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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
No les había salido nada mal la jugada, pero había que acabar rápido con ellos antes de que se pusieran en serio. Por mucho que fueran ninjas seguían siendo un par de genins contra dos adultos entrenados. «Lo ideal sería poder dejarles inconscientes cuanto antes, pero ahora tengo que cubrir a Hayato desde arriba.»

En el momento después de lanzar el Raiton el de gafas echó mano a su portaobjetos, sacando un pergamino pequeño y extrayendo lo que contenía. Mono se posó sobre el tejado y fue activado con los argénteos hilos de chakra del shinobi. La marioneta voló hacia los guardias y, cuando se encontraba sobre sus cabezas, un humo morado brotó de la diestra del títere en una lengua de seis metros de longitud y tres de anchura que buscaría envolver a los dos contrincantes.


- PV:

125/140


- CK:

91/150

-10
Regeneración dividida


- Daño provocado: 5 PV/turno (6 turnos)
- Acciones ocultas:


- Fuerza: 20
- Resistencia: 20
- Aguante: 40
- Agilidad: 20
- Destreza: 40
- Poder: 40
- Inteligencia: 40
- Carisma: 20
- Voluntad: 30
- Percepción: 20


- Bandana (en la frente)
- Portaobjetos básico (en la parte delantera izquierda del cinturón) [4/10]
  • Pergamino Pequeño
  • Kunai x2
  • Veneno común
- Marioneta Básica



PV:

40/40



Accesorios:
-Cuchillas Acoplables x2 [8 PV/corte, 12 PV/penetración]
-Bola de Veneno Marionetista [5 PV/6 turnos, 6m largo/3m ancho]
-Kōgeki Shokushu [8PV/corte superficial, 12PV/corte, 16PV/golpe, 18PV/penetración, inmoviliza durante un turno]
[Imagen: giphy.gif]

Hablar - «Pensar» - Narrar
burlywood

¡Muchas gracias a Ayame por el avatar!
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Romper el suelo había funcionado bien para el ninja médico, pero la pelea aún no había terminado. Quedaba el reto de dejar fuera de combate a aquellos guardias. Sin embargo, aunque eran mayores, Hayato estaba seguro en su interior de que su tiempo como guardias, permaneciendo en una ciudad pacífica sin mucha acción, los tendría algo oxidados.

A pesar de esto, el médico no se arriesgó y, al ver caer la naginata a sus pies luego de la caída del guardia con quien se enfrentaba, tomó inmediatamente el arma en el suelo y saltó hacia atrás, clavando la hoja en el suelo a su lado al momento de aterrizar. Juntó entonces sus manos en tres sellos Jabalí → Buey → Rata y extendió sus manos hacia adelante, lanzando varias descargas eléctricas hacia los guardias, buscando que el guardia más cercano a él, que trataba de levantarse, volviera a caer cerca a su compañero, haciéndolos vulnerables al tiempo al ataque del marionetista.


- PV:

85/110


- CK:

74/110

-12


- Daño provocado: 20 PV
- Acciones ocultas:


- Fuerza: 20
- Resistencia: 20
- Aguante: 20
- Agilidad: 20
- Destreza: 20
- Poder: 30
- Inteligencia: 30
- Carisma: 20
- Voluntad: 20
- Percepción: 20


-Bandana ninja (en la frente)
-Kit médico
-Kodachi (en el cinto)
-Portaobjetos básico (4/10):
-2 Kunai
-2 Kemuridama


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La comitiva del Uzukage avanzó sin apenas encontrar oposición. Como mucho, un par de burócratas del edificio indignados. A esos se les pasaba rápido la indignación cuando veían el despliegue de armas que se les ceñía encima. Muchos de ellos mantenían la mirada unos segundos en Hanabi, asustados, pero había otros que se fijaban también en los demás, sobretodo en Eri, Reiji y Datsue. No en vano todos habían participado en el Torneo de los Dojos, donde algunos de estos trabajadores habían estado presentes.

A todos ellos Hanabi les ordenaba apartarse y a los que no salían corriendo les explicaba con tranquilidad lo que había ocurrido. Algunos de ellos exigían pruebas. "Las tendrán", era todo lo que Hanabi decía. De cualquier forma, ¿qué alternativa tenían estos funcionarios?

Ante todo, cabía una reflexión. ¿Cuántos de estos funcionarios serían, simplemente, sabandijas intentando salvar su pellejo, pero afines al legado de Zoku? ¿A cuánta gente habría que depurar?

¿Sería la democracia la verdadera respuesta a estos problemas?

«Uchiha Zaide también era un demócrata», pensó, triste, el Uzukage.

Hanabi frenó en seco y extendió a ambos lados sus brazos. Se oía jaleo, gritos. Voces que clamaban "¡traidores, traidores!". Armas. Algo se acercaba. Algo grande.

Y tan grande.


¡¡BAAUUUUMMMM!!



La pared de uno de los pasillos estalló en mil pedazos. Cuatro guardias armados hasta los dientes salieron despedidos y chocaron contra la otra pared, quedando completamente inconscientes. La sombra hinchada de un enorme puño asomó por el boquete. Y Hitochi, temblando como un flan, se agarró al brazo de Datsue como si el Uchiha fuese su madre.

¡Traidores! ¿¡Quién más quiere apoyar a un discípulo de Zoku como Shiden, eh!? ¡Venga, valientes! —Akimichi Katsudon apareció de un salto como una mole dispuesta a arrollar con todo lo que se encontraba a su paso. Los miró un instante, con los ojos llenos de rabia, y comenzó a cargar contra ellos. Pero no tardó en darse cuenta de a quién tenía delante y la carga se convirtió en un abrazo del oso grupal—. ¡¡HANABIIIII!! ¡¡CHICOS!! ¡CREÍA QUE OS ESTARÍAN ATACANDO!

¡¡AHHHHHH POR FAVOR NO ME MATES, ESTOY CON VOSOTROS, AAAGHHH!!

Don... por... fav... agh. —Si Katsudon no tenía cuidado, los frágiles huesos de Hanabi estallarían en mil pedazos. Finalmente el hombretón les soltó, y el Uzukage tuvo que encorvarse para tomar aliento—. Don... La megafonía. Busquemos la sala de comunicaciones.

Si me lo permiten, yo sé dónde está...

¿Y este? ¡¡Otro lacayo de Shiden!!

QUE NO, QUE NO. ¡Soy Hitochi! ¡Hitochi! ¿¡No me recuerdas, Katsudon!? ¡¡Por favor!!

Ah, coño, sí, sí. No, este no puede... vale. Perdona, ¿eh?


· · ·


Mientras tanto, los genin dominaban la situación contra los guardias allá fuera, pese a que al principio su confianza les hubiera traicionado. Lo cierto es que estaban logrando un muy competente trabajo en equipo. Cuando la atención de los guardias estaba ahora en el ninja del tejado y su extraña marioneta, el otro les propinaba, a ambos, una descarga eléctrica. El que estaba en el suelo no pudo levantarse y el otro terminó por caer encima de su compañero. Ambos fueron envueltos en una nube tóxica.

- Guardia 1:

15/80

(-20) (-5/30 por veneno)
- Guardia 2:

55/80

(-20) (-5/30 por veneno)


¡Me pasaré el sábado!
[Imagen: MsR3sea.png]

Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es

Responder
Su marcha a penas fue interrumpida. Varias personas parecieron diferir ante el asunto, pero pronto se vieron con la boca cerrada al encontrarse con el Uzukage y su comitiva. Eri lo prefería así, sin derramamientos de sangre innecesarios.

De pronto, Hanabi paró, haciendo que la cola de personas a su espalda cesasen su andar para escuchar como, a lo lejos, se escuchaban gritos, seguidos de algo que se acercaba y que, pronto, pareció verse cerca de allí.

Lo suficientemente cerca como...

¡AAAAAAAAAAAAH! —chilló Eri, intentándose apartar del inminente destrozo de pared que logró ver quién se encontraba detrás de eso.

Allí se encontraba, ni más ni menos que Akimichi Katsudon. Éste pareció cambiar su rostro malhumorado por uno de pura felicidad al ver a Hanabi santo y salvo junto con su séquito detrás, a quienes apresó con un abrazo que les dejó seguramente sin aliento.

Al menos a ella.

Me... a...hogo.... —alcanzó a decir antes de que Hanabi pidiera que les soltasen como buenamente pudo.

Don... La megafonía. Busquemos la sala de comunicaciones.

Eri comprendió de inmediato qué quería hacer Hanabi allí, pero pronto se volvió a asustar por la reacción de Katsudon sobre el shinobi que los acompañaba. ¡Ese hombre era demasiado entusiasta!

Ahora tendrían que llegar hasta la sala de comunicaciones.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Responder
La descripción más gráfica que se le vino a la mente a Datsue al verlo fue la de un ariete impulsado por cien shinobis y kunoichis que echó abajo un murete y los guardias que lo custodiaban. Sintió el abrazo, tenso —él también se había puesto alerta en un instinto de supervivencia— de Hitoshi, pero Datsue relajó la postura cuando se dio cuenta de que se trataba de Katsudon. Ahora, al pensarlo, creyó que había acertado bastante con el símil: nada recordaba más a un ariete que la figura de Katsudon.

¡Ay! Pero… qué… bestia… —farfulló, tratando de coger aire como un pez fuera del agua.

Por suerte, el abrazo duró solo unos instantes más. Datsue recobró la compostura y el aliento, y tras un breve instante en el que se permitió alegrarse de que su compatriota hubiese llegado hasta ellos sano y a salvo, desvió la mirada hacia Hitoshi.

Guíanos, pues.

Porque parecía que ninguno de sus compañeros sabía dónde se encontraba la sala de comunicaciones.
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Responder
Pese a que al comienzo del combate la situación no parecía favorable para los shinobi en muy poco habían conseguido darle la vuelta a la tortilla. Sin perder tiempo el kazejin dirigió con sus hilos a Mono hasta el guardia al que el médico había despojado de su naginata. La marioneta desplegó sus tentáculos y, como si de una peonza se tratara, comenzó a girar sobre sí mismo para impactar sobre el guardia con dos latigazos en su espalda.

Entonces alejó al títere de sus rivales unos cinco metros y apuntó a los guardias con las puntas de kunai que asomaban del extremo de sus apéndices.

¡Rendíos de una vez! Idos a vuestras casas con vuestras familias, de verdad que no tenemos ningún interés de haceros daño.

Les estaban haciendo frente, si, pero en un golpe de Estado lo mejor era provocar las menos bajas posibles para que la población no se pusiera en tu contra. Además, el genin estaba deseando salir de esa calle para dirigirse al Palacio del Daimyō, Katsudon parecía dirigirse hacia allí y seguramente fuera el sitio en el que más necesitaran fuerzas para poner todo bajo control.


- PV:

125/140


- CK:

96/150

+5
Regeneración dividida


- Daño provocado: 32PV al Guardia 2
- Acciones ocultas:


- Fuerza: 20
- Resistencia: 20
- Aguante: 40
- Agilidad: 20
- Destreza: 40
- Poder: 40
- Inteligencia: 40
- Carisma: 20
- Voluntad: 30
- Percepción: 20


- Bandana (en la frente)
- Portaobjetos básico (en la parte delantera izquierda del cinturón) [4/10]
  • Pergamino Pequeño
  • Kunai x2
  • Veneno común
- Marioneta Básica




PV:

40/40



Accesorios:
-Cuchillas Acoplables x2 [8 PV/corte, 12 PV/penetración]
-Bola de Veneno Marionetista [5 PV/6 turnos, 6m largo/3m ancho]
-Kōgeki Shokushu [8PV/corte superficial, 12PV/corte, 16PV/golpe, 18PV/penetración, inmoviliza durante un turno]
[Imagen: giphy.gif]

Hablar - «Pensar» - Narrar
burlywood

¡Muchas gracias a Ayame por el avatar!
Responder
Por un lado, me molestaban esas miradas, sabía por que miraban así, no en vano me habia ganado un apodo durante el torneo de los dojos, y encima, caminaba con la espada desenvainada. Por otro lado, bueno, el temor hacia que la comitiva tuviera menos problemas y aquellas personas prefirieran evitar el enfrentamiento, así que dentro de lo malo...

De repente, Hanbi frenó en seco a todo el grupo. Me preparé para lo peor justo antes de que una de las paredes estallara en mil pedazos. Unos guardias volaron y, al estamparse contra otra pared, quedaron inconscientes. No tardé en reconocer ese enorme brazo, y mucho menos en reconcoer la voz que lo acompañaba.

¡Katsudon¡ —Dije alegre, como pude, mientras nos apretaba a todo el grupo entre sus brazos.

No duro mucho el abrazo, y enseguida Hanabi indico que habia que retomar la marcha. No habia problema, seguiria cubriendo la retaguardia del grupo, atento a los guardias, u otros ninjas, que pudieran intentar atacarnos por la espalda. Pero también me acerqué a Katsudon para charlar.

Oye, si tu y Hanabi estáis aquí... ¿Quien esta cuidando de Uzushio? ¿Habeis dejado a Gyūki de Bijuukage de emergencia?
[Imagen: ksQJqx9.png]
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El grupo escolta del Uzukage se encaminó a toda prisa a la sala de comunicaciones de Palacio. Entretanto, Katsudon conversaba animadamente con Reiji.

Chae y Raimyogan están al frente —rio Katsudon—. A Gyūki hace tiempo que no lo veo. Y menos mal. —El hombretón apartó la mirada, azorado—. No me mires así, no me acostumbro.

¿Bijūkage...?

Tranquilo, Hitochi. Ya te explicaremos si algún día vuelves a Uzushiogakure.

Hitochi tuvo un mal presentimiento. Tragó saliva y se adelantó, conduciendo al grupo a su destino.


· · ·


Sin embargo, los guardias no pretendían obedecer las órdenes de un genin rebelde. Se levantaron, aunque algo afectados por el veneno, y escaparon del alcance de la nube. Cuchichearon entre ellos por un momento. Cuando estaban a punto de moverse, la voz de Hanabi sonó como un trueno, envolviendo a toda Yamiria.

«Ciudadanos y fuerzas del orden de Yamiria. Al habla Sarutobi Hanabi. Esto es una emergencia. Repito: es un mensaje importante.»

«Antes de la muerte de Uzumaki Rasen, nuestro Señor me entregó unos documentos que probaban que su hijo, Shiden, pretendía matarle.»

Los guardias se miraron, confundidos.

«Rasen también me comunicó la más que probable intención de Shiden de apartarme de mi puesto como Uzukage. Para entregárselo a shinobi leales a Uzumaki Zoku. En realidad, Uzumaki Zoku y Shiden estuvieron compinchados durante mucho tiempo.»

Uno de los guardias cayó al suelo, tosiendo. El otro, preocupado, soltó el arma. Se acuclilló junto a él. Gritaba algo, pero Takumi no logró escucharle. El compañero de Takumi parecía completamente en shock.

«Como saben todos ustedes, Uzumaki Zoku pretendía utilizar el poder de los bijū como arma para conseguir la supremacía de nuestro país. Un error que cometieron las Cinco Grandes en su día. Ya sabemos todos a dónde lleva eso. Está escrito en la historia. Todo esto amenazaba el trabajo del gran Shiomaru. Amenazaba la Paz de Shiona. No podía dejarlo así. No podía.»

«Uzumaki Shiden ha muerto. A los guardias de la ciudad: no opongáis resistencia. Repito: no opongáis resistencia.»

El guardia más grave tosió sangre y cayó al suelo. Su amigo y compañero rompió a llorar.

«Antes de morir, Uzumaki Rasen me legó dos últimas tareas, y hoy aquí he cumplido la primera: la muerte del traidor. Ayudadme a cumplir la segunda: el establecimiento de una República Parlamentaria en nuestro gran país.»

«Mañana por la mañana me retiraré. Mis shinobi mantendrán el orden hasta que el Consejo de Sabios Uzumaki, conocido por todos ustedes, se asiente en Yamiria. Como hicieron aconsejando a Rasen durante muchos años, estos ancianos gobernarán con buen criterio la administración central del país hasta no más de lo necesario para organizar unas elecciones libres y justas. Cualquier ciudadano del país podrá presentarse a parlamentario, y el parlamento votará un Presidente. Quedan excluídos los shinobi, que como siempre, permanecerán al servicio de la Espiral. Al servicio del Parlamento. Al servicio del pueblo.»


· · ·


Hanabi soltó el botón rojo y suspiró. Se dio la vuelta en la silla.

¿Creéis que debería decir algo más...?

Pues... —Katsudon se rascó la cabeza, y se señaló al cinturón. Allí sujetaba tres pergaminos—. ¿Qué hacemos con esto? ¿Se lo enseñamos a todos y cada uno de los habitantes?

Hanabi negó con la cabeza, y rio.

Son un seguro contra funcionarios desconfiados. Pero... creo que si dedicamos las palabras adecuadas...

»La gente quiere paz, Katsudon. La gente adoraba a Rasen. Creo que no es muy difícil darse cuenta de que quien seguía a Shiden solo por la jerarquía va a seguir a cualquiera que ocupe el vacío de poder. Y si alguien quiere ocuparlo a la fuerza, ese alguien es...

Un traidor.

Hanabi clavó la vista en el suelo.

O una traidora.

¿Qué?

Nada, Don. Hablaremos en la villa.


Libres. Me pasaré el jueves si nada me lo impide.
[Imagen: MsR3sea.png]

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Apresuraron su marcha mientras Katsudon ponía al día al Uzukage. Eri se mantenía callada, andando tras de ellos con un oído puesto en la conversación. Pese a ser solo la escolta del Uzukage no podía evitar llevarse de vez en cuando por los placeres de escuchar una conversación ajena.

Era cotilla de nacimiento.

No se acostumbraba a que hablaran del bijū que habitaba en su costa, pero ahí tampoco mencionó nada. Solo miró de reojo a Reiji, el cual parecía conocerlo pero al que no había preguntado todavía.

Pronto llegaron al lugar donde pretendían dar todas las noticias. Se quedó tras de Hanabi mientras éste comunicaba todo aquello que tenía para hacer entrar en razón a aquellos que se oponían, y, claro, para informar a otros tantos que desconocían la situación.

«Mensaje importante... Muerte de Uzumaki Rasen, Shiden... Compinchado con Zoku... Amenazaban la Paz de Shiona... Normal que haya muerto, la verdad.»

Con dos propósitos a la vista y uno de ellos cumplido, solo faltaba uno, el más importante se atrevería a decir: establecer la República Parlamentaria en su país.

Sería el Consejo de Sabios Uzumaki quienes tomarían el relevo en Yamiria, luego se elegirá un Presidente.

«Dudo mucho que sea tan fácil... Pero es lo que debemos esperar.»

Hanabi terminó, se giró y preguntó sobre algo más. Luego sucedió algo que hizo que ambas pelirrojas cejas de la chica se alzaran. Traidora. La compañera de Hanabi se había librado. ¿Acaso vendría a por...?

Se llevó una mano al pecho. No sabiendo por qué esperar en esa situación.
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—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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Datsue llegó a soltar una carcajada, al igual que Katsudon, cuando Reiji preguntó si habían dejado a Gyūki de Bijūkage. Un buen chiste después de tantos momentos de tensión nunca estaba de más. Porque era una broma, ¿verdad? Realmente no podía considerar la locura de dejar a Gyūki a cargo de la villa. «Con este chico nunca se sabe…»

Fuese como fuese, Chae y Raimyogan estaban al frente. Pese a que Datsue solo los había visto en contadas ocasiones —los había conocido el día en que mató a Uzumaki Zoku—, sabía que estaban más que preparados para semejante responsabilidad. Después de todo, al menos uno de ellos había aprendido de la mejor.

¿Estaría orgullosa Shiona, allá en el cielo, de lo que acababan de perpetrar sus pupilos? ¿Hubiese dado su visto bueno al cómo lo hicieron? A decir verdad, Datsue no tenía ni la más remota idea. Tampoco es que la hubiese conocido tanto. Ella había abierto los brazos a su entrada en la villa, cuando no era más que un crío con ganas de hacer dinero. Había depositado su confianza en él, aún cuando no se la merecía. Solo por ello, y por el aura que transmitía, Datsue la idolatraba.

Así que, aún sin tener ninguna base sólida, le gustó pensar que sí. Que sonreía, desde lo más alto, por la nueva era que se avecinaba.

La República Parlamentaria de la Espiral. «Demonios, qué bien suena». Datsue hinchó el pecho, con orgullo. Se habían dado momentos de incertidumbre en aquella misión, pero ahora lo veía claro: aquel momento estaría escrito en los anales de la historia con tinta de oro. Ōnindo conocería una nueva forma de hacer política, de manejar un país, de vivir en sociedad. Era el principio del fin del sistema feudal, y había sido la Espiral, y ningún otro país o grupo terrorista, quien había dado el primer paso del cambio.

Y ellos estaban en el centro de todo aquello. No obstante, el ambiente se había enturbiado con la mención velada de Garadea. Datsue optó por romperlo.

Hostia, ¿¡entonces no puedo presentarme a presidente!? —preguntó, golpeando la palma de una mano con el puño de la otra, aparentemente decepcionado por la exclusión de los shinobis al parlamento. No tardó en reírse, sin embargo—. Es broma, es broma. Susano’o me libre de meterme en semejante fregado.
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¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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Todo había ido mejor de lo que se hubiera podido predecir cuando inició el combate con aquellos guardias. Sin embargo, su instinto médico compasivo evitó que pudiera continuar atacando a los guardias en el estado que se encontraban, así que decidió que dejaría al marionetista actuar y asintió cuando este sugirió una redición por parte de los guardias, quienes comenzaron a hablar entre ellos, pero se vieron interrumpidos por la voz imponente de Hanabi.

Hayato estaba en shock. Toda una trama de intrigas se había estado desenvolviendo y estuvo a punto de estallar una guerra mundial, y él solo se habría dado cuenta cuando todo hubiera empezado, pero el destino le había permitido aportar su microscópica ayuda a que todo aquel entramado se desenredara en algo más favorable. Por lo menos, Hanabi había podido evitar usar el poder de los biju.

El joven médico entonces vio como uno de los guardias cayó al suelo luego de toser sangre y su compañero lloraba junto a él. Hayato corrió hacia el guardia caído evitando la nube de veneno. Mientras tanto en su mente resonaban las palabras de Hanabi: República Parlamentaria... mantendrán el orden... Consejo de Sabios Uzumaki...

-¡Soy ninja médico!- Le gritó al compañero del guardia buscando con esto solicitar permiso para atender al hombre. ...estos ancianos gobernarán...

-Tienen que respirar aire fresco... los dos.- Le dijo al guardia acercándose con cautela. ...elecciones libres y justas...

-¡Takumi! ¿¡Tienes antídoto!?- Exclamó a su compañero mientras rebuscaba entre sus objetos personales algo que pudiera ayudar. ...excluídos los shinobi... permanecerán al servicio de la Espiral. Al servicio del Parlamento. Al servicio del pueblo... Se maldijo por aún no haber aprendido técnicas médicas más avanzadas.
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Cuando todo paso, y tras la broma de Datsue sobre su presidencia para romper el ambiente tenso que se habia formado, me acerqué a katsudon para susurrarle.

¿Crees que si hago un chiste sobre poner a Gyūki de Bijuupresidente a Hitochi le dara un ataque al corazón?

Casi se le sale el corazón por la boca cuando había mencionado lo del Bijuukage de emergencia. Había sido una broma, pero había que reconocer que si alguien en uzushio era fuerte, ese era Gyūki. Probablemente solo Hanabi tenia tanto poder como él, así que el bijuu perfectamente podia defender uzushio de cualquiera. Sin desmerecer, claro, el trabajo de Chae y Raimyogan, que por lo poco que les conocia, parecian tipos competentes.

Entonces... ¿Nos preparamos para volver a Uzushio?

Parecía que nuestra misión allí ya estaba cumplida. El antiguo señor feudal había caido a manos de Hanabi, ya había declarado la República y había contado todo a traves de la megafonía. De rodas formas, por lo que había dicho Hanabi, alguien tendria que quedarse para mantener el orden, pues había altas probabilidades que surgiera algún movimiento que juntase a los extremistas de shiden y zoku para intentar evitar las elecciones. Quizás hasta liderado por la mujer esta que había querido hacerse con el puesto de Uzukage a traves de Shiden.
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Al comienzo la pareja no parecía muy por la labor de querer rendirse pero entonces la voz del Uzukage resonó con fuerza y dejó a todo el mundo paralizado.

Shiden era un colaborador de Zoku, el traidor había muerto, la República Parlamentaria de la Espiral... La información fue toda una bomba y dejó impresionado para bien al marionetista; parecía que pese a ser un golpe de Estado en lo que estaban participando el fondo de la cuestión no era el beneficio personal de nadie, sino que atendía a los intereses del pueblo. Una sonrisa se dibujó en el rostro, confiar en Hanabi había sido todo un acierto. «República Parlamentaria... Me gusta como suena.»

Uno de los guardias calló al suelo tosiendo sangre y el otro rompió a llorar. Hayato entonces corrió hacia ellos avisando de que era médico e instándoles a apartarse del humo, lo cual no haría falta ya porque este se dispersó rápidamente del ambiente. El de gafas mientras cubría las espaldas a su compañero con la marioneta, siempre cabía la posibilidad de que continuaran la pelea por pura desesperación e impotencia ante lo que acababan de retransmitir en toda la capital.

¡Takumi! ¿¡Tienes antídoto!? —Parecía nervioso.

No. —Respondió con una apabullante calma. —Pero tranquilo, no es un veneno muy fuerte, sobrevivirá si descansa y le dan cama rápido. —Entonces miró fijamente al que aún seguía consciente. —Ya has oído a Hanabi-sama, no opongáis resistencia, idos a casa y os dejaremos marchar sin consecuencias.

El kazejin confiaba en que no les quedaran más fuerzas para luchar, ya habían perdido demasiado tiempo en esta pelea. Hoy en la Espiral soplaban vientos de cambio y no le apetecía que la recién nacida república comenzara con más muertos a sus espaldas de los necesarios.
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burlywood

¡Muchas gracias a Ayame por el avatar!
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Al principio, Hanabi se quedó mirando a Datsue, indignado. Katsudon también. Parecía que se había quedado con ambos. Cuando entendieron que era broma, ambos dejaron escapar un suspiro. Katsudon tampoco reaccionó a la broma de Reiji.

Chicos, la situación es muy seria —dijo Hanabi—. Por favor.

»No, Reiji, no podemos marcharnos ahora. Especialmente yo. Debo coordinar nuestras fuerzas y depurar cargos, especialmente en la guardia de la ciudad. Ahora más que nunca necesitamos hombres y mujeres de confianza a cargo de la seguridad. No podemos bajar la guardia.

»Cuando el consejo llegue, y las cosas se hayan calmado, necesitaré a alguien fuerte que se quede aquí montando guardia durante un tiempo, a cargo de las fuerzas de la ciudad. Había pensado en Datsue, pero creo que ambos sabemos que es alguien demasiado libre como para asentarse aquí. —Hanabi le dirigió una larga mirada—. Aunque le vendría bien tener experiencia de gestión, por lo que pueda pasar en el futuro.

Katsudon suspiró.

Siempre puedes contar conmigo, Hanabi —replicó Katsudon, tras un profundo suspiro—. Yo ya no estoy para viajar de un sitio a otro, y...

Tampoco hace falta estar anclado aquí, pero sí durante un tiempo. De hecho, creo que vas a estar destinado aquí tú también de vez en cuando. Pensándolo mejor, lo mejor será establecer turnos rotatorios entra Uzushio y Yamiria divididos entre guarniciones. Pero insisto en que a Datsue le vendría bien quedarse. De jefe del ejército de la ciudad.

No entiendo, ¿por qué tanta seguridad...?

Más tarde, viejo amigo.


· · ·


¿¡Después de envenenarnos, te acercas a preocuparte por nosotros!? —El soldado, que estaba llorando, derrotado física y anímicamente, escupió al suelo cerca del pie de Hayato, pero aún así le permitió acercarse. Miró al marionetista, que desde el principio se había mostrado arrogante, y le dedicó una mirada asesina—. ¡Cállate tú, hijo de puta! ¡Tú no eres Hanabi!

Ahh... ahh...

¡Yari! —El guardia se inclinó sobre su compañero, semiinconsciente—. ¡Yari, dime algo!

La gloria... la gloria de la Espiral... volverá... algún dí... a...

¡Malditos! ¡Está delirando! ¿¡Qué le habéis hecho!?
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Datsue tiró del cuello de su chaleco, dejando que pasase más el aire, ante la férrea mirada de Katsudon y Hanabi. «Si es que soy un bocazas, para qué diré nada».

La conversación rápidamente continuó, sin embargo, y Hanabi hizo hincapié en la importancia de quedarse allí. No era para menos, desde luego. Técnicamente, acababan de dar un golpe de estado e impuesto un sistema político que la Espiral no había tenido en todos sus siglos de existencia. Era una situación delicada y terriblemente frágil, en la que muchas cosas podían salir mal por el camino. Por no hablar de la difunta novia de Hanabi, que aparentemente había vuelto de entre los muertos. «Los uzujines que menos lo valen tienen esa extraña costumbre», pensó amargamente.

Hanabi le miró tendidamente y él trató de mantenerle la mirada. Datsue se imaginaba lo que estaba pensando el Uzukage. Que, nada más proponer su nombre, el Uchiha se estaba acordando de los festivales en el Jardín de los Cerezos, de las noches de juerga en las Costas del Remolino, de esa sensación de libertad que uno tiene al levantarse por la mañana y decidir qué va a ser del día. Nada de eso lo tendría anclado en Yamiria como jefe del ejército, y, ciertamente, eso era lo primero que se le había venido a la mente.

Pero, junto a eso, otros recuerdos vinieron a él. Las palabras de Shiomaru, el Shodai Uzukage, resonaron una vez más en su cabeza: «Que tu gusto por el oro nos traiga riqueza a todos. Que tus problemas sean los nuestros, y que los nuestros sean los tuyos. Siente el corazón de Uzushiogakure en el tuyo. Siento tu corazón. Ahora siento el tuyo. Y ahora… estaré en tu corazón. Larga vida a Uzushiogakure.»

Se había clavado una jodida espada en el pecho por Uzu. En comparación, vivir en Yamiria por un tiempo no debía doler tanto.

Lo haré —determinó, con voz rotunda. Su mirada, ya sin Sharingan, se detuvo primero en Katsudon; finalmente en Hanabi—. Me quedaré y me aseguraré de sofocar cualquier... eventualidad.
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



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