Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
8/11/2015, 16:25 (Última modificación: 8/11/2015, 17:00 por Uzumaki Eri.)
Bueno, pues como Yotita está muertecito, me toca a mí
A Eri le dio un vuelco el corazón cuando vio a dos cuerpos en el suelo sobre un charco de esa sustancia carmesí. Se llevó una mano a la boca, intentando sofocar un grito. El jardín de los Cerezos acababa de ser manchado con sangre de posibles residentes de la Villa Oculta del Remolino, y eso seguramente a la kage no le haría ninguna gracia. Se acercó apresuradamente para comprobar si algún ápice de vida quedaba en los cuerpos recostados en el suelo, sin embargo sus corazones no habían dejado de bombear gracias a las magulladuras y los golpes que se habían llevado. Se alejó a su posición anterior y giró la cabeza para encontrarse con Juro, al que le dedicó una mirada de auxilio. ¿Deberían encargarse o deberían dejarlos allí? Suspiró y se pasó la mano que tenía limpia de aquel líquido viscoso por la cara. Se acercó a los cuerpos y los arrastró hasta el árbol más cercano para tratarlos de inmediato, sin embargo cuando llegó al árbol, se encontró con otra cosa peor.
Su compañero de equipo estaba lleno de cortes, apoyado en el árbol con los ojos cerrados y una mueca de dolor en el rostro. Sin perder ni un segundo, comprobó su pulso y notó con alivio que Yota seguía con vida. Sin embargo, su deber como ninja médico se posó sobre sus hombros, y una lágrima de rabia surcó su ojo izquierdo. La joven de cabellos azules se arrodilló quedando a la altura del Kaguya y sacó su kit médico, curando y vendando la mayoría de los cortes visibles como podía. Miró a los otros dos cuerpos, llenos de golpes y magulladoras y sintió que Yota estaba peor parado que los otros dos, así que decidió llevarse a Yota al hospital y reportar allí el incidente para que médicos mejores cualificados ayudasen a curar a los otros dos.
-Juro... - Murmuró, con una voz lúgubre. -Voy al hospital a llevar a Yota - Siguió mientras se cargaba a su espalda el cuerpo de su compañero. Acababa de terminar su labor como médica como medianamente pudo hacerlo, pero tocaba la segunda parte, lograr sacar a su compañero con vida de ahí. - También reportaré lo de estos civiles - Ella se había encontrado con los dos cuerpos, aunque seguramente la preguntarían millones de cuestiones acerca del por qué un ninja de Uzushio se encontraba en tales condiciones como se encontraba Yota y por qué junto a él se encontraban dos chicos tan magullados, pero, ese era su deber, al fin y al cabo. -Tu... Busca al Uchiha, ¿vale? Kazuma estará al caer - Y con esto comenzó a correr hacia la salida del Jardín, rezando al primer dios que le escuchase que no se perdiese esa vez.
''¿Por qué siempre me tocará esta parte?'' Maldijo hacia sus adentros. Y solo pudo esperar que Nabi estuviese en mejores condiciones.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Juro siguió de cerca a Eri, sin percatarse de que Kazuma no los siguía. Se daría cuenta, claro, pero ya demasiado tarde. Ni podía volver a por él, ni podían quedarse esperando. Sobretodo porque Eri seguía corriendo como una loca sin pararse si quiera a ver el estado de su grupo.
Sin embargo, Juro se lo tomo en serio cuando vio que esta avanzaba con mayor rapidez. Casi le da algo cuando vio dos cuerpos tumbados, y al fondo, un tercero. Eri se arrodilló para ver el estado de esos dos desconocidos, hasta que se dió cuenta de algo. El tercer cuerpo era conocido.
Era Yota.
El chico se quedó de pie, sin saber que hacer, mientras Eri le daba los primeros auxilios. A estas alturas, ya había supuesto que era medico. Lo cargó y le informó de lo que pensaba hacer.
- Juro... Voy al hospital a llevar a Yota. También reportaré lo de estos civiles. Tu... Busca al Uchiha, ¿vale? Kazuma estará al caer
- Ten cuidado... - acertó a decir, aun en shock. Observó como la peliazul se largaba sin mediar más palabras. Quizá debería haberla seguido, pero quizá por la situación, quizá por lo que le dijo la propia Eri, no lo hizo.
Durante unos momentos, no supo que hacer. Yota había sido derrotado y estaba solo, como él ahora mismo. ¿Qué posibilidades tenía él entoncés? La situación era peligrosa, y no podía ir solo por ahi, ya no.
"Es ironico, al final nos hemos separado. Justo lo que querían..." - pensó, amargamente.
¿Habría más enemigos? ¿Donde estaba Nabi? Había tantos interrogantes. Eri le había encomendado encontrarlo, pero no tenía ninguna forma. Eligió la forma más segura, se colocó cercano a un árbol y se ocultó, tratando de ver si Kazuma iba detrás suyo, para reagruparse.
También se mantendría atento, para ver si escuchaba a alguien. Lanzarse a la nada teniendo en cuenta el peligro sería muy alocado. Esperaría un poco, hasta que llegase Kazuma, si es que llegaba...
La condición física del Ishimura le había fallado. Pues en su mente se suponía que alcanzar el trote de sus acompañantes sería algo sencillo. Sin embargo tanto Juro como Eri, le dejaron atrás con bastante facilidad. Tanta fue la separación, que al llegar al Jardín de los cerezos fue incapaz de divisar por donde se habían ido. Los jóvenes probablemente ya se hubieran dado cuenta de su ausencia, pero aun así y teniendo en cuenta la situación, era podo probable que se devolvieran a buscarlo.
«Bueno creo que es mejor de esta manera… Puedo pensar más claramente cuando no tengo que lidia con los trastornos de alguien otros… Pero me preocupa ese par, digo ambos tienen el sentido de orientación de una brújula de rota» —Pensaba en aquello mientras irónicamente tomaba el camino opuesto al que habían seguido Eri y Juro.
Luego de caminar por unos minutos un hedor bastante fuerte le hizo detenerse. Era bastante asqueroso pero al mismo tiempo muy familiar. Por supuesto que lo era, pues había pasado mucho tiempo cargando ese mismo olor cuando chico.
Localizar la fuente de aquel olor tan antinatural no fue difícil. Se trataba de un sujeto de aspecto mugriento y descuidado que se encontraba semioculto tras unos arbustos. Al principio se acerco pensando en que quizás pudiera estar herido o demasiado enfermo.
Mientras recortaba la distancia entre ambos, no pudo evitar el no hacer ruido alguno, pues el entrenamiento ninja incluía aprender a caminar silenciosos cual gatos si sus facultades se lo permitían. Ese mismo silencio le permitió distinguir lo que parecía el sonido de una palea bastante acalorada y unos gruñidos un poco familiares. En cuanto se encontró detrás de aquel hombre pudo ver lo que pasaba y la vez hacerse una idea de la situación. Se trataba de su compañero Uchiha, que en aquel momento se encontraba enfrascado en un intercambio de ataque con tres chicos más.
—¿Solo tres matones contra Nabi? Veo que estaban faltos de colaboradores, pero aun así yo hubiese mandado al menos cinco para cubrir su punto ciego—dijo con una voz fría y calmada.
Aquel ser mugriento dio un pequeño salto que denoto sorpresa. Lo cual era de esperarse pues el Ishimura le había hablado al oído. La reacción natural hubiera sido darse la vuelta y encarar al joven de piel morena, pero había dos cosas que se lo impidieron.
La primera fue una fuerte y dominante mano que aprisiono su hombro, mientras se aseguraba de mantenerlo agachado. La segunda fue el frio tacto del acero de un kunai que se había posado a un la de su cuello y que le advertía que no intentara forcejear.
—Estas en una situación bastante comprometedora, así que te recomiendo que pienses muy bien tus siguientes palabras y acciones —dijo con un tono perturbadoramente frio.
Ambos quedaban parcialmente ocultos por el arbusto. Sin embargo desde la posición de Nabi era imposible ver al malviviente pues tanta mugre, tierra y moho le hacían mimetizarse con los arbustos. Pero entre tantos verdes y marrones, era imposible ocultar aquella inconfundible mata de cabellos blancos y brillantes.
La pelea se estaba prolongando demasiado para el bien del rubio. Sí, la ira que irradiaban aquellos matones de poca monta habia sido agradecida en gran medida por Nabi. Sin embargo, habia olvidado la contraparte de esa ventaja, un hombre llevado por un sentimiento tan primario como ese se vuelven torpes pero son mucho más fuertes. Tal vez en otro contexto hubiera sabido aprovecharse mejor, pero joder como escocian esas putas heridas.
Pero un pinchazo de dolor ardiente le hizo llevarse la mano derecha al hombro izquierdo por puros reflejos, como si apretarlo le fuera a aliviar. Además, por si esa perdida de concentración no fuera suficiente, la pierna derecha le falló por el dolor. Así que de repente se encontraba arrodillado sobre su rodilla izquierda a merced de aquellos salvajes. Por suerte, el primer bastonazo que se llevo en las costillas le hizo reccionar. Se apartó todo lo que pudo y se puso en guardia para un proximo ataque.
Ellos tambien tenian sus quemaduras, pero eran tres y más descerebrados que él, una ventaja abismal en ese momento. Eso por no mencionar el apestoso. Solo podia esperar que hubiera huido, porque sino estaba jodido. Su única esperanza era quedarse a la defensiva hasta que llegara Yota.
¿Yota? ¿Estas ahí? Joder, contesta. ¡¿A quien coño se le ocurre apagar este cacharro?!
Tal vez y solo tal vez, no deberia haberse apresurado tanto y haber venido todos juntos. La vista se le empezaba a nublar cuando sus ojos se vieron obligados a recuperar su color normal. Los cuatro que estaban a la vista estaban en su limite, un solo golpe más y todo se decidiria. ¿Llegaria alguien a asegurar tal golpe?
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Eri cargaba a Yota concentrada solo en llevarlo a un lugar seguro, estaba tan pendiente de ver sus heridas que no se habia percatado de cierto aparato en la oreja del muchacho, probablemente iba a contactar con su aliado una vez finalizado su altercado. La peliazul tenia dicho aparato justo al lado de su oreja, pues la cabeza del shinobi estaba apoyada en su hombro.
¿Yota? ¿Estas ahí? Joder, contesta. ¡¿A quien coño bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
Eso es todo lo que llegaria a escuchar, pues iba a toda prisa y probablemente se estaba alejando demasiado para que la señal llegara. Aunque no lo escuchara directamente en su oreja, el timbre de aquella voz era inconfundible, aunque estaba debilitada y parecia desesperada...
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Juro esperó, pero nada pasó.
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El andrajoso maloliente villano acechaba desde la maleza, pero ¿a quien? ¿A Nabi? Para nada, ese niño ya estaba condenado, ya le habia inoculado su veneno personal y tenia a tres hombres con malas intenciones encima. Tarde o temprano sus heridas le impedirian moverse, a pesar de que no eran para nada serias. En cuanto a herida se refiere, claro. Lo peligroso estaba ya en su riego sanguineo.
Estaba acechando a sus compañeros, si alguno de ellos caia debia acabarlo. Por el bien de su jefe. Por el bien de su causa. Sin embargo, una voz tras de sí le sorprendió, pero no se movio por si aquella voz no le habia visto. Aquella posibilidad se vio anulada por el kunai que se habia asomado por su cuello y la mano que le habia posado en el hombro. ¿Quien coño era ese gennin y que demonios hacia alli? Se suponia que el rubio estaba solo, pero parecia que este segundo shinobi le conocia. Eso no era lo que le habian dicho. Chasqueó la lengua.
Venga, compañero, ¿no querras mancharte las manos de sangre de otro shinobi de tu villa? Oí ruidos de combate y me acerqué a ver qué pasaba. Baja el kunai y ayudemos a este tal Nabi. Parece estar en un apuro.
Kazuma no habia pensado que al acercarse tanto a él tambien se acercaba a la pestilencia. Su sorpresa fue mayuscula al darse cuenta que el olor no venia del cuerpo del hombre, a pesar del aspecto descuidado que llevaba, sino de su portaobjetos, donde llevaba el veneno que tenia Nabi en su interior ahora mismo, pero eso Kazuma, solo podria sospecharlo.
28/11/2015, 20:48 (Última modificación: 28/11/2015, 20:48 por Uzumaki Eri.)
Eri seguía con Yota a sus espaldas, escuchando un zumbido proveniente de Yota, ¿estaría consciente? Bajó la velocidad en cuanto escuchó la anomalía del cuerpo de su compañero, haciendo que casi el Sasagani saliese volando hacia delante.
-¿Yota? ¿Estas ahí? Joder, contesta ¡¿A quien coño bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
Abrió los ojos exageradamente al oír aquella voz que sin duda sabía quién era pues siempre había hecho mella en él. Se mordió el labio, asustada, e intentó pensar con rapidez.
''Vale, prioridades, ¡joder!'' Comenzó a desesperarse y a mirar por todos los lados. Luego intentó calmarse y tomar aire, pero un bicho pasó por allí y se metió en su garganta, haciendo que tosiese violentamente. Después de unos segundos, optó por apoyar a Yota en un árbol y sacar su comunicador, poniéndoselo en el oído.
Pero nada se escuchó.
-¡Nabi! ¿Nabi? ¿Puedes oírme? ¡Contéstame! - Preguntaba desesperadamente sin obtener respuesta y volviéndose a morder el labio inferior, tomó al rubio y lo llevó al hospital sin tardar más tiempo para poder volver con sus compañeros. Estaba asustada, la voz sonaba desesperada, y eso le provocaba escalofríos. ¿Nabi estaría bien? No tenía ni idea, y si no se aseguraba en poco tiempo seguramente su corazón decidiría salir de su pecho y poner rumbo al jardín de los Cerezos por si solo.
Entre suspiros, jadeos y malos pensamientos llegó al hospital y dejó a Yota con la recepcionista, sin parar si quiera a reportar lo que había ocurrido, volvió por el camino que había seguido. Con tan mala suerte que no llegó al Jardín de los Cerezos como ella había pensado. Maldita orientación, malditos machistas, malditos todos. Llevándose las manos a la cara y ahogando un sollozo, notó como el comunicador volvía a reaccionar poco a poco, y sintió como el alivio se apoderaba de su cuerpo.
-¿Nabi...? ¿Estás ahí? Por favor... Contéstame...
Antes de esperarse a recibir respuesta, decidió moverse por los alrededores. Muy lejos no debía de estar del Uchiha, o eso pensaba ella.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
"Creo que esperando no conseguiré nada..."- habían pasado unos minutos, quizá diez, y no había absolutamente nada. Tampoco se escuchaba nada. Era inquietamente tranquilo.
Juro decidió levantarse del sitio, con cuidado. A punto estuvo de chocarse contra el árbol que tenía en frente suyo, por ir en dirección recta, pero tomó la decisión de rodearlo a tiempo. Se vio así mismo en el suelo por unos segundos, cosas extrañas.
Con un suspiro de resignación, hizo lo único que podía hacer, empezar a caminar a lo loco, como seguramente los demás habían hecho. Estaba solo. Ni en un millón de años Eri le encontraría ahí a la vuelta, y tampoco podía volver a buscarla. Kazuma, quién siempre había presumido de tener un buen sentido de la orientación, tampoco aparecía. ¿Le habría pasado algo?
Tuvo el suficiente sentido común para no gritar en busca de sus compañeros, no después de lo que había visto. Así que caminó siguiendo el único sendero que veía, alerta por si veía algo.
Estando ahora más cerca del malviviente, se daba cuenta de que el olor que expedía no era el de la mugre. Ni siquiera era su cuerpo el que emitía ese aroma, era el porta objetos de aquel sujeto lo que le hacía llorar los ojos.
—Venga, compañero, ¿no querrás mancharte las manos de sangre de otro shinobi de tu villa? Oí ruidos de combate y me acerqué a ver qué pasaba. Baja el kunai y ayudemos a este tal Nabi. Parece estar en un apuro.
Aquellas palabras hicieron enojar de sobre manera al Ishimura.
Por lo general no era demasiado difícil de engañar, pero cuando se trataba de alguien sospechoso mostraba ser bastante inquisitivo. Además del hecho de haber escuchado frases similares cientos de veces. Era algo típico de los rufianes, negar unas tres veces cuando los pillaban. Además de que la táctica de rodearlo y que uno oculto de el golpe de gracia era algo bastante común, cosa que había aprendido por las malas.
—Venga, me parece bien unirnos a la fiesta —Y con su paciencia casi agotada, le propino al sujeto una patada que lo arrojaría rodando hasta quedar a las espaldas del Uchiha.
Habiendo llamado la atención de todos, salió de entre los arbustos.
—¿Que sucede Nabi? —Dijo dirigiéndose a su compañero—. Me sorprende que unos simples matones te den tantos problemas.
En cuanto dijo aquello uno de los sujetos dirigió con malas intenciones su mirada hacia él. En aquel momento el Ishimura piso fuertemente la espalda del malviviente dejándole clavado al suelo. Sin dudar le devolvió una mirada que rogaba para que le diera una razón por la cual desenvainar su espada.
—¿Sabes? Podría ayudarte con esto… Digo si quieres claro está. Quizás quieras sentarte un rato y dejarme el resto a mí —dijo con un tono bastante molesto y desafiante.
Y dejando su proposición el aire aguardo la respuesta de su compañero.
La temperatura corporal de Nabi no dejaba de subir sin entender de limites ni de nada en general, el rubio estaba dudando en como gastar sus ultimos esfuerzos antes de que su cuerpo le fallara, porque iba a fallarle en nada. Podia usar un katon más, no muy poderoso, pero si lograba acertar a los tres probablemente acabara con ellos antes de que ellos lo hicieran con él.
Sin embargo, su mentalidad cambió cuando se escuchó un sonido de arbustos moviendose y de uno de ellos apareció el sucio que habia huido. Y detras de él Kazuma, que parecia haberle forzado a aparecer. Iba a decirle que lo matara antes de que pudiera volver a esconderse, pero no tenia ninguna seguridad en que el peliblanco le hiciera caso sin chistar, preguntaria porqué y todo se podria torcer antes de que pudiera responderle.
Una respiración honda y con sus renovados ojos rojos desenvainó la espada despidiendo un fuerte destello potenciado con chakra para cegar al trio malvado, y antes de que el que estaba en el suelo pudiera reaccionar Nabi le habia clavado su Kodachi en el hombro derecho con tanta fuerza que lo habia atravesado clavando la katana en el suelo. Quedando ese brazo fuera de uso tenia que encargarse del otro, soltó la espada y agarró el brazo que no tenia clavado nada en el hombro, sin mucho esfuerzo y usando el peso de su cuerpo, se lo disloco.
Hecha su jugada, solo le quedaba a Kazuma acabar con los otros tres. Nabi por su parte se arrrastró hasta el arbol más cercano y se quedo apoyado, sin energias, sin decir nada. Antes de caer inconsciente escucharia una voz de alguien que no estaba allí.
¿Nabi...?
Y su conciencia voló.
Los otros tres tardaron más de lo habitual en recobrar el sentido de la vista, y cuando lo hicieron solo vieron a su objetivo fuera de combate y su compañero de malas acciones clavado en el suelo, literalmente. Miraron al peliblanco, estaba claro que habia sido él. Las conclusiones no eran su fuerte. Si Kazuma no tomaba cartas en el asunto, estos lo harian por él.
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El sendero por el que caminaba Juro le posicionó justo detras del trio malvado, con tan mala suerte, que justo cuando se asomó para ver que sucedia veria a Nabi potenciar un reflejo de su katana y le cegaria a él involuntariamente. Sin embargo, se recuperaria mucho antes que aquellos tres. El rubio se encontraba arrastrandose hasta un arbol cercano y los hombres a los que habia cegado no se habian percatado de la posición del tercer integrante del equipo shinobi.
Ahora se encaraban a Kazuma, ignorando completamente a Juro. ¿Haria algo por ayudarle o simplemente se quedaria parado sin saber qué coño estaba pasando?
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Eri se habia perdido. Ella lo sabia, yo lo sabia y todos lo sabemos. Pero ninguno lo aceptaba. Fuera hacia donde fuera la señal del aparato se debilitaba. ¿Como era eso posible? ¿Se habria roto durante la pelea de Yota? Cada vez estaba más perdida y más enojada con el mundo.
Pero TODAVIA HAY MÁS. Lejos de rendirse. Cierta persona se despertó de su pequeño letargo y partió hacia el Jardin de los Cerezos, encontrandose a una desorientada Eri, aprovechando su desconcierto se abalanzó sobre ella. En conclusión, la peliazul quedó aprisionada bajo el pesado cuerpo del baboso de la academia.
Chupame la oreja, Eri.
El chico estaba en las ultimas, sin embargo, parecia dispuesto a dar su vida por la simple acción de molestar a la tia más buena del mundo. O tal vez habia un motivo más profundo para sus acciones. O tal vez no.
6/12/2015, 20:42 (Última modificación: 6/12/2015, 20:44 por Uzumaki Eri.)
''Definitivamente, esto no puede estar pasando''
Pero sí, señores, ESTABA PASANDO. Después de no recibir contestación alguna por el dichoso aparato, y cabrearse por su sentido pésimo de la orientación, y por todo en general, notó como el subnormal de turno venía y la aplastaba con un cuerpo que podía pasar por tres o cuatro veces ella.
- Chupame la oreja, Eri
El jodido retrasado de la academia acababa de aparecer, hecho metafóricamente mierda y, a pesar de ello, era incluso capaz de haberse arrastrado hasta la posición en la que se encontraba la joven para aplastarla con su cuerpo y soltarla esa burrada. Eri bufó molesta bajo el peso del chico que ni si quiera tenía nombre para ella. Bufó por segunda vez, y al notar como aunque pasasen los segundos el tonto este no se apartaba, decidió dar por zanjado su propio día.
- ¿Sabes qué? Felicidades, has entrado en el Top Ten de retrasados a los que he reventado la boca - Con un tono peligrosamente dulce, la peliazul concentró chackra en su codo, asestándole un codazo en, como bien hemos dicho antes, su boca, haciendo que el mostrenco volase hacia la derecha. La joven kunoichi se puso de pie de un salto y se sacudió las manos, luego se acercó lentamente hasta el chico y le dio un puñetazo seco en el estómago.
Bufó por tercera vez, sacó el papelito que había creado todo ese revuelo, lo releyó con los ojos entornados para así romperlo en cachitos, tirándoselos en la cara al pervertido.
No se sintió culpable cuando lo vio medio muerto, aunque él no tenía toda la culpa. Pero estaba cansada y dolorida. Así que, encogiéndose de hombros, dio media vuelta, en sentido contrario al Jardín de los Cerezos y decidió lo que debería haber decidido en el Estadio horas antes: irse a casa. Pensándolo mejor, allí no la necesitaban, estaba el trío maravilla de Nabijuruma donde uno casi la destroza los tímpanos, el otro era un soso masoquista poseedor de un látigo que a saber qué hacia con él por las noches, y el otro... Simplemente se podrían haber ahorrado un montón de problemas si no se hubiera ido solo en unos primeros momentos, además, estaba cabreada con este último.
Gruñó al aire, y sin ningún tipo de remordimientos, se alejó del lugar.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Juro caminó y caminó, hasta escuchar algo. Ruidos, acción. Siguió su camino, sigilosamente, hasta llegar a rodear el lugar. Se atrevió a asomarse para ver lo que estaba pasando...
... Y ver a Nabi, con una katana, durante unos segundos. Luego, nada. Al parecer, le había cegado su propio compañero. A pesar de la sorpresa, hizo un esfuerzo más que notable para no gritar. Poco a poco, se recuperó, y vio que él no había sido el objetivo a priori de su compañero.
Vio como se arrastraba, moribundo, hacia un árbol. Mientras, otros tres bandidos - si, entre esos y los dos de yota, parecían ser una banda muy grande - se molestaban, cegados.
Juro se preparó para intervenir. Estaba claro que esos tipos habían pillado a Nabi por sorpresa y le habían vencido - aunque le costaba imaginarlo, si, estaba claro. Lo habían vencido con alguna clase de técnica extraña o algo- y que había llegado justo antes de que le remataran. Pero no hizo falta, no era el único que había llegado a tiempo.
Kazuma también estaba ahí, y también pensaba repartir. Los tres enemigos se giraron hacia él. Estaba claro que pensaban enfrentarlo en grupo. Cobardes.
"Si les pillo ahora, todo podría terminar..." - pensó, ausentemente.
Si, tenía que hacerlo. Se espabiló, viendo que sus compañeros peligraban. Aprovechando su posición privilegiada, trató de acercarse sin hacer ruido. Los tres no estaban muy separados, con un golpe acabaría todo. Afortundamente, el sitio no era muy grande, y solo necesitaba ocho metros, y no se encontraba a mucho más de cinco de ellos. Hurgó en su portaobjetos y sacó una pequeña bomba cilíndrica. Sin embargo, aun no era momento de usarla. Realizó una cadena de sellos desde su posición.
Una corriente de aire surgió casi al instante desde su misma frente, y atravesó el lugar, directa hacia los tres bandidos, que prácticamente acababan de recuperarse de la técnica, o estaban a punto. Juro esperó que aquella corriente silenciosa y veloz consiguiera atinarles antes de provocar una pelea mayor.
Pero no iba a dejarlo todo en manos de la suerte. Practicamente simultaneamente con la técnica (quizá unos segundos más tarde, lo más rapido que su pequeño cuerpo le permitió realizar el movimiento) cogió la bomba que guardaba a su lado, y la lanzó a un metro de distancia, hacia su derecha, entrando dentro del claro. Esta provocaría un sonido desgarrador, que obligaría a los presentes a taparse los oídos y dificultaría bastante su escape. Juro se taparía los oídos con anterioridad, nada más lanzarla, aunque aun sentiría levemente sus efectos.
En el momento en que la tiro Kazuma no parecía haberse movido, solo esperó que no cometiese la idiotez de lanzarse en banda a por los tres él solo. En cuanto sonase él también tendría que taparse los oídos, claro, pero así se aseguraba de que no salía herido. Todos se tendrían que mantener estáticos en su posición durante esos momentos, y facilitaría bastante la acción de la técnica, que abarcaba dos metros y medio de ancho - lo suficiente como para dar a los tres y excluir a su compañero. Al menos, eso esperaba.
Además, así se protegía de ataques sorpresa. Tenía que mantenerse alerta.
El Uchiha reacciono de una manera mucho más violenta de lo que se esperaba, pues sin que le temblara el pulso, tomo al malviviente y luego de clavarle un brazo al suelo con su arma, procedió a dislocarle el hombro. El sujeto había quedado convertido en un amasijo de dolor, por lo que era probable que se desmayara dentro de poco. Sin embargo el que perdió la conciencia fue Nabi. Por un instante el Ishimura pudo verlo mientras se arrimaba a un árbol cercano. Su expresión denotaba un cansancio fuera de lo normal.
«Esto es lo que pasa cuando era un cabezota y no escuchas a tus compañeros» —Pensó un poco molesto el ojos grises.
Kazuma se encontraba determinado a enfrentarse a los tres sujetos que ahora le tomaban como enemigo. Aunque su compañero había utilizado un destello cegador para detenerles, había servido solo para hacer tiempo mientras se acomodaba para descansar. Normalmente no habría tenido problemas en despachar a tres matones, pero si le habían causado tantos problemas a Nabi, tendría que andarse con cuidado.
—¡Vamos aquí los espero!… Muéstrenme que tantas agallas tienen —Exclamo en tono desafiante.
Pero no tuvo oportunidad alguna de combatir. Como si hubiera salido de la nada una fuerte ráfaga de aire golpeo lateralmente a los tres oponentes, arrastrándolos por el suelo y dejándolos fuera de combate. Pero aquello no fue todo, pues inmediatamente un sonido desgarrador cubrió el lugar. Haciendo que los que ya estaban el suelo se retorciera y que Kazuma se cubriera los oídos. Para cuando pudo apartar sus manos, ya no quedaba nadie para combatir. Solo un montón de gente tirada desmayada.
7/01/2016, 14:34 (Última modificación: 7/01/2016, 14:39 por Inuzuka Nabi.)
Aquellos bandidos eran poco más que gente normal. Digamos, que gente normal con armas de verdad. Así que el repetido golpeo de todo tipo de Ninjutsu Elemental les habia calado hondo en su aguante y resistencia. Los tres cayeron redondos cuando una rafaga de viento con una fuerza antinatural les golpeo por uno de sus flancos, un par se golpearon contra arboles y del golpe perdieron la conciencia, pero uno simplemente cayó de puro cansancio.
El que Nabi habia dejado clavado en el suelo con el hombro dislocado parecia el que tenia más espiritu, pues estaba golpeandose contra el suelo con toda la fuerza que le quedaba para volver a colocarse el hueso en su sitio, sin resultado. En apenas unos minutos, dos figuras aparecieron en el claro en el que se disponia una macabra escena de cuerpos tirados por todas partes y dos gennins de esa villa decidiendo qué hacer. Por el chaleco que llevaban debian ser Chunins o Jounins.
El más joven de los dos era rubio con un pelo desordenado con puntas para todos lados y ojos aguamarina. Llevaba una camisa de manga corta abierta por el pecho enseñando la malla metalica que llevaba debajo sin darle demasiada importancia, no tenia una constitucion marcada, pero su presencia parecia cargar el ambiente, a pesar de su vaga indumentaria y su actitud despreocupada, imponia por el aura de poder que desprendia. El otro parecia un sargento militar, el pelo cortado al uno y el semblante más serio que el de Shiori, que ya es decir. Sus ropas tampoco diferian mucho de su imagen militar, una chaqueta de manga larga con camuflaje de colores del bosque, de verdes a marrones. El primero hizo una reacción exageradamente comica al ver el montón de cuerpos por todas partes, mientras que el segundo viró su cabeza hasta encontrar con sus ojos a Juro y Kazuma, que ahora estaban juntos cerca de Nabi.
Con un par de zancadas se plantó ante ellos, y mirandolos a los dos, es decir, pasando la mirada del uno al otro constantemente, a tal velocidad que parecia que le iba a salir despedida la cabeza en cualquier momento les exigió respuestas.
¡VOSOTROS! Quiero vuestros nombres y los de vuestros amiguitos ahora mismo. ¿¡Quien demonios pensais que sois para iros peleandoos entre vosotros por toda la villa sin ton ni son!?. Ya hay un gennin en el hospital y el que teneis detras no parece mucho mejor.
El rubio aún tenia la mirada clavada en los bandidos inconscientes.
Por las pintas parecen de la banda de Bātosuwāru, pero normalmente no salen de los barrios bajos y menos para ir a por shinobis. ¿Qué les habeis hecho chicos?
¿Una banda de bandidos sin dos dedos de frente han salido de sus cloacas para atacaros? La única vez que hicieron algo así fue para saldar una deuda de juego hace años, ¿que habeis estado haciendo?
Esperaron a ver qué respondian los dos jovenzuelos. Mientras, el rubio se paseaba entre los cuerpos para comprobar que estaban fuera de combate. Con cuidado, le sacó la espada del hombro al maloliente, que habia caido desmayado o muerto por desangramiento poco antes de que aparecieran ellos, y la puso al lado del Uchiha tras examinarla con un extraño brillo en los ojos.
OFF
Mi post despues de este sera el último, así que no os preocupeis xD
La estrategia funciono perfectamente. Kazuma hizo exactamente lo que Juro pensó, en caso de estrategia numérica, se quedo quieto, para esperar a sus rivales, y estos cayeron frente a la combinación. No tuvo ni un solo remordimiento al ver sus cuerpos en el suelo, estaban vivos, no podían quejarse. Su compañero estaba peor.
Corrió rapidamente para ver como se encontraba Nabi, cruzándose con Kazuma, al que casi olvida por un momento.
- ¿Estas bien? - le preguntaría, rápidamente - Ayudame, tenemos que llevar a Nabi al hospital...
Ni si quiera tuvo tiempo de decirle que otro de sus compañeros estaba en la misma situación y de que Eri le había llevado al hospital. Dos hombres llegaron velozmente a la escena. Juro no se fijo mucho en su aspecto, pero estaba claro algo, eran superiores. Uno de ellos se acerco en un segundo a ambos, y empezó a gritarles.
¡VOSOTROS! Quiero vuestros nombres y los de vuestros amiguitos ahora mismo. ¿¡Quien demonios pensáis que sois para iros peleandoos entre vosotros por toda la villa sin ton ni son!?. Ya hay un gennin en el hospital y el que teneis detras no parece mucho mejor.
Otra vez, no tuvo tiempo ni de defenderse ante aquella grave acusación, cuando el otro - con más calma que el anterior - también dio su opinión del asunto.
Por las pintas parecen de la banda de Bātosuwāru, pero normalmente no salen de los barrios bajos y menos para ir a por shinobis. ¿Qué les habéis hecho chicos?
¿Una banda de bandidos sin dos dedos de frente han salido de sus cloacas para atacaros? La única vez que hicieron algo así fue para saldar una deuda de juego hace años, ¿que habeis estado haciendo?
Definitivamente, le caía mejor el segundo. Juro se fijo en los cuerpos, y vio el de su compañero. Pensó en todos los que habían perdido por el camino, y se armó de valor para hablar.
- Disculpenos, sentimos el desastre que ha ocurrido, pero ... Nosotros no les hemos hecho nada - Juro los trató con todo el respeto que pudo, después de todo eran superiores. Trató de hacer una pequeña reverencia, pero los nervios le jugaron una mala pasada, y no pudo moverse - Por favor, les ruego que nos dejéis contar nuestra historia, entonces lo entenderán...
Si no recibía queja alguna, se dispondría a contarla. Tenía que hacerlo rápido. No podía dejarse nada.
- Ayer, tanto yo como mis compañeros presentes, y algunos otros que no han podido llegar aquí, recibimos una nota, en la cual se nos citaba en el estadio de forma provocativa, individualmente - Juro sacó la nota del bolsillo, lentamente y teniendo cuidado de alejarla de su portaobjetos, para no provocar ningún movimiento sospechoso, y se la mostró - Allí nos reunimos todos, confusos. En ese momento, encontramos a un chico malherido, una nota humana. Después de llevarlo al hospital, esa nota nos condujo aquí. Al llegar, acabamos separándonos y nos cruzamos con estos tipos. Otro compañero nuestro fue herido en el camino, y llevado al hospital por otro.
» Lo que quiero decir es que ninguno hizo nada. Entramos buscando al culpable que hizo todo, y ellos nos atacaron. Tuvimos que acabar así para defendernos...
Juro tomó aire y se aclaró la garganta. No había titubeado, ni se había detenido. Su vida y la de sus compañeros podía estar en juego. Esperó no dejarse nada - y si lo hubiese hecho, que Kazuma lo completase - y que no se lo tomaran mal.
Luego de que le dejaran de doler los oídos, Kazuma se fijó en cómo Juro se dirigía hacia él. Aquello explicaba todo, pues tendría que haber sido él quien lanzó el ataque. Si bien resultó efectivo no dejó nada para el Ishimura, que durante un instante se preguntó qué harían con tantos cuerpos tirados por los alrededores.
«Bueno… Creo que la prioridad sería buscarle un médico a Nabi —pensó él—. Aunque solo quedamos nosotros tres, pero cuando empezamos éramos más. En realidad los otros tres no se veían muy capaces, por lo que es posible que acabaran con ellos»
Antes de poder formular algún plan, en la escena irrumpieron un par de shinobis. A simple vista se podía notar que eran de rango superior. Sin esperar nada, comenzaron a hacer preguntas, exigir respuestas y sacar conclusiones. Juro parecía bastante estresado, pues con un gran impulso de aire comenzó a narrarles una versión más u menos resumida de todo lo que había pasado.
«”Recibimos una nota, en la cual se nos citaba en el estadio de forma provocativa” —repitió mentalmente el Ishimura mientras trataba de contener una risilla—. Cielos… Eso sonó muy mal. Pareciera que nos fuéramos a reunir con una amante en el barrio rojo»
A primera vista. a Kazuma no le agradaron aquellos sujetos. Aunque con el desorden y el estruendo, era difícil que alguien no se acercara a averiguar qué sucedía. Posiblemente fuera que no se llevaba bien con la ley. Ya había tenido problemas anteriormente, con agentes del orden a los cuales les molestaba que les quitaran el trabajo con la acción de darles palizas a los maleantes.
«Demonios —chasqueo la lengua—. Naomi se va a enojar en serio si me meto en un problema de estos otra vez».
—Esto… Sé que esto se ve mal —dijo con toda la calma posible, refiriéndose al montón de cuerpos inertes—. La verdad es que no comprendo qué ha pasado, ni como llego a esto. Solo vine a buscar a mi compañero y me encontré con que lo estaban atacando, para cuando me di cuenta las cosas ya estaban así —aseguro él, tratando de parecer lo más desorientado e ignorante posible.
Los chunnin no pudieron hacer otra cosa que intentar entender lo que les estaba intentando contar Juro. Al final el muchacho habia empezado a sacar compañeros de donde le habia parecido cuando lo primero que les habian preguntado sus superiores eran sus nombres, pero tanto Kazuma como Juro parecian sudar olimpicamente.
Por suerte para ellos, Nabi habia recobrado la conciencia con los chillidos iniciales del chunnin sargentil. Tras el discurso soltado por Juro, el rubio se levantó. Cojeando de la pierna derecha y con la mano derecha en el hombro izquierdo se unió a sus dos compañeros.
Mi nombre es Uchiha Nabi, ellos son Eikyu Juro e Ishimura Kazuma. Somos genins del equipo bajo la supervisión de Kureji Shiori. Llegue solo al Jardin porque estos personajes nos amenazaron con herir a civiles si no veniamos. Me tendieron una emboscada, asumo toda la responsabilidad de lo que haya pasado.
Un pinchazo de dolor le recorrió toda la espalda, cayendo de rodillas al suelo si ninguno de sus compañeros lo sujetaba. Podia verse todo el esfuerzo que estaba haciendo por mantenerse consciente, su temperatura corporal seguia por las nubes y las gotas de sudor eran claramente visibles en su cara.
Habia otro muchacho que tambien fue rodeado, ha sido en el Jardin pero no sé en qué parte. Él esta bien, una Iryo-nin esta con él, pero por si quereis encerrar a los otros bandidos.
Las heridas de Nabi parecian haber empezado a infectarse a pesar de que eran relativamente recientes, por eso tenia la fiebre tan alta. El chunnin más informal pareció darse cuenta de esto.
Llevad al Uchiha al hospital y despues iros a casa. No creo que haya mayor problema. Ellos son reincidentes y vosotros genin, y ninguno esta muerto. De hecho, esta podria haber sido una futura misión para vosotros. En todo caso, no mencioneis lo que habeis visto a nadie. Tampoco queremos que se corra la voz de que hay genins pegandose con maleantes porque sí.
De todas formas, tened presente que puede que se os solicite dar un informe si la Uzukage lo cree necesario. Tengo vuestros nombres. Y hablaremos con vuestra sensei, eso por descontado.
Los tres muchachos no dudaron un instante en darse la vuelta e irse, entre los dos ayudaban a Nabi a seguir en pie. Y caminaron al alba sin mirar atras, porque eran palomas volando a ras de suelo y lo que dijeran los demas estaba de más.