10/04/2016, 15:28
¿Es que alguien pensaba que tras el derrumbe todo se habría acabado?
¡Jah! Aficionados...
Si, la cúpula ya era historia y su gran mayoría se había deshecho en el subsuelo ígneo que había bajo nuestros pies y que se podía apreciar entre los boquetes que este había ido ocasionando en la superficie. Pero aún quedaba el postre por servir.
Me cercioré de que Mitsuki siguiera cerca mío para tenerla ubicada en todo momento cuando una nube de humo inundó la zona segura, provocando que todos tosiéramos irremediablemente.
Luego algo me agarró y tiro de mi con fuerza.
-¡Qué me dejes, coño!-
[i]Fue como un pensamiento en voz alta, me salió del alma. Tan solo quería irme de aquel puto infierno de una buena vez y olvidar todo lo que había sucedido durante aquella noche. Que por cierto, seguía lloviendo, ya lo creo que seguía lloviendo, de nuevo el elemento líquido seguía empapando mi ropa y descendiendo por esta.
Cuando me pude dar cuenta había un tipo, no espera ¿Cuantos habían? Creo que eran doce, todos rubios, con la misma cara y uno de ellos empezó a soltar bravuconadas haciendo que la vena del cuello se me hinchase como pocas veces lo había hecho.
-Ven aquí que te rebiento, cachomierda- pero el muy cobarde desapareció, él y sus clones o lo que fuera eso.
Esta vez, por cierto, si que nos había dejado solos y la gente empezaba a desfilar. Los primeros fueron el rubio, el del látigo y Eri. Fue el primero el que dio la ordenj con un simple Nos vamos., Kaido también había empezado a desfilar. Los dos de Taki hicieron lo propio, mientars el imbécil al que un día le iba a partir la cabeza empezaba a vociferar y la otra le agarraba del cuello, arrastrando de él. No pude evitar que se me escapase la risa por lo bajo. El peliblanco del katanazo ahora se encontraba encima de su montura, también se iba, no sin antes dejar embarrados a los 3 de Uzushiogakure citados anteriormente.
*Por lo que se ve la camaraderia abunda. Cada uno por su lado... Bien, pues hora de irse, Mitsuki. vas a tener que confiar en mí, nadie más va a ayudarte* me dije para mi mismo.
El cuerpo de la Hyuga estaba arrojado por el suelo. A ella también la habían cogido durante la humareda según parecía. Así que que me acerqué a ella, coloqué mis brazos bajo sus rodillas y su espalda y la levanté. Ya no quedaba nadie, tan solo el calvo de Amegakure.[/i]
-¡Buen viaje de vuelta, muchacho!-
Tras aquellas palabras de despedida buscaría un lugar seguro en el que refugiarnos antes de que la tormenta nos provocase una pulmonía. Cuando lo hiciese volveríamos a casa.
¡Jah! Aficionados...
Si, la cúpula ya era historia y su gran mayoría se había deshecho en el subsuelo ígneo que había bajo nuestros pies y que se podía apreciar entre los boquetes que este había ido ocasionando en la superficie. Pero aún quedaba el postre por servir.
Me cercioré de que Mitsuki siguiera cerca mío para tenerla ubicada en todo momento cuando una nube de humo inundó la zona segura, provocando que todos tosiéramos irremediablemente.
Luego algo me agarró y tiro de mi con fuerza.
-¡Qué me dejes, coño!-
[i]Fue como un pensamiento en voz alta, me salió del alma. Tan solo quería irme de aquel puto infierno de una buena vez y olvidar todo lo que había sucedido durante aquella noche. Que por cierto, seguía lloviendo, ya lo creo que seguía lloviendo, de nuevo el elemento líquido seguía empapando mi ropa y descendiendo por esta.
Cuando me pude dar cuenta había un tipo, no espera ¿Cuantos habían? Creo que eran doce, todos rubios, con la misma cara y uno de ellos empezó a soltar bravuconadas haciendo que la vena del cuello se me hinchase como pocas veces lo había hecho.
-Ven aquí que te rebiento, cachomierda- pero el muy cobarde desapareció, él y sus clones o lo que fuera eso.
Esta vez, por cierto, si que nos había dejado solos y la gente empezaba a desfilar. Los primeros fueron el rubio, el del látigo y Eri. Fue el primero el que dio la ordenj con un simple Nos vamos., Kaido también había empezado a desfilar. Los dos de Taki hicieron lo propio, mientars el imbécil al que un día le iba a partir la cabeza empezaba a vociferar y la otra le agarraba del cuello, arrastrando de él. No pude evitar que se me escapase la risa por lo bajo. El peliblanco del katanazo ahora se encontraba encima de su montura, también se iba, no sin antes dejar embarrados a los 3 de Uzushiogakure citados anteriormente.
*Por lo que se ve la camaraderia abunda. Cada uno por su lado... Bien, pues hora de irse, Mitsuki. vas a tener que confiar en mí, nadie más va a ayudarte* me dije para mi mismo.
El cuerpo de la Hyuga estaba arrojado por el suelo. A ella también la habían cogido durante la humareda según parecía. Así que que me acerqué a ella, coloqué mis brazos bajo sus rodillas y su espalda y la levanté. Ya no quedaba nadie, tan solo el calvo de Amegakure.[/i]
-¡Buen viaje de vuelta, muchacho!-
Tras aquellas palabras de despedida buscaría un lugar seguro en el que refugiarnos antes de que la tormenta nos provocase una pulmonía. Cuando lo hiciese volveríamos a casa.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa