9/04/2016, 20:28
Mientras la cúpula se derrumbaba dejando las puertas del infierno abiertas parecía que las cosas al fin se iban tranquilizando, por lo menos en cierto sentido. Eso si, lo de los genjutsus que mencionó Datsue no terminaba de creérselo por algún extraño motivo. - Ajá… - Contestó apenas al Uchiha despegando su atención de él pura y exclusivamente para comenzar a vigilar sus alrededores para evitarse sorpresas adicionales.
En eso una especie de onda expansiva se hizo presente alertando a la pelirroja que al girarse lo primero que vio fue una gema blanca haciendo prácticamente lo mismo que había dado inicio a todo esto. Lo malo es que la preciada gema que Ritsuko había tenido en su poder hasta entonces e incluso en su estómago de un fuerte tirón que la desestabilizó se libró del agarre para reunirse con su otra mitad y hacer básicamente lo mismo que la primera.
- Por dios… - Susurró para si misma pensando en la fuerza con la que la piedra se había escapado de su mano, si no la hubiese logrado vomitar seguramente le habría perforado el estómago. Pero venga, eso de las gemas era una sola cosa de las tantas que estaban ocurriendo, también aparecieron una parda de rubios dispersados por todo el círculo donde los genins estaban mientras otro rubio más comenzó a hablar destacando la inutileza de todos los allí presentes...
De todas formas ninguno de los allí presentes se atrevió a hacer nada contra esos rubios, después de todo ya habían dejado en claro que si querían los podían matar fácilmente y… Así como aparecieron se esfumaron dejando totalmente libres a todos. - Va… Tranqui la cosa… - Comentó con el mínimo interés posible mientras se rascaba un poco el vientre.
Así que sin nada para hacer allí, la pelirroja iba a devolverse a casa aunque su compañero pegó un grito que la dejó sorda. - ¡NO GRITES, CARAJO! - Le gritó en respuesta para luego tomarlo por el cuello del yukata y tratar de arrastrarlo. - Volvamos a la aldea… Además… Tenemos que hablar lo del equipo... - Conste, por una vez en su vida Ritsuko iba bien orientada como para volverse. Además, la chica no terminaba de sentirse cómoda tras ver la tan brillante actuación de Datsue en este lugar como para jugársela a una misión grande.
En eso una especie de onda expansiva se hizo presente alertando a la pelirroja que al girarse lo primero que vio fue una gema blanca haciendo prácticamente lo mismo que había dado inicio a todo esto. Lo malo es que la preciada gema que Ritsuko había tenido en su poder hasta entonces e incluso en su estómago de un fuerte tirón que la desestabilizó se libró del agarre para reunirse con su otra mitad y hacer básicamente lo mismo que la primera.
- Por dios… - Susurró para si misma pensando en la fuerza con la que la piedra se había escapado de su mano, si no la hubiese logrado vomitar seguramente le habría perforado el estómago. Pero venga, eso de las gemas era una sola cosa de las tantas que estaban ocurriendo, también aparecieron una parda de rubios dispersados por todo el círculo donde los genins estaban mientras otro rubio más comenzó a hablar destacando la inutileza de todos los allí presentes...
De todas formas ninguno de los allí presentes se atrevió a hacer nada contra esos rubios, después de todo ya habían dejado en claro que si querían los podían matar fácilmente y… Así como aparecieron se esfumaron dejando totalmente libres a todos. - Va… Tranqui la cosa… - Comentó con el mínimo interés posible mientras se rascaba un poco el vientre.
Así que sin nada para hacer allí, la pelirroja iba a devolverse a casa aunque su compañero pegó un grito que la dejó sorda. - ¡NO GRITES, CARAJO! - Le gritó en respuesta para luego tomarlo por el cuello del yukata y tratar de arrastrarlo. - Volvamos a la aldea… Además… Tenemos que hablar lo del equipo... - Conste, por una vez en su vida Ritsuko iba bien orientada como para volverse. Además, la chica no terminaba de sentirse cómoda tras ver la tan brillante actuación de Datsue en este lugar como para jugársela a una misión grande.