1/07/2018, 14:14
Tras la breve pero intensa presentación del examen de Chunnin, todos los participantes se dirigieron a la Academia de las Olas. A la llegada les esperaba uno de los senseis de la villa. El hombre los llevó hasta una de las aulas que había sido acondicionada para la prueba escrita.
Al llegar al aula, otro hombre los esperaba en la puerta. Este era mucho más carismático que el guía. Llevaba el mismo chaleco de chunnin, con una camiseta oscura debajo y un pantalón oscuro. No parecía que tuviese cabello bajo el pañuelo carmesí con el que se cubría la cabeza. Su mirada era severa y penetrante, pero no amenazante. Sin embargo, todo eso eran minucias ante el detalle que más destacaba de su apariencia. Le faltaba un brazo, por ello, una de las mangas de su camiseta estaba anudada.
Les echó un vistazo por encima a los genins y empezó a hablar sin presentarse ni dar los buenos días.
— Cuando se os nombre entrad en el aula y sentaos en el pupitre con vuestro nombre. La prueba escrita empezará cuando todos los participantes estén dentro y yo dé por comenzada la prueba. Hasta entonces, girar la hoja del examen, suspenso, hablar con un compañero, suspenso, preguntar si se puede empezar, suspenso, y, por último, incluso habiendo empezado el examen, preguntar si se puede ir al baño, suspenso.
Hizo una breve pausa en la que observó las reacciones y apreciaciones de sus receptores.
— Bien, tendréis una hora desde que dé comienzo la prueba, escribir después de que haya dado por finalizado el examen, suspenso. La siguiente aclaración no creo que sea necesaria, pero ya nos ha pasado varias veces que algunos alumnos se piensan que copiar es parte de la prueba, así que lo aclararé, copiar igual a SUSPENSO.
Bien, empecemos.
En un instante y una breve cortina de humo, un papel apareció en su mano y el encargado empezó a nombrar uno a uno a los participantes.
Una vez entrasen en el aula y encontrasen su pupitre, verían que encima del mismo había un par de lapices y varios papeles, algunos en blanco y otros con enunciados, dados la vuelta para que no se pudiesen leer todavía.
La habitación estaba iluminada por unos ventanales enormes que ocupaban casi toda una pared que daba a un patio interior de la academia. Había varios arboles decorándolo e incluso un pequeño lago. Algunas ventanas estaban abiertas dejando entrar el cantar de los pájaros, dando una sensación muy anticlimatica para un examen de chunnin.
Tras unos segundos que parecieron años, el hombre entró en el aula, cerrando tras de sí.
— Podéis comenzar.
Al girar la hoja de los enunciados, se encontrarían con cinco preguntas perfectamente redactadas:
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