Aclaró ser quien parecía ser. Pero aún así, las dudas sobrevolaban las mentes más escépticas, haciendo al Uchiha verse obligado a hacer algo que sólo él podía hacer. La arena bañó sus cabellos, y numerosas partes de su cuerpo en lo que iba desvelando una forma que jamás había visto Hayato. Sin embargo, muchos creyeron más a esa horripilante forma que a sus propias palabras. Fuese como fuese, lo que importaba es que todos estaban unidos, y con un propósito claro: Asaltar esa puta villa.

Antes de movilizar a todas las fuerzas, Datsue dio pie a que quien quisiera se quedase en el barco. Pero... ¿Quién diantres iba a permanecer en el barco mientras ese carismático y poderoso Uchiha hacía todo el trabajo?. Era imposible que un solo alma se quedase allí. ¡Saltaría hasta el maldito comandante!. Ese puto Uchiha sabía muy bien como engatusar a la gente, cómo encandilarlos con sus palabras.

Vamos allá, Natsu. —Inquirió a su compañero de baño.

Tras ello, todos salieron al exterior del barco, pudiendo ver cómo la tormenta poco a poco les iba devorando. ¡La madre que lo parió!. ¿Quién le había mandado a ese Senju a meterse en esos berenjenales?. No tardó en verlo, ese "algo" que le había impulsado era el mismo que se había clonado 25 veces, y vociferaba a todo pulmón que había llegado la hora de la verdad.

Solo le faltó llevar la mano al rostro, demolido... Pero. PERO. No, eso no era posible, no con ese gran líder incitando a saltar, animando hasta a los putos delfines para que asaltasen la costa. Ni los tiburones, ni el kraken, ni el mismísimo sabio iban a detener a esa panda de Uzujines. No señor.

Hayato comprobó que tenía bien puesto el chaleco salvavidas, comprobó que tenía bien atada la cuerda, y vociferaría a todo pulmón: —¡¡AL ASALTOOOOO!!.

Con ello trataría de saltar, arrastrando incluso a su compañero, si es que él no le ponía también sus mismas ganas. De lo contrario, pues el resultado sería muy distinto, pues en lo que a fuerza se refería, no iba a poder con él ni por asomo.
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#39
Le faltaba el aliento. No sabía cómo estaban los otros veinticinco, pero él, el Datsue original, estaba sin jodido aliento.

Había sacado aire de donde no tenía para lanzar su discurso. Claro que lo había lanzado. El mundo necesitaría algo más que eso para aplacarle la lengua. Pero una cosa era hablar, y otra muy distinta moverse. Si lo necesitase, dudaba que pudiese sacar fuerzas para gastar algo de chakra.

«Joder, tenía que haberles dicho que se esperasen un minuto», pensó, demasiado tarde, cuando vio a sus espadas y sus cerezos silvestres lanzarse al mar. ¿Se hubiese lanzado él, años atrás? Recordaba como si fuese ayer su primer viaje en un barco grande. Había sido con Akame, de camino al primer torneo de ninjas en el que había participado. Donde había creado la famosa revista El Corazón Uzureño, entre otras cosas. Sonrió para sí al recordar aquellos tiempos, en los que su mayor preocupación era que le hubiesen jodido un polvo. Se dio cuenta enseguida que por aquel entonces ni de coña hubiese saltado. Se hubiese quedado en el comedor con una taza de chocolate bien calentita entre las manos y, si acaso, les hubiese deseado suerte al grupo desde la distancia. Probablemente hubiese fingido que se acababa de torcer un tobillo, o algo así.

¡Hasta sus clones, de saber crearlos por entonces, se hubiesen negado a saltar!

Jo-der… —farfulló por lo bajo, cuando vio a sus veinticinco clones saltando al unísono tras el resto de uzujines, dispuestos a ayudar a cualquier pareja que lo necesitase—. Jo-der —volvió a decir para sí, cuando saltó sobre la barandilla y el agua le salpicó. Un relámpago hendió el cielo—. Joder, joder, joder, ¡JODER! —Volvió a gritar, cuando se dejó caer hacia la tormenta.

Porque saltó, claro que saltó.

Porque ahora no era Datsue el Intrépido, un apodo que por aquel entonces era de lo más sarcástico.

Ahora era Datsue el Rokudaime. Datsue el Sexto. Datsue... el Uzukage.
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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#40
Y saltaron. Todos ellos saltaron, no faltos de dudas ni de preocupaciones, claro, pero nadie se quedó atrás. Ni un solo cerezo silvestre, ni una sola espada, ni el escudo se quedó atrás, porque de eso se trataba esto, de hacer lo correcto por Ōnindo, por Uzushiogakure, o por sus seres queridos aunque tuviesen dudas.

Y saltaron. Todos ellos saltaron junto a un compañero al que confiarían su vida si la cosa se torcía, atándose literalmente a un familiar, un amigo o a una persona a la que acababan de conocer para, juntos, cruzar la tormenta más peligrosa de sus vidas, porque de eso trataba de esto, de confiar los unos en los otros para cambiar el mundo con el esfuerzo conjunto de los noventa y siete uzujin más valientes e importantes de la generación.

Solo uno de ellos saltó sin un compañero. Bueno, uno y sus veinticinco clones, los clones del Rokudaime Uzukage, el escudo de Uzushiogakure, que no permitiría que nadie se quedase atrás.

Suzaku, corriste arrastrando práctica y literalmente a tu hermana, Umi. Juntas, saltaron al mar con la esperanza de no hundirse, y no lo hicieron. Juntas, consiguieron mantenerse de pie en el agua, a pesar de que el bravo mar parecía esforzarse en tumbarlas.

Suzaku: 0+0- + 3 = 3
Umi: 0+0- + 3 = 1
Total: 4

Hayato, motivado, y contagiando de tus ánimos al resto de tus compañeros, te lanzaste al mar junto a Natsu, un genin qué, aunque se vio sorprendido al haber sido arrastrado por ti, demostró tener un excelente control del chakra, manteniéndose a flote junto ti.

Hayato: +-+- + 3 = 3
Natsu: -+-- + 3 = 1
Total: 4

Hana, enfadada, saltaste al mar junto a tu capitana e incluso ahora que no estabas en el mejor de los estados psicológicamente, vuestro control del chakra en conjunto era tan exquisito que nade hubiese dicho que estabais en medio de una jodida tormenta en el mar.

Hana: 00-- + 4 = 2
Neiru: +--0 + 4 = 3
Total: 5

Todo estaba yendo bien para los noventa y siete de Uzu, quienes avanzaban a pesar del vienta, lentos pero seguros, sin detenerse, sin desfallecer...

Dificultad: 6
Umi y Suzaku: Fallo
Hayato y Natsu: Fallo
Hana y Neiru: Fallo
Datsue: Dificultad 3 por ir en solitario
-00+ + 5 = 5 (¡Éxito!)

... Hasta que todo se fue a la mierda. La tormenta había provocado una enorme ola que chocó contra todos por la espalda, lanzando a la mayoría de grupos por los aires sin control y hundiéndolos sin ninguna posibilidad de recuperarse. Lo único que impidió que fuesen llevados directamente hasta el fondo del mar fue el chaleco salvavidas que todos llevaban puestos. El Uzukage y sus clones fueron los únicos que consiguieron mantener el control a pesar del golpe.

Para todos vosotros era imposible nadar con un mínimo de control, mucho menos volver a coger el impulso para caminar en el agua, pero al menos conseguisteis manteneros a flote. Todos excepto para Suzaku, que tenía un ligero problema... ¡no sabía nadar! Y se estaba hundiendo. Incluso con el chaleco salvavidas ya estaba completamente bajo el agua y lo peor era que su hermana, que estaba atada a ella, se empezó a ver arrastrada y hundirse también.

Justo antes de que Umi se hundiese del todo, uno de los muchos clones de Datsue tomó su brazo y empezó a tirar de ella, incluso él empezó a hundirse.

Dificultad 2 para ayudar a Hana y Neiru:
+-+0+5 = 6 (¡¡¡Crítico!!!)
Dificultad 4 para ayudar a Hayato y Natsu:
+0--+5 = 4 (¡Éxito!)
Dificultad 4 para ayudar a Umi y Suzaku:
---0+5 = 2 (Fallo)

El resto de clones ayudaron a todos los ninja con una eficiencia pasmosa, consiguiendo ponerlos a todos de pie con esfuerzo. Dos de ellos consiguieron hacerlo tan eficientemente que, al notar que el clon que estaba ayudando a Umi y Suzaku se estaba hundiendo, corrieron ambos a ayudarlo.

Dificultad 4 para ayudar al resto de ninja:
+0+-+5 = 6 (¡¡¡Crítico!!!)
Dificultad 4 para ayudar a Umi y Suzaku:
---0+5 + 2 (Críticos) = 4 (]¡Éxito!)

Noventa y siete ninjas y veinticinco habían saltado de aquel barco. Todos ellos, trabajando en equipo y apoyándose en su Uzukage, conseguirían sortear aquel reto que el mismo Susano'o parecía haberles impuesto. En poco tiempo, todos, llegarían a la orilla.
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#41
El Uchiha y el Senju se lanzaron al agua como alma que lleva el Diablo. Tomaron un primer contacto con el agua, y corrieron tanto como pudieron. Aunque eso fue por tan solo unos metros, pues a eso que avanzaban una ola los batió. Fue tan dantesco como un águila cazando un ciervo. La ola se los llevó, y no solo a ellos, si no a casi que todo Uzujin que trataba de cruzar hasta la orilla.

¿¡LA PUTA MADR-!?. —No terminó ni a blasfemar, pues las olas casi se lo llevan al fondo, a visitar a esos tiburones.

Por suerte, el Uzukage estaba allí, así como su ejercito de clones. Casi en un abrir y cerrar de ojos, los clones buscaron reflotar a todos los Uzujines que andaban en dificultad, es decir a casi todos. Con ello, también reflotaron al Senju y su binomio Uchiha. Hayato no pudo más que agradecer el poder volver a cargar los pulmones con aire, abrumado por tanta agua.

¡Gracias!.

Y con las mismas, volverían a iniciar la acometida a toda velocidad hacia la costa. Siete buscaría la orilla con toda su alma, cuanto más tiempo pasasen sobre el agua, más posibilidades de ahogarse. Datsue no estaba allí para ser socorrista a tiempo completo, no era una posibilidad que cambiase su sombrero por un flotador rojo, un bañador ajustado y gafas de sol. Así que lo dicho, cuanto antes saliesen del agua, antes tendrían otro tipo de peligros amenazando sus vidas, como un general o algo.
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#42
Por alguna extraña razón que no llegaba a alcanzar, una fuerza que jamás había sentido me invadió. No, tan solo era una porción, pero me dio el coraje y la determinación para seguir a Hayato saltando al océano para mantenerme a flote y tratar de llegar a la costa, tal y como estaba planeado. Bueno, tal y como estaba planeado quizás no. No entraba en nuestros planes enfrentarnos a la jodida tormenta perfecta que dificultaba en gran medida todo. La líder del escuadrón saltó junto a la chica rubia tímida que también gestionaron estoicamente la situación. Finalmente las hermanas Uchiha hicieron lo propio y parecía que todo iba como la jodida seda. Hasta que...

¿¡LA PUTA MADR-!?.

Ni siquiera dio tiempo a más lamentaciones. Tan solo abrí dos ojos como dos jodidas naranjas hasta que aquella ola traicionera y rastrera nos engulló por la espalda sacudiéndonos y jodiendo todo lo que habíamos hecho para mantenernos a flote. Menos mal de los flotadores. Menos mal..

— ¡Gracias!

El Uzukage y sus varios clones nos ayudaron a volver a la posición original. Pero algo iba mal, Suzaku estaba en auténticos apuros pero al final toda aquella legión de clones pudieron socorrer a la Uchiha antes de que perdiese la consciencia y el agua del basto océano la engullese como si de un caramelo en la puerta de la academia se tratase.

— Maldita sea, hay que salir de esta trampa mortal lo antes posible
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#43
Ironías del destino, fue Uchiha Suzaku quien arrastró a su hermana al océano. Unidas por aquella cuerda del destino, saltaron desde la balaustrada del barco y las furiosas olas las recibieron en su mortal abrazo. Pero no llegaron a sumergirse. Como kunoichis que eran, como kunoichis de Uzushiogakure que eran, eran expertas en surcar las aguas de los remolinos. Y así, acumularon chakra en la planta de los pies y se alzaron victoriosas sobre las olas.

¡Lo hemos hecho! —exclamó la pelirrosa, pletórica.

Pero entonces algo las golpeó por la espalda. Fue como el impacto de un martillo que le cortó la respiración a Suzaku y la empujó hacia delante. La pelirrosa manoteó y pataleó de forma salvaje, pero nada pudo hacer para evitar ser hundida. Pronto se vio rodeada de agua por todas partes y perdió la noción de dónde estaba arriba y dónde estaba abajo. ¡Y ni siquiera el chaleco le sirvió para regresar a la superficie! Llena de angustia y de terror, se llevó ambas manos a la boca, intentando contener el aire que se le escapaba. No sabía nadar. ¡No sabía nadar!

¡¡Iba a ahogarse en aquel condenado océano sin haber llegado siquiera a su destino!!

«Hermana...» ¡Umi! ¿Dónde estaba su hermana? ¡No alcanzaba a verla! ¿Se habría hundido ella también? Al menos ella sí sabía nadar...

Los pulmones le ardían. Comenzó a tragar agua y fue como si la apuñalaran el pecho desde dentro. Y cuando comenzó a perder cualquier atisbo de esperanza, algo tiró súbitamente de ella con fuerza. Suzaku rompió a toser violentamente en cuanto su cabeza surgió en la superficie y pudo volver a tomar aire. Volvía a estar de vuelta bajo a aquel cielo tormentoso, pero al menos ya no estaba bajo el mar.

Gr... gracias... —murmuró, como buenamente pudo. Y entonces se dio cuenta de quiénes la habían ayudado: su hermana Umi y el Uzukage. O, más bien, cuatro Uzukages. ¿Había tragado demasiada agua salada o habría utilizado alguna técnica de clonación más avanzada? Fuera como fuese, a Suzaku le habría gustado inclinarse ante él en agradecimiento, pero aún tenía que recuperarse del momento que acababa de pasar. Y aún así...—. Te... Tenemos que llegar a la orilla... cuanto... antes... —musitó, empujando débilmente a su hermana.
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#44
Pero el día de mi nombramiento, os hice una promesa. Una que no puedo cumplir sentado detrás de un escritorio.

Umi tragó saliva. Bajó la mirada y la desvió por un momento hacia Suzaku. «Sí, ya... si te crees que todo esto va a borrar todo lo que pasó...» Aun así, la muchacha se mantuvo callada el resto del tiempo. Le hubiera gustado decirle a su hermana que no fuese, que se quedase en el barco. Le hubiese gustado convencerla de que se quedarían la gloria si conseguían defenderlo de algún enemigo. Pero instintivamente supo que Suzaku seguiría a aquél hijo de puta hasta el fin de los días.

...¿quién no lo haría?

Hasta Umi estaba empezando a dudar de sí misma.



· · ·



El viento agitaba sus cabellos humedecidos por la tremenda tromba de agua que caía sobre ellos. El viento casi no dejaba oír las palabras del Uzukage. Eran palabras inspiradoras, si es que uno sentía algún tipo de vínculo con la aldea. Lo cierto es que Umi sabía la importancia de pararle los pies a Kurama. Aunque la democracia en el País del Remolino fuese una pantomima de Hanabi, parecía mejor que el Imperio de un puñetero psicópata que arrasaba con todo lo que declaraba como suyo y que no se le ponía de rodillas inmediatamente.

Lo que pasa es que sus recuerdos, jugando entre las olas del Remolino, eran junto a su padre y su hermana. Eran recuerdos amargos. Las excursiones de la Academia acababan con ella contándole a su padre, en su regazo, cuánto de bien se lo había pasado. Y a ella, más tarde, le habían robado todo eso. La elección de palabras pudo ser mejor.

Aún así, más le valía espabilarse. No era solo su vida la que tendría que proteger, sino la de su hermana. La miró un momento, y al tiempo siguiente la muy idiota casi la tira al suelo.

¡¡Ehhh!! —Umi tuvo que acelerar el paso para no caer de morros al suelo, y no pudo más que gritar esto a Suzaku, porque tuvo que saltar por la borda de un momento para otro. Cuando cayeron al agua, estuvieron a punto de perder el equilibrio y hundirse.

¡Lo hemos hecho! —exclamó la pelirrosa, pletórica.

¡Sushi, ten más cuidado! ¡TE RECUERDO QUE ERES TÚ LA QUE NO SABE NADAR! ¡Y que estoy atada a ti por una cuerda! —le espetó a su hermana.

Entonces, recibió un golpetazo por la espalda y ahogó un grito. Sus pies, inestables, fueron separados de las aguas por la fuerza de una ola y acabó arrastrada por la corriente, junto a todos los demás. Umi salió a la superficie a duras penas. Pero...

¡¡SUZAKU!! ¡¡SUZAKU!! —Umi entró en pánico: su hermana se estaba hundiendo a pesar del chaleco salvavidas. Ella intentó tomar la cuerda con ambas manos y estirar para sacarla, pero en lugar de eso se vio arrastrada también. Notó que alguien le agarró del brazo y tiró de ella, pero no fue suficiente. Otros tirones más y consiguieron sacar a Suzaku. Cuando se repuso, comprobó que su hermana estaba bien y se dio la vuelta, vio quiénes habían ayudado y entró en cólera—: ¡Por tu culpa! ¡¡Por tu puta culpa casi se ahoga, y no acabamos de empezar la puta misión!! ¡¡No te lo perdonaré...!! ¡No...!

Te... Tenemos que llegar a la orilla... cuanto... antes... —musitó Suzaku, empujando débilmente a su hermana.

Grr... —Umi se vió arrastrada por la cuerda, y se obligó a continuar. De lo contrario, tendría que volver a golpear la cara del Uzukage.

Una de las cuatro.
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#45
Realmente se había ido a por su capitana porque le daba cosa que saltase sola. Gracias a todo su entrenamiento de Fuinjutsu, su control del chakra era exquisito. En cambio, no tenía ni idea de las capacidades de Neiru y no iba a ir a preguntarle si se veía capaz de saltar sola, mejor simplemente sugerir por matematicas simples que hiciesen pareja.

Sin embargo, Neiru era igual de buena que ella en ello y ambas se sostuvieron sin problemas sobre la superficie irregular que era el embravecido mar. Con cada paso, Hana pisaba más fuerte, como si quisiese pagar con él todo el sufrimiento que su amarga existencia le suponía.

Y el mar le contestó. Con una ola del tamaño de su villa entera cayendole encima. A ella y a todos, pero estaba claro que era en respuesta a haber pagado su enfado con la naturaleza. Todos cayeron al agua y volver a ponerse de pie sonaba a algo completamente impensable.

Hasta que bajó su escudo de los cielos, envuelto en un aura divina y multiplicado por venticinco, ayudó a todos sus vasallos, sus subditos, sus compañeros, a salir de esas terribles aguas y volver a ponerse en pie. Cuan estúpida se sentía ahora Hana por haber saltado con aquel enfado encima. Tal vez había sido el agua helada o la mirada preocupada del clon numero veintiuno de Datsue, pero se sentía capaz de seguir adelante, mucho más que en ningún otro momento del día.

Manteniendo a raya su enfado, que probablemente volvería en algún momento, y con la ayuda de su compañera, Neiru, comenzó a andar hacia delante. Luchando contra viento y agua, con todas las fuerzas puestas en los sitios que tocaban y ningún pensamiento más allá de llegar a la orilla en su mente.

Cuando llegasen, se pararía a contar a los miembros de su división, pues contar a todo el ancho de la misión llevaría demasiado tiempo, y a comprobar que habían llegado sin ser detectados.


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