10/01/2016, 17:31
(Última modificación: 19/01/2016, 01:33 por Inuzuka Nabi.)
Debes conocer los origenes de tu sangre, el encuentro ha sido organizado, tanto tú como el otro venid solos. En los Templos Abandonados del País del Río, tan pronto como llegueis. Alli os espera la verdad.
Esta nota se coló por debajo de su puerta en plena noche. En un sobre cerrado con cera con un sello en forma de abanico tradicional de su clan. Al menos en esta no le insultaban. En menos de dos minutos, estaba preparado y saliendo por la puerta. Llovia, lo cual era extraño en Uzushiogakure. Era una tonteria. No podia desaparecer en plena noche sin dejar ni rastro de su paradero ni informar a nadie. Justo por detras suyo apareció su perro, como leyendo sus pensamientos.
El can se encontraria con su compañera peliazul por la mañana con un aviso de donde iba Nabi y que si lo iba a seguir no lo hiciera sola. Que informara a quien quisiera, los más fiables eran Kazuma y Juro. Para entonces, el rubio les habria cogido suficiente ventaja como para que si salian de la villa fuera para seguirle y no para traerle de vuelta.
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Llegó dias más tarde, casi dos semanas más tarde, en una noche tan lluviosa y oscura como la que habia salido de su villa. Habia tardado varios dias de más por su orientación, así que encontrar a alguno de sus compañeros de Uzu no seria una sorpresa. Sin embargo, lo único que se oia a su alrededor era la lluvia golpeando los edificios que ya de por si les costaba mantenerse en pie. Se cubrió en el primero que tuviera tejado y que pareciera que no se iba a caer en cualquier momento, tarde un buen rato en encontrar unos escombros con esas caracteristicas. Soltó la mochila en la que llevaba las provisiones y otras cosas de primera necesidad y se sentó, planteandose qué hacer ahora.
Antes de poder siquiera suspirar, su tunica de viaje se prendió fuego sola. Se levantó a la vez que se quitaba la prenda. La tiro al suelo y unos segundos despues ya no habia ni el menor rastro de ella, lo único que quedo en el seco suelo lleno de todo tipo de vegetación fue el maldito sobre, que parecia ser el origen del fuego. De nuevo, el fuego consumió el papel y dejo el sello, con el simbolo Uchiha mirando hacia el cielo. Como si no fuera a acabar nunca, otro fuego surgió, esta vez del interior del sello de cera, dibujando el simbolo de su clan en el suelo iluminando toda la estancia y volviendose más brillante por momentos.
De repente, el fuego desapareció. En el suelo, una pequeña joya de color rojo brillante. Necesitó un momento para que su vision volviera a acostumbrarse a la oscuridad. Se acercó. Cogió aquel pequeño rubi semitransparente, que parecia ser la mitad de una joya más grande, y pudo reconocer un breve brillo interior, algo en su cabeza le hizo moverse hacia atras y el breve reapareció con un brillo más fuerte, aún así era extremadamente debil. Reaccionó al instante. Salió a toda prisa, de tejado en tejado, en aquella dirección y el brillo creció exponencialmente. Se guardó la piedra y activó el sharingan, atento a quien pudiera aparecer ante él.
Esta nota se coló por debajo de su puerta en plena noche. En un sobre cerrado con cera con un sello en forma de abanico tradicional de su clan. Al menos en esta no le insultaban. En menos de dos minutos, estaba preparado y saliendo por la puerta. Llovia, lo cual era extraño en Uzushiogakure. Era una tonteria. No podia desaparecer en plena noche sin dejar ni rastro de su paradero ni informar a nadie. Justo por detras suyo apareció su perro, como leyendo sus pensamientos.
El can se encontraria con su compañera peliazul por la mañana con un aviso de donde iba Nabi y que si lo iba a seguir no lo hiciera sola. Que informara a quien quisiera, los más fiables eran Kazuma y Juro. Para entonces, el rubio les habria cogido suficiente ventaja como para que si salian de la villa fuera para seguirle y no para traerle de vuelta.
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Llegó dias más tarde, casi dos semanas más tarde, en una noche tan lluviosa y oscura como la que habia salido de su villa. Habia tardado varios dias de más por su orientación, así que encontrar a alguno de sus compañeros de Uzu no seria una sorpresa. Sin embargo, lo único que se oia a su alrededor era la lluvia golpeando los edificios que ya de por si les costaba mantenerse en pie. Se cubrió en el primero que tuviera tejado y que pareciera que no se iba a caer en cualquier momento, tarde un buen rato en encontrar unos escombros con esas caracteristicas. Soltó la mochila en la que llevaba las provisiones y otras cosas de primera necesidad y se sentó, planteandose qué hacer ahora.
Antes de poder siquiera suspirar, su tunica de viaje se prendió fuego sola. Se levantó a la vez que se quitaba la prenda. La tiro al suelo y unos segundos despues ya no habia ni el menor rastro de ella, lo único que quedo en el seco suelo lleno de todo tipo de vegetación fue el maldito sobre, que parecia ser el origen del fuego. De nuevo, el fuego consumió el papel y dejo el sello, con el simbolo Uchiha mirando hacia el cielo. Como si no fuera a acabar nunca, otro fuego surgió, esta vez del interior del sello de cera, dibujando el simbolo de su clan en el suelo iluminando toda la estancia y volviendose más brillante por momentos.
De repente, el fuego desapareció. En el suelo, una pequeña joya de color rojo brillante. Necesitó un momento para que su vision volviera a acostumbrarse a la oscuridad. Se acercó. Cogió aquel pequeño rubi semitransparente, que parecia ser la mitad de una joya más grande, y pudo reconocer un breve brillo interior, algo en su cabeza le hizo moverse hacia atras y el breve reapareció con un brillo más fuerte, aún así era extremadamente debil. Reaccionó al instante. Salió a toda prisa, de tejado en tejado, en aquella dirección y el brillo creció exponencialmente. Se guardó la piedra y activó el sharingan, atento a quien pudiera aparecer ante él.
—Nabi—